Medio año y un máster después, al fin me pongo con parte de la lectura de mi reto. Recuerdo múltiples comentarios de lo lioso que resulta leer este manga de forma bimestral, al ritmo de su publicación en España, así que esperé más o menos deliberadamente a acumular varios tomos para poder leerlos del tirón y reconozco que, aunque lo he seguido todo bien, tiene que ser difícil con una lectura más pausada (y una tortura capítulo a capítulo...).
En la ceremonia de mayoría de edad del conde Oz Vessalius, varios miembros de la familia Baskerville le condenan por su mera existencia a caer en el abismo. Para salir de allí hará un contrato ilegal con una cadena, Alice, sin saber las consecuencias a largo plazo de dicho trato... Al volver al mundo real, Oz deberá lidiar con Pandora, una organización que regula el acceso al Abismo y que desea controlar su voluntad.
Pandora Hearts introduce una cantidad de personajes, parentescos, conceptos, intrigas, bandos, líneas temporales que se entrecruzan y ambigüedades que la convierten en una historia más que entretenida. La lectura de este manga es trepidante a la vez que densa y el nulo carisma de los protagonistas o el humor absurdo que parece inherente al cómic de origen japonés se suplen con la complejidad de la trama.
Oz es el típico adolescente demasiado maduro para su edad, inteligente pero débil, sin ninguna cualidad más especial que su apellido y su sangre que lo hacen el recipiente de la voluntad de un antiguo héroe; es un zalamero que pretende que nada le importa y su preocupación vital es no causar molestias a nadie. Alice es una niña malcriada con un agujero negro en el estómago que se pasa el día gritando, pataleando y comiendo (en cualquier orden) cuyo supuesto objetivo es recuperar sus recuerdos (a qué me recuerda esto, a qué). Gilbert es un lacayo leal, obsesionado con su lealtad en realidad, cuya única misión en la vida es proteger a su amo (Oz) a cualquier precio y con un pasado bastante turbio. Como veis, el trío protagonista es terriblemente plano y carente de carisma, lo que da lugar a varias situaciones tópicas y aburridas sin más.
Por otra parte, hay un sinfín de personajes misteriosos pertenecientes a todos los bandos comoFye Xerxes Break, Vincent Nightray o el conde Rufus Barma, todos los cuales gozan de sendas miradas taimadas e incontables secretos en su haber. Tampoco faltan ni la clásica lolita desprovista de voluntad, Echo, ni la clásica lolita psicópata, Lotti. Además, en estos primeros ocho tomos (un tercio del total) aparecen tres de los tópicos que he comentado en el blog: tuertos, huérfanos y gemelos. Tres en uno.
A pesar de la absoluta falta de originalidad en el diseño de los personajes, la historia, su trasfondo y la compleja trama de ambiciones, venganzas e identidades ocultas convierten la lectura de este manga en algo sobresaliente. Por una vez, me da la sensación de que el autor sí ha explorado todas las posibilidades que le ofrece el universo que ha creado proporcionando misterios, respuestas y nuevos misterios a buen ritmo mientras la trama se retuerce cada vez más.
De momento, tengo muchas ganas de llegar al obligado flashback de cómo se conocieron Jack y Glen y qué pasó exactamente en Sabrie. Y eso por no hablar de Alice... quién fue, quién es y quién será. En estos ocho tomos se han sucedido unos seis arcos argumentales completos: los primeros se centraban en la presentación de personajes, conceptos y trama principal con el hecho desencadenante de toda la historia y algo de ambientación; los posteriores se adentran rápidamente en multitud de flashbacks, secretos y revelaciones que van ensanchando el panorama general con una cantidad de matices que no se apreciaban al principio. Con un tercio leído es demasiado pronto para una sentencia definitiva pero, a priori, recomiendo la lectura de Pandora Hearts.
Oz es el típico adolescente demasiado maduro para su edad, inteligente pero débil, sin ninguna cualidad más especial que su apellido y su sangre que lo hacen el recipiente de la voluntad de un antiguo héroe; es un zalamero que pretende que nada le importa y su preocupación vital es no causar molestias a nadie. Alice es una niña malcriada con un agujero negro en el estómago que se pasa el día gritando, pataleando y comiendo (en cualquier orden) cuyo supuesto objetivo es recuperar sus recuerdos (a qué me recuerda esto, a qué). Gilbert es un lacayo leal, obsesionado con su lealtad en realidad, cuya única misión en la vida es proteger a su amo (Oz) a cualquier precio y con un pasado bastante turbio. Como veis, el trío protagonista es terriblemente plano y carente de carisma, lo que da lugar a varias situaciones tópicas y aburridas sin más.
Por otra parte, hay un sinfín de personajes misteriosos pertenecientes a todos los bandos como
A pesar de la absoluta falta de originalidad en el diseño de los personajes, la historia, su trasfondo y la compleja trama de ambiciones, venganzas e identidades ocultas convierten la lectura de este manga en algo sobresaliente. Por una vez, me da la sensación de que el autor sí ha explorado todas las posibilidades que le ofrece el universo que ha creado proporcionando misterios, respuestas y nuevos misterios a buen ritmo mientras la trama se retuerce cada vez más.
De momento, tengo muchas ganas de llegar al obligado flashback de cómo se conocieron Jack y Glen y qué pasó exactamente en Sabrie. Y eso por no hablar de Alice... quién fue, quién es y quién será. En estos ocho tomos se han sucedido unos seis arcos argumentales completos: los primeros se centraban en la presentación de personajes, conceptos y trama principal con el hecho desencadenante de toda la historia y algo de ambientación; los posteriores se adentran rápidamente en multitud de flashbacks, secretos y revelaciones que van ensanchando el panorama general con una cantidad de matices que no se apreciaban al principio. Con un tercio leído es demasiado pronto para una sentencia definitiva pero, a priori, recomiendo la lectura de Pandora Hearts.
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