Festín de Cuervos

Tras tardar una eternidad en leer Tormenta de Espadas he devorado Festín de Cuervos en un par de semanas para llevarle la contraria al mundo. Si dije que Juego de Tronos era el libro de los Stark, Choque de Reyes el de Tyrion y Tormenta de Espadas el de las bodas... Festín de Cuervos es el libro de los Martell, de los Greyjoy, de Brienne, de Cersei y de las mujeres en general. Y no exagero en lo más mínimo, de los 45 capítulos que contiene la cuarta entrega de Canción de Hielo y Fuego, 27 están narrados por mujeres mientras que solo 18 por hombres. Esto se debe en gran parte a que George RR Martin se dio cuenta de que había escrito demasiado y decidió partir la trama de un mismo lapso de tiempo en dos libros, así, en Festín quedan excluidos Jon, Bran, Davos y Tyrion mientras que se introducen Cersei y Brienne a la par que varios personajes de lo más variopintos que no suelen repetir capítulo y que nos permiten echar un vistazo a lo que sucede en las Islas del Hierro y en Dorne.

Tras las muertes de Robb Stark, Balon Greyjoy, Renly Baratheon y Joffrey Baratheon la guerra de los cinco reyes se ha dado por terminada. Sin embargo, los bandidos asolan las tierras de los ríos y el pueblo se encuentra conmocionado por la muerte de Tywin Lannister a manos de su propio hijo. Cersei asumirá el poder para gobernar los Siete Reinos mientras su hermano Jaime observa consternado en lo que se ha convertido su amada y se mortifica por haber participado en el asesinato de su propio padre. A su vez, en las Islas del Hierro hace falta un nuevo señor que se siente en el trono de Piedramar y en las cálidas llanuras del sur, los dornienses claman venganza por la muerte de Oberyn Martell a manos de los Lannister como ya pasara con su hermana Elia.

Festín de cuervos es claramente un libro muy distinto a sus tres predecesores. Martin decide introducir más escenarios aun a su historia y para ello recurre a aportaciones únicas de varios personajes en lugar de a nuevos POVs. De esta manera, entran en escena Areo Hotah como el capitán de los guardias, Arys Oakheart como el caballero manchado y Arianne Martell como la hacedora de reinas en lo que a Dorne respecta; y Aeron Pelomojado como el profeta, Asha Greyjoy como la hija del kraken y Victarion Greyjoy como el capitán del hierro para la parte de las Islas del Hierro.

La mañana siguiente a la batalla, los cuervos se dieron un festín con los cadáveres de vencedores y vencidos, igual que habían devorado a Rhaegar Targaryen después del Tridente. «¿Cuánto vale una corona si un cuervo puede cenar carne de rey?»

A muchos he oído decir que Festín de Cuervos es el libro más pesado de los que han salido hasta ahora por culpa de los Greyjoy y los Martell pero son estas dos familias las que dan algo de vidilla al libro. El resto son Brienne lloriqueando, Cersei zorroneando y Jaime autocompadeciéndose. Me va a ser difícil analizar este libro sin descomponerlo en sus personajes como podéis ver.

Voy a empezar con Cersei. No sé si os lo conté en su momento pero odié muy profundamente a Jaime por tirar a Bran por la ventana en su día. Sin embargo, soy algo voluble y desde Tormenta que no puedo hacer otra cosa que quererlo por su manera de pensar y de actuar, por su sinceridad, por sus constantes declaraciones de intenciones. ¿Por qué os habló de Jaime si dije que empezaría con Cersei? Porque Cersei me cayó mal desde el principio, me cayó mal por criar a alguien como Joffrey, por perdonarle los abusos a Sansa a pesar de que ella también los padeció. Y ahora que he podido leer su propio punto de vista y sus reflexiones, solo quiero estrangularla con mis propias manos. No ha habido ni habrá nunca mujer más zorra, más manipuladora, más vanidosa, más ambiciosa, más imbécil y más ciega que Cersei en toda la saga. Hace y deshace a su gusto, sin pensar en las consecuencias, sin hacer gala de esa inteligencia suprema heredada de Tywin de la que tanto presume. En cualquier caso, y a pesar de lo que me repugna leerla, sobre todo en todo lo que tiene que ver con Qyburn, aplaudo a Martin por lo bien que conduce su trama.

Esto me lleva, por supuesto, a Jaime, que observa consternado como no queda nada de la hermana a la que tanto amó. Se debate entre los resquicios de su amor y la mirada de desprecio que le echa su querida Cersei cada vez que le ve el muñón. Y no solo eso, le atormenta la culpa de haber liberado a Tyrion, le asaltan las dudas sobre si será verdad o no que Cersei se folló a Lancel y a Osmund Kettleblack en su ausencia, sufre por la pérdida de la mano de la espada, sin la cual, se ve totalmente inútil.

A su hermana le gustaba creerse una especie de Lord Tywin con tetas, pero estaba en un error. Su padre había sido despiadado e implacable como un glaciar, mientras que Cersei era toda fuego valyrio, más aun cuando le llevaban la contraria.

Para acabar con el trío lalala, me voy con Brienne. Brienne la Bella, Brienne de Tarth, Brienne a la que todos queremos callar para siempre con tal de que deje de quejarse del bullying que le hacían de pequeña, de las veces que le han dicho lo fea que es, de las veces que la han mirado con asombro, incredulidad y sorna al verla vestida de caballero. Es in-so-por-ta-ble. Y lo peor de todo es que tras tantísimo deambular por todos lados en busca de Sansa, no solo no la encuentra (lo cual ya adivinábamos todos) sino que no hace NADA de provecho. Tiene ocho malditos capítulos y todo sin objetivo final alguno.

El último personaje con bastante representación en este libro es Sam, que emprende un viaje junto con Elí y Aemon para llegar a la Ciudadela de los maestres en Antigua, todo bajo las órdenes del nuevo Lord Comandante de la Guardia de la Noche. Debo decir que el 80% de sus capítulos constan de a) los lloriqueos de Elí b) los lloriqueos de su bebé c) las quejas del moribundo Aemon y d) los vómitos de Sam al marearse en alta mar. Con esto os quiero decir que sus capítulos fueron casi tan tediosos como los de Brienne con la diferencia de que a él al menos le ocurren cosas interesantes de tanto en tanto.

Mientes. Todo el mundo miente cuando tiene miedo. Algunos dicen muchas mentiras; otros, pocas. Algunos sólo tienen una gran mentira y la dicen tan a menudo que casi llegan a creerla... Aunque en su interior siempre sabrán que sigue siendo mentira, y eso se reflejará en su rostro.

Esto me lleva a las hermanitas Stark que, si bien aparecen poco, tienen mucho que decir. Después de tres libros Sansa por fin ha madurado y empieza a actuar como la jovencita curtida que debe ser después de todo lo que le ha ocurrido y toda la gente a la que ha visto morir. Con la ayuda de Petyr, aprenderá a jugar al juego de tronos y, sobre todo, a mentir para sobrevivir. Muy distinto es el futuro que le aguarda a Arya en Braavos, como novicia en el templo del Dios de Muchos Rostros. En realidad le ocurre muy poca cosa durante sus tres míseros capítulos en Festín pero sigue enamorando por su determinación y por su fuerza de voluntad.

Con estos 6 personajes acaba la acción de Desembarco del Rey, El Valle, Braavos y las tierras de los ríos. Los nueve capítulos restantes son, como ya he dicho demasiadas veces, los Greyjoy y los Martell. Capítulos harto interesantes por las descripciones de lugares, tradiciones, gastronomía y religiones tanto de las Islas del Hierro como de Dorne que hasta ahora habían quedado relegados al olvido. Es justo aquí dónde Asha y Arianne destacan como jóvenes herederas que ansían sobre todo posarse en sus respectivos tronos y gobernar a pesar de la aparente lacra que conlleva ser mujer. Cada una de ellas tiene un plan, ambas son aguerridas luchadoras aunque una prefiera el hacha y la otra sus armas de mujer. Ninguna de las dos tiene ninguna clase de pudor, son decididas e ingeniosas, todo un contrapunto para la remilgada de Brienne y la zorra sin escrúpulos de Cersei.

Los hermanos ven morir a sus hermanos, los padres pierden a sus hijos, los amigos ven a sus amigos tratar de volver a meterse las tripas después de que los haya rajado un hacha. Ven caer al señor que los llevó allí y, de repente, otro señor les grita que ahora lo sirven a él. Reciben una herida y, cuando todavía la tienen a medio curar, reciben otra. Nunca tienen comida suficiente; el calzado se les cae a pedazos de tanto caminar; la ropa se les desgarra y se les pudre, y la mitad se caga en los calzones porque ha bebido agua que no era potable. Si quieren unas botas nuevas, una capa más caliente o, tal vez, un yelmo de hierro oxidado, tienen que quitárselo a un cadáver; no tardan en robar también a los vivos, a los aldeanos en cuyas tierras luchan, a hombres como los que eran antes ellos mismos. Les matan las ovejas y les roban las gallinas, y de ahí a llevarse también a sus hijas sólo hay un paso. Y un día miran a su alrededor y se dan cuenta de que todos sus parientes y amigos han desaparecido, de que luchan al lado de desconocidos bajo un estandarte que ni siquiera identifican. Y el hombre se quiebra.

Antes de acabar aplaudo el prólogo ya que es el primero que no me ha aburrido soberanamente de toda la saga. Y no solo eso sino que me ha encantado porque nos introduce en la Ciudadela y todo lo que rodea el mundo de los maestres me atrae ya que parece ser donde reside todo el conocimiento de los Siete Reinos.

En resumen, Festín de Cuervos es un libro de transición ya que ni siquiera Poniente subsistiría a otra tormenta de espadas, los cuervos necesitan algo de tiempo para devorar todos los cadáveres que se pudren en patíbulos, colgados de árboles y atravesados por espadas por igual.

Espero que en Danza de Dragones se incluyan nuevos POVs como algún Tyrell (que es la única gran familia de la que no sabemos prácticamente nada y no me puedo fiar del juicio tan poco imparcial de Cersei...), Varys, Petyr o incluso Kevan Lannister.