El Cazador de Rayos

Después de dejarme cautivar por Dos Espadas y Soum no me pude resistir a probar con obras anteriores de Kenny y la primera afortunada ha sido El Cazador de Rayos con su bonita edición integral, con tapa dura e íntegramente a color. Cualquiera se resiste.

En un mundo sumido en una tormenta continua que bloquea el paso de la luz solar, donde la población ha sido menguada debido a la incapacidad para cultivar nada, alimentándose de algas y ratas, con el peligro constante de ser fulminado por un rayo o asesinado por un pirata, ahí es donde han crecido Kaín y su hija Yuvia. Pero Kaín no es como todos los demás, Kaín es el Cazador de Rayos, el hombre de la profecía, aquel que devolverá la luz. Con esa gran responsabilidad sobre los hombros, Kaín reunirá a un grupo de adeptos a la causa para viajar al norte, a la ciudad donde se alza la mística torre que supondrá tanto la salvación de la humanidad como su propia muerte.

El Cazador de Rayos es una obra post-acopalíptica por lo que no se libra de un ambiente tétrico inundado de oscuridad, muerte y desolación por doquier. Es una historia que refleja la vileza de los seres humanos pero también las ansias por sobrevivir y prosperar. Para mí, es una obra de lo más dual que muestra las dos caras de la moneda... por un lado Kaín, una persona de lo más normal con una gran responsabilidad sobre los hombros pero con un espíritu de lo más noble y con mucho amor que repartir entre todos y, por el otro, personajes como Gabriel o Pietro, con delirios de grandeza y con la vileza que a menudo deriva de la inteligencia.

Algo que me llamó mucho la atención y me hizo bastante gracia mientras leía este tomo es que todos los personajes tienen nombres que hacen alusión a personajes históricos/mitológicos o cargados de significado. Kenny dice que cuando le publicaron El cazador de Rayos en España se rieron mucho de él por haber sido tan grandilocuente al bautizar a sus personajes y quizá es algo que denota que cuando empezó esta obra era aun un novato pero yo no lo veo como algo realmente criticable, sino como una particularidad más de la obra.

Otra curiosidad es que a pesar de que el escenario en el que se mueven los protagonistas está parcialmente derruido y podría tratarse de cualquier rincón del mundo, hay varios detalles que denotan que la ciudad de las altas torres es en realidad París (o eso creo yo, vaya, ahora es cuando llega Kenny y me dice que es Sevilla).

Algo muy pintoresco de la situación es que al estar en un mundo post-apocalíptico se han dado varios pasos atrás en lo que a los avances tecnológicos se refiere pero, a pesar de todo, los supervivientes conservan algunas armas y vehículos que, combinados con Kaín montando a caballo y cortando cabezas con una espada crean un conjunto de lo más peculiar.

Pero al margen del dibujo (que es fantástico), la decoración, fondos y ambientación (que me maravillan) y los personajes en sí (que son de lo más carismáticos), la historia es fascinante. Todo se construye entorno a misterios y secretos que no se desvelan hasta el mismísimo final y hay varios giros de tuerca que dejan al lector totalmente en vilo. Creo que lo que caracteriza a Kenny es un gran estilo de narrativa ya que tanto en esta obra como en Dos Espadas o Soum se nota que en todo momento sabe qué es lo que quiere contar y cuándo debe hacerlo para que el lector sea incapaz de dejar de pasar una página tras otra hasta llegar al final.

En cuanto al dibujo, a parte de repetir por enésima vez que es muy bueno (cualquiera diría que es la primera obra original de su autor), os quiero recordar que Kenny no tiene ninguna clase de pudor para dibujar heridas, muertos o desnudos, que sabe caracterizar a la perfección todas las edades, que sabe diseñar personajes fácilmente identificables que se diferencien del resto y que es capaz de hacer grandes escenas de lucha de lo más dinámicas que sean fáciles de seguir y no resulten un borrón confuso como en tantas otras obras de estas características.

Y ya, para ir acabando con la reseña, felicitaciones a Dolmen por esta edición integral que reúne los tres volúmenes originales en una sola entrega, íntegramente a color, y con varias colaboraciones de otros autores al final. Todo esto enmarcado en tapa dura, a un tamaño más grande que el del manga pero menor al de los BD habituales que facilita su lectura en cualquier sitio.

Un cómic cargado de desolación y tristeza pero que, a pesar de todo, infunde esperanza. 100% recomendable.