domingo, 2 de agosto de 2015

Teme, de Lisa McMann

Aunque he querido espaciar un poco las reseñas para no saturar tanto, lo cierto es que me he leído la trilogía del tirón. Quizá me precipité al reseñar Sueña de forma aislada ya que la brevedad de esta saga sumada a la rapidez con la que la he leído me hubiesen permitido hacer una reseña unitaria de la trilogía completa de una sola vez, ahorrándome algún tiempo y, sobre todo, muchas reiteraciones.


Tras la redada anti-droga en la residencia de los Wilders, la vida de Janie da un vuelco, de pronto se encuentra con: un novio, después de llevar toda la vida pensando que jamás podría tener pareja; una beca, tras haber estado convencida de que nunca tendría suficiente dinero para ir a la universidad; y, lo más sorprendente, un trabajo en el que desenvolverse gracias a su maldición, cuya habilidad pensaba mantener en secreto el resto de su vida para evitar que la encerraran en un manicomio.

Mientras que Sueña sirvió a modo de introducción de escenario y personajes, Teme funciona a modo de historia autoconclusiva en la que no sabría decir si la trama gira en torno a una operación policial teniendo como telón de fondo la relación entre Janie y Cabel o viceversa. En cuanto a la misión de infiltración de Janie para identificar a varios profesores de su instituto por acoso sexual y violación, me sigue pareciendo mentira la simplicidad ridícula con la que la autora aborda sus tramas principales. Ni entiendo que una chica tan joven con una habilidad tan especial sea utilizada de simple cebo, ni entiendo que Janers soporte las agresiones hacia su persona con tamaña facilidad.
Una oleada de algo —¿de amor?— hace que a Janie le cosquillee la piel, pero también se amedrenta cuando piensa en el futuro, en esa maldición de los sueños que siempre se cernirá sobre ella. Nunca había pensado en tener pareja. Nunca había imaginado que habría alguien dispuesto a lidiar con sus estrambóticos problemas. Se pregunta sin querer cuánto estará dispuesto a aguantar Cabel antes de cansarse de todo y mandarla a freír espárragos.
Lo que me ha resultado más verosímil ha sido la relación sentimental entre Janie y Cabel que me sigue pareciendo de lo más dulce. Creo que los celos de Cabe son los más justificados que he leído en mi vida y, aún así, reacciona de forma muy moderada, respetando siempre la libertad de Janie, aunque no esté de acuerdo con sus decisiones (y sufra mucho por ello). Que debería ser lo normal pero, como no lo es, no está de más elogiarlo un poquito.

La narración de Lisa McMann no solo insiste en la ausencia general de descripciones y la predominancia de los diálogos sino que, directamente, deja de contar muchas cosas que el lector quizá puede imaginar pero que, en general, me transmiten una sensación de dejadez continua durante toda la lectura. Por ejemplo, el entrenamiento intensivo de Janie, que se menciona de pasada pero que, como todo lo demás, se trata de una forma tan simplista que resulta caricaturesca.

Los personajes secundarios se siguen desaprovechando de mala manera aunque le aportan el contexto justo al libro para que no parezca obra de un amateur. En general, mi opinión sobre esta lectura es bastante similar a la de su predecesora: buenos personajes, trama excesivamente simple, edición desastrosa (no tenéis más que fijaros un poquito en la portada). 

1 comentario:

  1. Buff, no dices nada que me anime a seguir con la trilogía... Pero en fin, algún día haré de tripas, corazón. Total, lo bueno que tienen es que se leen muy rápido, como bien dices y como recuerdo del primero.

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