El lado bueno de las cosas

Gracias a una promoción de Cinesa llamada ¿Te la perdiste? pude ir a ver El lado bueno de las cosas por solo 3,60€ (3,30€ en realidad porque compré las entradas por internet). Me quedé con muchas ganas de verla cuando aun estaba en cartelera (y sí, en parte es por la de nominaciones a los Oscar que se llevó (aunque solo ganó uno), soy así de superficial e influenciable) y fue toda una agradable sorpresa poder ir a verla a la gran pantalla por apenas tres euros.

El lado bueno de las cosas es en realidad Silver Linings Playbook pero, por una vez, no me quejo de la adaptación del título porque no deja de reflejar parte de la mentalidad de la película y era un título jodidamente difícil de traducir de forma que resultara atractivo para la audiencia... Hoy me siento benevolente.

Pat vuelve a casa de sus padres después de pasar ocho meses en un centro psiquiátrico. Padece una manifestación leve de trastorno bipolar y fue internado allí después de agredir severamente al amante de su mujer. Una vez libre, en lo único en lo que puede pensar es en volver con su mujer, Nikki. Pero las cosas no serán tan fáciles y a Pat le espera un largo camino que recorrer para readaptarse a la sociedad... y quizá la puta loca Tiffany le ayude con ello, a su manera claro.

El lado bueno de las cosas no es más que una comedia romántica. Pero aun así se las ingenió para estar en la boca de todos durante un tiempo así que quizá sí es algo más.

Sin duda es la pareja protagonista, formada por un bipolar obsesionado con su mujer y una viuda que se debate entre la depresión y la lujuria descontrolada, la que marca la diferencia en esta película. A pesar de lo crudo de la situación de varios personajes, los guionistas no hacen otra cosa que arrancar carcajadas al público y todo ello sazonado con grandes dosis de positivismo que no en vano adaptaron el título como El lado bueno de las cosas.

Sin embargo, haciendo honor a su título original, en el filme hay mucho de deporte y de apuestas y también de supersticiones absurdas y de enfermos mentales más allá del pobre Pat y la desdichada Tiffany. De hecho, las apuestas se convierten en una parte muy importante de la trama y eso es algo que no me gustó nada. A mi parecer, le quito realismo a la película y me descolocó un poco porque era un tema siempre tomado a broma que a mí me parece bastante serio.

Y hablando de detalles negativos, tratándose de una comedia romántica era obvio y evidente cuál sería su desenlace y no me quejo (demasiado) por ello pero no me parece bien que se le diera tan poca importancia a Nikki ya que, si bien no paran de hablar de ella en toda la película, es muy poco lo que vemos realmente y me quedé con la sensación de no conocerla en absoluto. Y para que pudiera cuajarme el final necesitaba saber más cosas de ella.

Pero volviéndome a los puntos positivos, el tema del baile creo que sí está bien llevado y estoy encantada de que los guionistas no intentaran hacernos creer que el novato de Pat se convertiría en un bailador profesional con solo unas pocas semanas o meses de ensayos amateur.

Por supuesto, lo mejor de los 122 minutos que dura la película son todas las conversaciones entre Pat y Tiffany, a cada cual más surrealista y alejada de clichés. Me quedo con Pat pidiéndose cereales en lo que no era una cita. Aunque lo más impactante es, sin duda, ver a Jennifer Lawrence convertida en una viuda sexy sabiendo que más tarde interpretaría a la adolescente Katniss...

Ah, y todos le agradeceremos a Silver Linings Playbook en lo más profundo de nuestros corazones que nos regalara tan maravilloso y reutilizable gif.