Sandman: Preludios y Nocturnos

Tras Fábulas, ahí va mi segunda aproximación al cómic americano, con Vertigo otra vez, por supuesto. De todos los amigos que tengo que leen cómic americano no hay ni uno solo que no me haya recomendado Sandman. De hecho, es casi un milagro que no hubiera empezado a leer este cómic ya y la reedición de ECC en diez volúmenes me ha venido como anillo al dedo (la edición tocho rústica de Planeta no me acababa de convencer mucho la verdad). La periodicidad mensual le dolerá un poco a mi bolsillo pero subsistiré.

El autodenominado «Mago» Roderick Burgess decide capturar a la Muerte para conseguir la inmortalidad pero quien acude a su llamada no es otro que Morfeo, o Sandman, el Rey de los Sueños. Es así como durante la vida del "mago" y gran parte de la de su hijo Alex, Morfeo permanece atrapado en una jaula de cristal, despojado de sus pertenencias, durante setenta años. Para cuando logra escapar el mundo ha sufrido los estragos de su larga desaparición, el mundo onírico ha quedado destrozado y Sueño ha perdido gran parte de su poder.

Si os soy sincera me dejé llevar por todos esos comentarios positivos y recomendaciones y nunca me pregunté siquiera de qué podría ir esta historia. De hecho, hasta que no vi Rise of the Guardians no sabía ni lo que era el Sandman (no me matéis) y no será por referencias musicales...

¿Cómo os lo digo? Sandman es un cómic de culto, solo he leído una décima parte de la obra y ya entiendo por qué. Es una historia surrealista, diferente y gore. No es fácil. Ni convencional. No te da un protagonista con el que te puedas identificar o al que puedas entender siquiera. Sueño es un eterno, y no es posible comprender la lógica de sus razonamientos porque carece de preocupaciones mundanas.

so sexy

Neil Gaiman nos presenta decenas de personajes en este primer volumen y apenas ninguno va a quedarse por mucho tiempo. Se quiere asegurar de que el lector entienda las implicaciones de la captura de Morfeo y para eso se sirve de un montón de personas de a pie: una niña pequeña que no puede dormir, un chico que mintió sobre su edad para poder alistarse al ejército, una joven lesbiana que ha discutido con su novia, un alcohólico atormentado por la culpa, una drogadicta que se pasa el día soñando...

Algo que me ha llamado mucho la atención como lectura novata de DC son las referencias a la Liga de la Justicia, Batman, Gotham, Arkham... Se nota que el tema de los crossovers lo tienen más que dominado en el cómic americano y es de lo más normal que ocurra. Me pregunto cuántas referencias me habré perdido por no haber leído nunca nada de DC.

Os presento al muy angelical Lucifer

No contento con eso, Gaiman hace gala de sus conocimientos sobre mitología adoctrinándonos con decenas de nombres para el Sueño y la Muerte. De hecho, aporta su granito de arena con su visión de estas encarnaciones dotándoles de aspecto y parentesco. Y aun más, nos permite echarle un ojo al infierno y conocer a la que es posible que sea la visión más realista de Lucifer, Belcebú y Azazel. Pero no, no he acabado con las referencias, salen incluso las parcas, apodadas de mil maneras, entre ellas Urth, Verthdandi y Skald (cada vez que veo sus nombres escritos, lo están de forma distinta, me gustaría saber cómo era la original...). ¡Y también Caín y Abel! Referencias, referencias por todas partes. Me gusta Neil.

Y como decía antes, el gore. Y la crudeza. La perturbación psicológica. Y la psicopatía. Nunca había leído nada tan caótico con personajes tan echados a perder. Es un cómic sobre los siete pecados capitales, hay un poco de todo: avaricia, lujuria, ira... Todo aderezado con locura por todas partes.

Imágenes cortesía de @franborrell que no quiere que me spoilee
y las busca por mí =')

Y, en fin, los sueños claro. Es algo que me maravilla. Hay una pequeña parte racional de mí misma que se queja de esos que tras el encarcelamiento de Morfeo se supone que dejaron de dormir puesto que es un hecho que el ser humano no puede sobrevivir sin dormir (nos morimos mucho antes si se nos priva el sueño que si nos retiran la comida). Pero dejando de lado mi yo superanalítico, me he enamorado de la concepción de los sueños. ¿Recordáis Origen/Inception? Pues bien, lo que encontraréis en Sandman son sueños de verdad: inconexos, felices, tristes, opresivos, irreales. El guionista consigue un mundo onírico muy conseguido en el que mezclan deseos, miedos y obsesiones de la forma más incoherente que se puede idear racionalmente.

En resumen, Sandman es una obra de lo más recomendable, totalmente distinta a cualquier otra cosa que hayáis leído antes, con diseños de personajes atípicos y un protagonista de lo más desacostumbrado.