¡Estoy viva! No sabéis lo que echo de menos escribir en el blog pero estoy de faena para el máster hasta el cuello y no doy para más T^T Aún así tengo millones de cosas de las que os quiero hablar y que están esperando colarse por aquí en Navidad.
Penúltimo tomo de Strobe Edge y, como predije, para tirarse de los pelos. Por supuesto, con todo un tomo por delante era obvio y evidente que algo iba a tener que pasar para seguir dándole vueltas a lo mismo sin que la trama avanzara... Por mucho que estaba mentalizada con que al final Io Sakisaka le iba a dar un cambio radical al personaje de Mao eso no me hace estar menos enfadada con ella. Lo podía haber hecho de otras maneras pero pretender que nos creamos que estando enamorada de Ando se le cruzaron los cables y besó a Ren... POR FAVOR. Y tengo ganas de matar a Ninako por cierto.
Hay que ir con cuidado cuando se dan consejos |
Pasándome al inevitable terreno de los spoilers (que no podía faltar al acabar un manga), me ha decepcionado un poco que la autora se dejara llevar por el cliché de salvar a la protagonista cuando debería haber muerto y que encima haya intentando hacer creer a los lectores que, en efecto, Misao murió al dar a luz con todas esas escenas ambiguas y engañosas tan dramáticas. Pero a la vez intento pensar en Kyo volviéndose loco de dolor y despechando a su hijo y me doy cuenta de que hubiera sido un final demasiado cruel. A pesar de todo, la autora queda totalmente absuelta del uso de clichés solo por sugerir que el padre de Kyo matara al bebé cuando parecía que Misao iba a abortar. En realidad no puede decirse que haya pasado algo en estos últimos tomos (ya no solo estos dos, sino que me remonto al inicio de este arco argumental) pero la relación entre Misao y Kyo es tan inconmensurablemente preciosa y me transmite tanto que me ha dado igual. Me encanta esa faceta de Kyo en que no puede vivir sin Misao, en que se desespera y llora y pierde los estribos. Y me encantan las pequeñas riñas que siguen teniendo los dos incluso cuando creen que Misao podría morir en unos meses. En resumen, Black Bird es una historia que me ha enamorado de principio a fin y cuyos tomos he esperado siempre como agua de mayo. Es un manga que os recomiendo muchísimo (veamos si saco tiempo para una reseña aunque quizá tardáis un poquito en leerla porque iría directa a PSS).
Pequeñas Mentiras Piadosas me sigue sorprendiendo para bien con su séptimo volumen. Por un lado, me ha hecho gracia que Aki piense como yo con lo de los "no" infinitos de Riko aunque claro, era de esperar que no le hiciera ninguna gracia. Lo que me lleva a pensar en la relación tan y tan extraña que tienen estos dos. Deberían revisar la definición de "salir juntos" porque no sé cuánto tiempo hace ya que empezaron pero es que no se dan ni de la mano, creo que Sawako y Kazehaya son más rápidos que ellos. Y la sensación que no me quito de la cabeza con este tomo es que todo el mundo (Shinya, Shun, Takagi) juega con Seta como si fuera una muñeca a su merced. Aun y sabiendo que no tienen ni punto de comparación, PMP cada vez me recuerda más a Nana, retrata el mundo de la música de un modo mucho más simplista e infantil pero aun así... es llamativo entre tanto shôjo de instituto. Me gustaría ver la legislación de la pederastia en Japón (y en cualquier otro país vaya), seguro que hay vacíos legales/contradicciones/cosas sin sentido.
El objetivo ideal para recibir bullying |
Con Strobe Edge, no voy al día. Me he quedado en el 6.xD Sobre Black Bird, me falta leer los tres últimos tomos(he saltado el apartado de spoilersxD)A este manga lo llamo, la del melocoton.jajaja Y la imagen de Happy Marriage... me ha hecho mucha gracia. Es imposible!!jajaja
ResponderEliminarEstoy hasta el moño de Anna, que acabe ya su historia =___=
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