Desatendiendo tanto la des-recomendación de Xulia como la pista asociada a que Bell me lo vendiese de segunda mano, me compré (sin dudar, lo reconozco) El azul es un color cálido y la verdad es que me ha dejado más bien fría.
Al cumplir los 15 años, Clementine empezó un diario. En él plasmó todas sus inquietudes adolescentes: su primer amor, sus intereses, sus desengaños, sus dudas, sus motivaciones... Catorce años después, este legado cae en manos de su amada Emma, que rememora cómo se conocieron y enamoraron, ahora que Clem ya no está...
Quizás el motivo por el que este cómic ha alcanzado tanto renombre es por tratar directamente la homosexualidad y la homofobia. Digo esto porque abordar temas controvertidos suele dar cierta visibilidad independientemente de la calidad de la obra, y es algo que ocurre de igual manera con la homofobia, la guerra o el machismo... Quizá por eso Marjane Satrapi es conocida gracias a Persépolis, Fumiyo Kono lo es por La ciudad al atardecer, el país de los cerezos mientras que el BD que aquí reseño ha gozado de tanto reconocimiento pese a su mediocridad general. Es por eso que, de momento, no quiero hablar mucho de gays y lesbianas en esta reseña, simplemente de Clementine, de Emma, de Sabine...
Para empezar, esta historia consiste en la lectura por parte de Emma del diario de Clem. Esta premisa me parece una idea espantosa para empezar. Hablamos de una mujer adulta que muere de forma prematura tras haber sufrido una larga separación de su amante. En ese contexto, decide legarle sus diarios de adolescente a su ex-amante en lugar de escribirle directamente una carta. Estoy bastante segura de que un diario personal es... en fin, un diario personal. Nada que sea especialmente adecuado compartir y, mucho menos, una forma de transmitir nada a nadie una vez muerto. Lo que se escribe en un diario es más bien caótico y visceral, no está dirigido a alguien en concreto y, tratándose de emociones vividas durante la adolescencia, creo que pueden abundar comentarios hirientes hacia la mismísima Emma.
De todas formas, la narración desde el punto de vista de Clem apenas sí está presente en todo el cómic, asistimos en realidad a una historia en tercera persona por lo que la elección de la autora me parece innecesaria e incoherente. Aun más, si hubiera escogido cualquier otro ángulo estoy convencida de que la trama se hubiese enriquecido sustancialmente, con una evolución en el tiempo tanto de las protagonistas como de su entorno y no esa visión tan sesgada centrándose exclusivamente en la adolescencia.
Dejando de lado las formas, la premisa (esta vez, argumental) me parece incluso peor. Clementine está experimentando, por primera vez, con el sexo opuesto. Y es en medio de esta exploración que se cruza con una chica peli-azul por la calle. Y la mira. Y ella le devuelve la mirada. Y ya está, eso es suficiente para que acabe teniendo sueños húmedos con ella a pesar de que, por lo que refleja este cómic, Clem nunca se había planteado su orientación sexual ni tenía ninguna clase de bagaje. Me parece fantástico que al empezar a salir con un chico se dé cuenta de que eso no es para ella. Pero que por cruzar una mirada de un microsegundo con una desconocida ya no se la pueda quitar de la cabeza me parece exagerado e idealizado como poco.
Que por cierto, Antoine me parece el personaje menos creíble, de lejos, de toda la historia. Si bien me parece fantástico que un personaje masculino no tenga intención de forzar a su pareja para perder la virginidad, que un chico de 18 años se arrodille y se agarre a una dieciséis-añera como si no hubiese mañana es tan melodramático que acaba reduciéndose a lo sencillamente ridículo. Pero la guinda del pastel es que este tipo de actitud infantil se mantenga durante décadas para repetir tal humillación rondando la treintena. Una de las conclusiones que se pueden sacar de esta lectura, cuál es, ¿que hay gente que nunca madura por más años que pasen...?
Pero ya, si algo me ha desesperado mientras leía este cómic es la omnipresente infidelidad. Que es un tema que me agota en todas sus justificaciones. De hecho, para ser una obra que trata supuestamente de mostrar lo irreverente de la homofobia, me parece que cae en demasiados clichés: que todos tus personajes homosexuales sean infieles no es el mejor de los puntos de partida que se me ocurren. De hecho, me parece que alguien que ha sufrido unos cuernos debería estar lo suficientemente sensibilizado con el tema como para no hacer lo propio...
Otra cosa que me repateó es que, al final, la autora lo deja todo en el aire, dando a entender una posible enfermedad, algún posible trastorno mental comórbido, quizá un abuso de drogas pero todo tratado de una forma tan vaga que resulta insultante.
En cuanto al dibujo me ha parecido muy mejorable. La única salvación es el matiz del azul pero que tampoco se aprovecha al máximo. Lo veo más como un recurso fácil que intenta ocultar el resto de carencias artísticas de igual modo que la autora intenta aprovechar la crítica social para cubrir las carencias argumentales.
No quiero acabar esta reseña sin aportarle nada positivo. Es evidente que para mí ha sido una pequeña gran decepción pero eso no significa que no le pueda reconocer sus méritos, que los tiene. Julie Maroh ha sabido reflejar lo duro que es lidiar con la homosexualidad en nuestra sociedad y, más aún, lo duro que tenía que ser hace veinte años. Una no solo debe enfrentarse a la reacción de amigos y familiares sino también a una misma, a esa confusión y ese miedo que la empujan a amoldarse a lo políticamente correcto con tal de no ser una paria para tantas personas que le importan. Al final, para Clem madurar consiste en asumir que hay amigos que debe dejar perder y relaciones que hay que romper si aspira a respetarse a sí misma y ser consecuente con sus sentimientos.
Quizás el motivo por el que este cómic ha alcanzado tanto renombre es por tratar directamente la homosexualidad y la homofobia. Digo esto porque abordar temas controvertidos suele dar cierta visibilidad independientemente de la calidad de la obra, y es algo que ocurre de igual manera con la homofobia, la guerra o el machismo... Quizá por eso Marjane Satrapi es conocida gracias a Persépolis, Fumiyo Kono lo es por La ciudad al atardecer, el país de los cerezos mientras que el BD que aquí reseño ha gozado de tanto reconocimiento pese a su mediocridad general. Es por eso que, de momento, no quiero hablar mucho de gays y lesbianas en esta reseña, simplemente de Clementine, de Emma, de Sabine...
Para empezar, esta historia consiste en la lectura por parte de Emma del diario de Clem. Esta premisa me parece una idea espantosa para empezar. Hablamos de una mujer adulta que muere de forma prematura tras haber sufrido una larga separación de su amante. En ese contexto, decide legarle sus diarios de adolescente a su ex-amante en lugar de escribirle directamente una carta. Estoy bastante segura de que un diario personal es... en fin, un diario personal. Nada que sea especialmente adecuado compartir y, mucho menos, una forma de transmitir nada a nadie una vez muerto. Lo que se escribe en un diario es más bien caótico y visceral, no está dirigido a alguien en concreto y, tratándose de emociones vividas durante la adolescencia, creo que pueden abundar comentarios hirientes hacia la mismísima Emma.
De todas formas, la narración desde el punto de vista de Clem apenas sí está presente en todo el cómic, asistimos en realidad a una historia en tercera persona por lo que la elección de la autora me parece innecesaria e incoherente. Aun más, si hubiera escogido cualquier otro ángulo estoy convencida de que la trama se hubiese enriquecido sustancialmente, con una evolución en el tiempo tanto de las protagonistas como de su entorno y no esa visión tan sesgada centrándose exclusivamente en la adolescencia.
Dejando de lado las formas, la premisa (esta vez, argumental) me parece incluso peor. Clementine está experimentando, por primera vez, con el sexo opuesto. Y es en medio de esta exploración que se cruza con una chica peli-azul por la calle. Y la mira. Y ella le devuelve la mirada. Y ya está, eso es suficiente para que acabe teniendo sueños húmedos con ella a pesar de que, por lo que refleja este cómic, Clem nunca se había planteado su orientación sexual ni tenía ninguna clase de bagaje. Me parece fantástico que al empezar a salir con un chico se dé cuenta de que eso no es para ella. Pero que por cruzar una mirada de un microsegundo con una desconocida ya no se la pueda quitar de la cabeza me parece exagerado e idealizado como poco.
Reconozco que yo no sé pintar pero hay algo aquí que no me encaja |
Pero ya, si algo me ha desesperado mientras leía este cómic es la omnipresente infidelidad. Que es un tema que me agota en todas sus justificaciones. De hecho, para ser una obra que trata supuestamente de mostrar lo irreverente de la homofobia, me parece que cae en demasiados clichés: que todos tus personajes homosexuales sean infieles no es el mejor de los puntos de partida que se me ocurren. De hecho, me parece que alguien que ha sufrido unos cuernos debería estar lo suficientemente sensibilizado con el tema como para no hacer lo propio...
Otra cosa que me repateó es que, al final, la autora lo deja todo en el aire, dando a entender una posible enfermedad, algún posible trastorno mental comórbido, quizá un abuso de drogas pero todo tratado de una forma tan vaga que resulta insultante.
En cuanto al dibujo me ha parecido muy mejorable. La única salvación es el matiz del azul pero que tampoco se aprovecha al máximo. Lo veo más como un recurso fácil que intenta ocultar el resto de carencias artísticas de igual modo que la autora intenta aprovechar la crítica social para cubrir las carencias argumentales.
No quiero acabar esta reseña sin aportarle nada positivo. Es evidente que para mí ha sido una pequeña gran decepción pero eso no significa que no le pueda reconocer sus méritos, que los tiene. Julie Maroh ha sabido reflejar lo duro que es lidiar con la homosexualidad en nuestra sociedad y, más aún, lo duro que tenía que ser hace veinte años. Una no solo debe enfrentarse a la reacción de amigos y familiares sino también a una misma, a esa confusión y ese miedo que la empujan a amoldarse a lo políticamente correcto con tal de no ser una paria para tantas personas que le importan. Al final, para Clem madurar consiste en asumir que hay amigos que debe dejar perder y relaciones que hay que romper si aspira a respetarse a sí misma y ser consecuente con sus sentimientos.
Magnífica reseña. Yo no le vi tantos puntos negativos cuando escribí la mía, y viendo la tuya, tienes toda la razón en lo que comentas de las infidelidades, lo del flechazo extremo, el punto de vista... Recuerdo que me quedé más con el drama general de la historia y no me paré a analizar todo lo que has escrito. Me quito el sombrero, mis felicitaciones =)
ResponderEliminarPD: Y bueno, siento que no te haya gustado, al menos te salió barato ^^U A ver si consigues venderlo y en unas próximas manos (ya serían las cuartas del tomo LOL) encuentra un hogar definitivo XD
Muchas gracias por el piropo. En realidad me da rabia que me salgan mejor las reseñas negativas que las positivas. Me gustaría ser capaz de dedicarle el mismo énfasis a aquello que me apasiona que a aquello que me disgusta...
EliminarPD: no sería la primera vez xD
Tengo una opinión bastante parecida a la tuya. El cómic en general me pareció bastante mediocre… pero las últimas páginas me gustaron muchísimo. El problema es que las tengo ahí separadas y funcionan bien de por sí como una especie de poema gráfico, así que eso tampoco justifica las cientoypico páginas previas.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que esta es la primera novela gráfica de la autora y eso puede explicar muchos de los fallos que tiene la obra. A ver cómo va evolucionando.
Sí que para ser una primera obra no está tan mal, la valoración final depende mucho del punto de partida que escojas: yo leí este cómic esperando encontrarme una obra merecedora de la fama que la precedía y, como no fue así, puede que me costase más apreciar sus pequeños logros...
EliminarYa vi que salió a la venta Skandalon pero me andaré con pies de plomo... probaré vía biblioteca primero.
siempre que voy a saquear la biblioteca estoy cerca de coger este cómic, pero nunca lo cojo por algún motivo (ya llevar demasiados cómics encima, epicpal, no tenerlo claro...)
ResponderEliminarDespués de leer la reseña no creo que vuelva a estar cerca de cogerlo aunque sea gratis en la biblioteca, que el tiempo también va escaso XD
Si te fías de mi criterio para las contra-recomendaciones hazlo también con las recomendaciones y léete En la misma clase! =P
Eliminarprestamelo y me lo leo XD
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