Tras el frenesí generado en las redes respecto al reciente lanzamiento tanto de Atelier of Witch Hat como de La Balada del Viento y los Árboles que, además, se anunciaron de forma simultánea, me da la sensación de que Música de Acero (Tetsugaku Letra) es una novedad que ha quedado de alguna forma camuflada a pesar de su encanto.
Kimitaka jugaba al baloncesto desde muy pequeño por lo que al empezar la secundaria contaba con ser el as del equipo; sin embargo, al poco tiempo de empezar el instituto se dio cuenta de que su conocimiento y experiencia no podían competir con la complexión y habilidad física de sus compañeros de clase y pronto tuvo que abandonar el deporte por no estar a la altura. Rabioso, decidió deshacerse de sus zapatillas nuevas, que le acababan de regalar. En ese momento la casualidad quiso que se encontrara con Fujimoto, una antigua compañera de clase que se encontraba en una situación parecida: a pesar de lo mucho que le gustaba la danza española era demasiado desgarbada para poder bailar con gracia y también pensaba renunciar a su sueño tirando sus flamantes zapatos rojos. A raíz de este encuentro, ambos adolescentes harán un intercambio, tanto de calzado como de objetivo pero, ¿serán capaces de triunfar en su nueva ambición?
Mizu Sahara, también conocida como Yumeka Sumomo, entre otros alias, ya había sido publicada con anterioridad en España con sendos tomos únicos, Añorado Rozione (Planeta, 2007) y Voces de una estrella distante (Planeta, 2016) con un éxito más bien escaso. Mientras que el primero era una recopilación de historias cortas bastante extrañas (aunque recuerdo haberlas disfrutado muchísimo en su momento), el segundo era una adaptación del OVA homónimo de Makoto Shinkai que dejaba mucho que desear. De hecho, Mizu Sahara cuenta en su haber con gran número de historias cortas (recopiladas o no) y títulos en los que comparte autoría con diversos guionistas.
Es por lo tanto Música de Acero una excepción en su bibliografía que nos permite por primera vez juzgar la capacidad de la autora para desarrollar una historia larga. Por si esto fuese poco, se trata de la primera incursión de la mangaka en la demografía shonen, habiéndose publicado originalmente Música de Acero en las páginas de la revista Gessan (Monthly Shônen Sunday), de Shogakukan; para que tengáis una referencia, es la misma revista en la que se serializaron tanto Q&A como Mix, las obras más recientes de Mitsuru Adachi.
Puede que me haya quedado un preámbulo más largo de lo normal pero me parecía necesario para entender por qué Música de Acero es una rara avis. El punto de partida podría ser el de cualquier shonen de superación personal: un protagonista del montón en todos los aspectos, tirando a taciturno, que no destaca en nada, que hace una promesa que terminará cambiando su vida. Mientras tanto, la estética y estructura obedecen a un canon más típico del shôjo, ya que lo que prima en la narración son las reflexiones introspectivas del protagonista.
Música de Acero podría incluso encuadrarse dentro del marco del spokon puesto que uno de los ejes argumentales reside en la danza española y en su aprendizaje por parte de Kimitaka. En el primer volumen, muy introductorio, la autora no tiene espacio para desarrollarlo pero ya a partir del segundo empieza a entrar en materia y a mostrar una pequeña parte de este tipo de danza centrándose en las figuras de la señora Morino y su nieto. Y aquí está, para mí, una de las claves de este manga y es que los personajes de edad avanzada tienen un papel importante en la trama. Se trata de una de las muchas rarezas de este manga, en que Mizu Sahara no desaprovecha la oportunidad de darle un rol a los abuelos y abuelas de los distintos protagonistas.
Aunque la principal peculiaridad de esta obra es sin duda la inversión de roles que deriva de la promesa inicial y el intercambio de zapatos*. Fujimoto le traspasa sus zapatos de baile a Kimitaka y una vez él se decide para tirar adelante con un sueño otorgado por otra persona, se aferra a ese calzado hasta tal punto que decide que no sólo va a aprender danza española sino que va a bailar con esos zapatos de tacón. Como quien no quiere la cosa, la autora introduce un dilema para todos sus personajes que terminarán debatiendo sobre si es respetuoso o no permitir que un chico baile con zapatos de mujer y se pone en tela de juicio su calidad como persona.
Pero, por supuesto, la obra va mucho más allá y profundiza en un tema también conflictivo como es el acoso escolar. Y lo hace sin basarse en ninguna de las tramas anteriores sino que constituye un nuevo pilar de la narración. Comentaba antes que Kimitaka es un chico del montón, algo taciturno, cualidades que, sumadas a un pasado algo turbio, le alejan del resto de compañeros de clase... mientras le acercan a otros marginados que, por uno u otro motivo, están tan apartados del resto como él. No contenta con esto, la mangaka va un paso más allá y sigue desarrollando el tema del bullying con la hermana pequeña del protagonista, que tiene su propia historia paralela que en nada desmerece a la trama principal.
Mizu Sahara, también conocida como Yumeka Sumomo, entre otros alias, ya había sido publicada con anterioridad en España con sendos tomos únicos, Añorado Rozione (Planeta, 2007) y Voces de una estrella distante (Planeta, 2016) con un éxito más bien escaso. Mientras que el primero era una recopilación de historias cortas bastante extrañas (aunque recuerdo haberlas disfrutado muchísimo en su momento), el segundo era una adaptación del OVA homónimo de Makoto Shinkai que dejaba mucho que desear. De hecho, Mizu Sahara cuenta en su haber con gran número de historias cortas (recopiladas o no) y títulos en los que comparte autoría con diversos guionistas.
Es por lo tanto Música de Acero una excepción en su bibliografía que nos permite por primera vez juzgar la capacidad de la autora para desarrollar una historia larga. Por si esto fuese poco, se trata de la primera incursión de la mangaka en la demografía shonen, habiéndose publicado originalmente Música de Acero en las páginas de la revista Gessan (Monthly Shônen Sunday), de Shogakukan; para que tengáis una referencia, es la misma revista en la que se serializaron tanto Q&A como Mix, las obras más recientes de Mitsuru Adachi.
Puede que me haya quedado un preámbulo más largo de lo normal pero me parecía necesario para entender por qué Música de Acero es una rara avis. El punto de partida podría ser el de cualquier shonen de superación personal: un protagonista del montón en todos los aspectos, tirando a taciturno, que no destaca en nada, que hace una promesa que terminará cambiando su vida. Mientras tanto, la estética y estructura obedecen a un canon más típico del shôjo, ya que lo que prima en la narración son las reflexiones introspectivas del protagonista.
Música de Acero podría incluso encuadrarse dentro del marco del spokon puesto que uno de los ejes argumentales reside en la danza española y en su aprendizaje por parte de Kimitaka. En el primer volumen, muy introductorio, la autora no tiene espacio para desarrollarlo pero ya a partir del segundo empieza a entrar en materia y a mostrar una pequeña parte de este tipo de danza centrándose en las figuras de la señora Morino y su nieto. Y aquí está, para mí, una de las claves de este manga y es que los personajes de edad avanzada tienen un papel importante en la trama. Se trata de una de las muchas rarezas de este manga, en que Mizu Sahara no desaprovecha la oportunidad de darle un rol a los abuelos y abuelas de los distintos protagonistas.
Aunque la principal peculiaridad de esta obra es sin duda la inversión de roles que deriva de la promesa inicial y el intercambio de zapatos*. Fujimoto le traspasa sus zapatos de baile a Kimitaka y una vez él se decide para tirar adelante con un sueño otorgado por otra persona, se aferra a ese calzado hasta tal punto que decide que no sólo va a aprender danza española sino que va a bailar con esos zapatos de tacón. Como quien no quiere la cosa, la autora introduce un dilema para todos sus personajes que terminarán debatiendo sobre si es respetuoso o no permitir que un chico baile con zapatos de mujer y se pone en tela de juicio su calidad como persona.
Pero, por supuesto, la obra va mucho más allá y profundiza en un tema también conflictivo como es el acoso escolar. Y lo hace sin basarse en ninguna de las tramas anteriores sino que constituye un nuevo pilar de la narración. Comentaba antes que Kimitaka es un chico del montón, algo taciturno, cualidades que, sumadas a un pasado algo turbio, le alejan del resto de compañeros de clase... mientras le acercan a otros marginados que, por uno u otro motivo, están tan apartados del resto como él. No contenta con esto, la mangaka va un paso más allá y sigue desarrollando el tema del bullying con la hermana pequeña del protagonista, que tiene su propia historia paralela que en nada desmerece a la trama principal.
Como veis, Mizu Sahara no desaprovecha ni una viñeta para dotar a su obra de capas y más capas de significado, acompañando las vicisitudes con la danza de su protagonista con incontables matices que enriquecen la obra. Así que ya sabéis, no permitáis que Música de Acero pase desapercibida entre tanta novedad jugosa. A diferencia de sus obras competidoras, es un manga terminado con seis tomos así que no tendremos que esperar eternamente para conocer su desenlace.
*Fujimoto, la chica, no tiene mayor problema ya que prueba suerte con el baloncesto femenino en el club de su instituto. Sin embargo, no quería dejar de comentar lo extraño e inusual que me resulta encontrar una obra publicada en una revista destinada mayoritariamente a un público masculino que se centre en un deporte femenino sin objetificar a ninguno de sus personajes (de hecho, ¿existe alguna más o es esta la excepción que confirma la norma? os animo a sugerirme manga de estas características en los comentarios).
*Fujimoto, la chica, no tiene mayor problema ya que prueba suerte con el baloncesto femenino en el club de su instituto. Sin embargo, no quería dejar de comentar lo extraño e inusual que me resulta encontrar una obra publicada en una revista destinada mayoritariamente a un público masculino que se centre en un deporte femenino sin objetificar a ninguno de sus personajes (de hecho, ¿existe alguna más o es esta la excepción que confirma la norma? os animo a sugerirme manga de estas características en los comentarios).
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues parece una premisa interesante, aunque no se si es demasiado mi estilo, igual hago una intentona con el primer volumen!
ResponderEliminarDe todas formas rstaré atento para las reseñas de los siguientes tomos(presión!)
Pd: por el. Título no me imaginaba Nada nada que iría de esto!
A ver, el tono no deja de ser juvenil pero es de los pocos shonen de instituto que recuerdo haber leído que me parece realmente adecuado para su target de audiencia. De hecho, me parece hasta una lectura recomendable para adolescentes porque le da valor a muchas cosas que no suelen verse reflejadas en esta demografía...
EliminarFíjate que yo había leído la sinopsis antes de lanzarme a su lectura y aún así no me esperaba para nada encontrar una historia así!
PD: me apunto lo de las reseñas futuras ;)
Pues mira, creo que voy a comprar el primer tomo. Mi cerebro se ha dislocado bastante mientras leía tu reseña. No sé, el punto de partida parece tan asombroso y descabellado que me resulta imposible no darle una oportunidad. ¿Un jugador de baloncesto y una bailarina de flamenco (ambos frustrados) intercambiando sus roles? Un arranque aparentemente propicio para la típica comedia de equívocos. Por lo que comentas, no obstante, dista mucho de caer en esa deriva. Me gusta cómo has desgranado el carácter de los personajes y la forma en que la autora aborda otras problemáticas adyacentes. Tiene buena pinta.
ResponderEliminarProbaremos, a ver qué tal.