Como siempre, paso al análisis individual y subjetivo de cada aportación aunque debido a la brevedad de muchas de ellas, a veces se me hará difícil hacer un análisis mínimamente extenso/profundo.
La Conferencia, de Ana Galvañ
Primer cómic de esta antología y ya me dejó totalmente descolocada. Desde la primera página captó mi atención: una mujer científica, matemática, la mejor en su campo que, de pronto, sufre un problema de
afasia (esto es una alteración en la elaboración y/o la comprensión del habla) por lo que comienza a oír palabras extrañas que no tienen ningún significado para ella. Pobrecilla ¿no? Aquí iba a empezar una divagación terriblemente extensa sobre la importancia del lenguaje (inspirada en el epílogo de Marika Vila, no os voy a mentir) pero lo cierto es que tras hablar con
Ana Galvañ en el pasado Salón del Cómic me confesó que su historieta no tiene ningún mensaje oculto: simplemente se encargó de dejar a sus lectores preguntándose qué coño acaban de leer (como hace siempre).
Que no por ello deja de ser interesante la reflexión de Marika sobre lo que nos condicionan las palabras y lo sesgado de nuestro lenguaje, que se moldea por la cultura y los movimientos sociales por lo que se convierte en algo igual de discriminatorio que estos.
Históricas, de la Srta. M (Manoli)
En esta historieta me reencuentro con la
Srta. M, una de las participantes del webcómic de verano
Caniculadas que descubrí hace
poco (hacía poco cuando empecé a escribir la reseña
hace medio año) y del que aún no he tenido tiempo de hablaros (ya lo haré ya). Ella ha aprovechado la ocasión para recordarnos que aunque históricamente el papel de las mujeres nunca ha sido muy relevante, sí que ha habido algunas que han dejado una huella muy importante en la historia (porque todas podemos dejar nuestra huella, aunque chiquitita y en las personas de nuestro entorno):
Jane Austen,
Mary Shelley,
Ada Lovelace,
Lavinia Fontana,
Amelia Bloomer,
María Antonieta,
May French Seldon y
Mary Leakey. Es toda una lección que, personalmente, agradezco ya que si bien es imposible no conocer a Jane Austen o a María Antonieta, otras de las mujeres que aparecen en este cómic no son tan conocidas. La misma Srta. M dijo que, si tuviera que volver a decidir si participar o no en este enjambre tan especial, lo haría sin dudar pero qué escogería a otras mujeres. Y es que aún y en una sociedad en la que el machismo ha prevalecido durante milenios el género femenino ha demostrado en incontables ocasiones que los hombres no son ni más inteligentes, ni más creativos, ni más valientes ni más talentosos que las mujeres. A título personal me alegro muchísimo de que la
Srta. M finalmente haya dado el salto al papel y espero poder comprar más cositas suyas pronto.
Enjambre, de Sonia Pulido
En esta ocasión, este cómic homónimo de la antología, nos presenta un circuito cerrado de mujeres que cuando se ven sin sitio en su casa, se marchan y se construyen una nueva entre todas. Colaborando. Como las abejas. Es increíble que sin ninguna clase de diálogos ni de comunicación verbal de ningún tipo, la historia se explique por sí sola. El estilo gráfico de
Sonia es bastante llamativo y difiere de todo lo que había visto ahora, quizá no sea "bonito" pero sí
atrayente. Me recuerda un poco al
pop art.
Domingo, de Miriam Muñoz
Miriam nos transporta a otra dimensión, a un mundo interior al que su protagonista puede evadirse: algo así como
cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Al igual que Sonia, Miriam se vale de una historia muda para transmitir su idea con éxito. En muy pocas páginas ilustra uno de los mayores dilemas de la vida contemporánea, el sentirse vacío al crecer y querer recular a la infancia/adolescencia cuando parecía mucho más fácil vivir. Hace reflexionar aunque el final es algo estremecedor.
La Fe Paradise, de Lola Lorente
En
La Fe Paradise, Bertha está asqueada con su vida y decide interrogar a una desconocida con sobrepeso que se encuentra por la calle. Esta historia es especialmente extraña ya que, por un lado, retrata una especie de futuro echado a perder (o esa es la impresión que me da) pero, por el otro, tiene una conversación de lo más
normal (algo que me resulta fidedigno); y es aquí donde
Lola ataca nuestra forma de entender la vida, con creencias absurdas y esperanzas vanas que nosotros mismos tiramos por tierra con nuestro conformismo. Se trata del único cómic en blanco y negro de la antología.
Zángano Cimarrón, de Txus García y Gally
Aquí va el primer relato de la antología, escrito por
Txus e ilustrado muy acertadamente por
Gally. Con grandes dosis de humor negro, Txus nos relata cómo Laura se deja la piel todos los días en su trabajo como esteticién (muy femenino) hasta que no soporta más la tiranía de Maika, su jefa, es decir, la abeja reina. A mi parecer, Txus es la autora que mejor ha sabido introducir a las abejas en su historia. Original e hilarante a partes iguales.
Cándida, de Paulapé
Paula hace un juego de palabras con tres acepciones de la palabra
cándida: 1) una actitud, 2) un hongo que puede o bien convivir con su organismo huésped (los humanos) o bien crecer demasiado hasta generarnos una infección patológica y 3) un nombre propio de persona. Así, esta Cándida se ve totalmente atrapada en su actitud, que repercute en todos los aspectos de su vida pero, sobre todo, en su salud. Con esta historia, Paula nos anima a no resignarnos a nuestras circunstancias ni tampoco a los prejuicios (ni los nuestros ni los de los demás). Uno de mis cómics favoritos de la antología, tanto por la estética como por la simbología.
Outing Friki, de María Castrejón y Susanna Martín
Outing Friki es una historia más desenfadada, una conversación entre dos
frikis en el lavabo de una discoteca sobre
Star Wars. Todo el mundo conoce esta franquicia, hay una amplia generación que se ha criado con la trilogía original y, aun así, parece que sea algo
friki (con connotaciones negativas) hablar de ella cuando prácticamente forma parte de la cultura general. Y
María Castrejón pone esto de relevancia con una mención muy simple: las niñas pueden jugar desde pequeñas a ser novias o madres pero si te pones ensaimadas en el pelo para parecerte a la princesa Leia parece que algo tenga que ir mal. El dibujo de
Susanna Martín, veterana ilustrando historias ajenas mediante el tebeo, le va que ni pintado a este cómic tan jovial.
Superstición, de Pupi Herrera
A pesar de tratarse del cómic más corto de toda la antología con tan solo 4 páginas, a pesar de no utilizar ni un solo diálogo y a pesar de estructurar sus viñetas con prácticamente la misma disposición de personajes todo el tiempo,
Pupi Herrera logra transmitir un tremendo desasosiego y un concepto inquietante: la capacidad de las personas para convertir a otras en auténticos monstruos.
Un día en el Camping Sol, de Clara-Tanit Arqué
Un día en el Camping Sol es un cómic muy visual, con un estilo gráfico rompedor donde
Clara demuestra que no necesita líneas para delimitar contornos y reivindica los colores primarios. Cuarto y último cómic mudo de la antología en que Clara nos muestra cómo ve el mundo un bebé.
Súperpoderes, de Mamen Moreu
Volviendo a una historia más humorística,
Mamen nos hace soltar alguna que otra carcajada con el superpoder de su protagonista: adquirir todo el conocimiento de cualquier persona con la que mantenga relaciones sexuales. Y no es una simple "adquisición" sino más bien un robo ya que los chicos con los que se acuesta pierden automáticamente todo conocimiento que pudieran poseer. Con esta premisa, Marina opta por la promiscuidad con tal de ahorrarse tiempo, dinero y esfuerzo. Muy divertida.
Érase una vez, de Elisa McCausland y Alejandra Alarcón
Y aquí está el segundo y último relato, a
Elisa McCausland la he vuelto a probar hace
poco en el epílogo de
Todas Putas y encuentro que su escritura tiene demasiadas florituras. Tantas que al final pierdes el hilo de lo que estás leyendo... De hecho no sé si calificar esto de prosa o poesía, tiene varias referencias interesantes pero supongo que no es mi género predilecto. Las ilustraciones de
Alejandra adaptan sorprendentemente bien el texto ambiguo al que acompañan.
24 Horas, de Ana García y Raquel GU
Esta es quizá la historia más cotidiana y real de todo el cómic por lo que aunque no es la única que denuncia la situación actual ni tampoco la que lo hace de una forma más directa (como lo hace
Cristina Durán en su historieta), sí es la que
golpea con más fuerza. No se trata más que de un día completo en la vida de una mujer: una mujer que es madre, es arquitecta, es estudiante, es trabajadora y es esposa. Y
Ana y
Raquel han sabido retratarlo de una forma tan cercana que es muy fácil ponerse en el lugar de la protagonista.
#post-it, de Lydia Sánchez
Os presento la única historia de amor de toda la antología. La cual es original, divertida y bonita a partes iguales remarcando el talento de
Lydia para crear un idílico romance en tan solo 6 páginas pero que, en el contexto de esta antología, te recuerda de golpe que se suele asociar el género femenino a las historias románticas cuando está claro que podemos escribir sobre muchas (¡muchas!) otras cosas. Y es que con esto creo que se refuerza la idea de que
Enjambre quiere romper con las etiquetas: claro que hay mujeres que escriben y dibujan romances, y lo hacen requetebién, pero, de la misma manera, hay mujeres que crean historias de ficción, fantasía, humor, costumbristas, de suspense, de denuncia o de lo que se os pase por la cabeza, no llevamos un chip que nos obliga a hablar solo de cosas cursis. Y a partir de ahora, a cualquiera que piense así, le puedes plantar este
Enjambre en la cara como prueba física y genuina de que se equivoca.
Pero me vuelvo a
#post-it porque ya me veis divagando por los cerros de úveda a la mínima. Como decía, en solo 6 páginas su autora nos presenta una historia de lo más completa y mona que resalta aún más por detalles como que la protagonista trabaje en algo relacionado con las redes sociales pero luego se dedique a conocer gente poniendo post-its en un semáforo. Por otra parte, el dibujo es encantador, no conocía a
Lydia pero la seguiré de cerca.
Odio, de MP5
Y nos volvemos a los estilos rarunos, tenemos aquí otra de las autoras internacionales del enjambre, italiana esta vez y quizá es por eso que la narración me ha parecido un poco aparatosa, quizá por la traducción.
MP5 se queja de abusos, se queja de quejas rutinarias y se queja de modas absurdas para cerrar su ciclo de odio. Vivimos en una sociedad fácil de odiar.
Las frikis esas, de Carla Berrocal
En este caso creo que la imagen lo dice todo.
Carla retrata con humor la discriminación de la mujer en el mundo del cómic (que no deja de ser el motivo por el cual nació este enjambre) basándose en experiencias tan surrealistas como personales.
La horca, de María Herreros
Este ha sido mi primer encuentro con
María Herreros. Su estilo gráfico es muy personal y característico alejándose de estéticas más suaves o dulces con lo que al principio sorprende bastante (como con la portada). María nos hace retroceder un poco en el tiempo, a una época en que la opresión sobre el pueblo era más obvia que ahora y donde la única forma de avanzar fue unirse contra un enemigo común a pesar de estar espoleados por motivos egoístas, personales y singulares.
Obreras, de Cristina Durán
Como comenté un poco más arriba,
Cristina Durán aprovecha su aportación a la antología para hacer una crítica muy directa (metáforas a parte) de la sociedad actual. Prácticamente todas las historias de esta antología critican la sociedad pero creo que ninguna es tan evidente como la de Cristina, que exige un cambio político integral haciendo referencia al movimiento indignado con varias metáforas sobre los peligros más inminentes de la situación en España (como el proyecto de ley contra el aborto).
No menos importantes son el prólogo y el epílogo de la mano de
Ana Miralles y
Marika Vila, que introducen y despiden esta antología desde su dilatada experiencia en el mundo del cómic español.
En resumen, creo que lo he dejado claro durante la entrada pero os lo repito una última vez, Enjambre es un catálogo de artistas donde encontraréis todo tipo de relatos y cómics, con estéticas de lo más opuestas y temáticas de lo más diversas, con historias más poéticas y otras más convencionales, unas más inocentes y otras cargadas de furia, algunas alegres, otras tristes y otras sencillamente hilarantes. Para todos los gustos.