A pesar de mi fascinación por el grafismo de Junko Mizuno, la barrera idiomática me mantuvo alejada de su obra desde el principio. Tras comprar sus adaptaciones de cuentos clásicos (Cinderalla, Hansel & Gretel, Princess Mermaid), estuve años tras su primera obra original, Pure Trance, cuya edición en inglés estaba descatalogada desde antes que yo supiese de la existencia de esta autora y que podía encontrarse en diferentes plataformas de venta por internet a unos 100 euros de media (parece que ahora ha bajado un poco). No fue hasta que empecé a aprender francés que se me abrieron de nuevo las puertas a la obra de esta autora, y ya no solo para Pure Trance que, de hecho, representa un reto todavía para mí (que al fin y al cabo estoy todavía cursando segundo de francés) sino también para Ravina The Witch? que reseño a continuación.
Érase una vez una niña llamada Ravina que vivía en un vertedero. No recordaba cómo había llegado allí pero tampoco le importaba. Se alimentaba de los deshechos de los demás, se vestía con ropa usada y pasada de moda y su única compañía era una horda de cuervos pero, como no había conocido otra cosa, no le importaba. Un buen día apareció en el vertedero una anciana moribunda con el cuerpo maltrecho y repleto de heridas, el primer ser humano que veía Ravina desde que tenía uso de razón; la mujer confesó ser una bruja y, antes de morir, le entregó a la niña su varita mágica pero, ya que nadie había enseñado a Ravina el lenguaje de los humanos, no comprendió nada y se limitó a guardar la varita con cariño desconociendo por completo su poder.
Junko Mizuno nos recibe con un escenario tétrico y nauseabundo con su acostumbrado estilo infantiloide a la par que gráfico mostrando sin pudor la suciedad y la muerte en tonalidades pastel con un fondo poblado tanto por flores como por gusanos, ratas y cucarachas. Este contraste se percibe no solo en el dibujo sino también en el guión en que se presenta a una niña que vive en la inmundicia de forma totalmente indolente.
Los personajes y tramas más disparatados se suceden en una vorágine de excentricidades: ricachones que adoptan a huérfanas para reconvertirlas en dominatrix, hombres que gustan de travestirse que se echan tanto perfume que noquean a cualquiera que se les acerque y reyes que coleccionan esposas ajenas con sucias tretas. La sensación de desconcierto es inevitable conforme se pasan las páginas. Sin embargo, tal es el desbarajuste que la cohesión de la trama se ve amenazada por una confusión excesiva que no parece tener ni un motor ni un objetivo claros. Aunque le reconozco la originalidad, echo en falta profundidad, algo de trabajo en la personalidad de los personajes o, al menos, de la protagonista, que se me antoja poco más que una muñeca o un títere sin emoción ninguna.
El desarrollo de la historia podría sugerir una intención oculta de la autora en defender el empoderamiento femenino o incluso el valor de no dejarse llevar por los prejuicios sociales que nos enseñan desde pequeños pero es la propia Junko Mizuno la que reconoce en una entrevista que no hay que buscarle tres pies al gato, que sencillamente escribe/dibuja aquello que le parece más divertido y sorprendente. Ni siquiera parece considerar que su obra (en su conjunto) sea particularmente tétrica. En este sentido me ha recordado vagamente a Ana Galvañ, que también se desliga de cualquier interpretación ulterior que pueda hacerse de sus rocambolescos guiones. Es por este motivo que no quiero extenderme divagando sobre un posible mensaje entre viñetas ya que, si una lo encontrara, sería a base de imaginación. Os dejo, por si os interesa, la entrevista que os comentaba; eso sí, ¡está en francés!
La única norma que Junko Mizuno debía cumplir en la elaboración de este cómic era darle una ambientación europea y, en lo que al guión se refiere, no se rompe la cabeza. Escoge la temática de las brujas, que no tiene ningún paralelismo en la historia japonesa, y va hilando sus tan característicos escenarios y personajes deprimentes con sucesos entre desternillantes y surrealistas, siempre inesperados. Pero ella misma falla en la ambientación hablando de brujas y reyes por un lado pero mostrando magnates y camiones de la basura que resultan del todo anacrónicos en la narración.
En general me da la sensación de que la autora no le ha puesto demasiado cariño a esta obra o quizá no es el BD el formato idóneo para sus historias. Aunque el cómic adopta la estructura de un cuento clásico, no le veo la moraleja por ninguna parte y me parece todo muy gratuito.
A punto estuve de catalogar esta reseña como manga cuando caí en la cuenta que tanto por formato (48 páginas, a color, cartoné) como por país de origen (Francia), y por mucho que su autora sea japonesa, Ravina, The Witch? solo puede considerarse un BD. Gráficamente, se trata de una obra muy curiosa con un estilo totalmente independiente. Algunas viñetas recuerdan a vidrieras góticas, quizás en un intento por reflejar esa ambientación europea.
En resumen, a falta de leer Pure Trance, me da la sensación de que a Junko Mizuno no se le da muy bien crear nuevas historias a pesar de que su arte y composición de viñetas sean espléndidos. Sus adaptaciones de cuentos clásicos me parecieron brillantes aunque también pudiera ser que sea una lectora mucho más madura ahora que hace siete años y no sea tanto que Ravina sea una peor historia sino que ninguna de las obras de Junko Mizuno sea en realidad tan excepcional como recordaba. Por lo tanto, no os recomendaría este tomo a no ser que seáis muy fans de la autora o que lo adquiráis a modo de artbook si os atrae su estilo gráfico.
Érase una vez una niña llamada Ravina que vivía en un vertedero. No recordaba cómo había llegado allí pero tampoco le importaba. Se alimentaba de los deshechos de los demás, se vestía con ropa usada y pasada de moda y su única compañía era una horda de cuervos pero, como no había conocido otra cosa, no le importaba. Un buen día apareció en el vertedero una anciana moribunda con el cuerpo maltrecho y repleto de heridas, el primer ser humano que veía Ravina desde que tenía uso de razón; la mujer confesó ser una bruja y, antes de morir, le entregó a la niña su varita mágica pero, ya que nadie había enseñado a Ravina el lenguaje de los humanos, no comprendió nada y se limitó a guardar la varita con cariño desconociendo por completo su poder.
Junko Mizuno nos recibe con un escenario tétrico y nauseabundo con su acostumbrado estilo infantiloide a la par que gráfico mostrando sin pudor la suciedad y la muerte en tonalidades pastel con un fondo poblado tanto por flores como por gusanos, ratas y cucarachas. Este contraste se percibe no solo en el dibujo sino también en el guión en que se presenta a una niña que vive en la inmundicia de forma totalmente indolente.
Los personajes y tramas más disparatados se suceden en una vorágine de excentricidades: ricachones que adoptan a huérfanas para reconvertirlas en dominatrix, hombres que gustan de travestirse que se echan tanto perfume que noquean a cualquiera que se les acerque y reyes que coleccionan esposas ajenas con sucias tretas. La sensación de desconcierto es inevitable conforme se pasan las páginas. Sin embargo, tal es el desbarajuste que la cohesión de la trama se ve amenazada por una confusión excesiva que no parece tener ni un motor ni un objetivo claros. Aunque le reconozco la originalidad, echo en falta profundidad, algo de trabajo en la personalidad de los personajes o, al menos, de la protagonista, que se me antoja poco más que una muñeca o un títere sin emoción ninguna.
El desarrollo de la historia podría sugerir una intención oculta de la autora en defender el empoderamiento femenino o incluso el valor de no dejarse llevar por los prejuicios sociales que nos enseñan desde pequeños pero es la propia Junko Mizuno la que reconoce en una entrevista que no hay que buscarle tres pies al gato, que sencillamente escribe/dibuja aquello que le parece más divertido y sorprendente. Ni siquiera parece considerar que su obra (en su conjunto) sea particularmente tétrica. En este sentido me ha recordado vagamente a Ana Galvañ, que también se desliga de cualquier interpretación ulterior que pueda hacerse de sus rocambolescos guiones. Es por este motivo que no quiero extenderme divagando sobre un posible mensaje entre viñetas ya que, si una lo encontrara, sería a base de imaginación. Os dejo, por si os interesa, la entrevista que os comentaba; eso sí, ¡está en francés!
La única norma que Junko Mizuno debía cumplir en la elaboración de este cómic era darle una ambientación europea y, en lo que al guión se refiere, no se rompe la cabeza. Escoge la temática de las brujas, que no tiene ningún paralelismo en la historia japonesa, y va hilando sus tan característicos escenarios y personajes deprimentes con sucesos entre desternillantes y surrealistas, siempre inesperados. Pero ella misma falla en la ambientación hablando de brujas y reyes por un lado pero mostrando magnates y camiones de la basura que resultan del todo anacrónicos en la narración.
En general me da la sensación de que la autora no le ha puesto demasiado cariño a esta obra o quizá no es el BD el formato idóneo para sus historias. Aunque el cómic adopta la estructura de un cuento clásico, no le veo la moraleja por ninguna parte y me parece todo muy gratuito.
A punto estuve de catalogar esta reseña como manga cuando caí en la cuenta que tanto por formato (48 páginas, a color, cartoné) como por país de origen (Francia), y por mucho que su autora sea japonesa, Ravina, The Witch? solo puede considerarse un BD. Gráficamente, se trata de una obra muy curiosa con un estilo totalmente independiente. Algunas viñetas recuerdan a vidrieras góticas, quizás en un intento por reflejar esa ambientación europea.
Por el título y el dibujo me llamaba pero por cómo la pones... creo que investigaré un poco, veré los dibujos y poco más. Una pena porque no pintaba mal~~
ResponderEliminarSi fuese más barato quizás recomendaba más su compra pero claro, gastarse casi 20€ en un cuento de 48 páginas que se lee en media hora y que tampoco es harina de otro costal... De todas formas, échale una ojeada si tienes oportunidad, que quizás a ti te guste más que a mí!
Eliminar