jueves, 22 de septiembre de 2011

Los niños del agua

Creo que si no me lo hubieran regalado nunca me habría percatado de la existencia de este libro. Y la verdad es que me alegro que ahora pueda ser uno más en mis estanterías. Los niños del agua, de Charles Kingsley, es un clásico infantil de la literatura inglesa tan famoso como Alicia en el país de las maravillas y que, de hecho, se escribió dos años antes.

Es una pena que aquí en España solo sea famoso y de sobras conocido el segundo porque Los niños del agua, a pesar de estar originalmente destinado a los pequeños niños ingleses, es una lectura más que recomendable para todo aquel que quiera disfrutar de un cuento de hadas...

Me cuesta muchísimo reseñar este libro. Si bien Alicia se rige por la locura y la incoherencia en Los niños del agua todo intenta tener sentido pero nada lo tiene. Es impresionante como no paran de pasar cosas en ningún momento y no puedes pensar otra cosa sino que todos los capítulos se solapan unos sobre otros sin ton ni son. No se puede decir que haya un comienzo, un nudo y un desenlace... para mí todo el libro es nudo, o quizá el libro no es más que un montón de comienzos y desenlaces. De verdad que me es terriblemente difícil describirlo.

¿Habéis oído la expresión "irse por los cerros de Úbeda"? Pues en eso consiste este libro. Cientos de pequeñas historias que no tienen conexión entre ellas pero que ahí están permitiendo al autor decir todo lo que le da la gana, todo lo que la imaginación puede dar de sí, sea bonito o feo, lógico o carente de ningún sentido.

Tom es un deshollinador huérfano maltratado por su patrón. Un buen día se cae por la chimenea en la que no debería estar y sin pensárselo dos veces, huye despavorido. Después de dios sabe cuantas horas de correr sin parar y de casi despeñarse por un acantilado, acaba por morir ahogado en un río. Pero no, no se ha ahogado, se ha convertido en un niño del agua pero antes de poder divertirse deberá encontrar el camino hacia el mar...

Pues bien, si la historia de Tom como niño del agua que es es el hilo conductor del libro, os aseguro que en cinco líneas el autor te puede explicar cómo una langosta perdió su pinza al escapar de una trampa y acto seguido, ocupar 4 páginas explicando cómo para las langostas es una cuestión de honor no soltarse aunque estén peligro. Es todo el libro así, Tom viajando y cientos de historias sobre los animales y las cosas con las que se encuentra por parte del autor para instruir al lector sobre ellos. Es muy muy muy curioso.

El libro está repleto de ilustraciones de Linley Sambourne que, si lo he entendido bien, se incluyeron en una edición póstuma en 1889. Todas y cada una de ellas encajan perfectamente con las descripciones del libro ayudando a imaginarse un poco el escenario...

Me ha llamado especialmente la atención que Charles Kingsley se pasa todo el libro criticando la sociedad, la política, la educación y diversas personalidades inglesas. Y no es solo que los critique, es que lo hace sin ninguna sutileza, ataca ridiculizando todo aquello con lo que no está de acuerdo. Este hombre debió de ser todo un personaje.

Para acabar, y para que os hagáis una idea de lo variopinto que llega a ser este libro infantil, os pongo un fragmento acerca de lo incorrecto de negar las cosas que creemos que no existen. En realidad, pensaba poneros el extracto completo pero al empezar a transcribirlo me he dado cuenta de que son unas 10 páginas del libro así que sólo pondré algunos trocitos.
¿Un niño del agua? Nunca has oído hablar de los niños del agua. Quizá no, por eso se ha escrito esta historia. Hay un montón de cosas en el mundo de las que nunca has oído hablar, y muchas más de las que nadie oirá hablar, al menos hasta el advenimiento de los Cocqcigrues, cuando el hombre sea la medida de todas las cosas.
<<Pero, los niños del agua no existen>>, dirás.
¿Cómo lo sabes? ¿Has estado allí para verlo? E incluso si has estado y no lo has visto, eso no prueba su inexistencia.
<<Pero un niño del agua es algo contra natura.>>
 Bien, jovencito, cuando crezcas, debes aprender a decir esas cosas de un modo diferente. No puedes hablar de <<no existe>> o <<es imposible>> cuando te refieras a este inmenso y maravilloso mundo que te rodea, del cual los más sabios no conocen sino una pequeña parte o, tal y como dijo el gran Isaac Newton, el conocimiento (o el hombre) no es más que un niño recogiendo guijarros en la orilla de un océano inmenso.

De esto se deduce que hay docenas y hasta cientos de cosas en el mundo de las que podríamos decir con certeza, si no las hubiéramos visto funcionar con nuestros propios ojos, que son contrarias a la Naturaleza. Si nadie hubiera contemplado crecer a las pequeñas semillas hasta convertirse en plantas y árboles, de forma y apariencia completamente diferente a la que tenían en un principio, y a esos árboles producir nuevas semillas que volverían a convertirse en árboles, podría haber dicho: <<Esto no puede ser, es contrario a la Naturaleza>>. Y tendría razón. Lo mismo sucede con otras muchas cosas.

¿Acaso hasta hace escasos veinticinco años no defendían los eruditos que los dragones voladores no existían? Pues bien, ahora sabemos que estaban equivocados, porque se han hallado cientos de restos fósiles a lo largo y ancho del mundo. La gente los llama pterodáctilos, pero únicamente lo hacen porque, tras haber defendido su inexistencia durante tanto tiempo, se avergüenzan de denominarlos dragones voladores.

¿Que si estoy siendo sincero? ¡Oh, no!, querido. ¿Es que no sabes que esto no es más que un cuento de hadas, todo imaginación y diversión y que no has de creerte ni una sola palabra, aunque sea verdad?

4 comentarios:

  1. No termina de llamarme pero lo buscaré por la biblioteca a ver

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  2. No se, quizás algún día me anime a leerlo.

    Besos

    PD:Me gustaría invitarte a mi blog http://letraslibrosymas.blogspot.com/ yo ya te sigo ^^

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  3. Alicia me está costando horrores leerlo, en serio, no termina de llamarme ese tipo de "cuentos infantiles" y por lo que cuentas este libro va por el mismo camino >_< de momento creo que pasaré...

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