Con mi falta de tiempo libre vuelven las tandas de solo tres tomos por entrada:
Aquí me tenéis, un par de años después, empezando a leer
Slam Dunk de una vez. No me miréis así, faltan como mínimo dos años para que Ivrea publique el último número (de la edición kanzenban, se entiende) así que no es como si hubiera retrasado tanto la lectura. Por supuesto, empiezo ahora porque
Takehiko Inoue asistirá al salón y, si consigo una firma suya, espero que al menos sea en algo que haya leído (y que me guste). No las tenía todas conmigo con este título a pesar de las múltiples críticas más que positivas que tiene porque no deja de ser un spokon y digamos que el deporte en general no me entusiasma demasiado. Pero cuál ha sido mi sorpresa al encontrarme con un macarra que ni siquiera sabe que cuando se juega a baloncesto hay que botar la pelota. Hilarante,
Hanamichi me cae maravillosamente bien y me gusta mucho lo poco tópica que resulta la historia. ¿A quién más se le podía ocurrir dibujar un manga sobre baloncesto en el que el protagonista pronuncia las palabras "El deporte que más odio es el baloncesto" nada más empezar?
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Unexpected |
Empieza a preocuparme lo poco que avanza la trama de
Pequeñas Mentiras Piadosas.
Seta me sigue cayendo estupendamente por ser tan increíblemente firme.
Aki me sigue encantando por ser tan infantil e inseguro a la par que intenta aparentar aplomo, es una combinación que me resulta adorable. El problema es que por bien que me caigan los protagonistas, no pasa nada... Pelea y reconciliación pero la relación sigue en punto muerto. Incluso la subtrama de
Terada (que se supone que es la que debería estar desarrollándose) está en
stand by. De veras me pregunto cuántos tomos más puede alargar esta situación
Kotomi Aoki.
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Pero qué viñetas tan bonitas que hace a veces |
¿Qué es lo último que os dije de
Akuma to Love Song? Me autocito:
Y los derroteros que pilla al final... odio tanto drama, no me gusta nada por donde va la historia. Es realmente gracioso porque lo del drama lo decía porque no tenía ganas de leer la típica pelea causada por un malentendido absurdo y me he encontrado con algo mil veces peor: DRAMA de verdad.
Spoilers: la autora por fin se decide a retomar la amnesia de Maria y, como sádica excepcional que disfruta torturando a sus personajes (esto es enfermizamente frecuente entre escritores y guionistas por cierto), lo hace justo cuando la relación entre
Maria y
Meguro iba a dar un paso hacia delante. Si a esto le añadimos un intento de suicidio, un repentino ataque de afonía y una lesión más que oportuna, ya tenemos un cóctel que augura un desenlace lento y doloroso antes del final feliz.
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Introduzcamos la casi-violación en una historia que no hace más que degenerar. Así la podré añadir a mi futurible entrada sobre este espléndido tópico manga. |
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