Voy a aprovechar que hoy estoy inspirada para escribir al fin la reseña de este cómic ahora que he dejado reposar su lectura un par de semanas. Porque Arrugas es una novela gráfica muy dura en la que Paco Roca se recrea siendo cruel y removiéndote por dentro.
Tan famoso es este cómic y tan sugerente es su portada que creo que no hace falta ni que os lo diga pero uno de los temas principales que trata es el Alzheimer. Esto es suficiente para mantener a ralla a lectores con estómagos sensibles (a mí me retuvo durante un tiempo).
Emilio está en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer por lo que su hijo decide ingresarlo en una residencia de ancianos. Allí conocerá a Miguel, un viejo solterón que se dedica a robar a otros internos, Dolores y Modesto, una pareja entrañable que debe lidiar con el Alzheimer también, Antonia, optimista y bienintencionada pero dejada de lado por toda su familia, Pellicer, Rosario y Sol anclados todos en el pasado, Agustín, un viejo verde sordo como una tapia (o quizá no tanto)...
La realidad que te arroja esta historia a la cara es tan desgarradora que cuando pasé la penúltima página me quedé clavada en el sitio, llorando, y sin fuerzas para leer el final. Todos nos hacemos viejos, la nube no desaparece, se convierte en lluvia. Ni siquiera se trata de lo HORRIBLE en mayúsculas que resulta el Alzheimer. Es la demencia senil en general, el abandono al que sometemos a nuestros abuelos y, al final, también a nuestros padres.
La vida en la residencia resulta totalmente insípida, los pensionistas no tienen otra cosa que hacer que dormir y comer, en una regresión a la infancia solo que con un montón de pastillas. La falta total de estímulos, de algo que pueda arrancarte una sonrisa, de las personas a las que quieres... el abandono por tus familiares, el paripé de pasarse por la residencia en navidad para luego no dejar de mirar el reloj con una mueca de asco, esa obsesión enfermiza con anécdotas del pasado que se repiten una y otra vez. Un ambiente en que no haces otra cosa que ver lo que te espera, rodeado de otros ancianos que prácticamente han perdido el juicio. De principio a final, cada página te da una bofetada y para cuando llegas a la última, como decía, estás sin aliento. Bastante mala es tu propia realidad como hombre que ha visto pasar su vida y que se encuentra confinado y solo en un lugar inhóspito como para encima ver la miseria de todos tus compañeros y saber que antes o después la compartirás...
Paco Roca se ha esmerado muchísimo en el trasfondo, en los personajes, en el pequeño universo creado para este cómic. Queda todo bien retratado: las rutinas, las actividades, las comidas, el personal, la diversidad de residentes. No se trata de Emilio. Ni siquiera de Emilio y Miguel. Tampoco se conformó con un pequeño núcleo de amigos. Ni con algún personaje molesto que pudiera hacer el papel de "antagonista". Contando tan solo ancianos ingresados en la residencia, pasamos enseguida de la docena. Cada uno con un nombre, una personalidad y una historia personal. Su autor cuida hasta el último detalle.
Así, aunque lo más impactante de Arrugas sea su trasfondo y su crítica apenas escondida, eso no impide que el argumento siga su curso y no se limite al "día a día" de la residencia. La trama va bastante más allá con un par de sucesos hacia el final que te quitan el hipo (y me muerdo la lengua que, si no, os hago spoilers sin querer).
Quizá el mayor toque de genialidad de la historia es Miguel. Se trata de un personaje que desentona con todos los demás por su agilidad mental, su cinismo y su (relativa) maldad. Su existencia da pie a interesantes reflexiones sobre la vejez derivadas de sus discusiones con Antonia o de la forma en que le retrata la vida en la residencia a Emilio. Lo que más me sorprende es que no haya perdido su cordura en un lugar así. Algo curioso, bonito y constructivo de la historia es como Emilio acaba influyendo en Miguel y viceversa creando un vínculo de amistad inusual que le grita un mensaje definitivo al lector: "no importa lo que hagas, no importa lo que digas y no importa lo que pienses, al final, todo se resume a las relaciones interpersonales y nadie quiere estar solo para siempre".
En cuanto al apartado gráfico, se nota que Paco Roca es un autor experimentado. Una de las cosas que más aprecio de su estilo es la tremenda caracterización de sus personajes. Pero, además, tiene una cantidad infinita de recursos: combina a la perfección las versiones infantil, joven y anciana de Emilio para situarnos en su desorganizada mente; en algunos planos te hace trizas el corazón con una simple imagen de los pies de Emilio (que mantiene la cabeza baja) o con la misma imagen de los viejecitos sin hacer nada a cualquier hora del día...
Os podría enumerar todos los premios que acumula este cómic en sus apenas 100 páginas pero para eso tenéis la web de la editorial. Yo me limito a recomendaros encarecidamente esta historia, magistralmente contada, dura pero necesaria. Lo que tengo muy claro es que otras obras del autor como Las calles de arena, Memorias de un hombre en pijama o Los surcos del azar, son todos títulos que se añaden a mi wish-list particular (siendo totalmente consciente de que se trata de géneros que nada tienen que ver con Arrugas).