lunes, 22 de diciembre de 2014

El momento de Aurora West

Como ya anticipé en mi última reseña, hoy vengo a comentar El momento de Aurora West, la primera parte de la precuela de Battling Boy donde conocemos cómo era Arcópolis antes de la llegada del chico batallador.


Aurora West tiene una agenda muy apretada para una adolescente pero ser la única hija de un héroe es incompatible con tener una vida de instituto corriente y moliente. Haggard es muy estricto con su educación por lo que Aurora debe asimilar de forma simultánea conocimientos desde la historia hasta la ciencia más avanzada junto con técnicas de lucha que le permitan combatir contra los monstruos.

No deja de parecerme curioso que siendo la historia de Aurora cronológicamente anterior a la de Battling Boy y habiéndose publicado ambos primeros volúmenes prácticamente de forma simultánea se decidiera que la saga de la heroína se presentara a modo de precuela. Repentinamente, se introduce la cuestión de la madre de Aurora (un personaje que ni siquiera se menciona en la historia principal aunque era evidente que tenía que existir) que murió en extrañas circunstancias a manos de las pesadillas de Arcópolis. Esta trama da pie a un tema recurrente en las obras de David Rubín: la decadencia de los héroes (sé que no he reseñado nada de este prolífico autor todavía pero tengo esperando sobre la mesita La Tetería del Oso Malayo).


No soy ninguna gran lectora de cómic americano (apenas he empezado con Sandman y Fábulas), nada de DC ni de Marvel ha pasado por mis manos más que los blockbusters cinematográficos de moda. Aun así, lo que sería la "noción popular" de lo que es y de lo que representa un «superhéroe» no suele estar asociado con nada muy humano. Y David Rubín ha conseguido humanizar a Haggard West en vida mucho más de lo que ya lo hizo Paul Pope con su muerte en las primeras páginas de Battling Boy. El héroe de Arcópolis siempre tiene su mejor cara para sus conciudadanos y, desde luego, adora a su hija por encima de todas las cosas. El problema es que a menudo hay sentimientos que pesan más que el amor: la pena, el resentimiento, la culpa y el deseo de venganza solo son algunos de ellos.

Si por un lado tenemos a un héroe real que se autoflagela por no haber sido capaz de salvar a su mujer y que le dice a viejos amargados que se tiren por un puente, por el otro está la rebelde Aurora en la que es una de las peores etapas de la vida sin duda: la adolescencia. A raíz de un descubrimiento accidental y carente de significado en apariencia, Aurora empezará a indagar en sus recuerdos sospechando que la identidad del asesino de su madre se encuentra escondida en ellos. Para ello, no le importará utilizar cualquier recurso a su alcance ya sean las técnicas místicas de su padre o un compañero de clase que está colado por ella (¡y que tiene coche!). Me gusta su personaje porque encarna muy bien esa mezcla de curiosidad, testarudez, ingenuidad e indignación general con el mundo que se tiene a esa edad. Una protagonista con la que puedas y quieras identificarte.


Un detallito que hace que el cómic en general gane puntos extra es que se mantiene la esencia de la ciudad de Arcópolis aunque sea como un sutil telón de fondo. El recorte de periódico denota esa superficialidad y cinismo imperante en los dirigentes políticos de la ciudad-estado acostumbrados a adulterar la verdad. También me llama la atención el tratamiento que se da a las pesadillas... normalmente, incluso en los cómics, las cosas no son nunca ni blancas ni negras pero nadie pone en duda que no puede haber ninguna clase de cargo de conciencia cuando se mata a un monstruo. Excepto Aurora quizá, pero ya os digo que como buena adolescente es muy inocente todavía.

El arte de David Rubín me tiene ligeramente enamorada porque destila personalidad y dinamismo y creo que le pega mucho a esta historia. Por un lado, hay algunas escenas en que ha conseguido ponerme los pelos de punta de verdad y no me esperaba pasajes espeluznantes cuando compré este cómic. Por el otro me ha parecido muy curiosa la distribución de página como por ejemplo en los flashbacks con las viñetas en forma de piezas de rompecabezas, muy original. Es una verdadera pena que se escogiera realizar esta precuela en blanco y negro y no en color como en Battling Boy y más cuando David Rubín está acostumbrado a trabajar en color... puedo entender que quisieran abaratar la edición por el público objetivo del título pero a la vez creo que es desperdiciar talento. De hecho, cuando hojeé este tomo por primera vez me dio la sensación de que sí era un cómic originalmente a color pero que por algún motivo inexplicable se había publicado en blanco y negro en España. Evidentemente no se trata de eso pero supongo que es inevitable que alguien acostumbrado a colorearlo todo tenga un acabado muy distinto cuando se le priva de su paleta habitual.


Lo que aun no he conseguido entender es por qué adaptaron "rise" como "momento". Yo lo entiendo como "auge" y ya no sé si es que se trata de una palabra demasiado complicada para el público adolescente al que se supone que va dirigida la obra o si es que he malentendido completamente el significado del título. De todas formas lo podrían haber dejado simplemente como Aurora West igual que Battling Boy... pero "el momento" me suena rarísimo.

En cuanto a la edición, ya he comentado que no apruebo para nada la decisión de producirlo en blanco y negro pero es que también estoy en desacuerdo con el formato... es poco más grande que un tomo manga estándar. No comprendo qué sentido tiene hacer una suerte de saga y que las dos mitades que la componen difieran en todo lo que pueden diferir dos ediciones de cómic. Además, ya me lo había advertido Nagore pero la fuente es algo difícil de leer... Teniendo en cuenta todo esto no entiendo que un cómic de 150 páginas en blanco y negro valga 8,95€.

Al margen de mis desavenencias con la edición escogida, he disfrutado mucho de la historia y tengo muchas ganas de saber cómo finaliza la búsqueda de Aurora en el segundo y último volumen. El momento de Aurora West cuenta con una protagonista carismática inmersa en un misterio trepidante.

2 comentarios:

  1. la verdad es que tiene buena pinta y además entra bien por los ojos, además vi la presentación que hizo David Rubin el Gigamesh y pica bastante la curiosidad.
    Cuando vi el blanco y negro a mi también me pareció mucho el típico blanco y negro que viene del color (como en los tomos manga que llevan páginas a color y se han pasado a blanco y negro)

    igual si los encuentro bien de precio me los pillo (o si los veo en la biblioteca!)

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    1. No he visto aún la presentación en Gigamesh así que no sé si lo comentó pero en TRES entrevistas distintas que le han hecho dice siempre lo mismo: que el formato escogido (pequeño y en blanco y negro, incluso la apariencia no-despampanante de Aurora) tenía como objetivo asemejarse al del manga para llamar la atención de lectorAs jóvenes que, de otra forma, no suelen acercarse al cómic americano (más dirigido a cuarentones).

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