domingo, 7 de febrero de 2016

Necronautas

Soy consciente de que tengo a los fanzines muy abandonados en el blog. Y la verdad es que me da entre rabia y pena porque creo que se trata del campo en el que más puedo aportar; habrá cientos de reseñas de cualesquiera de los cómics que pueda leer pero, en cambio, la presencia de los fanzines en los blogs de opinión es bastante limitada. Tras un mes de leer cómics de la biblioteca con fruición (y, por ende, ahorrar bastante) decidí volver a pagarle una visita a una tienda de cómics de Barcelona muy particular, Fatbottom, donde podéis encontrar todo tipo de rarezas autoeditadas, en varios idiomas, junto con cómics de referencia como el mismo Shenzhen de Guy Delisle.

Irónicamente, os suelto este rollo sobre los fanzines cuando Necronautas ha sido publicado por Ultrarradio que, a todas luces, es una editorial (independiente, eso sí) por lo que debería calificar esta obra de cómic. Sin embargo, estaréis de acuerdo conmigo en que no se trata, precisamente, de un título que encontraríais en Fnac o en cualquier librería de barrio al uso por lo que, tratándose de un cómic tan alternativo, mi párrafo introductorio también aplica; estoy encantada de poder hablar de una recopilación tan buena a la que me he tirado de cabeza sin haber leído ninguna crítica previamente, puesto que no la he encontrado. A vosotros ya no os pasará lo mismo.


Durante más de dos siglos, la familia Szczepanski ha destacado en el campo de la biología y la nanotecnología. Sin embargo, se sospecha que el actual heredero, M. Szczepanski  es en realidad K. Szczepanski, vivo desde hace más de 300 años, tras haber descubierto el secreto de la inmortalidad en una de sus investigaciones. Con el objetivo de desentrañar el mecanismo que le permite burlar a la muerte de forma continuada, un grupo de científicos se introduce en su cuerpo para estudiar su fisiología desde el interior. Sin embargo, poco después del inicio de la misión, M. Szczepanski muere y todos los equipos deben realizar la evacuación del cadáver en un máximo de nueve días para evitar que el cuerpo putrefacto se colapse con todos los investigadores en su interior.

Como augura la sinopsis, Necronautas es una recopilación de ciencia ficción con tintes de lo más escatológicos. Aunque cada autor tuvo libertad para escoger una parte del cuerpo en la que centrarse, los testículos, la próstata y el ano resultan de especial interés para varios autores, que prefieren jugar con lo que resulta repulsivo o soez a desarrollar tramas más complejas que difícilmente pueden llegar a buen puerto dada la limitación de espacio. Otro favorito es el cerebro, el único órgano escogido por varios autores para explorar la memoria, las alucinaciones... y optar por el misticismo.

Bajando, de Buba Viedma
Por no comentar las más de veinte aportaciones una a una, me voy a centrar en mis historias favoritas que, ya sea por grafismo, documentación o guión, son las que hacen que para mí valgan la pena los diez euros que cuesta esta recopilación. Nada más empezar me llamó la atención la participación de Zer, un catálogo muy bien detallado de los distintos tipos de receptores y glándulas que se encuentran en la piel junto con una breve ficha informativa de las características principales de este órgano. Especialmente acertada me ha resultado también la historia de César Esteban, que nos habla de cáncer, apoptosis y regeneración celular con bastante acierto y que es, quizá, uno de los escasos autores que le reservan un futuro optimista a sus protagonistas. Puede que sea el único que ha querido desentrañar el misterio que da pie a este recopilatorio, en lugar de recurrir a la comedia anecdótica o a discusiones metafísicas, algo que echaba en falta en este volumen y que he agradecido al encontrar su historia casi al final.

En cuanto a las aportaciones humorísticas, dos favoritas. La primera, de tan solo dos páginas, cierra Necronautas y nos ofrece un humor de lo más negro de parte de Alexis Nolla, autor que conocía de nombre pero del que aún no había leído nada. Y, como no podía ser de otra forma, la segunda viene firmada por Cinta Villalobos, artista que ya conocía de antemano por su fanzine Y contra el viento, que os recomiendo encarecidamente ya de paso. Ella se decanta por el apéndice, que predice desaparecido de aquí a unos cien años (en una apuesta demasiado arriesgada y sin base pero que casa con el tono de su aportación), poniendo en la boca del lobo a una becaria desencantada que hará descubrimientos de lo más inesperadas. Y, lo mejor de todo, podéis leer la historia íntegra en su blog personal.

Viñetas de Cinta Villalobos
Evidentemente, hay alguna que otra historia que no me ha gustado lo más mínimo o que, directamente, no he atinado a comprender pero, a estas alturas, una se acostumbra a la naturaleza de estas colaboraciones desinteresadas en recopilaciones con un listado de autores numeroso y un reparto de páginas por cabeza más bien limitado, que impide que ninguno de los colaboradores pueda desarrollarse al máximo de sus capacidades (aunque siempre hay ases en las historias cortas).

A ratos la obra puede resultar un tanto caótica, por la diversidad de autores, estilos y planteamientos. Aunque todas las historias ocurren en un mismo lapso de tiempo (9 días de descomposición) y en un mismo lugar (el mismo cadáver) son todas independientes las unas de las otras creando cierto solapamiento a priori inviable. Pero, a diferencia de un cadáver exquisito, en Necronautas es lógico que unas historias no se hilen las unas con las otras (aunque hubiese sido espectacular si se lo hubiesen propuesto) ya que ocurren de forma simultánea. Quizá mi único gran pero es que algunos autores parecen no haber asimilado del todo la consigna de inicio, con lo que varían sobremanera en detalles técnicos como cuántos días hace que empezó la investigación, en qué momento murió Szczepanski o si deben o no saberlo.

Ilustración de Carla Berrocal
De forma complementaria y repartidas a lo largo del tomo, aparecen cinco ilustraciones del cadáver de Szczepanski, mostrando distintos estadios de descomposición, que muestran muy gráficamente la evolución del tiempo y que le dan cierta unidad a este título tan dispar.

A pesar de la heterogeneidad (inevitable) a todos los niveles (dibujo, guión, temática, enfoque, incluso longitud) que caracteriza a este recopilatorio, no dejo de recomendaros su lectura. Si bien es inevitable que alguna de sus historias no os convenza, es prácticamente seguro que otra os encante y probablemente descubráis algún autor al que seguirle la pista a partir de ahora. Personalmente, estoy de lo más satisfecha con su lectura que, a ratos, me ha recordado a algunas de las clases más interesantes de la carrera.

De la aportación de César Esteban
PD: la "n" de Szczepanski se escribe en realidad con tilde (que no con la virgulilla de la "ñ") pero no he sido capaz de conseguir dicha combinación con el teclado de mi ordenador y mis muy limitados conocimientos de informática.

PD2: como soy muy fan de las definiciones y delimitaciones artificiales, tengo curiosidad, ¿qué consideráis vosotros que es un fanzine?

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