viernes, 10 de mayo de 2013

Descubriendo el arte de las civilizaciones orientales en París

Uno de los objetivos que me fijé en el planning antes de ir a París fue ir a ver un montón de museos y de colecciones dedicadas a ese arte que casi nunca se ve, del que casi nunca se habla y del que poco se estudia. Ya sabéis que yo soy más de ciencias pero en la ESO hice una optativa de Historia del Arte (que, por cierto, disfruté muchísimo) en la que nos hablaron un poco de todo pero es inevitable que al hablar de Arte casi todo el mundo piense en cuadros y esculturas europeos y, si eso, americanos. Eso deja la práctica totalidad del mundo no cubierta: Asia, África, Oceanía y Sur América están ahí también y los millones de personas que han vivido en esos continentes a lo largo de la historia de la humanidad han dejado su huella de la misma forma que lo hemos hecho los demás. No sé por qué se les ignora siempre tanto, supongo que tendemos a ser muy egocéntricos. En cualquier caso, disfruté mucho en París con este arte tan diferente al que estoy acostumbrada, precisamente por eso, porque es DIFERENTE a todo lo demás y eso lo hace totalmente especial.

¿A qué son una monada?
¡Pues es un solo tronco!
Por un lado fuimos a la colección de arte de África, Asia, Oceanía y América en el Pavillon des Sessions en el Louvre (que es un pelín difícil de encontrar por cierto, aunque bueno, en el Louvre casi todo es difícil de encontrar, es demasiado grande y caótico). En esta zona tenían una serie de esculturas muy antiguas y bastante primitivas. Entre otras cosas, había una escultura en la que para hacer la cabeza habían aprovechado un cráneo humano de verdad y otra que estaba hecha dando forma directamente al tronco de un árbol... menuda virguería. Y lo que más me sorprendió fue encontrarme con un Moái de la isla de Pascua! Al final resultó ser una de las colecciones del extensamente extenso Louvre que más me gustó.


A pesar de que tuve que renunciar a varios museos de arte oriental por falta de tiempo, la mañana del último día nos acercamos al Musée national des Arts asiatiques Guimet que, como dice su nombre, expone una gran variedad de arte asiático. Lo maravilloso de este museo (a parte de que entramos gratis por ser menores de 26) es que la audoguía también era gratuita <3 Y os aseguro que para ese tipo de museo es bastante esencial porque aprendimos mucho sobre budismo e hinduismo y nos ayudó a entender lo que estábamos viendo. Toda la parte de Brahma, Vishnu y Shiva me hizo pensar en Las mil y una noches (ese manhwa que tan poco me gustó y que NO recomiendo). Me fascina mucho el hinduismo, quizá porque lo desconozco bastante y cualquier nuevo dato que descubro sobre esta religión me fascina. Brahma crea, Vishnu preserva y Shiva destruye, es super chachi guay porque los tres se veneran por igual y se da importancia a la destrucción como algo necesario y positivo. Y tienen múltiples representaciones que suelen incluir cabezas supernumerarias y varios pares de brazos. ME ENCANTA.

Mirad las piernas/brazos. Y no se aprecia en
esta foto pero el hombre tiene varias cabezas
Hinduismo a parte. Hay una laaaaaaaaarga parte del museo dedicada al budismo que al fin y al cabo es y ha sido la religión mayoritaria de gran parte de Asia durante muchos años. Lo gracioso del budismo es que dependiendo del país las representaciones de Buda son sutilmente distintas y un experto te puede decir el país de origen de una escultura en función de cómo tiene colocadas las manos o si tiene los ojos más o menos cerrados. La verdad es que a pesar de todas las explicaciones aun no acabo de entender la figura de el "Bodhisattva" pero, en cualquier caso, tiene estatuas a tutiplén.

En realidad, no se aclaran ni ellos
Después de estas dos grandes secciones del museo había una sala centrada en arte de China en el que además de bodhisattvas, había varias estatuillas de niñas/mujeres chinas de entre las que me llamó mucho la atención una colección de figuras de chicas chinas a caballo, había allí uno de los números de la audioguía así que escuché gustosa como en China, en el siglo VIII, era costumbre que las hijas de los nobles jugaran a algo parecido al polo actual. La grabación remarcaba que era habitual en esa época que se diera bastante libertad a las mujeres y este dato me sorprendió lo suficiente como haberlo recordado casi dos meses después.


Y para acabar, nos esperaba la sección dedicada a Japón <3 Como colección creo que era la más pobre del museo pero me hizo gracia ver las típicas pinturas alargadas con montañas altísimas, máscaras de Nô, katanas y retratos de geishas. Mi frustración particular es que se supone que había una de las 36 vistas del monte Fuji de Hokusai... pero no, o no estaba o no la supimos encontrar, pero nos vimos el museo de arriba abajo así que no sé. Pero de verdad, qué desespero buscando el puto grabado teniendo en cuenta que salía como imagen promocional del museo en los carteles... D=

¿Habéis visto qué práctico?
Y ya está, hasta aquí mi aproximación al arte no-europeo en París. Quedé encantada y cuando vuelva a la ciudad visitaré los otros museos que me quedé con ganas de ver.

2 comentarios:

  1. Me acuerdo cuando fui yo... la verdad es que es una pasada de museo, me gustaría volver... pero por el momento prefiero esperar a ver si puedo ir a otros países que parís me la tengo muy vista.

    Un abrazo y buena entrada ;


    jeanne.

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  2. Madre mía, te podrías dedicar a guía turística, es una pasada los conocimientos que adquieres de tus viajes... yo veo más de un museo al día y ya me agobio...

    Ha sido muy interesante, la verdad es que tienes razón, pocos museos se centran en el arte no-europeo.

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