lunes, 1 de febrero de 2016

Dios en persona

Me encontré este título trasteando en algún listado de "mejores cómics" o en algún blog especializado o en ambos quizá. Y más tarde lo encontré en mi cada vez más adorada biblioteca. Empecé a leerlo con unas expectativas muy altas que decayeron un poco ya en la primera página pero que se recuperaron a lo largo de la lectura hasta el punto de que creo que a partir de ahora seré yo una de las contribuyentes a que el hype de Dios en persona siga aumentando.


Dios se presenta en la Tierra sin previo aviso y la opinión pública oscila entre la incredulidad, la conmoción, la devoción y, finalmente, el recelo. Como fenómeno de masas, Dios se convierte a la vez en salvador, en héroe, en ídolo, en escritor... pero también en infame, traidor y villano. El mundo entero se vuelca en un debate milenario sobre si la existencia de Dios puede o no probarse y, en el caso de que así sea, cuáles son sus verdaderos atributos. De lo único de lo que no hay duda alguna es de que todo el mundo tiene en boca a Dios.

Marc-Antoine Mathieu nos presenta un documental que, a posteriori, narra la reencarnación de Dios y todos los efectos colaterales que se derivaron durante su estancia terrenal. Desde los prodigios que realizó para demostrar su divinidad hasta las obras literarias y programas televisivos que se originaron de su inesperada visita. La obra cubre tantas alternativas que no tiene sentido enumerarlas todas aquí, al contrario, prefiero que cada uno las vaya descubriendo en su lectura. Aunque en general he disfrutado mucho de todos los escenarios imaginados por el autor no puedo dejar de comentar que alude al maldito mito de que los humanos utilizamos tan solo un 10% del cerebro, lo cual es falso.

La deformación profesional siempre me acaba
impidiendo disfrutar de ciertas obras
Especial relevancia tiene sin embargo «el juicio», en que millones de personas denuncian al supuesto Dios Todopoderoso por haberles abandonado a su suerte y, por lo tanto, lo culpan de todas las desgracias que han asolado a la humanidad desde que se tiene constancia. Inevitablemente, el juicio se acaba convirtiendo en un debate teológico que el autor ilustra ingeniosamente con citas reales de multitud de pensadores de todas las épocas incluyendo a Descartes, Sartre y Einstein, entre otros.

Este juicio resulta a la vez surrealista y superrealista ya que si bien se trata el tema de forma exagerada, reduciendo la cuestión al absurdo, no deja de resultar un desenlace previsible tanto si atendemos a la sociedad actual como a la de hace dos mil años, en que la primera encarnación de Dios en la Tierra ya fue debidamente juzgada con las consecuencias que todos conocemos.


El esfuerzo que realiza el autor con tal de inventar una personalidad para este Dios es notable, creando un personaje de lo más misterioso, del que nunca llegamos a ver la cara (e ingenia muy buenos recursos para ocultarla sin que resulte aparatoso) y del que nunca sabemos realmente qué se le pasa por la cabeza. Más interesante que el personaje en sí, sin embargo, es la reacción de cuántos le rodean, tanto la de los detractores como la de los fervientes seguidores, entre los que se cuentan oportunistas dispuestos a beneficiarse económicamente de la situación a toda costa.

Quizá sea el humor el que da su toque distintivo a la obra en su conjunto, con continuas alusiones a lo divino y a la religión cristiana tanto en los nombres de periodistas y otros testimonios (insuperable el Matías con su «¡Gracias a Dios, basta con verlo para creerlo!») como en las expresiones hechas, en un juego lingüístico continuo desde la primera hasta la última página.


Si algo he echado en falta en este cómic es una visión más amplia de las repercusiones que tendría un acontecimiento de estas dimensiones ya que, si bien se ilustra muy bien la revolución científico-cristiano-social que tendría lugar, deja totalmente al margen el resto de religiones y no me queda duda de que judíos, musulmanes, budistas, etc. tendrían mucho que decir al respecto. Es más, creo que entrarían en juego intereses políticos en la cuestión pero entonces se perdería totalmente la esencia del cómic.

Como adelantaba antes, Mathieu sobresale no solo en el guión sino también en el dibujo, muy detallado, con un despliegue especialmente rico en el capítulo logos así como en la muestra del cómic perteneciente a las obras derivadas de la reencarnación de dios, que se diferencia claramente del resto de páginas.


En resumen, se trata de una lectura más que recomendable para todo el mundo, de la que creo que disfrutarán especialmente ateos y agnósticos. A pesar de algún que otro batacazo argumental y de la absoluta ausencia de explicación del punto de partida, ha sido una lectura sublime que, sin duda, repetiré.

6 comentarios:

  1. ayer leí el primer párrafo de la reseña, la premisa me encantó, y al salir del trabajo fui a buscarlo a la biblioteca.
    Lo primero que me pasó al leerlo fue indignarme con lo del 10%... pero al final es casi lo único negativo que puedo decir (e igual lo del superordenador, un poco wtf).

    Me ha gustado! a mi también me hubiera gustado que se vieran más las repercusiones... quizá demasiado rato en el juicio¿? (genial el testimonio random del limpiador que tiene mucho tiempo "pa' pensar")
    El final también me ha gustado, muy auténtico de lo que podría llegar a pasar hoy en día XD

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    1. Madre mía, ¡qué rapidez! Pues me alegro de que te haya gustado ^^ El final es fantástico, muy metafórico todo, condenamos y matamos a Jesús y, si Dios se reencarnara, acabaría pasando exactamente lo mismo.

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    1. Ya lo he leído y me ha parecido fascinante, la verdad. Aunque el poso que me deja es de tristeza y vacío :P

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    2. Me alegro de que la reseña te animase a leerlo, no sé decir si te ha gustado o no pero estoy de acuerdo en que el final te deja como intranquila, como vacía, creo que simula un poco el sentimiento de los que somos ateos.

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    3. Sí, gustar me ha gustado, de hecho lo he leído de una sentada :) La narrativa fluye muy bien y el arte es el que debe ser.

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