Inciso: cuando habláis de manga en plural como, por ejemplo, para referiros a distintos títulos, qué palabra utilizáis, manga o mangas?
De un tiempo a esta parte he tenido muchos desengaños con el manga en general, es por eso que cada vez me lo pienso más antes de hacer una compra loca de segunda mano (como las de antaño) y, sobre todo, antes de comprarme un tomo número uno. Sin embargo, las ya no tan pequeñas nuevas editoriales que han entrado en el panorama manga de España, en especial Tomodomo y MW, me han devuelto las ganas de probar suerte (lo que no implica ni que me guste todo su catálogo ni que no me haya llevado ya decepciones, en especial con MW). En esta entrada quiero centrarme, brevemente, en estos mangas que he comenzado recientemente, cuya publicación terminará a lo largo de 2016 (principios de 2017 en el caso de Shonen Note).
El equipo de Tomodomo me compró con las magníficas ilustraciones de Shonen Note mucho antes de que leyera siquiera la sinopsis. Aunque soy una negada absoluta para la música, con Subaru, un manga sobre ballet al que debería dedicarle un espacio en el blog, ya aprendí que no importa lo poco familiarizada que esté una con un tema, si la historia es buena, se disfruta igual.
De forma innata, Yutaka es excepcionalmente bueno en su campo tal y como suelen serlo los protagonistas de los shônen de acción y aventuras con la diferencia de que es un alumno de instituto, muy sensible y más bien poquita cosa con lo que su habilidad más que motivo de orgullo corre el riesgo de convertirse en la semilla de la discordia entre sus compañeros de clase. De esta forma, se aborda la dicotomía talento/mérito en profundidad, ya no solo la visión de la genialidad como origen de envidia y frustración sino también su fugacidad. Desde el primer capítulo se hace patente que la portentosa voz de Yutaka tiene fecha de caducidad, cuando alcance la adolescencia perderá su maravilloso soprano. Este inconveniente vuelve loca a una profesora muy metida en el mundillo de la ópera, obsesionada con contar con la voz de Yutaka antes de que desaparezca.
Eso sí, por muy fuera de serie que sea el pequeño protagonista, Shonen Note no se centra exclusivamente en él sino también en el resto de miembros del coro que, aunque tengan un nivel más amateur, también se merecen un buen número de subtramas.
Si algo llama la atención cuando se pasan las páginas de este manga es su grafismo, con una línea muy clara, y un enorme y detallado repertorio de personajes, todos ellos fácilmente identificables, no importa que su rol sea, al menos a priori, totalmente accesorio. Y, por supuesto, las escenas mudas para la música en la que Yuhki Kamatani nos ofrece un espectáculo sinestésico, como ya anunciaron con su licencia las editoras, que nos hace estremecer. Mención especial a la maravillosa edición, con tomos tamaño B6 (ligeramente más grandes que los tomos estándar) y páginas a color en, al menos, estos dos primeros volúmenes
De forma innata, Yutaka es excepcionalmente bueno en su campo tal y como suelen serlo los protagonistas de los shônen de acción y aventuras con la diferencia de que es un alumno de instituto, muy sensible y más bien poquita cosa con lo que su habilidad más que motivo de orgullo corre el riesgo de convertirse en la semilla de la discordia entre sus compañeros de clase. De esta forma, se aborda la dicotomía talento/mérito en profundidad, ya no solo la visión de la genialidad como origen de envidia y frustración sino también su fugacidad. Desde el primer capítulo se hace patente que la portentosa voz de Yutaka tiene fecha de caducidad, cuando alcance la adolescencia perderá su maravilloso soprano. Este inconveniente vuelve loca a una profesora muy metida en el mundillo de la ópera, obsesionada con contar con la voz de Yutaka antes de que desaparezca.
Eso sí, por muy fuera de serie que sea el pequeño protagonista, Shonen Note no se centra exclusivamente en él sino también en el resto de miembros del coro que, aunque tengan un nivel más amateur, también se merecen un buen número de subtramas.
Si algo llama la atención cuando se pasan las páginas de este manga es su grafismo, con una línea muy clara, y un enorme y detallado repertorio de personajes, todos ellos fácilmente identificables, no importa que su rol sea, al menos a priori, totalmente accesorio. Y, por supuesto, las escenas mudas para la música en la que Yuhki Kamatani nos ofrece un espectáculo sinestésico, como ya anunciaron con su licencia las editoras, que nos hace estremecer. Mención especial a la maravillosa edición, con tomos tamaño B6 (ligeramente más grandes que los tomos estándar) y páginas a color en, al menos, estos dos primeros volúmenes
Cuando se anunció la licencia de Flores Azules, en Listado Manga tuvieron que crear un apartado para el Yuri. Unos días de debate más tarde se acabaron incluyendo en dicha sección los tomos únicos Blue y Miyukichan in the Wonderland pero, siendo honestos, su publicación fue más anecdótica que otra cosa. Dicho esto, me resulta hasta incomprensible que tras tantos años de publicación de manga en España sea esta la primera licencia de un romance entre chicas.
La historia de Flores Azules se desarrolla mayoritariamente en dos institutos femeninos, el Fujigaya y el Matsuoka, muy cercanos el uno al otro. Las protagonistas son Akira y Fumi, dos amigas de la infancia que llevaban años sin verse pero que, a pesar de asistir a institutos distintos, se acaban reencontrando y retomando su amistad al empezar el bachillerato. Mientras que Akira es de lo más espontánea e inocente, Fumi es introvertida y llorona, con lo que se complementan a la perfección. Evidentemente, la homosexualidad y, en general, la orientación sexual, es un tema central de este manga, después de que Fumi le confiese a Akira que es lesbiana y, aún más, cuando una de las nuevas amigas de Akira en su nuevo instituto da a entender que también lo es.
Sin embargo, más que los distintos amoríos que se presentan, para mí son protagonistas las amistades e incluso la reflexión introspectiva de los personajes. Aunque las protagonistas estén ya en bachillerato, o quizá precisamente por eso, quién es o deja de ser la mejor amiga de una o qué otras amigas tiene ésta son una de las mayores preocupaciones de casi todas las alumnas de ambos institutos. Así, los dos primeros tomos de Flores Azules me sugieren que será un manga muy inocente, con una trayectoria tranquila, en que los sentimientos y las dudas son protagonistas. Leí el primer tomo con muchas ganas y, en cambio, me estanqué más con el segundo al no acabar de tragar con la familia de Sugimoto, uno de los personajes más enigmáticos de la obra. Quizá la forma de abordar la homosexualidad me parece poco realista pero puede que me esté dejando llevar (como de costumbre) por mis prejuicios sobre la sociedad japonesa, a la que siempre imagino cargada de tabúes.
Aunque se catalogue como yuri, como ya os podéis imaginar por mi reseña y hasta por las portadas, no aparecen ni por asomo escenas explícitas (que venga Flors Enversa a corregirme si estoy equivocada porque no estoy nada segura pero asocio el término yuri a tintes pornográficos, como un equivalente a lo que sería el yaoi). Edito: mi querida Flors me comunica que yuri y yaoi no son, ni mucho menos, términos equivalentes. Brevemente, mientras que el yaoi contiene escenas sexualmente explícitas entre dos hombres, dibujadas por mujeres y destinadas a un público femenino, el yuri incluye cualquier tipo de publicación en que el romance entre mujeres sea protagonista, independientemente de si hay o no sexo, y está destinado a un público femenino. Por otra parte, aquellos manga que representan relaciones sexuales lésbicas destinadas a un público masculino (y que suelen caracterizarse por una irrealidad muy marcada a todos los niveles posibles) se consideran hentai en lugar de yuri. En cualquier caso, la propia Flors Enversa ha hecho una entrada al respecto en su blog (en catalán), por si os interesa leer más sobre el tema.
La historia de Flores Azules se desarrolla mayoritariamente en dos institutos femeninos, el Fujigaya y el Matsuoka, muy cercanos el uno al otro. Las protagonistas son Akira y Fumi, dos amigas de la infancia que llevaban años sin verse pero que, a pesar de asistir a institutos distintos, se acaban reencontrando y retomando su amistad al empezar el bachillerato. Mientras que Akira es de lo más espontánea e inocente, Fumi es introvertida y llorona, con lo que se complementan a la perfección. Evidentemente, la homosexualidad y, en general, la orientación sexual, es un tema central de este manga, después de que Fumi le confiese a Akira que es lesbiana y, aún más, cuando una de las nuevas amigas de Akira en su nuevo instituto da a entender que también lo es.
Sin embargo, más que los distintos amoríos que se presentan, para mí son protagonistas las amistades e incluso la reflexión introspectiva de los personajes. Aunque las protagonistas estén ya en bachillerato, o quizá precisamente por eso, quién es o deja de ser la mejor amiga de una o qué otras amigas tiene ésta son una de las mayores preocupaciones de casi todas las alumnas de ambos institutos. Así, los dos primeros tomos de Flores Azules me sugieren que será un manga muy inocente, con una trayectoria tranquila, en que los sentimientos y las dudas son protagonistas. Leí el primer tomo con muchas ganas y, en cambio, me estanqué más con el segundo al no acabar de tragar con la familia de Sugimoto, uno de los personajes más enigmáticos de la obra. Quizá la forma de abordar la homosexualidad me parece poco realista pero puede que me esté dejando llevar (como de costumbre) por mis prejuicios sobre la sociedad japonesa, a la que siempre imagino cargada de tabúes.
Aunque se catalogue como yuri, como ya os podéis imaginar por mi reseña y hasta por las portadas, no aparecen ni por asomo escenas explícitas (que venga Flors Enversa a corregirme si estoy equivocada porque no estoy nada segura pero asocio el término yuri a tintes pornográficos, como un equivalente a lo que sería el yaoi). Edito: mi querida Flors me comunica que yuri y yaoi no son, ni mucho menos, términos equivalentes. Brevemente, mientras que el yaoi contiene escenas sexualmente explícitas entre dos hombres, dibujadas por mujeres y destinadas a un público femenino, el yuri incluye cualquier tipo de publicación en que el romance entre mujeres sea protagonista, independientemente de si hay o no sexo, y está destinado a un público femenino. Por otra parte, aquellos manga que representan relaciones sexuales lésbicas destinadas a un público masculino (y que suelen caracterizarse por una irrealidad muy marcada a todos los niveles posibles) se consideran hentai en lugar de yuri. En cualquier caso, la propia Flors Enversa ha hecho una entrada al respecto en su blog (en catalán), por si os interesa leer más sobre el tema.
Por último, Kids on the Slope es otro manga que he comprado sin tener ni idea ni de su argumento siquiera, guiada por las buenas críticas (en mayor o menor medida, esto aplica a los tres títulos de esta entrada). De nuevo, otro manga en el que la música es protagonista aunque en esta ocasión, en lugar de coristas tenemos a músicos de jazz. De nuevo, lo más destacable de esta historia no es tanto la trama musical sino la riqueza de los personajes. Cambiando totalmente de tercio, Yuki Kodama nos transporta a los años sesenta, a un pueblo costero de Kyushu donde el protagonista, un señorito de familia bien, cerebrito, repeinado y cuatro ojos, no va a poder evitar ser el centro de atención en su nueva clase... para bien y para mal.
Como ocurre con Shonen Note y Flores Azules, aunque los tres títulos tengan una trama principal más o menos lineal, lo que me gusta de Kids on the Slope es su costumbrismo y su tranquilidad. Me interesa lo que les pase a los personajes, simpatizo con el protagonista y no sé adivinar cómo se desenlazará el polígono amoroso. Conocer a Sentaro supone un punto de inflexión en la vida de Kaoru, acostumbrado a vivir con unos familiares fríos y arrogantes que siempre le han impuesto su estrecha visión del mundo.
Como veis, la historia no tiene nada de particular, es el clásico cuento del pájaro enjaulado. Es la narración la que me fascina, al no centrarse en, por ejemplo, la madre fugada de Kaoru o el pasado de Sentaro, cada trama se va desarrollando con coherencia, de forma paralela, sin dejar las grandes revelaciones para el final sino construyendo lentamente pero sin pausa un escenario congruente en que tengan lugar todos los personajes. El caso es que la lectura de sus tomos hace que se me pase el viaje en bus volando mientras se me escapa alguna que otra risa; tal y como lo veo ahora, es muy probable que se convierta en uno de mis títulos favoritos de este 2016.
Quizá alguna de las apuestas acabe saliendo mal pero el caso es que la renovación de autores, géneros y demografías que han traído las editoriales emergentes me han devuelto las ganas de probar suerte y arriesgarme; solo por eso ya me siento agradecida por volver a tener curiosidad en obras totalmente desconocidas para mí en una época en que las editoriales grandes se limitan a licenciar obras de los mismos autores una y otra vez, apostando casi siempre sobre seguro.
Como ocurre con Shonen Note y Flores Azules, aunque los tres títulos tengan una trama principal más o menos lineal, lo que me gusta de Kids on the Slope es su costumbrismo y su tranquilidad. Me interesa lo que les pase a los personajes, simpatizo con el protagonista y no sé adivinar cómo se desenlazará el polígono amoroso. Conocer a Sentaro supone un punto de inflexión en la vida de Kaoru, acostumbrado a vivir con unos familiares fríos y arrogantes que siempre le han impuesto su estrecha visión del mundo.
Como veis, la historia no tiene nada de particular, es el clásico cuento del pájaro enjaulado. Es la narración la que me fascina, al no centrarse en, por ejemplo, la madre fugada de Kaoru o el pasado de Sentaro, cada trama se va desarrollando con coherencia, de forma paralela, sin dejar las grandes revelaciones para el final sino construyendo lentamente pero sin pausa un escenario congruente en que tengan lugar todos los personajes. El caso es que la lectura de sus tomos hace que se me pase el viaje en bus volando mientras se me escapa alguna que otra risa; tal y como lo veo ahora, es muy probable que se convierta en uno de mis títulos favoritos de este 2016.
Quizá alguna de las apuestas acabe saliendo mal pero el caso es que la renovación de autores, géneros y demografías que han traído las editoriales emergentes me han devuelto las ganas de probar suerte y arriesgarme; solo por eso ya me siento agradecida por volver a tener curiosidad en obras totalmente desconocidas para mí en una época en que las editoriales grandes se limitan a licenciar obras de los mismos autores una y otra vez, apostando casi siempre sobre seguro.
¡Y no os olvidéis de la pregunta del principio! ¿manga o mangas?
Tienen buena pinta ^^
ResponderEliminarUn beso
El yuri a decir verdad no me llamaba y sigue sin llamarme pero Shonen Note y Kids on the slope... has despertado mi curiosidad, sobretodo con el segundo. Intentaré echarle un ojo a ver ^^
ResponderEliminarY sobre la pregunta pues cuando hablo de distintos títulos yo siempre digo mangas... ahí en plural...
¡Espero que te gusten tanto como a mí...! Y gracias por contestar a la pregunta manga/mangas =)
EliminarMucha gente habla bastante bien de Kids of Slope, me gusta mucho que las tramas vayan lentas pero no pausadas. En cuanto pueda le hecho un ojo.
ResponderEliminarP.D.: yo digo mangas simplemente me sale así XD
Es que es difícil de explicar pero Kids on the Slope tiene algo que hace que su lectura sea de lo más amena ^^
EliminarPD: me parece que casi todo el mundo dice "mangas"!
Sakamichi es una grandísima obra, y su anime también, ya que oír las piezas musicales es una delicia.
ResponderEliminarPor cierto, te agradezco tu sección dedicada al cómic, me he hecho una lista de varios que me llamaron la atención, a ver si empiezo a leer algo más que manga. No suelo comentarte, pero te leo con asiduidad ^^
Ah, lo del anime ya me lo habían dicho, voy a tener que verlo (aunque me dé algo de pereza) porque sí que es verdad que poder escuchar las canciones que tocan enriquecería la lectura...
EliminarMe alegra mucho cuando me decís que os gustan también mis reseñas de cómic europeo, ¡me das pilas para seguir escribiéndolas! Hubo un momento que quedé tan prendada de este tipo de cómic que pensé que renegaría del manga pero enseguida me di cuenta que siempre va a haber buenas historias en ambos medios ^_^
Yo digo mangas, pero creo que manga suena mejor.
ResponderEliminarYo ya compré las tres series. Kids on the slope vi el anime y me encantó, así que cuando MW anunció su licencia me emocioné mucho.
Flores azules vi un par de capítulos del anime para ver que tal, y su ambientación, su ritmo pausado, su dibujo, sus personajes... me cautivaron. así que lo compré, pero el primer tomo no me convenció demasiado. Pero el segundo me convenció más, no sé, así que estoy contenta.
De Tomodomo me preocupa los retrasos que está sufriendo. El tercer tomo de Shonen Note tendría que haber salido en Noviembre o Diciembre, Orange, El onceavo pasajero que anunciaron para enero (creo)... MW podemos decir que ya se ha asentado en el mercado, están sacando muchas licencias y todos los meses sale algo, pero Tomodomo aún le queda, así que espero que este sea su año. Shonen Note, desde luego es una obra que merece la pena.
De momento sois 3/3 diciendo "mangas", yo siempre dudo cuando lo tengo que decir y creo que uso ambas formas indistintamente y al final me acaban sonando raras las dos.
EliminarTienes toda la razón en que el único "pero" que se le puede poner a Tomodomo son sus periodicidades, al ser un equipo editorial tan reducido es que no dan abasto, no pueden publicar más de lo que hacen a no ser que puedan contratar a más gente, aunque para mí uno de sus puntos fuertes son las maravillosas traducciones de Hanaoka, que se "perderían" si contratasen a otros traductores... no sé, es un tema delicado >_<
Ya conocía Kids on the slope gracias al anime, así que cuando salió el primer tomo me lancé a por el XD. Llevo 4 y la verdad es que me esta gustando mucho, es una historia tranquila y los personajes son una delicia.
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