sábado, 10 de diciembre de 2016

¿Por qué me iba a enfadar que me dijeran lesbiana?

Como ya hiciera con One Punch-Man, al habérseme acumulado varios tomos de Flores Azules que, además, he leído del tirón, he pensado en centrar esta entrada de últimas lecturas sólo en este manga publicado en una revista de demografía ambigua como es la Manga Erotics F. Tan ambigua es que por sus páginas han desfilado títulos de calibre tan diverso como Utsubora y J no Subete (de Asumiko Nakamura), La chica a la orilla del mar (Inio Asano), Ristorante Paradiso y Gente (de Natsume Ono), Los carruajes de Bradherley (de Hiroaki Samura) e incluso El club del suicidio y Hikari Club (de Usamaru Furuya). De hecho, prácticamente todos los manga que acabo de nombrar son entre sádicos y siniestros y Flores Azules no podría distar más de dicho género... aunque sí parece reservarse una o dos sorpresas.


Mi opinión sobre Flores Azules cambia casi radicalmente a cada nuevo tomo que leo así que muchos altibajos he percibido en estos tres volúmenes. A partir del cuarto tomo se podría decir que la trama da un salto cualitativo hacia delante: aparecen nuevos personajes, las protagonistas cambian de curso, Sugimoto se va a continuar sus estudios en Reino Unido (y desbloquea así la encrucijada sentimental tanto con Fumi como con Kyoko), Moggy empieza a salir con Shinobu... Aunque, en realidad, todos estos no son más que detalles que contribuyen a construir un escenario en que desarrollar la sutil trama principal (tan sutil que puede pillar a más de uno por sorpresa al acercarse a su clímax). Entre las nuevas alumnas de primero destaca Haruka Ono, incluso más espontánea e inocente de lo que ya lo era Akira al entrar en el Fujigaya. Y, como no podía ser de otra forma en esta obra, acarrea consigo una nueva experiencia y, por lo tanto, punto de vista, respecto a la homosexualidad femenina.


Después de leer estos tomos siento cierta necesidad de leer también el Rokumeikan o, de al menos, buscar alguna sinopsis llena de spoilers de dicha obra porque no me he enterado de prácticamente ninguno de los paralelismos que se intentan trazar entre la obra y la historia personal de los personajes, en especial de Kyoko que parece muy tocada con este tema. Kyoko es un personaje que ha tenido poquísimo protagonismo a lo largo de los tomos a pesar de que parece que tiene una historia personal de lo más oscura que me gustaría que se desarrollase mucho más y me temo que en los dos tomos que me quedan por leer ya no va a dar tiempo... Necesitaría algo del estilo del Bonus Track de Kids on the Slope para ella.


Sin venir mucho a cuento, a Akira le da por empezar a salir con Fumi y diría que es de las decisiones más irreflexivas a este respecto que he leído en un manga de tinte romántico... porque Fumi encaja perfectamente en el rol de la típica amiga de la infancia que alberga sentimientos románticos (no mutuos) hacia la protagonista (estoy pensando, por ejemplo, en Ginta en Marmalade Boy) y no veo ningún sentimiento romántico palpable, y mucho menos sexual, en Akira hacia ella. Es más, a pesar de empezar a salir se siguen comportando la una con la otra como antes lo que me hace plantearme en que se diferencia su nueva relación de su amistad de largo recorrido. Es evidente que Fumi bebe los vientos por Akira pero ésta última se me antoja incluso más indiferente de lo que ya lo era Sugimoto y con unas meras ganas de experimentar "a ver qué pasa" después de haber comentado ya tantas veces que nunca se ha enamorado de nadie y que no le gusta nadie...


Las historias cortas a principio y/o final de tomo son una mezcla entre rizar el rizo y aprovechar para desarrollar nuevos romances entre alumnas de instituto saltando a otras épocas para no generar una falsa sobrerepresentación de la homosexualidad femenina en una clase de apenas treinta alumnas (la cifra me la invento pero vaya, me refiero a una única promoción). Son tan tan tan breves que no es que pueda decir que dé tiempo a que la autora desarrolle nada en profundidad (ni creo que sea éste su objetivo) pero algunas frases sueltas son para enmarcar, como la cita que he aprovechado para dar nombre a esta entrada, que creo que refleja muy bien el mensaje que quiere transmitir Takako Shimura con Flores Azules. Aunque os confieso que siempre me vuelvo loca buscando quién es quién dando por hecho que se trata siempre de personajes secundarios que ya han aparecido en la trama principal y a algunas de las chicas aún no las he ubicado...


A sólo dos tomos de su final, sigo sin haberme formado una opinión sólida sobre Flores Azules. De momento, sólo puedo deciros que tiene cosas que me gustan más (las pequeñas cosas que hacen que pueda empatizar con todos los personajes, que se haga mención explícita a la libido de una adolescente) y otras que menos (el cariz que está tomando la relación entre Fumi y Akira, la personalidad de Shinako) por lo que me cuesta posicionarme a favor o en contra de una recomendación formal... aunque estoy bastante convencida de que hará las delicias de aquellas personas que busquen una reflexión profunda pero a la vez natural sobre cómo se vive una orientación sexual no normativa en la adolescencia, tanto por la chica que la encarna como por las compañeras, amigas y familiares que la rodean.

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