El título de la entrada hace referencia a la periodicidad de los mangas reseñados. Empezaré con las lecturas de salón (ya que me las leí DURANTE el salón, haciendo cola y demás).
Inauguro la tanda con Dos Espadas #1. Como ya comenté en la entrada anterior no leí este tomo hasta ayer mismo porque compré este tomo bastante tarde y porque no quería quedarme con la intriga. Recuerdo que cuando hace año y medio Glénat anunció la línea Gaijin y sus seis primeros títulos, Dos Espadas no me llamó la atención para NADA, es que ni argumento ni dibujo… Me repelía bastante la verdad, qué malos que suelen ser los prejuicios ^^u Ahora me alegro infinitamente de comprar el tomo a pesar de todo porque ha resultado ser (para mí) uno de los mejores tomos de la línea (rivalizando con Bakemono). El dibujo tiene mucho encanto, los personajes están super bien caracterizados y la historia muy bien narrada. Se nota que Kenny ha dibujado otros cómics antes que este porque está… no sé cómo explicarlo, lo veo muy bien estructurado y equilibrado. Las páginas con material extra son un puntazo y me he reído bastante. Además, Kenny es una persona super carismática y no puedes evitar cogerle cariño. Aunque bueno, yo más que nada admiro su capacidad de mantener una conversación con Nagore y conmigo sobre la línea Gaijin y demás cosas mientras dibujaba en nuestros respectivos tomos. Estaba muerta de miedo de que se le fuera algún trazo pero que va… le quedaron los dos dibujos perfectos o.o Como punto extra añadir que Dos Espadas tienen muchísimos detalles basados en mitología europea y se hace curioso y agradable a la vez ^^
Seguimos con Bakemono: Luna Roja, Preludio (Bake2 para los amigos). El primer tomo me gustó, mucho. Tengo que releerlo porque después de un año me he dado cuenta de que no recuerdo gran cosa. Devoré Bakemono ayer… y debe de ser mil millones de veces mejor que el primer tomo. El dibujo sigue siendo un regalo de los dioses para la vista. Belkis es amor, Mafuyu es amor, hasta Evein! Los diseños de los personajes son preciosísimos de la muerte. Las páginas de Belén Ortega son IMPRESIONANTES. Y el desarrollo de la trama, los secretos desvelados, las escenas finales… Es como para morirse y ya. Ojalá el proyecto “merchandising para Bakemono” progrese y pueda comprarme alguna frikadita… Btw, me he enamorado de las crías de (va a buscar el tomo para copiar la palabreja) Alcopafel. He oído comentarios de que se parecen a los chocobos pero como tengo cultura videojueguil cero… me encantan las crías de alcopafel!!!! <3 Este tomo es magnífico porque da respuestas, tiene varias frases muy buenas, personajes creíbles, reacciones creíbles y un final de esos que te dan ganas de matar a alguien (que es “bueno” porque desde luego hace que tengas ganas de leer el #3…). Spoiler inevitable: cuando Mafuyu se ha declarado y Mayu le ha besado y han acabado los dos en la cama casi me muero de la emoción. Es una escena super romántica y triste a la vez.
Y ahora paso a los dos tomos que han caído hoy… (aunque me había intentado prometer a mí misma que no leería ninguno por lo de la espera y tal):
Shinto #1 ha sido una decepción para mí. Y me sabe muy mal decirlo pero iba con las expectativas muy muy altas después de haber leído la preview y me he encontrado con algo que no me esperaba. Para empezar, la edición, que aunque eso es culpa de la editorial y no del dibujante, es que es terrible (almenos mi tomo). Las páginas son demasiado gruesas, el tomo es exageradamente rígido, cuesta mucho abrirlo lo suficiente para que se lea bien y da la impresión de que lo vayas a romper. El mío tiene la contraportada defectuosa, como si estuviera micro-doblada. Y solo de leerlo una vez se han quedado las cubiertas con marcas como si la hubiera doblado por la mitad. Ese dibujo que parecía tan espectacular lo es pero solo con los fondos, los monstruitos varios y algunas poses chulas. Hay varios planos en que tanto las posturas como las caras no me acaban de encajar. Pero lo que más me ha desagradado ha sido el rumbo de la historia, he sido incapaz de empatizar con ningún personaje, me sobra totalmente el nudismo de Rin y todas las bromas y comentarios fuera de lugar como “¿por qué llama a toda la gente mayor “abuelo”?” o “¡anda! ¡Tiene los pechos tan grandes como yo!” y eso sin contar que todo sucede de forma precipitada con personajes que aparecen de la nada sin apenas presentación y se me ha hecho un tomo bastante confuso. A pesar de todo ha conseguido dejarme con la intriga sobre Hashima y esperaré al tomo #2 para poder hacer una reseña del manga completo. Que quizá me ha quedado un comentario muy negativo sobre el tomo en general y no es tanto que no sea bueno como que yo me esperaba más.
Y acabo con Gate7 que quizá queda un poco fuera de lugar en una entrada con tanto manga español pero que tiene su hueco más que merecido en cuanto a lo que periodicidad respecta. Hacía MUCHO que no empezaba un manga nuevo de CLAMP. Y mucho más que no empezaba un manga sin crossovers de CLAMP. Me he quedado a cuadros con ese principio caótico con un aluvión de personajes y situaciones raras, pocas explicaciones y complicadas. Este tomo tiene muchísima letra y, hacia el final, empieza a profundizar a la velocidad del rayo en la historia japonesa y no me he enterado de la mitad (sobre todo porque los nombres se parecen todos una barbaridad). Hana es un personaje impresionante, super curioso, misterioso, extraño y amoroso a partes iguales. Me he enamorado de ella (aunque como dice @DarKraD_10 bien podría tratarse de un chico, un androide, un asexual o un ser hermafrodita, que estamos hablando de CLAMP!) y me muero de ganas de leer más para volverla a ver en acción. Spoilercito: el famoso primer beso de CLAMP no tiene precio, sobre todo porque lo hace Hana sin ninguna clase de sentimiento solo para que Chikahito vuelva porque se ha encaprichado con él. Y por cierto, la conversación de “todo”, “nada”, “afortunado”, “infortunado”, “imcierto” es para tirarse de los pelos.
Y dicho esto, voy a buscarme algún manga cerrado y acabado que llore en silencio en mis estanterías a la par que se ahoga en polvo para no sentirme tan desgraciada por tener tantos frentes argumentales abiertos.