Si fuese por la portada de este cómic, nunca le habría echado un ojo a Voyeurs. Refleja el interior de la obra ya que no deja de ser una de sus viñetas ampliada a tamaño cubierta pero, precisamente por eso, pierde su esencia contextual. Se echan en falta las otras cinco viñetas que deberían rodearla y, encima, el zoom despiadado hace que la imagen quede pixelada. Es por eso que comienzo la reseña con dos versiones de la portada, la original y la de la edición de La Cúpula.
En esta ocasión no redacto sinopsis para la obra puesto que es autobiográfica e incluye pasajes ilustrados del diario personal de la autora entre 2007 y 2010 en que combina la más absoluta cotidianidad con reflexiones existencialistas. Aunque, para mí, Voyeurs haya sido la obra con la que he descubierto a Gabrielle Bell, se trata de una de sus recopilaciones más recientes y que publicó una vez su carrera ya estaba consolidada habiendo ganado ya varios premios. Por lo tanto, sospecho que no es la mejor de las maneras de aproximarse a esta autora aunque, en mi caso, haya saboreado la lectura de cada una de sus páginas.
Me pueden las obras autobiográficas en que sus autoras revelan hasta el detalle más íntimo de su vida (aunque me sienta un poco fisgona) como Alison Bechdel hablando sin complejos de sus relaciones familiares y románticas o Jennifer Hayden en su epopeya contra el cáncer y la vida en general. Sin embargo, Voyeurs se desmarca del género ya que el objetivo de Gabrielle Bell no es contarnos su vida sino vaciar sus miedos e inseguridades en la hoja de papel a base de narrar pequeños detalles de su día a día.
Voyeurs es una lectura opresiva y angustiosa. En mi caso personal, adentrarme en la psique de la autora ha sido una experiencia casi dolorosa que me ha obligado a dosificar su lectura durante varias semanas. Bell se lo cuestiona absolutamente todo: nuestra forma de vida, de consumo, las interacciones sociales, el éxito, el amor y la felicidad. Puede que sea una de las mentes más honestas con las que he topado con numerosas viñetas en las que no duda a la hora de confesar sus dilemas internos sobre cuestiones intrascendentes mientras sus conocidos o amigos discuten pensando que está atenta.
Voyeurs comienza con una breve introducción, que parece diseñada con ocasión de la publicación en papel de la antología, en que la autora, junto con sus amigos, espía desde una terraza a una pareja en plena acción en el piso de enfrente. Hay alguna otra ocasión en que se hace referencia a ese voyerismo obvio, cuando Gabrielle espía a través de la mirilla conversaciones ajenas. Sin embargo, dejando de lado estas alusiones directas, las pequeñas historias de esta recopilación se caracterizan por el nivel de detalle con el que la autora describe todo tipo de interacciones sociales, desde sus peleas con sus ex-parejas hasta la conversación más banal. Ya que aplica el mismo énfasis para todo tipo de situaciones, transmitiendo la sensación de que es una mera observadora incluso de su propia vida.
Me parecen fascinantes todas las nociones a lo largo de la obra de que no importa todo lo que se consiga a nivel personal o profesional, la felicidad no es algo duradero que sea posible alcanzar. Gabrielle tiene éxito pero se siente un fraude; Gabrielle puede viajar a sitios maravillosos pero termina encerrándose en la habitación; Gabrielle es invitada a fiestas y demás pero no consigue integrarse en la multitud; Gabrielle es una infeliz sempiterna escoja lo que escoja. La precisión con la que describe ciertos intercambios es abrumadora.
Es muy posible que el estilo de dibujo ahuyente a más de uno, con un coloreado plano que no ayuda en absoluto pero os animo de todas formas a darle una oportunidad a una obra excelente. Eso sí, para nada recomendable si estáis de bajón porque a lo mejor termináis por tiraros por la ventana. Por supuesto, al estar formada Voyeurs por varios capítulos más o menos autoconclusivos y algunas páginas que pueden actuar como tiras cómicas algunas veces y como unidades poéticas otras tantas, el nivel es algo desigual pero la mayoría de historias independientes mantiene el nivel.
Esta reseña ha sido posible gracias a la intensa promoción del título llevada a cabo por La Cúpula (hay editoriales que lo hacen tan mal que ahora ya me resulta encomiable cuando veo una que lo hace bien), a su inclusión entre los esenciales de 2017 de la ACDComic y al periodista/blogger desalmado que recibió un (ahora en mi poder) ejemplar de prensa y luego lo abandonó (a cambio de un precio imagino que irrisorio) en el mercat de Sant Antoni para que pudiese encontrarlo yo en el momento idóneo. Voyeurs ha venido para quedarse orgulloso en mi estantería y, más pronto que tarde, le acompañarán sin duda otras obras de la misma autora.
Leí Afortunada y me gustó, a ver si consigo éste también, ya te contaré :)
ResponderEliminarYo me apunto Afortunada y lo mismo te digo! =)
Eliminary el cambio de portada de la edición española? no parece más acertada por lo que parece ser la historia la imagen de la edición inglesa?
ResponderEliminarEl título de de voyeurs no tendrá trampa? No se referirá también a los propios lectores al conocer sus deseos e inseguridades?
Y sigue aumentado mi lista de títulos de cómic a descubrir, y que no tienen en la biblioteca.
Me alegra ver que no soy la única que piensa eso de la portada ^^u
EliminarNo se me había ocurrido esa interpretación pero bien podría ser!
Vaya =( No entiendo que haya tanta diferencia entre la red de la diputación de Barcelona y el resto... >_<
Uf! Ya me tenías convencido antes de leerla, pero ahora ya voy a estar buscando a menudo en el catálogo de la biblioteca a ver si lo traen... qué buena pinta!
ResponderEliminarYa me dirás qué te parece y si te deprime tanto como a mí =')
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