Siguiendo con mis exploraciones a la biblioteca, esta vez decidí empezar por el final de la sección dedicada a los cómics y, en la "V" me fui a encontrar a Psiconautas, obra de Alberto Vázquez. Resulta que este título llevaba en mi subconsciente desde hace años, cuando vi su portada rebuscando en un Fnac y me recordó remotamente a la estética de Tim Burton y de los Skelanimals (unos peluches que compraba con devoción hace unos años). Lo que empezó como una portada atrayente enseguida se convirtió en algo más cuando lo hojeé un poco en diagonal y me encontré las recomendaciones de uso de varios psicofármacos y un elenco de personajes anegado en diversos trastornos mentales.
Birdboy es un adolescente retraído, incapaz de afrontar la realidad, de volar, de relacionarse con los demás, de desintoxicarse de la cantidad creciente de drogas que toma. Dinki también tiene muchos problemas al no sentirse a gusto ni consigo misma ni con su familia, constantemente asqueada pero, a la vez, rebosando un ímpetu del que Birdboy carece. A pesar de que los caminos de ambos se crucen de forma puntual, cada uno tiene su propia historia y su camino para lidiar con sus respectivos problemas...
La lectura de Psiconautas es absolutamente desmoralizadora. Alberto Vázquez nos sitúa en un entorno decadente, gris, donde abundan los árboles raquíticos y deshojados y donde se amontonan las cruces del cementerio. Los protagonistas viven, así mismo, una pesadilla repleta de abusones y absurdos cánones de normalidad cuyas consecuencias se agravan ante la total ausencia de cualquier figura de apoyo.
Encontraréis entre las páginas de este cómic una gigantesca metáfora. Por mucho que los protagonistas tengan el aspecto de un pajarillo y una ratoncita, aquello que cuenta no podría asemejarse más a la realidad. En un mundo que solo parece más descarnado que el nuestro porque no hay hipocresía que valga para quedar bien, los personajes aquejados por la enfermedad mental (ya sea depresión, trastorno bipolar o esquizofrenia) son señalados con el dedo y excluidos de la sociedad por el mero hecho de tener una condición médica cuyos síntomas principales se circunscriben a la identidad de cada uno. En este contexto, solo algunos familiares o personas realmente próximas pueden alcanzar a comprender que se trata de seres inofensivos que, como todo el mundo, tienen deseos y ambiciones.
Esta exclusión social no hace más que acentuar la gravedad de los trastornos. Debido a este estigma, la única alternativa para los protagonistas es reunirse con otros en su situación formando un caldo de cultivo excelente para que se dé una retroalimentación negativa sin fin, en un entorno marginal, donde el consumo de drogas es la norma y no la excepción.
La batalla que desempeñan tanto Birdboy, para vencer su trastorno y su adicción, como Dinki, para escapar de su hogar como solución a sus recuerdos tristes, conduce la trama pero la riqueza de esta tragedia, más que en el argumento está en los detalles macabros que nos brinda continuamente el autor. Pájaros con muy malas intenciones, mascotas perturbadoras y objetos inanimados que experimentan viajes psicodélicos dan cuerpo a la historia, enriqueciendo el imaginario siniestro de la obra en su conjunto.
El dibujo es fantástico. Como se puede observar en las viñetas de muestra, los personajes se caracterizan por un antropomorfismo caricaturesco. La simplicidad del trazo no impide al autor dotar a sus animalillos de todo tipo de expresiones de tristeza, desconsuelo y frustración. Creo que es un estilo que casa muy bien con la historia, posibilitando una ambientación de lo más lúgubre. Especialmente loable me resulta que el autor se valga únicamente del blanco y negro puros sin que por ello le reste calidad o detalles a las páginas.
En cuanto a la edición tiene una particularidad tan obvia que no puedo dejar de comentar: las esquinas de las páginas son redondeadas. Por nimio que pueda parecer este detalle es la primera vez que me lo encuentro en un cómic/libro y parece mentira lo que llega a diferenciar la edición. Como curiosidad, os comento que Alberto Vázquez ha realizado un cortometraje, Birdboy, y un largometraje, Psiconautas, de animación, basados ambos en este cómic. El primero lo encontraréis fácilmente por la red (tanto en youtube como en el blog del autor), del segundo solo he visto el tráiler de momento. Y por si no os acabase de convencer la idea de colocarlo en vuestra estantería, os informo de que podéis adquirir la versión digital en la web de Astiberri por 4€.
No esperéis encontrar moraleja porque no os hayáis ante un cuento, Psiconautas es una alegoría grotesca de ciertas facetas de nuestra sociedad, con especial énfasis en la (falta de) salud mental, en especial de los jóvenes, que afrontan el día a día sin esperanza ninguna por un futuro que se adivina gris.
La lectura de Psiconautas es absolutamente desmoralizadora. Alberto Vázquez nos sitúa en un entorno decadente, gris, donde abundan los árboles raquíticos y deshojados y donde se amontonan las cruces del cementerio. Los protagonistas viven, así mismo, una pesadilla repleta de abusones y absurdos cánones de normalidad cuyas consecuencias se agravan ante la total ausencia de cualquier figura de apoyo.
Encontraréis entre las páginas de este cómic una gigantesca metáfora. Por mucho que los protagonistas tengan el aspecto de un pajarillo y una ratoncita, aquello que cuenta no podría asemejarse más a la realidad. En un mundo que solo parece más descarnado que el nuestro porque no hay hipocresía que valga para quedar bien, los personajes aquejados por la enfermedad mental (ya sea depresión, trastorno bipolar o esquizofrenia) son señalados con el dedo y excluidos de la sociedad por el mero hecho de tener una condición médica cuyos síntomas principales se circunscriben a la identidad de cada uno. En este contexto, solo algunos familiares o personas realmente próximas pueden alcanzar a comprender que se trata de seres inofensivos que, como todo el mundo, tienen deseos y ambiciones.
Esta exclusión social no hace más que acentuar la gravedad de los trastornos. Debido a este estigma, la única alternativa para los protagonistas es reunirse con otros en su situación formando un caldo de cultivo excelente para que se dé una retroalimentación negativa sin fin, en un entorno marginal, donde el consumo de drogas es la norma y no la excepción.
La batalla que desempeñan tanto Birdboy, para vencer su trastorno y su adicción, como Dinki, para escapar de su hogar como solución a sus recuerdos tristes, conduce la trama pero la riqueza de esta tragedia, más que en el argumento está en los detalles macabros que nos brinda continuamente el autor. Pájaros con muy malas intenciones, mascotas perturbadoras y objetos inanimados que experimentan viajes psicodélicos dan cuerpo a la historia, enriqueciendo el imaginario siniestro de la obra en su conjunto.
El dibujo es fantástico. Como se puede observar en las viñetas de muestra, los personajes se caracterizan por un antropomorfismo caricaturesco. La simplicidad del trazo no impide al autor dotar a sus animalillos de todo tipo de expresiones de tristeza, desconsuelo y frustración. Creo que es un estilo que casa muy bien con la historia, posibilitando una ambientación de lo más lúgubre. Especialmente loable me resulta que el autor se valga únicamente del blanco y negro puros sin que por ello le reste calidad o detalles a las páginas.
En cuanto a la edición tiene una particularidad tan obvia que no puedo dejar de comentar: las esquinas de las páginas son redondeadas. Por nimio que pueda parecer este detalle es la primera vez que me lo encuentro en un cómic/libro y parece mentira lo que llega a diferenciar la edición. Como curiosidad, os comento que Alberto Vázquez ha realizado un cortometraje, Birdboy, y un largometraje, Psiconautas, de animación, basados ambos en este cómic. El primero lo encontraréis fácilmente por la red (tanto en youtube como en el blog del autor), del segundo solo he visto el tráiler de momento. Y por si no os acabase de convencer la idea de colocarlo en vuestra estantería, os informo de que podéis adquirir la versión digital en la web de Astiberri por 4€.
No esperéis encontrar moraleja porque no os hayáis ante un cuento, Psiconautas es una alegoría grotesca de ciertas facetas de nuestra sociedad, con especial énfasis en la (falta de) salud mental, en especial de los jóvenes, que afrontan el día a día sin esperanza ninguna por un futuro que se adivina gris.
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