He vuelto a recurrir a la biblioteca para poder leer otro título de «esos que salen en las listas» y, como siempre, lo cogí sin tener ni idea de qué iba pero con la tranquilidad relativa de que Oscuridades Programadas se ha publicado en España bajo el sello de Salamandra Graphic. En la portada aparecen cuatro personas en una azotea, una figura central rodeada por tres personas: un cámara, una entrevistadora y, al fondo, una mujer que parece tomar notas de todo con discreción. Crónicas de Turquía, Siria e Iraq es el subtítulo que quizá pueda pasar desapercibido pero que nos da la última pista que nos hacía falta; en efecto, Sarah Glidden nos ofrece una novela gráfica sobre un viaje a Oriente Próximo que realizó acompañando a sus amigos periodistas Sarah Stuteville y Alex Stonehill junto con el ex-marine Dan O'Brien.
En apenas trescientas páginas la autora nos narra dos meses de viaje incluyendo tanto las entrevistas con decenas de refugiados de varios países y culturas como las conversaciones privadas (todo lo privada que puede ser una conversación que está siendo registrada para aparecer posteriormente en varios reportajes y en una novela gráfica bien lozana) con sus compañeros sobre el viaje en sí y el periodismo como profesión. Por lo tanto, Oscuridades Programadas no es un reportaje propiamente dicho sino la crónica de un viaje a partir del cual se desarrollaron (o no) varios reportajes. Al seguir un orden cronológico y meramente descriptivo, las historias que se presentan lo hacen sin ton ni son, entremezclándose unas con otras en contraposición a la sucesión coherente de sucesos inevitablemente impregnada de la opinión del periodista que encontraríamos en la prensa.
El peso de la no ficción se hace patente desde el principio convirtiendo la obra en una lectura densa y difícil de digerir que, de hecho, me ha durado meses (tuve que renovar el préstamo de la biblioteca). Evidentemente, siendo uno de los temas principales la situación de los refugiados y la guerra, se trata de un compendio de historias tristes llenas de sufrimiento. Pero, además, retrata la compleja realidad que viven kurdos y árabes en Iraq y Siria, resultado de conflictos que se remontan a hace décadas.
Prácticamente todos los entrevistados tienen una cosa en común: su estatus de refugiados. A este respecto, la obra incluye entrevistas con dirigentes de UNHCR (que quizá os resulte más familiar por sus siglas en castellano, ACNUR) muy interesantes en las que se explica un poco en qué consiste entrar en el sistema de los refugiados y los pasos que se tienen que seguir desde que se solicita hasta que te lo conceden y todo lo que viene después incluyendo campamentos temporales y reasentamientos en otros países (un proceso largo y complicado siendo muy pocos los que consiguen emigrar).
Desde un punto de vista periodístico, el reportaje se centra más en las dificultades del día a día a las que deben hacer frente los refugiados ya que, si bien en Siria por ejemplo la escolarización de los niños es obligatoria y gratuita, una vez terminados los estudios primarios, los refugiados jóvenes se encuentran atrapados sin posibilidad ni de continuar con sus estudios superiores ni de trabajar con lo que aumenta su frustración y, finalmente, la violencia y delincuencia.
Pero, como ya avanzaba, el viaje de dos meses permite a los integrantes de la cuadrilla abordar el asunto desde un sinfín de puntos de vista distintos siendo uno de los elementos centrales del relato el testimonio de Sam Malkandi, un refugiado iraquí que logró la ciudadanía estadounidense para ser deportado más adelante por irregularidades durante el proceso de reasentamiento. Puede que esta historia sea central en Oscuridades Programadas simplemente porque el equipo de periodistas tenía como objetivo a priori entrevistar a Sam y realizar un documental.
Su interés y su protagonismo están intrínsicamente ligados al atractivo que ofrece su historia para un público potencial. Y creo que ahí radica parte de la importancia que ha tenido para mí la lectura de esta obra y es que como periodista tu labor no es sencillamente la de informar sino la de escoger qué parte de la verdad debes presentar y cómo hacerlo para conseguir despertar el interés del lector. Puede sonar rastrero o ilegítimo pero esta visión práctica permite hacer un buen trabajo y lograr el objetivo primordial que es hacerse eco de las injusticias que se han cometido y se cometen con una población masiva y heterogénea que no deja de crecer.
Otro de los objetivos de Sarah Stuteville al invitar a su amigo de la infancia Dan O'Brien era poder hacer un reportaje sobre cómo volver al mismo territorio en el que fue destinado pero, esta vez, como un simple civil más podía cambiar su visión de la actuación militar de Estados Unidos durante la guerra de Iraq. Con este abordaje pretende conectar con el pueblo americano con un protagonista y un relato que resulte más atractivo a la audiencia que en última instancia va a consumir su historia.
Como avanzaba, uno de los temas de fondo de Oscuridades Programadas es precisamente el significado y objetivo del periodismo. Así, Sarah Glidden nos explica la trayectoria de su amiga periodista, su búsqueda vocacional, sus primeros pinitos en el medio, múltiples conversaciones sobre el tema revelando datos curiosos como que se trata de la segunda profesión más odiada según los ciudadanos estadounidenses. Estos testimonios, de boca de jóvenes nacidos en Estados Unidos, con el mundo y la vida de cara, son la última pata de una obra que se revela como una lectura robusta que desde luego se merece estar en múltiples listas de indispensables.
Para terminar, la autora comenta al final de la obra que en su página web personal ha hecho una recopilación de enlaces de todas las noticias mencionadas a lo largo de Oscuridades Programadas así como de todos los reportajes realizados por el equipo del Seattle Globalist derivados de este viaje.
Prácticamente todos los entrevistados tienen una cosa en común: su estatus de refugiados. A este respecto, la obra incluye entrevistas con dirigentes de UNHCR (que quizá os resulte más familiar por sus siglas en castellano, ACNUR) muy interesantes en las que se explica un poco en qué consiste entrar en el sistema de los refugiados y los pasos que se tienen que seguir desde que se solicita hasta que te lo conceden y todo lo que viene después incluyendo campamentos temporales y reasentamientos en otros países (un proceso largo y complicado siendo muy pocos los que consiguen emigrar).
Desde un punto de vista periodístico, el reportaje se centra más en las dificultades del día a día a las que deben hacer frente los refugiados ya que, si bien en Siria por ejemplo la escolarización de los niños es obligatoria y gratuita, una vez terminados los estudios primarios, los refugiados jóvenes se encuentran atrapados sin posibilidad ni de continuar con sus estudios superiores ni de trabajar con lo que aumenta su frustración y, finalmente, la violencia y delincuencia.
Pero, como ya avanzaba, el viaje de dos meses permite a los integrantes de la cuadrilla abordar el asunto desde un sinfín de puntos de vista distintos siendo uno de los elementos centrales del relato el testimonio de Sam Malkandi, un refugiado iraquí que logró la ciudadanía estadounidense para ser deportado más adelante por irregularidades durante el proceso de reasentamiento. Puede que esta historia sea central en Oscuridades Programadas simplemente porque el equipo de periodistas tenía como objetivo a priori entrevistar a Sam y realizar un documental.
Su interés y su protagonismo están intrínsicamente ligados al atractivo que ofrece su historia para un público potencial. Y creo que ahí radica parte de la importancia que ha tenido para mí la lectura de esta obra y es que como periodista tu labor no es sencillamente la de informar sino la de escoger qué parte de la verdad debes presentar y cómo hacerlo para conseguir despertar el interés del lector. Puede sonar rastrero o ilegítimo pero esta visión práctica permite hacer un buen trabajo y lograr el objetivo primordial que es hacerse eco de las injusticias que se han cometido y se cometen con una población masiva y heterogénea que no deja de crecer.
Otro de los objetivos de Sarah Stuteville al invitar a su amigo de la infancia Dan O'Brien era poder hacer un reportaje sobre cómo volver al mismo territorio en el que fue destinado pero, esta vez, como un simple civil más podía cambiar su visión de la actuación militar de Estados Unidos durante la guerra de Iraq. Con este abordaje pretende conectar con el pueblo americano con un protagonista y un relato que resulte más atractivo a la audiencia que en última instancia va a consumir su historia.
Como avanzaba, uno de los temas de fondo de Oscuridades Programadas es precisamente el significado y objetivo del periodismo. Así, Sarah Glidden nos explica la trayectoria de su amiga periodista, su búsqueda vocacional, sus primeros pinitos en el medio, múltiples conversaciones sobre el tema revelando datos curiosos como que se trata de la segunda profesión más odiada según los ciudadanos estadounidenses. Estos testimonios, de boca de jóvenes nacidos en Estados Unidos, con el mundo y la vida de cara, son la última pata de una obra que se revela como una lectura robusta que desde luego se merece estar en múltiples listas de indispensables.
Para terminar, la autora comenta al final de la obra que en su página web personal ha hecho una recopilación de enlaces de todas las noticias mencionadas a lo largo de Oscuridades Programadas así como de todos los reportajes realizados por el equipo del Seattle Globalist derivados de este viaje.
Pues parece bastante interesante, Au que me da un poco de miedo que sean historias sin ton ni son, el cómic periodístico me acostumbra a gustar y a ser interesante, este lo parece.
ResponderEliminarPd:Si te interesa el tema(o tienes curiosidad) y te apetece más cómic de estilo periodístico coge en la biblioteca "notas al pie de Gaza" de Joe Sacco, quizá un poco más hilado? (hace mucho que lo leí) pero recuerdo que me impactó mucho
A ver historias sin ton ni son tampooooooco (soy consciente de que son mis palabras textuales en la reseña), quería decir que no es súper lineal pero se entiende todo muy bien.
EliminarPD: me apunto la recomendación a la lista infinita de lecturas pendientes!
Confieso que es el tipo de obra que nunca compraría así de entrada. Si me lo regalaran, posiblemente lo ojearía un poco y luego acabaría mal apilado en la estantería. Tanto el formato (sucesión de testimonios personales a partir de entrevistas) como la cruda temática sobre la que versa este título, no es que inviten mucho a su lectura. Y menos si eres un vago intelectual con dos sacos de dioptrías.
ResponderEliminarSin embargo, la reseña es amena, honesta y de una redacción impecable. No acostumbro a seguir este tipo de blogs, y ahora veo que me he perdido muchas cosas por no hacerlo. Ayudan a tumbar prejuicios y descubrir cosas nuevas que, de otro modo, jamás me habría planteado leer. Y de paso sirve para ponerse al día en el conocimiento del cómic actual Ojo, en mi idioma de abuelo, actual viene a ser el de los últimos 20 años.
No creo que la aversión por temáticas crudas (véase, la "no-ficción") tenga nada que ver con la pereza intelectual... en mi caso, evito leer el periódico o ver el telediario por aquello de que la ignorancia es la felicidad pero creo que este tipo de obras ofrecen una aproximación óptima a ciertos temas.
EliminarEn cualquier caso, ¡muchas gracias por los halagos! Comentarios como el tuyo son un boost de energía para seguir escribiendo en estos tiempos tan difíciles para los blogs =)