Ya sabéis que no soy muy dada al anime, hace más de cinco años que empecé con el blog y en todo ese tiempo sólo he visto Madoka Magica y Baccano! (que no, no he reseñado porque soy una hereje), sin contar películas de animación. No vi Free! ni Haikyu!! ni ningún anime basado en manga que me gusten mucho como Akagami no Shirayuki-hime (lo de los signos de exclamación en los títulos de anime me parece, cuanto menos, preocupante). Pero el fenómeno Yuri!!! on Ice ha sido TAN masivo, sufrí TAL aluvión de inputs sobre esta serie que después de ver ciertos (falsos) spoilers de algo que (no) sucede en el séptimo capítulo (y que he incluido con toda maldad al final de la entrada así que si por algún milagro os habéis librado hasta ahora de los millones de gifs de este anime que pululan por todas las redes sociales... quizá mejor no leer la reseña) ya no me pude resistir más... convencida de que no era queerbait ni delirio de fujoshi que ve a un hombre preocuparse por otro y ya asume que son pareja. Y aquí viene la pregunta del año ¿es queerbait Yuri!!! on Ice?
Yuri Katsuki es el mejor patinador sobre hielo de Japón. Sin embargo, tras quedar en última posición en el Grand Prix, se viene abajo y decide volver a su ciudad natal, Hasetsu, tras pasar varios años entrenando en Estados Unidos. A pesar de no sentirse con fuerzas para seguir compitiendo en un campo en el que siente que ha fracasado estrepitosamente, el patinaje sobre hielo sigue siendo su mayor pasión así que por muy en baja forma que esté, prácticamente lo primero que hace al regresar a su hogar es irse a patinar a las tantas de la noche. Con lo que no contaba al emular a su ídolo y mejor patinador del mundo Victor Nikiforov en la pista de hielo, es que le grabaran en secreto y filtraran el vídeo a las redes sociales... iniciando una cadena de eventos de lo más surrealista.
Porque este anime es eso: surrealista. Que no por ello ha dejado de gustarme pero creo que es necesario dejarlo claro desde el principio. Entendedme, los anime nunca se han caracterizado, ni lo harán, por su verosimilitud pero Yuri on Ice hace un compendio demasiado completo de todas las idas de olla de las que tanto gustan los animadores nipones. Empezando por personajes que no tienen ningún tipo de sentido común y/o profundidad. Los únicos personajes con un mínimo desarrollo son los dos Yuri, ni siquiera me atrevo a mencionar a Victor aquí porque su conducta, diálogos y decisiones siempre me parecen de lo más erráticos.
Yuri!!! on Ice tiene muchas cosas que me han hecho seguir el anime semana a semana con ganas. La primera es muy obvia: trata sobre patinaje artístico sobre hielo. Que es un deporte que nunca he seguido (igual que no sigo ningún deporte) pero que siempre me ha llamado la atención. He disfrutado mucho con las coreografías, saltos y estrategias varias en función de los puntos fuertes y débiles de cada patinador. Que, por cierto, está muy bien teniendo en cuenta que casi toda la temporada consiste en las actuaciones de cada personaje una detrás de la otra, capítulo tras capítulo, salvo contadas excepciones. Además, por mucho que se trate de un spokon (anime centrado en un deporte), se aleja notablemente de las normas que suelen regir este género al no ser el patinaje un deporte de equipo, sino en solitario, dónde tu mayor enemigo eres tú mismo... y el nivel de autoexigencia es demencial. Aún así, o precisamente por ello, la competitividad entre los distintos patinadores es súper sana y eso siempre saca una sonrisa (¡Phichit!).
A conjunción con el tema central del patinaje viene la maravillosa banda sonora, que tengo favoriteada en Spotify desde que vi el primer capítulo. Estoy especialmente enamorada de los temas que forman parte del programa de Yuri (Katsuki); de hecho, Yuri on Ice (la melodía, no la serie en sí) la tengo en la playlist que uso para correr. Todas las melodías que suenan en este anime tienen muchísima energía contenida y evocan un montón de emociones... ayudan a vivir cada una de las performance que aparecen, incluso aunque hayas visto la misma coreografía ocho veces ya, te sigue emocionando como la primera vez. Y lo mismo puedo decir del opening y el ending, que son los típicos minutos de más que los espectadores se saltan para ir directamente al episodio en sí y que, en este caso, podría ver en bucle durante un buen rato sin cansarme.
En cuanto a lo que va más allá del patinaje... el trastorno de ansiedad es un protagonista más de este anime. Existen artículos de opinión online donde se desgrana paso a paso el trastorno de Yuri, cómo lidia con él, y cómo el hecho de que, en general, sea él el narrador de los acontecimientos, desdibuja la realidad y nos incita a hacernos una idea equivocada de lo que sucede. Yuri está sometido a mucho estrés, se toma muy en serio su profesión, ha alcanzado una edad peligrosa en el mundo del patinaje competitivo (25 años) y no se conforma, ni mucho menos, con ser finalista de un campeonato mundial, él aspira a ganar, a ser el mejor. Los guionistas se han esmerado en reflejar cómo su inestabilidad mental es su mayor hándicap, mucho más que los requerimientos físicos o técnicos de las coreografías que le diseña Victor. Por eso precisamente necesita apoyo emocional, de su familia, de sus amigos y de su entrenador también claro.
Dicho todo esto me toca volver a la pregunta ¿retórica? que me hacía al principio de la entrada: ¿es queerbait Yuri!!! on Ice? Pues yo diría que sí, aunque no con mucho convencimiento. La serie es tan ambigua con el tema que las opiniones de los fans van desde la creencia firme de que Victor y Yuri son pareja de facto, que su relación es canon y que está claramente representada en múltiples ocasiones a los que defienden que esas no son más que interpretaciones muy libres de ciertas escenas en las que nunca llega a haber ninguna representación explícita de un posible romance entre entrenador y patinador. La escena más controversa al respecto es la que, de hecho, me hizo animarme en su momento a probar suerte con un anime después de tantos años en vista de que parecía una representación sin peros de una relación homosexual en un anime de deporte nada menos.
Y ahora, los contras. La animación es espantosa. Pero espantosa hasta tal punto que existe una cuenta de twitter sólo para recopilar capturas de pantalla donde las proporciones anatómicas dan risa. Hay algunas escenas de relleno mostrando al público de las distintas competiciones que copian y pegan varias veces en casi cada capítulo que da vergüenza ajena. Hay escenas ridículas. La mayoría de personajes son una caricatura. Un imbécil que no ha superado la ruptura con su novia y que la stalkea por las redes sociales convencido de que él es el único e inigualable príncipe que se la merece. Un italiano con complejo incestuoso, enamorado de su hermana, posesivo hasta decir basta. Uno que patina meneando el culo y empalmado, dando a entender que se corre cada vez que actúa. Otro que es mero ego con patas.
Yuri!!! on Ice me ha dado gratos momentos de F5 los miércoles por la noche, scrolls muy entretenidos por mi TL, dos o tres canciones para guardar durante mucho tiempo, un renovado interés por el patinaje artístico sobre hielo (Javier Fernández es lo más de lo más y ojalá viviera en Madrid) y muchísimas ganas de llegar a ese próximo nivel que será la segunda temporada dónde no sólo no espero que no la caguen sino que me den todos esos detalles que no me ha dado esta primera... aunque no tenga muchas esperanzas.
PD: Sé que me he pasado con los screenshots y gifs (que harán que esta entrada no se cargue nunca para los que me leéis desde el móvil confiando en los datos que os queden este mes) pero los necesitaba todos y cada uno de ellos para ilustrar la reseña.
Yuri Katsuki es el mejor patinador sobre hielo de Japón. Sin embargo, tras quedar en última posición en el Grand Prix, se viene abajo y decide volver a su ciudad natal, Hasetsu, tras pasar varios años entrenando en Estados Unidos. A pesar de no sentirse con fuerzas para seguir compitiendo en un campo en el que siente que ha fracasado estrepitosamente, el patinaje sobre hielo sigue siendo su mayor pasión así que por muy en baja forma que esté, prácticamente lo primero que hace al regresar a su hogar es irse a patinar a las tantas de la noche. Con lo que no contaba al emular a su ídolo y mejor patinador del mundo Victor Nikiforov en la pista de hielo, es que le grabaran en secreto y filtraran el vídeo a las redes sociales... iniciando una cadena de eventos de lo más surrealista.
Porque este anime es eso: surrealista. Que no por ello ha dejado de gustarme pero creo que es necesario dejarlo claro desde el principio. Entendedme, los anime nunca se han caracterizado, ni lo harán, por su verosimilitud pero Yuri on Ice hace un compendio demasiado completo de todas las idas de olla de las que tanto gustan los animadores nipones. Empezando por personajes que no tienen ningún tipo de sentido común y/o profundidad. Los únicos personajes con un mínimo desarrollo son los dos Yuri, ni siquiera me atrevo a mencionar a Victor aquí porque su conducta, diálogos y decisiones siempre me parecen de lo más erráticos.
Yuri!!! on Ice tiene muchas cosas que me han hecho seguir el anime semana a semana con ganas. La primera es muy obvia: trata sobre patinaje artístico sobre hielo. Que es un deporte que nunca he seguido (igual que no sigo ningún deporte) pero que siempre me ha llamado la atención. He disfrutado mucho con las coreografías, saltos y estrategias varias en función de los puntos fuertes y débiles de cada patinador. Que, por cierto, está muy bien teniendo en cuenta que casi toda la temporada consiste en las actuaciones de cada personaje una detrás de la otra, capítulo tras capítulo, salvo contadas excepciones. Además, por mucho que se trate de un spokon (anime centrado en un deporte), se aleja notablemente de las normas que suelen regir este género al no ser el patinaje un deporte de equipo, sino en solitario, dónde tu mayor enemigo eres tú mismo... y el nivel de autoexigencia es demencial. Aún así, o precisamente por ello, la competitividad entre los distintos patinadores es súper sana y eso siempre saca una sonrisa (¡Phichit!).
A conjunción con el tema central del patinaje viene la maravillosa banda sonora, que tengo favoriteada en Spotify desde que vi el primer capítulo. Estoy especialmente enamorada de los temas que forman parte del programa de Yuri (Katsuki); de hecho, Yuri on Ice (la melodía, no la serie en sí) la tengo en la playlist que uso para correr. Todas las melodías que suenan en este anime tienen muchísima energía contenida y evocan un montón de emociones... ayudan a vivir cada una de las performance que aparecen, incluso aunque hayas visto la misma coreografía ocho veces ya, te sigue emocionando como la primera vez. Y lo mismo puedo decir del opening y el ending, que son los típicos minutos de más que los espectadores se saltan para ir directamente al episodio en sí y que, en este caso, podría ver en bucle durante un buen rato sin cansarme.
Dicho todo esto me toca volver a la pregunta ¿retórica? que me hacía al principio de la entrada: ¿es queerbait Yuri!!! on Ice? Pues yo diría que sí, aunque no con mucho convencimiento. La serie es tan ambigua con el tema que las opiniones de los fans van desde la creencia firme de que Victor y Yuri son pareja de facto, que su relación es canon y que está claramente representada en múltiples ocasiones a los que defienden que esas no son más que interpretaciones muy libres de ciertas escenas en las que nunca llega a haber ninguna representación explícita de un posible romance entre entrenador y patinador. La escena más controversa al respecto es la que, de hecho, me hizo animarme en su momento a probar suerte con un anime después de tantos años en vista de que parecía una representación sin peros de una relación homosexual en un anime de deporte nada menos.
¡O un abrazo/placaje! |
Esta escena es inmeditamente posterior a la de arriba y la veo mucho más amorosa |
La serie da suficientes indicios como para que quede muy claro que hay una relación pero, si la hay, es una relación fantasma, que existe pero no se ve. Los personajes se van de compras juntos (podrían ser amigos), viven "juntos" (Yurio también vive con sus entrenadores), bromean sobre casarse (¡bromean!), se pasan el día abrazándose (no vamos a ser tan retrógrados como para decir que si dos hombres se abrazan son gays, ¿no?) y Yuri se llena la boca enseguida hablando del amor y cómo "quiere" a Victor (eso ya es más evidente) pero ninguna de estas es reflejo fidedigno de una relación (por mucho que nos duela) y, en cualquier caso, excepto cuando Yuri trata de seducir a Victor (¿o a la audiencia y los jueces?) con su Eros, nunca dan ninguna señal de sentirse romántica o sexualmente atraídos el uno por el otro (a diferencia de Chris, todo sea dicho de paso). Vamos, soy del parecer que es muy evidente que algo hay entre ellos pero es un algo tan difuso que sólo puede corresponderse con el concepto de queerbait... y es que los guionistas han hecho todas las trampas del mundo para dar a entender muchísimas cosas sin que ninguna suceda de facto en los escasos minutos de cada episodio.
Y ahora, los contras. La animación es espantosa. Pero espantosa hasta tal punto que existe una cuenta de twitter sólo para recopilar capturas de pantalla donde las proporciones anatómicas dan risa. Hay algunas escenas de relleno mostrando al público de las distintas competiciones que copian y pegan varias veces en casi cada capítulo que da vergüenza ajena. Hay escenas ridículas. La mayoría de personajes son una caricatura. Un imbécil que no ha superado la ruptura con su novia y que la stalkea por las redes sociales convencido de que él es el único e inigualable príncipe que se la merece. Un italiano con complejo incestuoso, enamorado de su hermana, posesivo hasta decir basta. Uno que patina meneando el culo y empalmado, dando a entender que se corre cada vez que actúa. Otro que es mero ego con patas.
Pero, aún y con todo, el patinaje, la ansiedad, las competiciones y el romance con muchas comillas dejan siempre paso al humor. Dos tipos de humor, o quizá uno sólo que a veces funciona y otras no tanto. Hay escenas de descarado fanservice (más hacia el principio que hacia el final) donde vemos a Victor innecesariamente desnudo con fuentes estratégicas censurando sus intimidades mientras se da un baño. Los caricaturescos comportamientos que repasaba antes deberían ser graciosos aunque a mí no me lo parezcan. En cambio, las bromas continuas sobre el (sobre)peso de Yuri al empezar la serie o la cena en que se emborrachó para después olvidarlo todo que no se nos revela hasta el décimo episodio se llevaron más de una carcajada por mi parte.
Yuri!!! on Ice me ha dado gratos momentos de F5 los miércoles por la noche, scrolls muy entretenidos por mi TL, dos o tres canciones para guardar durante mucho tiempo, un renovado interés por el patinaje artístico sobre hielo (Javier Fernández es lo más de lo más y ojalá viviera en Madrid) y muchísimas ganas de llegar a ese próximo nivel que será la segunda temporada dónde no sólo no espero que no la caguen sino que me den todos esos detalles que no me ha dado esta primera... aunque no tenga muchas esperanzas.
PD: Sé que me he pasado con los screenshots y gifs (que harán que esta entrada no se cargue nunca para los que me leéis desde el móvil confiando en los datos que os queden este mes) pero los necesitaba todos y cada uno de ellos para ilustrar la reseña.
Muy interesante tu análisis de la serie , espero que veas más animes para darnos tu punto de vista :D
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