lunes, 15 de mayo de 2017

Star Wars: The Clone Wars

En plena fiebre con la franquicia de Star Wars, opté por enfrentarme a la eterna serie animada The Clone Wars, con sus 6 temporadas (129 capítulos en total) más la película, que cuentan el devenir de las guerras clon (entre los episodios II y III del canon). Por si su extensión no fuese suficiente como para desmoralizar a cualquiera, tomé la decisión sabiendo que al menos las primeras temporadas (ni siquiera capítulos) no eran precisamente para echar cohetes. Pero claro, hacia el final la trama (se supone que) se ponía interesante y servía de vínculo hacia la nueva serie animada Rebels. Después de haber visto la serie en su totalidad, ¿os recomiendo su visionado?


Respuesta extremadamente corta: NO (excepto en el caso de que seáis extremadamente fans de la saga y tengáis un poquitín de TOC, pero me imagino que la habréis visto ya si cumplís esos requisitos)


Respuesta corta: No. A pesar de que no creo que, por temática, sea una serie dirigida a menores, es evidente que el equipo creativo ha optado por una representación bastante simplista y censurada de lo que debería ser una guerra cruenta y encarnizada. La violencia se maquilla continuamente, en el sentido de que nunca aparecen heridas, ni sangre, ni tortura explícita (se "electrocuta" a mucha gente, eso sí).

Aunque, desde mi punto de vista, el principal punto flaco de la serie es la caricaturización tanto de los personajes, muy en especial de Anakin, como de las situaciones a las que se enfrentan. La complejidad emocional de los personajes brilla por su ausencia, en especial en las primeras temporadas. Me mosquea particularmente su relación con Padmé, totalmente superficial en las primeras temporadas para convertirse más tarde en una sucesión infinita de peleas en las que Anakin hace gala de una combinación espantosa de celos y mal carácter. Y ni siquiera me he querido meter en un análisis exhaustivo de la trama, que hace aguas por todas partes.


Se busca el humor, la carcajada fácil y ni siquiera eso consigue. Las situaciones son absurdas y más aún las reacciones a las mismas. Los personajes principales están a punto de morir decenas de veces sin que eso suscite ninguna emoción por parte del espectador, y no es sólo porque todos ellos aparezcan en el episodio III y la intriga en ese sentido sea inexistente.

De hecho, casi toda la serie es relleno, con múltiples capítulos autoconclusivos que no enlazan absolutamente con nada y, encima, los guionistas aprovechan para rescatar a Jar Jar como constante """alivio cómico""" cada vez que aparece. En caso de que os animarais, además, id preparados para referencias repetidas hasta el hartazgo de algunas de las citas más famosas de los episodios* como el "we are doomed" de C3PO o el "you are our only hope". Por supuesto, aparecen tanto C3PO como R2D2 en múltiples capítulos, que rivalizan en mediocridad con aquellos protagonizados por Jar Jar.


Respuesta larga: No la veáis entera pero  ciertas sagas o capítulos aislados en los que los guionistas denotan una ambición inusitada. Estos intentos por consolidar una trama firme, interesante y enriquecedora para el fan empiezan a partir de la tercera temporada alcanzando su punto culminante en la quinta temporada. Desgraciadamente, no puedo decir eso de la sexta y última, que ni siquiera está completa ya que, llegados a este punto, se canceló la serie. De ahí que a esta última temporada la titularan The Lost Missions... De hecho, por la información disponible en la red, los capítulos que no se llegaron siquiera a producir hubiesen dado protagonismo de nuevo a Ahsoka y se hubieran solapado temporalmente con los acontecimientos del episodio III (no sabéis la frustración que me genera tener que utilizar el subjuntivo en esta frase)

Precisamente, es a partir de la tercera temporada cuando Ahsoka crece y empieza a comprender cómo funcionan en realidad el Senado y la República o por qué podría haber gente sensata aliada con los separatistas. Por mucho que, en sus batallas, los jedi y el ejército clon siempre derroten a droides o a siths, existen mundos enteros bajo la alianza separatista que honestamente creen que es necesaria su existencia para acabar con la corrupción que mancha a gran parte del senado. Los debates en el senado reflejan a su vez las desavenencias internas dentro de la República, y cuáles son los motivos que llevan a los representantes de cada mundo a tomar según qué decisiones.


Por si esto fuera poco, se presentan también mundos neutros que se resisten a tomar partido en la guerra, pero que terminan viéndose afectados por el fuego cruzado entre ambos bandos. Y, por supuesto, existen individuos independientes que se venden al mejor postor, no importa su bando: los caza-recompensas. Cuanto mejor comprende Ahsoka cómo funciona la política galáctica, menos claro tiene su rol como jedi. No sólo eso sino que muchos de los preceptos de la orden ya no resultan tan fáciles de cumplir como hubiera podido parecer cuando era una niña; la prohibición explícita a formar vínculos con otras personas pesa más que nunca.

Algo que me ha gustado especialmente de Clone Wars es que entran en juego personajes del universo Star Wars que no aparecen en ninguno de los episodios* como son Ventress, Satine (la duquesa de Mandalore) y, evidentemente, Ahsoka Tano, la padawan de Anakin. Además, se recupera a personajes poco desarrollados en sus respectivas trilogías como Darth Maul o Tarkin. También se da mucha visibilidad a especies no humanas (en parte, gracias a la facilidad con la que pueden representarse en una serie animada) como son twi'leks, rodianos, togrutas, mon calamari, quarren y un larguí(iiii)simo etcétera.


E, igual que aparecen nuevas especies, también sirven estos capítulos para desentrañar algunos entresijos de la Orden Jedi como, por ejemplo, en qué consiste el entrenamiento de los younglings (jóvenes), de dónde proviene la energía de los sables láser o, mejor aún, cómo se construyen. Otro objeto que aparece es el holocrón jedi, que se puede utilizar para codificar mensajes y que sólo puede ser abierto por el uso de la Fuerza.

Otra de mis partes favoritas de la serie ha sido el desarrollo de fondo de los clones como seres pensantes y paradójicamente individuales e independientes. En los episodios* nunca se llega a ahondar demasiado en la humanidad de los clones (porque antes que soldados de asalto, son humanos) por lo que la serie tiene muchos aspectos a explorar sobre lo mismo incluyendo: afinidades, sentimientos, fidelidad, ambiciones, objetivos, traiciones... ¡e incluso la orden 66! Se discute mucho la individualidad de cada clon ya que, a pesar de compartir código genético y de haber sido "creados" con el único fin de luchar (y morir) en las guerras clon, cada uno de ellos tiene su propia personalidad, que le hace ganarse su apodo más allá de su código numérico.


Si en algún momento habéis tenido curiosidad por personajes como Darth MaulBoba Fett, el conde Dooku, Grievous u Obi-Wan Kenobi, disfrutaréis con sus respectivas sagas. Se aprecian mucho mejor que en los episodios* las maquinaciones de Palpatine durante la guerra para salirse con la suya a base de recrudecer las condiciones para ambos bandos; se aborda la parte económica, se presenta con más enjundia al clan bancario y su relación teóricamente imparcial con ambos bandos; incluso se fraguan los inicios de la rebelión que intentaría derrocar al imperio años más tarde.

No os llevéis a engaño, aunque pueda parecer lo contrario, no es esta una serie protagonizada por Anakin y Obi-Wan Kenobi, ni siquiera por Ahsoka, los protagonistas van fluctuando de uno a otro capítulo, o de una a  otra saga y, por mucho que haya algunos que aparecen más a menudo que otros, hay muchísima diversidad en ese aspecto. Si no fuese así, sería imposible desarrollar tantísimas tramas y ahondar hasta tal punto en el universo expandido.

Si Rogue One sirvió para arreglar todos los agujeros de guión de la trilogía original, Clone Wars sirve para profundizar el conocimiento del universo Star Wars pero a la vez no revela ninguna pieza de información clave ya que la franquicia no se puede permitir que sea imprescindible ver la serie. Eso sí, sirve de puente a la (otra) serie animada, Rebels, que tiene lugar unos quince años más tarde, en pleno auge del imperio, poco antes del episodio IV (¡que espero reseñar pronto!). Han sido más de cuarenta horas de mi vida consagradas a ver esta serie así que, como podréis imaginar, no creo que haya sido capaz de sintetizar todo lo que tiene (o no) esta serie por ofrecer en una entrada que se leerá en unos minutos pero espero que os sirva para haceros una idea aproximada!

*Episodios: siempre que utilizo la palabra "episodio" hago referencia a las películas, no a los "capítulos" de Clone Wars.

viernes, 5 de mayo de 2017

Tsubasa: El Secreto de las Alas

No, no voy a hablaros del Tsubasa de CLAMP. Sí, Natsuki Takaya es la autora de Fruits Basket. Y, sí, aunque parezca mentira, Tsubasa: El Secreto de las Alas es un manga (demografía shōjo) que licenció y publicó Norma en España entre julio de 2007 y junio de 2008 (habiéndose publicado en Japón entre 1992 y 1998).

Sí, las portadas son todas así de feas
Por mucho que me apene decirlo, se trata de la típica obra menor que se ha escogido traer antes que otras mejores sólo porque Fruits Basket fue un éxito y así poder decir "de la autora de Fruits Basket" para vender más. Tsubasa grita por todos sus poros que su autora era aún una principiante cuando ideó su historia. El dibujo impersonal y basto refleja que aún le quedaba mucho camino por delante para llegar al estilo suave y preciosista que la caracteriza a día de hoy. El planteamiento de la historia, su desarrollo y también su desenlace denotan la inexperiencia de la autora, que quiso meterse en un berenjenal con un argumento de ciencia ficción que tira hacia lo sobrenatural en un mundo post-apocalíptico muy simplón. Y ni siquiera los personajes se pueden salvar de esta escabechina siendo la protagonista una Mary Sue insoportable, mientras que su contrapartida masculina es una especie de psicópata con personalidad múltiple.

Acabar de leer el primer tomo fue una tortura. Si bien es cierto que la serie va mejorando hasta que decae de nuevo en el último tomo (más o menos), tener que enfrentarme a esos primeros capítulos me hizo replantearme si venderme o no este manga sin haberlo leído siquiera. Pero le tengo demasiado aprecio a Natsuki Takaya por sus obras posteriores como para no darle una segunda oportunidad (y una tercera si hace falta). Para ser justa, muchas de las aparentes carencias al inicio de la historia se acaban revelando como sinsentidos premeditados con una explicación (aunque ésta no me convenza).


Empezando por la infantil, ingenua e impulsiva Kotobuki y terminando en el insensible, despiadado e impasible Raymon, todos y cada uno de los personajes que hacen acto de presencia en este manga son planos y superficiales hasta decir basta. No hay trasfondo ninguno. Está la loca que quiere participar en una bacanal y que va tirando bombas allá donde pasa, está el desalmado malnacido que mata por placer, está el rebelde al que no le importa absolutamente nada y que actúa sin pensar, pero no hay ningún personaje con suficiente desarrollo como para que una pueda ponerse en su lugar e intentar entender sus anhelos.

Solo Kotobuki es fácil de leer en ese sentido desde el momento en que se enamora perdidamente de Raymon y no hace otra cosa que desear estar con él las 24 horas del día, los 7 días de la semana, al más puro estilo shôjo de instituto en que la protagonista conoce el amor por primera vez ("oh, ¡qué manos tan grandes! ¡qué fuerza! ¡es un hombre! ¿qué será esta opresión que siento en mi pecho cuando pienso en él?"). Además, como le sigue ocurriendo en series posteriores, la autora tiene una obsesión que podría catalogarse de enfermiza en emparejar a todos los personajes protagonistas entre ellos con más acierto en unos casos que otros (mucho mejor los enamoramientos fugaces a primera vista y los emparejamientos por conveniencia que la indecencia de dejar a alguien soltero, que ya sabemos que sin pareja no se es feliz).


Tenía muchas ganas de incurrir en spoilers aquí pero como ya he reposado la lectura lo suficiente como para no necesitar hacer terapia vía blog, me limitaré a decir que el intento por hacer ciencia ficción le sale bastante mal a la autora... con muchas situaciones incongruentes y argumentos que querían ser muy elaborados que caen por su propio peso. En definitiva, y aunque me duela, no es una obra que recomiende, ni siquiera a fans de Natsuki Takaya, que alcanzó su zenit con la susodicha Furuba y ya no ha vuelto a crear nada que la alcance.

No quiero acabar esta reseña sin antes romper una lanza a favor de este manga porque, por supuesto, aún y con todas sus carencias no es un despropósito absoluto y tiene algunos detalles que lo salvan de la hoguera. A pesar de que, como personajes independientes, tanto Kotobuki como Raymon resultan insoportables (cada uno a su manera) y aunque su enamoramiento (a dos tiempos) me resulta de todo menos convincente, su relación es entrañable, se respetan mutuamente, y siempre están dispuestos a sacrificarse la una por el otro y viceversa. De la misma forma, y a diferencia de muchas otras historias de este tipo en que se plantean muchas preguntas o incógnitas sin respuesta posible, la autora le reconoce a los lectores el derecho a conocer la explicación de cada uno de los enigmas que planteaba la trama desde el principio. Como decía, se trata de respuestas que pecan por simplistas pero al menos no se trata de una nebulosa difusa fruto de la falta de ideas del autor (qué difícil es encontrar algún manga cuyo final nos satisfaga eh).


Termino la entrada con una reflexión: si hubiese leído este manga con 13 o 14 años estoy bastante convencida de que me habría parecido lo más de lo más (hacia el final se vuelve todo muy turbio) y, quizás ahora, al recordar su primera lectura, me invadiría la nostalgia y sería incapaz de verle todos los errores... Pero creo que no tengo lectores de esa franja de edad en el blog así que me mantengo en no recomendarlo.