Crónicas de Praga

Como ya hiciera en su momento con Venecia, toca saturar un poquito el blog con mis experiencias allá en la República Checa y, para empezar, voy a volver a hacer un top ten de cosas características.

1.- El frío (¡y la nieve!)

Esto puede sonar muy de #CaptainObvious pero en Praga hace un frío considerable, sobre todo si comparamos con la temperatura que hacía en Barcelona antes de que me marchara. Pasé de ir en tirantes por la calle y sudando a llevar tres capas de abrigo y morirme de frío a pesar de todo. De hecho, hacía tanto TANTO frío que casi todos los días acabábamos por volver al apartamento antes de tiempo solo para estar en un sitio con calefacción ^^u

*o*

2.- Los souvenirs forasteros

Por algún extraño motivo que aun no acierto a comprender, las típicas tiendas de souvenirs que se reproducen como setas en cualquier ciudad turística que se precie, en Praga estaban llenitas a rebosar de a) máscaras venecianas y b) muñequitas rusas. No sé qué trauma tendrá esta gente para ir robando iconos a otros países... Sobre todo porque lo típico de Praga son las marionetas, que también había muchas por cierto.

De verdad que era muy WTF

3.- Las catedrales

Después de haber estado en 7 países europeos distintos doy fe de que tenemos la religión tremendamente arraigada en la cultura y el patrimonio cultural y es que si vas de viaje, es inevitable que acabes visitando varias iglesias y catedrales allá por donde pasas. Sin necesidad de irse a Italia. Lo curioso es que casi 2/3 de la población checa se declara como atea o agnóstica.

4.- Las coronas checas

En mi ignorancia y desconocimiento del tema yo estaba convencida de que en la República Checa usaban euros pero no! Tienen su moneda propia: las coronas checas. Un euro equivale (aproximadamente) a 25 coronas por lo que cada vez que veía algo susceptible de ser comprado (o sea, muchas veces) me costaba un poco realizar el veredicto de si era caro o no ^^u Y, por supuesto, el centro y los sitios turísticos estaban LLENOS de sitios de cambio y de "vendedores" que te acosaban en cuanto te identificaban como guiri para que cambiaras tus euros allí a unas tasas muy poco favorables.

5.- Los adoquines
Yo pensaba que después de Roma mis pies nunca volverían a sufrir tanto... pero subestimé Praga y sus sempiternos adoquines que, con los pies fríos y entumecidos, son aun peores. Qué pesadilla D= Si pensáis ir más os vale llevar calzado cómodo o.ó

¡Malditos!

6.- Ciudad de contrastes: el río Moldava y las colinas

Como toda ciudad europea que se precie Praga está atravesada por un río bastante ancho: el Moldava. Esto conlleva los subsecuentes puentes, barcos, islitas y barquitas varias. En invierno bajan tanto las temperaturas que el río se hiela y hay varios valientes que se aventuran a patinar por encima de las aguas congeladas. Una de las mayores atracciones turísticas de Praga es el Karlův Most (Puente de Carlos), un puente bastante ancho y largo que cruza el Moldava a la altura del centro histórico de la capital checa y que me recordó un poquito a las Ramblas de Barcelona porque está lleno a rebosar de guiris y de señores que hacen dibujos, retratos, caricaturas y vendedores de colgantitos y demás fruslerías.

Me encantan esos troncos (a pesar de que creo que su única utilidad
era hacer de cagadero para las aves varias del lugar)

Por otro lado, Praga está semirodeada/surcada de colinas bastante altas y bastante verticales. Yo estuve en la colina de Petřín (que es altísima y se puede acceder en funicular pero estaba cerrado por reformas y tuvimos que subir a patita por una cuesta serpenteante hiper empinada y resbaladiza por la lluvia y las hojas caídas) donde hay una réplica a escala 1:6 de la Torre Eiffel, y en Letná (también subimos a patita, esta vez por una escalera algo larga) dónde hay un metrónomo gigante (que tampoco funcionaba xD) y si vas dirección al castillo cruzas el Jardín Real (al que no pudimos ir porque nevaba mucho y no era plan de ponerse a pasear con ese temporal).

El metrónomo gigante y muchas "deportivas" abandonadas

7.- Las referencias a Mozart y Franz Kafka

Kafka era checo y, aparentemente, Mozart pasó una considerable parte de su vida en Praga. Es por eso que las tiendas de souvenir también estaban repletas de imanes y cositas así con representaciones suyas. La pena de Kafka es que es de esos múltiples autores clásicos que se hicieron famosos después de muertos y, de hecho, parece ser que antes de morir le pidió a un amigo que quemara todo lo que escribió. Suerte que no le hizo caso y lo llevó a una imprenta!

Me compré un imán con el motivo de Kafka <3

En cuanto a Mozart se ve que los praguenses le tenían mucho cariño porque fueron los únicos que honraron su memoria a su muerte o.o

8.- Gustav Klimt y Alphons Mucha

Alfons Mucha fue un artista checo que destaca por ser uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. Además, realizo una de las vidrieras de la catedral de San Vito por lo que, entre una cosa y otra, es comprensible que todas las tiendas de souvenirs estuvieran llenas de postales, imanes, libretas y cosas varias ilustradas con varios de sus cuadros. Lo que no llegué a enteder es lo de Klimt, es un autor muy famoso también, más que Mucha de hecho pero aun no sé qué relación tiene con Praga para que esté tan llena de souvenirs suyos aunque después de lo de las máscaras venecianas yo ya no me extraño de nada.

<3

9.- El comunismo

Esto puede sonar un poco raro pero parece ser que en Praga las pasaron putas después de la segunda guerra mundial cuando se impuso el comunismo en toda Checoslovaquia. De hecho, hasta tal punto es así que en 1969 un estudiante llamado Jan Palach se autoinmoló quemándose vivo como protesta contra el comunismo. Poco después, otro estudiante, Jan Zajíc le emuló suicidándose de la misma forma y en el mismo lugar. No fue hasta 1989 que gracias a la Revolución del Terciopelo (que se llamó así porque no hubo derramamiento de sangre) se forzó a los dirigentes comunistas a dimitir. A todo esto, hay un monumento en memoria de todos los que sufrieron por culpa del régimen comunista a los pies de la colina de Petřín y otro en recuerdos de los estudiantes que se prendieron fuego en la plaza de San Venceslao. Que por cierto, ahora que sale el nombre, el tal Venceslao (que resulta que es Vaclav en checo) estaba everywhere, tiene esculturas por todos lados, cuadros, calles, plazas... y recuerdo haber leído su nombre múltiples veces en la guía.

En nuestra guía ponía el número de muertos y... era una burrada

10.- Tradición cervecera
En realidad, es un poco raro hablar de esto porque yo no bebo alcohol y no probé la cerveza checa en los 4 días que estuve allí pero sí es cierto que es algo "característico" de la ciudad y del país. Y es que la República Checa es el PRIMER país del mundo en cuanto a consumo de cerveza por persona y año. Está en torno a 160 litros por persona y año. Pensad. Un año tiene 365 días. Eso quiere decir que, de media, cada habitante checo se toma casi medio litro de cerveza al día. Mirad vosotros mismos el ránking, en España se consumen unos 80 litros de cerveza por persona y por año, la mitad.

Y bueno, de nuevo, las tiendas de souvenirs están relativamente llenas de imanes, llaveros, puntos de libro con la manera típica de hacer chocar las copas de cerveza antes de beber. También es típico traerse la propia cerveza u otras bebidas alcohólicas de souvenir. Y siempre encuentras alguna frikadita...