Hay ciertos términos con los que estaréis familiarizados. Uno es «amor a primera vista» que, en su origen, hacía referencia a la capacidad para enamorarse de alguien por su mero aspecto, sin necesidad de mediar palabra. Actualmente, es un concepto que se traspasa con facilidad también a enamorarse de algo, siendo incluso frecuente la pregunta ¿qué cómic/libro has comprado sólo por su portada? Pues bien, yo hoy os hablo de un cómic que me compré por el título, así, sin mirar atrás, sin dudar ni un instante. Hablemos de Maldita Tesis.
Jeanne Dargan es profesora sustituta en un instituto francés pero su sueño es ser doctora en literatura. Es por eso que, cuando el excelentísimo profesor Karpov la anima a realizarla con él a pesar de no contar con financiación, no se lo piensa dos veces, coge una excedencia en el trabajo, pide un préstamo al banco y se dispone a acabar la tesis en tres años. Empieza con mucha motivación pero, con el paso de los años, verá como va cayendo en todas las trampas de las que ya la habían avisado antes de embarcarse de nuevo en la universidad...
Maldita Tesis es una crítica ocurrente sobre el sistema académico y universitario donde quedan reflejadas todas sus carencias: la burocracia absurda y descorazonadora, las constantes batallas de egos, la competitividad entre doctorandos, la irresponsabilidad de los directores de tesis, la falta de aplicación de muchas de las investigaciones que se llevan a cabo, en especial las de letras, el desvío de fondos universitarios para pagar entrecots... y un largo etcétera.
Pero la autora no se queda ahí claro, también aborda lo que representa hacer la tesis a nivel personal. La tortura que representa escribir un email formal a tu supervisor, reescribiéndolo mil veces, la falta de confianza, el perfeccionismo patológico que impide finalizar nada. El pánico a la primera presentación en público, el pavor a las posibles preguntas y... ¡lo que es peor! a que no te hagan ni una porque eso quiere decir que o no han entendido nada o que les has aburrido tanto que ni siquiera te han escuchado...
Y aunque podría haberse limitado al doctorado, Tiphaine va aún más allá, augurando aquello que se avecina tras la defensa de la tesis: la incertidumbre, la revelación de que todo lo que has hecho puede haberse precipitado al vacío sin más. La falta de salidas, de vacantes, el exceso de doctores en líneas de investigación en vías de extinción. Se ríe la autora de todo el sistema, que se construye sobre el espíritu investigador, la utopía de buscar sin saber lo que se quiere encontrar y lo enfrenta a la realidad, a la hipocresía, la corrupción, la búsqueda desesperada de fondos públicos que cada vez son más restrictivos en su dispensación, ¡para queja y manifestación de los estudiantes y docentes! A pesar de que se trate de una medida de lo más razonable, necesaria ante el panorama.
Y, por supuesto, otro motivo principal de la narración son las relaciones interpersonales: amigos, familiares y pareja, todo se ve trastornado por la tesis en curso. Los amigos con los que nunca tienes tiempo de quedar y a los que atormentas explicando hasta el último detalle de tu investigación en curso. La familia que nunca entiende qué estás haciendo ni para qué sirve ni por qué tardas tanto en acabar. La pareja que te soporta con paciencia y amor pero que necesita un diálogo de tanto en tanto entre tanto monólogo reiterado...
Si bien es cierto que la protagonista realiza su tesis en literatura, concretamente en la obra de Kafka, y que, por lo tanto, se distancia mucho de cualquier cosa a la que yo pueda estar familiarizada en ciencias, hay muchos patrones que se repiten, anécdotas que nunca pensé que pudiesen estar tan generalizadas. A veces me pregunto si no saca la Universidad (por dentro ojo, son cosas invisibles para los estudiantes de grado/máster) lo peor de nosotros.
Al final de todo comenta la autora que ella misma comenzó la tesis (lo cual explica muchas cosas) pero que no la acabó y cita un rico listado de webs para que los doctorandos de todo el mundo compartan sus penas (como la célebre PhD Comics, referente del mundillo) por si como lector de Maldita Tesis estás en proceso de hacer la tesis. Es fascinante que las situaciones psicodélicas que vivimos los doctorandos sean equiparables en países tan distintos como Francia, España y Estados Unidos.
Muy muy divertido, si estás haciendo la tesis o la has hecho o intentaste hacerla, te gustará seguro. Y si te llama la atención ver los entresijos del mundo universitario de puertas para adentro, también. Yo se lo recomendaría a todo el mundo porque me ha encantado pero claro, si no te interesa en absoluto el tema no sé hasta qué punto se le puede sacar el jugo.
Jeanne Dargan es profesora sustituta en un instituto francés pero su sueño es ser doctora en literatura. Es por eso que, cuando el excelentísimo profesor Karpov la anima a realizarla con él a pesar de no contar con financiación, no se lo piensa dos veces, coge una excedencia en el trabajo, pide un préstamo al banco y se dispone a acabar la tesis en tres años. Empieza con mucha motivación pero, con el paso de los años, verá como va cayendo en todas las trampas de las que ya la habían avisado antes de embarcarse de nuevo en la universidad...
Maldita Tesis es una crítica ocurrente sobre el sistema académico y universitario donde quedan reflejadas todas sus carencias: la burocracia absurda y descorazonadora, las constantes batallas de egos, la competitividad entre doctorandos, la irresponsabilidad de los directores de tesis, la falta de aplicación de muchas de las investigaciones que se llevan a cabo, en especial las de letras, el desvío de fondos universitarios para pagar entrecots... y un largo etcétera.
Pero la autora no se queda ahí claro, también aborda lo que representa hacer la tesis a nivel personal. La tortura que representa escribir un email formal a tu supervisor, reescribiéndolo mil veces, la falta de confianza, el perfeccionismo patológico que impide finalizar nada. El pánico a la primera presentación en público, el pavor a las posibles preguntas y... ¡lo que es peor! a que no te hagan ni una porque eso quiere decir que o no han entendido nada o que les has aburrido tanto que ni siquiera te han escuchado...
Y aunque podría haberse limitado al doctorado, Tiphaine va aún más allá, augurando aquello que se avecina tras la defensa de la tesis: la incertidumbre, la revelación de que todo lo que has hecho puede haberse precipitado al vacío sin más. La falta de salidas, de vacantes, el exceso de doctores en líneas de investigación en vías de extinción. Se ríe la autora de todo el sistema, que se construye sobre el espíritu investigador, la utopía de buscar sin saber lo que se quiere encontrar y lo enfrenta a la realidad, a la hipocresía, la corrupción, la búsqueda desesperada de fondos públicos que cada vez son más restrictivos en su dispensación, ¡para queja y manifestación de los estudiantes y docentes! A pesar de que se trate de una medida de lo más razonable, necesaria ante el panorama.
Y, por supuesto, otro motivo principal de la narración son las relaciones interpersonales: amigos, familiares y pareja, todo se ve trastornado por la tesis en curso. Los amigos con los que nunca tienes tiempo de quedar y a los que atormentas explicando hasta el último detalle de tu investigación en curso. La familia que nunca entiende qué estás haciendo ni para qué sirve ni por qué tardas tanto en acabar. La pareja que te soporta con paciencia y amor pero que necesita un diálogo de tanto en tanto entre tanto monólogo reiterado...
Si bien es cierto que la protagonista realiza su tesis en literatura, concretamente en la obra de Kafka, y que, por lo tanto, se distancia mucho de cualquier cosa a la que yo pueda estar familiarizada en ciencias, hay muchos patrones que se repiten, anécdotas que nunca pensé que pudiesen estar tan generalizadas. A veces me pregunto si no saca la Universidad (por dentro ojo, son cosas invisibles para los estudiantes de grado/máster) lo peor de nosotros.
Al final de todo comenta la autora que ella misma comenzó la tesis (lo cual explica muchas cosas) pero que no la acabó y cita un rico listado de webs para que los doctorandos de todo el mundo compartan sus penas (como la célebre PhD Comics, referente del mundillo) por si como lector de Maldita Tesis estás en proceso de hacer la tesis. Es fascinante que las situaciones psicodélicas que vivimos los doctorandos sean equiparables en países tan distintos como Francia, España y Estados Unidos.
Muy muy divertido, si estás haciendo la tesis o la has hecho o intentaste hacerla, te gustará seguro. Y si te llama la atención ver los entresijos del mundo universitario de puertas para adentro, también. Yo se lo recomendaría a todo el mundo porque me ha encantado pero claro, si no te interesa en absoluto el tema no sé hasta qué punto se le puede sacar el jugo.
no había visto la portada, es genial, más explicativa imposible
ResponderEliminardefinitivamente este me lo tienes que prestar XD
Pues ya está leído y reseñado así que te lo llevo a la próxima ;)
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