Como de momento no os estáis quejando de esto de reseñar los tomos de un mismo manga de tres en tres en lugar de de uno en uno o de, simplemente, esperarme a terminarlo para hacer una reseña completa, voy a seguir con el experimento mientras se me acumulen tantos tomos seguidos... Total, de uno en uno no suelo saber qué decir y acabo escribiendo aburridas sinopsis con un mínimo de opinión personal y si me esperara a que terminase un manga para hablar de él en el blog publicaría todavía menos que ahora y se me olvidarían muchos pequeños detalles...
Siempre que hablo de Pequeñas Mentiras Piadosas acabo diciendo lo mismo: que si la trama no avanza, que si ya van muchos tomos, que si los protagonistas están siempre discutiendo, que si son todos como críos... Y sí que es verdad que la autora se lo sigue tomando todo con mucha calma, dilatando innecesariamente una historia que se podría haber contado con la mitad de tomos, dando bandazos con una narración no-lineal que no aporta nada a parte de confundir al personal. Y sí, los protagonistas son insufribles, Aki es un niño prodigio crecidito sin autoestima ni empatía y celoso hasta decir basta, Shinya es un amargado asocial demasiado orgulloso que no sabe lo que quiere, Seta es desesperadamente ingenua e infantil... y paro aquí para no darle un repaso a todos los personajes porque no se salva ni uno.
Pero, a pesar de todas sus carencias, no os puedo negar que me lo paso bien leyendo los tomos de este shojo, que no puedo evitar encariñarme con los personajes a pesar de todos sus defectos, que Seta suele arrancarme alguna sonrisa con su idealismo. Aunque Seta y Aki no avancen ni a tiros, sí hay otras relaciones interpersonales que se desarrollan inusitadamente en estos tomos como, por ejemplo, el turbulento romance entre Shinya y Nagahara o la complicada relación entre Shinya y Aki que se respetan profesionalmente pero cuyas circunstancias personales siempre les han impedido forjar una amistad.
Quizá porque el final empieza a acercarse, la trama también da un salto cualitativo a muchos niveles. Lo más importante de todo es que nos deshacemos ¡al fin! de Terada (So no sigas saliendo con ella por favor que no podría ser más tóxica), que llevaba haciéndoles la vida imposible a Mush & CO desde hace varios (demasiados) tomos. Lo que más me ha gustado del asunto es la confrontación directa de Seta con ella, es raro ver una protagonista femenina tan segura de sí misma, y más especialmente, en el terreno profesional. Aunque lo que más me ha sorprendido es la frialdad con la que la tratan los miembros de Crude Play, que incluso hablan de su potencial suicidio como si no fuera la cosa con ellos.
Y algo que ya se había empezado a desarrollar en tomos anteriores y que cada vez toma más relevancia es el evidente abismo entre aquellos personajes que tienen un talento natural para la música como Seta o Aki y los que, por muy amigos, amables y/o guapos que sean, no (casi todos los demás). Y la clave de esto está en que la autora lo desarrolla de forma paralela tanto para Mush & Co como para Crude Play. Sus integrantes menos habilidosos con sus respectivos instrumentos tienen que enfrentarse a la realidad y asumir que deberán abandonar el mundillo o resignarse al playback hasta que su carrera musical termine y se vean sin estudios con una mano delante y la otra detrás. Ya que no avanza mucho con los protagonistas al menos se agradece que desarrolle un poquitín a secundarios de Crude Play y que no los tenga ahí sólo de relleno porque si no no sería una boy band...
Ahora que sé que el manga terminará en unos pocos tomos (unos siete más creo, que parecen muchos pero como no pasa nada nunca...) los leo con muchas más ganas; aunque no con más esperanza porque la historia no muestra signos de ir a mejorar. Aún me sorprende la variabilidad de Kotomi Aoki entre la genialidad de Secretos del Corazón, la atrocidad de Lazos Prohibidos y esta copia barata, superficial e insulsa de Nana que es Pequeñas Mentiras Piadosas.
Ahora que sé que el manga terminará en unos pocos tomos (unos siete más creo, que parecen muchos pero como no pasa nada nunca...) los leo con muchas más ganas; aunque no con más esperanza porque la historia no muestra signos de ir a mejorar. Aún me sorprende la variabilidad de Kotomi Aoki entre la genialidad de Secretos del Corazón, la atrocidad de Lazos Prohibidos y esta copia barata, superficial e insulsa de Nana que es Pequeñas Mentiras Piadosas.
Vaya, pues creo que voy a pasar de leerlo.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Un beso