miércoles, 18 de diciembre de 2013

El artista y la musa

Hace ya un par de meses que descubrí El artista y la musa. Hacía tiempo que lo veía en la página principal de subcultura (ostenta el sexto puesto del ránking) pero me daba pereza leerlo porque no me acababa de convencer el formato (sin un argumento lineal claro como las otras historias que sigo en esta web) y había más de doscientas tiras subidas (claramente demasiadas antes de empezar a leer y demasiado pocas una vez acabé). Aun así, hubo cierto momento en que empecé a seguir en twitter a aun más dibujantes de los que ya seguía por entonces y gurrupurru fue uno de los afortunados. Y acabé leyendo su cómic como no podía ser de otra manera.

¡Sorpresa! Me encantó. Pero encantarme de que me leí las más de doscientas tiras en uno o dos días. No pensé en reseñar este webcómic en su momento porque es tan diferente a otras cosas que he leído hasta ahora que no sabía cómo enfocarlo pero ahora que voy a comprar Museo (se está imprimiendo) creo que es la ocasión ideal para intentarlo.

Así empezó todo
Y lo que tienen el artista y la musa... es que son muy simples. La mayoría de las veces tienen conversaciones bastante absurdas que atraen irremediablemente al lector y ya no lo dejan escapar. Porque El artista y la musa no es más que una consecución de tiras cómicas con más o menos argumento (menos en la primera temporada, más en la segunda) que siempre giran entorno a las reticencias de la musa por ser retratada por el artista.

Quizá una de las cosas que caracterizan este cómic es lo bien definidos que están ambos protagonistas. La musa es una chica violenta, cascarrabias y algo corta de entendederas a la par que tiene un ingenio... poco común. El artista es un vago, indeciso, cobarde y no más pervertido que la media dibujante cuya vida parece cobrar sentido únicamente si orbita entorno a la musa. Aunque, con el tiempo, quizá descubramos que la vida de la musa también da vueltas alrededor de la del artista.


Este webcómic es, quizá, el más personal e íntimo que he leído hasta ahora ya que, lejos de querer contar una historia definida, va dando a conocer las divagaciones del autor y, a veces, hasta de sus propios lectores. Una de las cosas que tiene subcultura es que, normalmente, tardas más en leerte los comentarios de una tira (si es que tienes el ánimo suficiente de ponerte a leerlos) que la tira en sí. Y, ni corto ni perezoso, Carlos Rioja se animó a alterar su ritmo de publicación para añadir una tira en la que aparecían varios de los comentaristas cuando uno de sus gags se salió de madre.


No es un hecho aislado, el autor es totalmente versátil y siempre se preocupa de la opinión de los lectores, dibujando pequeñas escenas o ilustraciones cuando un comentario le llama la atención. Y no solo eso, digamos que gurrupurru utiliza El artista y la musa para contar todo lo que se le pasa por la cabeza valiéndose de extras siempre que sea necesario. De la misma forma, pone sus lápices/pinceles al servicio de la trama como resultó más que evidente en el capítulo "Las aventuras de la musa".


Siguiendo con las divagaciones, creo que a todos sus lectores se nos quedó grabado un capítulo en concreto: ¿Revelación? donde, de nuevo, el autor da rienda suelta a la imaginación con una paradoja temporal.


Muchas de las conversaciones entre el artista y la musa son para enmarcar y, sobre todo hacia el final, la historia va adquiriendo un tono de lo más cotidiano y tierno con el que se puede empatizar mil veces más que si gurrupurru hubiera optado por llenar sus viñetas de cursilerías baratas y escenas ñoñas. De hecho, el autor va soltando varias perlitas a lo largo de su cómic que son pequeñas joyas que atesorar como, por ejemplo, la definición de guapa.


El webcómic consta, por el momento, de dos temporadas. La primera se centra más en el día a día del artista y la musa, desde cómo se conocieron hasta todas sus pequeñas riñas que, poco a poco, nos hacen conocer a los dos protagonistas. La segunda, en cambio, se caracteriza por un cambio de estilo bastante marcado acompañado de una trama más "típica" en que el artista y la musa siguen sus caminos por separado. Y no fue hasta este momento en que se pudo valorar a ambos personajes por separado que fue posible darse cuenta de ciertas particularidades del carácter de cada uno, en especial, el de la musa, que conforme se avanza en las tiras, se va volviendo más complejo e interesante.


Empecé pensando que la musa era una tonta inculta y cerrada de mente y, al final, me doy cuenta de lo inteligente que es hacerse la tonta a veces, y de lo poco que tiene que ver el ser astuto con el ser cultivado.


Antes de acabar (y como comentaba justo al principio de la entrada), os hago un poco de publicidad de Museo, que narrará las aventuras de el artista y la musa en 88 páginas a color de la mano de 13 autores invitados además del propio gurrupurru claro. Os dejo aquí el enlace a la entrada donde está todo explicadito por si acaso. Que por cierto, pagar 9 euros (gastos de envío incluidos) por 88 páginas puede parecer una salvajada pero teniendo en cuenta que son a color y que tenéis doscientas veintidós tiras subidas gratis a subcultura, yo, caro, como que no lo veo.

Y bueno, podría seguir escribiendo porque hay mucho que decir de este webcómic pero creo que he dejado claro que vale la pena darle una oportunidad.

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias, se nota que le has puesto trabajo y ganas a esta reseña. Posiblemente sea la mejor que le han hecho al cómic hasta la fecha ^_^

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