lunes, 13 de abril de 2015

Un marzo... robótico

¿Oléis eso? Oh dios mío, pero si parece... constancia. El primer trimestre del año se me ha pasado a la velocidad de la luz y he escrito en el blog muchísimo menos de lo que me hubiese gustado pero, como mínimo, mantengo una de las secciones constante. Y, de momento, estoy consiguiendo más o menos lo de ver una película a la semana. Este mes en concreto, acabe haciendo una maratón accidental de películas sobre inteligencia artificial y es que la cartelera ha estado un poco saturada con robots, tanto antiguos como de lo más nuevos.

11 de marzo: Ex Machina

La primera fue una sorpresa de lo más inesperada con la que casi me di de morros revisando la cartelera. No había visto ninguna clase de publicidad sobre esta película, busqué el tráiler y supe que tenía que verla cuánto antes. En Ex Machina se plantea el dilema de siempre: ¿puede un robot tener conciencia? ¿ser indistinguible de un humano? ¿pasar el test de Turing? En realidad, todas las películas de esta entrada dan vueltas y vueltas sobre este mismo tema pero quizá es en Ex Machina donde tiene más relevancia ya que es la (única) raíz de la trama. Toda la película se construye sobre intrigas, sobre lo que esconde Nathan y sobre lo que no cuenta Ava. Estamos todo el tiempo tan perdidos como Caleb en ese vacío, silencio, inquietud, desconocimiento y, entonces, oscuridad, que se van entremezclando con un ritmo muy lento pero constante que acaba siendo devastador. A algunos les puede parecer una película lenta pero yo simplemente opino que tiene un ritmo pausado, necesario para lo que quiere contar y la que creo que es la mejor forma de hacerlo. De hecho, no se trata de una película especialmente larga, con una duración inferior a las dos horas.

Uno de los puntos fuertes de este filme es que no se entretiene demasiado en explicar cómo está construida/diseñada/programada Ava. Se habla un poco de cómo funciona su cerebro para poder emular la conciencia humana pero es algo tan superficial que como mínimo no me hizo renegar de la película por la falta de rigurosidad, como me pasa tan a menudo: mejor no decir nada a decir algo mal. Alguna de las ideas que se dejan caer me parece brillante, por ejemplo, el hecho de que Ava tenga una apariencia antropomorfa pero que, a la vez, revela su naturaleza artificial. Aunque cuando lo meditara con calma en casa viese lo evidente que era, no me esperaba para nada ese final; salí de la sala sobrecogida pero satisfecha. Si os gustan las películas sobre inteligencia artificial, esta es la vuestra, me parece la más conseguida de la entrada.   

18 de marzo: Blade Runner

Blade Runner es uno de esos clásicos que todo el mundo ha visto y que a mí siempre me da pereza visionar por su antigüedad. Pensé que su reestreno en la gran pantalla era la excusa perfecta para ver esta película al fin, ya que una vez apoquinada la entrada, no me podría escapar de la sala. Y la verdad es que no esperaba para nada lo que me encontré, puedo entender su fama y su culto ya que tiene todos los elementos necesarios: grandes actuaciones, un escenario extravagante difícil de olvidar, una banda sonora inmejorable y, por supuesto, una trama trepidante.

Lo primero que me desconcertó es lo llena que estaba la sala, no recuerdo la última vez que fui al cine y hubo tal pleno (realmente no era consciente de hasta qué punto es esta una película de culto). Pero ya lo mejor fue cuando la gente se puso a aplaudir al empezar a salir los créditos (que, de nuevo, había olvidado que antes salían al principio y no al final). Me hace mucha gracia el matiz de futuro de esta historia, cuya trama tiene lugar en el año 2019, que nos resulta tan tremendamente cercano; de hecho, yo me hubiese esperado otro poco más para hacer el reestreno, que ya no venía de ahí... Aunque más gracioso es saber que en la novela original en la que se basa esta película, ¡ese futuro era el año 1992!


Teniendo en cuenta que el germen de esta historia data de 1968, diría que no hemos prosperado demasiado en lo que a inteligencia artificial se refiere. Quizá ahora se producen películas estéticamente más cuidadas, con diseños muy sofisticados y con un concepto de "futurismo" que ha virado hacia el minimalismo pero la clave sigue estando en ese dilema de «qué nos hace humanos» y cuáles son las consecuencias de serlo o de que uno sienta que lo es. Ya he dicho que las tres películas de esta entrada tratan un mismo tema pero si bien Ex Machina se caracterizaba por enfrentar el dilema de cómo puede una máquina imitar el comportamiento humano, Blade Runner vira más hacia otra idea recurrente de estas ficciones: la esclavitud.

Eso sí, no me esperaba para nada el ritmo de la película, con unas secuencias que me parecieron algo caóticas, probablemente porque estoy acostumbrada al molde clónico que utilizan ahora en todos los taquillazos. A pesar de ser una película de ciencia ficción, el hilo es el de una historia de misterio e intriga. Todo ello en un escenario de lo más peculiar con actuaciones entre mediocres (Harrison Ford) y absolutamente estelares (Rutger Hauer).

25 de marzo: Chappie

Y aquí está una de las peores películas que he visto en mucho tiempo, un fiasco anunciado, y mucho talento desaprovechado por culpa de unos guionistas que parecen incapaces de enfrentarse a la ciencia ficción mínimamente rigurosa. Visto el tráiler imaginaba que sería una película bastante mediocre pero esperaba encontrar algún destello de genialidad. Pero el resultado es mucho peor de lo que podría haber esperado.

La película nos brinda un repertorio aborrecedor: un científico brillante que ha dedicado toda su vida a crear una inteligencia artificial con conciencia y que, aparentemente, lo consigue en una sola noche de trabajo; un ex militar que se dedica al diseño de robots monstruosos inútiles, intangibles y muy poco prácticos y que, por cierto, es un poco psicópata; una CEO fría y calculadora que solo piensa en ganar dinero y que rechaza ideas maravillosas que, de hecho, le harían ganar mucho dinero; un grupo de delincuentes constituido por 1) una especie de drogadicto cruel y más bien corto de luces con un claro problema de manejo de la ira, 2) un hispano que siempre tiene la navaja a punto y 3) una chica de nacionalidad desconocida que no sabemos ni cómo llegó a la banda ni qué aporta en ella pero que le da un toque de color (literalmente) al elenco. De hecho, el único personaje interesante de toda la película es el propio Chappie.


Este es uno de esos despropósitos descomunales que no tienen salvación ninguna porque todos los personajes son idiotas que desaprovechan talento, que no tienen ningún aprecio por sus propias vidas y/o que abandonan su baza más poderosa a una destrucción casi segura. Puedo entender que una pandilla de delincuentes actúe de forma impulsiva/irreflexiva pero no espero lo mismo de ingenieros y ex-militares. Y, evidentemente, los guionistas no podían resistirse a la idea de hablar de la conciencia humana como de algo tangible (aunque reconozco que partiendo de la base de que existiera un casco capaz de interpretar los impulsos nerviosos del cerebro humano, no sería TAN descabellado hablar de un traspaso). Ah, casi se me olvida, el inicio de esta peli es... Robocop!

Por otro lado, si tengo que destacar algo positivo de la película y me obligo a mí misma a no pensar en todas las violaciones argumentales que destruyen la coherencia de cualquier acción tomado desde el principio y hasta el final del filme, podría deciros que me gusta mucho la evolución de Chappie como ser consciente. Y que tiene razonamientos muy bien hallados.

1 comentario:

  1. Blade Runner ya la conocía, pero Ex Machina no... y me ha picado la curiosidad con tu reseña.

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