Ya, ya sé lo que estáis pensando, qué hago con mi vida publicando la segunda parte de la crónica salonera en DICIEMBRE. Bueno, tengo la entrada casi terminada desde hace un par de semanas pero me faltaba algún detalle/foto qué añadir y he andado súper liada con el trabajo/vida personal así que, en fin, mejor tarde que nunca ¿no?
Como todos los años, no importa cuántos días dure el salón ni en qué día haya empezado: el sábado siempre es la jornada en la que se concentran la mayoría de charlas, presentaciones, talleres, etcétera. Por tercer día consecutivo, llegué al recinto ferial hacia mediodía y me uní a Miya, Nagore, Raúl y Fran mientras terminaban de comer en la despejada plaça Univers. Resistí la tentación de comprar eternos y tópicos shôjos en inglés de oferta y solo le cogí el primer tomo de Yajirobee a Nagore, a ver qué tal porque me da la sensación de que a nadie le está gustando... Cuelo en la foto el llavero de Videl que compré el viernes y que olvidé subir en la anterior crónica.
Como todos los años, no importa cuántos días dure el salón ni en qué día haya empezado: el sábado siempre es la jornada en la que se concentran la mayoría de charlas, presentaciones, talleres, etcétera. Por tercer día consecutivo, llegué al recinto ferial hacia mediodía y me uní a Miya, Nagore, Raúl y Fran mientras terminaban de comer en la despejada plaça Univers. Resistí la tentación de comprar eternos y tópicos shôjos en inglés de oferta y solo le cogí el primer tomo de Yajirobee a Nagore, a ver qué tal porque me da la sensación de que a nadie le está gustando... Cuelo en la foto el llavero de Videl que compré el viernes y que olvidé subir en la anterior crónica.
Para este tercer (o cuarto, depende de cómo se mire) día de salón tenía dos objetivos claros: ver (casi) todas las exposiciones y asistir a las presentaciones de novedades de Norma, Planeta e Ivrea en la ya tradicional maratón en la sala de actos. Como Norma (la primera), no comenzaba hasta las 17h, fuimos hacia el pabellón parking a ver las exposiciones dedicadas a la trayectoria de Jiro Taniguchi y el primer centenario de la animación japonesa.
He catado tres obras del prolífico catálogo de Taniguchi (todas ellas reseñadas en el blog): El almanaque de mi padre, Los Guardianes del Louvre y Un Zoo en Invierno. Mientras que la primera me fascinó, las otras me dejaron más bien fría. Quizá es ese contraste el que me hacía tener muchas ganas de ver la exposición que se le dedicó durante el salón para conmemorarlo tras su reciente defunción y reconocer su recorrido como mangaka. Dicha exposición realizaba un exhaustivo repaso por todas las obras del autor, haciendo especial hincapié en la gran variedad de temas y géneros que abordó a lo largo de los años. En esta ocasión, cada panel (haciendo referencia a una obra distinta) estaba redactado por una persona diferente (ya fuese traductor, crítico, autor...) lo que le daba pluralidad a la exposición pero también la hizo caer en una redundancia que quizá se podría haber evitado.
Para ejemplificar (brevemente) la reiteración de conceptos (y porque algo tiene que diferenciar mis crónicas del salón de las de los demás y justificar que tarde un mes en escribirlas) me dediqué a fotografiar todos y cada uno de los carteles y contar cuántas veces aparecían las mismos palabras a lo largo de la exposición. Los términos más profusamente utilizados podían englobarse en dos grandes bloques: temática (de las obras) y destreza (del autor). Así, en referencia a los temas, las palabras cotidiano, cotidianidad (mal escrita como «cuotidianedad» en uno de los títulos), costumbrista, costumbrismo, costumbre, día a día y algún que otro sinónimo más aparecían un total de 22 veces a lo largo de la exposición; la palabra naturaleza se usó nueve veces; si añadimos otros términos que hagan referencia a la misma como salvaje, ecologista o, directamente, montaña, la cuenta sube hasta 26 superando incluso al slice of life como género predilecto del autor. Por otra parte, casi todos los contribuyentes quisieron remarcar la maestría, sensibilidad, delicadeza y talento del autor junto con su habilidad para emocionar al lector y sorprenderlo con su detallismo.
Terminamos de ver las exposiciones del pabellón con aquella dedicada a la obra artística de Kenneos. Me parece (de veras) loable que desde la organización tomaran la decisión de dedicarle una exposición a Kenneos y que haya conseguido reconocimiento, aunque sea póstumo, por su labor. Asimismo, me parece una oportunidad y un toque de atención para visibilizar el trabajo de los autores autóctonos, de la misma forma en que se hace en el Salón del Cómic. Honestamente creo que hay demasiados autores y autoras con muchísimo talento que pasan más o menos desapercibidos por el público general cuyo trabajo podría ser expuesto en futuras ediciones.
Habiendo hecho el tour completo por los pabellones secundarios, todavía quedaba un rato largo para que empezaran las presentaciones de novedades que me interesaban así que mientras Nagore y Fran se encaminaban a coger sitio en la sala de actos, yo me fui a fangirlear un rato al stand de Tomodomo, donde me encontré con Flors y aproveché para hacer la penúltima compraventa del salón (me deshice de Sad Love Story a la vez que me arriesgué con los dos primeros tomos de Handsome Girl). Me hubiese gustado sonsacarle alguna noticia en primicia a Ana pero me temo que para periodista no valgo. Es más bien al revés, estuve muy tentada con sucumbir definitivamente con Mother's Spirit... ¡pero resisto! (de momento).
Cuando subí a la primera planta del pabellón me encontré con una marabunta de gente cercando los limitados asientos disponibles (tres horas ininterrumpidas de presentaciones no se pueden aguantar de pie). Junto con Fran, Miya (que ya había vuelto de su sesión de firmas) y Nagore, seguimos de rebote la presentación de Selecta que, para mí sorpresa, anunció que se había hecho con los derechos de un montón de animes que se emitieron en su momento en el K3 (y supongo que en otras cadenas autonómicas) y que contribuyeron a crear toda una generación de personas aficionadas al manganime (entre las que me incluyo). Los anuncios comenzaron con el videoclip de Asian Kung-Fu Generation de la canción Haruka Kanata, con lo que el público empezó ya a vitorear. Efectivamente, una de las licencias es Naruto pero el viaje nostálgico alcanzó además Yu Yu Hakusho, InuYasha y La visión de Escaflowne, dejando al público sin energía ya para aplaudir. Además, han licenciado también el anime de Black Clover y las películas Mai Mai Miracle y Princess Arete.
He catado tres obras del prolífico catálogo de Taniguchi (todas ellas reseñadas en el blog): El almanaque de mi padre, Los Guardianes del Louvre y Un Zoo en Invierno. Mientras que la primera me fascinó, las otras me dejaron más bien fría. Quizá es ese contraste el que me hacía tener muchas ganas de ver la exposición que se le dedicó durante el salón para conmemorarlo tras su reciente defunción y reconocer su recorrido como mangaka. Dicha exposición realizaba un exhaustivo repaso por todas las obras del autor, haciendo especial hincapié en la gran variedad de temas y géneros que abordó a lo largo de los años. En esta ocasión, cada panel (haciendo referencia a una obra distinta) estaba redactado por una persona diferente (ya fuese traductor, crítico, autor...) lo que le daba pluralidad a la exposición pero también la hizo caer en una redundancia que quizá se podría haber evitado.
Para ejemplificar (brevemente) la reiteración de conceptos (y porque algo tiene que diferenciar mis crónicas del salón de las de los demás y justificar que tarde un mes en escribirlas) me dediqué a fotografiar todos y cada uno de los carteles y contar cuántas veces aparecían las mismos palabras a lo largo de la exposición. Los términos más profusamente utilizados podían englobarse en dos grandes bloques: temática (de las obras) y destreza (del autor). Así, en referencia a los temas, las palabras cotidiano, cotidianidad (mal escrita como «cuotidianedad» en uno de los títulos), costumbrista, costumbrismo, costumbre, día a día y algún que otro sinónimo más aparecían un total de 22 veces a lo largo de la exposición; la palabra naturaleza se usó nueve veces; si añadimos otros términos que hagan referencia a la misma como salvaje, ecologista o, directamente, montaña, la cuenta sube hasta 26 superando incluso al slice of life como género predilecto del autor. Por otra parte, casi todos los contribuyentes quisieron remarcar la maestría, sensibilidad, delicadeza y talento del autor junto con su habilidad para emocionar al lector y sorprenderlo con su detallismo.
Dicho esto, y como pronto descubriréis si seguís leyendo esta entrada, creo que la exposición de la obra de Jiro Taniguchi fue la mejor de todas las de esta edición del salón. Fue sin duda la más exhaustiva y plural de todas ellas y tenía razón de ser en el contexto de la publicación de manga en España. Sus principales inconvenientes, además de la repetición de conceptos, fueron la mala calidad de las páginas a color (todas ellas increíblemente pixeladas) y la falta de homogeneidad entre paneles, habiendo algunos que se limitaban a ser sinopsis de las obras que acompañaban mientras que otros sólo hablaban del mangaka sin hacer mención ninguna a la obra; lo mismo aplica a la longitud de los comentarios. Quizá con unas directrices más claras a los contribuyentes hubiese quedado una exposición más unitaria. Precisamente porque en muchos de los paneles se hacía referencia al éxito del autor en Europa (y, especialmente, en Francia), así como al eco que tienen todas sus obras en el BD (con algunos comentaristas llegando a afirmar que fue Taniguchi un profeta repudiado en su tierra natal), creo que se trata de una exposición que podría figurar ya no sólo en el Salón del Manga sino en el próximo Salón del Cómic.
La superioridad de la exposición resulta evidente cuando se la compara con la siguiente: 100 años de anime, que creo que todos los que pasamos por el salón estamos de acuerdo en mayor o menor medida que era un desastre la cogieras por donde la cogieras. Lo que podría haber sido un instructivo repaso a la historia del anime como medio, degeneró en breves menciones a títulos destacados por uno u otro motivo, pero con una visión absolutamente sesgada acorde con lo que supongo que son los gustos del comisario. No me voy a extender más aquí porque ya lo han hecho otros en mi lugar.
La superioridad de la exposición resulta evidente cuando se la compara con la siguiente: 100 años de anime, que creo que todos los que pasamos por el salón estamos de acuerdo en mayor o menor medida que era un desastre la cogieras por donde la cogieras. Lo que podría haber sido un instructivo repaso a la historia del anime como medio, degeneró en breves menciones a títulos destacados por uno u otro motivo, pero con una visión absolutamente sesgada acorde con lo que supongo que son los gustos del comisario. No me voy a extender más aquí porque ya lo han hecho otros en mi lugar.
Terminamos de ver las exposiciones del pabellón con aquella dedicada a la obra artística de Kenneos. Me parece (de veras) loable que desde la organización tomaran la decisión de dedicarle una exposición a Kenneos y que haya conseguido reconocimiento, aunque sea póstumo, por su labor. Asimismo, me parece una oportunidad y un toque de atención para visibilizar el trabajo de los autores autóctonos, de la misma forma en que se hace en el Salón del Cómic. Honestamente creo que hay demasiados autores y autoras con muchísimo talento que pasan más o menos desapercibidos por el público general cuyo trabajo podría ser expuesto en futuras ediciones.
Habiendo hecho el tour completo por los pabellones secundarios, todavía quedaba un rato largo para que empezaran las presentaciones de novedades que me interesaban así que mientras Nagore y Fran se encaminaban a coger sitio en la sala de actos, yo me fui a fangirlear un rato al stand de Tomodomo, donde me encontré con Flors y aproveché para hacer la penúltima compraventa del salón (me deshice de Sad Love Story a la vez que me arriesgué con los dos primeros tomos de Handsome Girl). Me hubiese gustado sonsacarle alguna noticia en primicia a Ana pero me temo que para periodista no valgo. Es más bien al revés, estuve muy tentada con sucumbir definitivamente con Mother's Spirit... ¡pero resisto! (de momento).
Cuando subí a la primera planta del pabellón me encontré con una marabunta de gente cercando los limitados asientos disponibles (tres horas ininterrumpidas de presentaciones no se pueden aguantar de pie). Junto con Fran, Miya (que ya había vuelto de su sesión de firmas) y Nagore, seguimos de rebote la presentación de Selecta que, para mí sorpresa, anunció que se había hecho con los derechos de un montón de animes que se emitieron en su momento en el K3 (y supongo que en otras cadenas autonómicas) y que contribuyeron a crear toda una generación de personas aficionadas al manganime (entre las que me incluyo). Los anuncios comenzaron con el videoclip de Asian Kung-Fu Generation de la canción Haruka Kanata, con lo que el público empezó ya a vitorear. Efectivamente, una de las licencias es Naruto pero el viaje nostálgico alcanzó además Yu Yu Hakusho, InuYasha y La visión de Escaflowne, dejando al público sin energía ya para aplaudir. Además, han licenciado también el anime de Black Clover y las películas Mai Mai Miracle y Princess Arete.
Acto seguido, llegaron Annabel Espada y Óscar Valiente para presentar las novedades de Norma. Annabel inició la charla haciendo su típico repaso a las nuevas series manga que habían comenzado en los últimos meses previos al salón, prometiendo ser lo más breve posible. Tras unos 15 minutos, empezaron con los anuncios, escogiendo comenzar por el ganador de la actual edición del concurso manga: ¡¡Kuroudi!! Fui bastante activa por las redes sociales (y en el propio blog) animando a participar en la votación y en ningún momento oculté mi predilección por Reboot así que doy saltitos de alegría cada vez que me acuerdo de que dentro de (menos de) un año podré tener una nueva obra de Manu en mis manos. Como soy una avariciosa, ya no sólo aspiro a leer Reboot sino a que tenga tanto éxito que como ya pasara con Pechanko! y Skizocrilian Studio, le ofrezcan a Manu la posibilidad de publicar nuevas historias más longevas con la editorial... Soñar es gratis.
Y después de este primer alegrón, ya tocaba el turno de las licencias manga, con las que había mucha expectación tras el anuncio unos días antes de que se habían hecho con tres nuevos shôjos. Los primeros títulos en ser mencionados fueron Card Captor Sakura (que aunque ya fue anunciada hace un año todavía no ha podido salir por un problema con los archivos), su secuela Clear Card, y la secuela de Fruits Basket, Another. Aunque estas dos serán compras seguras (CCS ya la tengo y, en principio, no la recompraré) por unos momentos cundió el pánico pensando que eran estos los 3 shôjos pero Annabel nos tenía reservada una sorpresa genuina.
Después de anunciar varios spin-offs, novelas y artbooks de sus actuales manga insignia (Fairy Tail, Pokémon, Ataque a los Titanes, I am a Hero...), llegaron los shôjos prometidos: Watashi no ookami-kun (título adaptado: Mi chico lobo), de Yoko Nogiri; Last Game, de Shinobu Amano; y el sorpresón del salón: Akatsuki no Yona (posible adaptación del título como Yona, princesa del amanecer), de Mizuho Kusanagi. Aquí Annabel matizó que desde que empezaron con la encuesta, Yona ha sido siempre el shôjo más pedido ¡y con mucha diferencia respecto a las siguientes opciones! Es por eso que al final tuvieron que resignarse a licenciar un shôjo abierto con más de 25 tomos en su haber, apuesta arriesgada que espero que les salga bien.
Además, aunque esta información se hizo pública hace relativamente poco, para promocionar su lanzamiento sacarán los dos primeros tomos a la vez (a finales de febrero) y en su primera edición costarán sólo 4€ cada uno. Y aunque la periodicidad general será mensual, en apenas un mes y medio tendremos ya los cinco primeros tomos de este manga a la venta en España.
Y, para acabar la presentación por todo lo alto, la cereza del pastel, LA licencia que todo el mundo esperaba: Yakusoku no Neverland, más conocida como The Promised Neverland, el último éxito en ventas de la Shonen Jump. Como anunciaron tantísimos títulos nuevos y a todos les dedicaron, como acostumbran, una breve descripción de la sinopsis (nada tan extenso como en Tomodomo pero tampoco la lectura en 5 minutos de una lista como en ECC), no dio apenas tiempo para hacer ninguna pregunta.
Y para terminar con el sábado de salón, el equipo editorial de Ivrea, liderado por Leandro, hizo acto de presencia con muchas ganas de animar al personal. Las risas y aplausos tras escuchar una versión de Despacito cantada por Hatsune Miku quedaron rápidamente empañadas por la broma machista de muy mal gusto que hizo Leandro en referencia a la amnesia de la protagonista de One Week Friends... pero intentamos olvidar ambas cosas y centrarnos en los 6 nuevos títulos por anunciar. En cuanto a sus títulos, dejando de lado "el típico ecchi que nadie ha pedido", una reedición de Alita y un par de títulos de esos que no conoce (casi) nadie, me quedo con: Omoi, omoware, furi, furare (título adaptado como Amar y ser amado, dejar y ser dejado; ¿seguro que cabrá en el lomo? ¿no había otra alternativa?) lo nuevo de Io Sakisaka, y puede que la adaptación al manga de Little Witch Academia que no sabía ni que existía pero... ¡es que son brujitas! ♥
Como ya pasara el miércoles tras la presentación de Tomodomo, al terminar Ivrea casi que nos echaban del recinto así que hasta aquí la tarde del sábado. Sé que me ha quedado una entrada tan monstruosa que debería dejarme el domingo para otra pero como entonces existiría el riesgo de que no la publicara hasta el año que viene y tampoco hice *tantas* cosas, tenéis la respectiva crónica a continuación.
Me cansé rápidamente de la exposición (el domingo por la tarde el cansancio empezaba a hacer mella) y como Fran no estaba dispuesto a empezar la larga y pesada espera en el stand de Norma, caímos en la tentación de pedir (después de 4 días luchando contra la gula) sendas crêpes con nutella y nata en uno de los foodtrucks. Consejo: no pidáis esto si no tenéis intención de comérosla tranquilamente y con cubiertos.
Ahora ya sí de camino hacia el stand de Norma pasamos por la zona comercial a ver si encontrábamos alguna oferta de última hora y, por increíble que parezca, acabaron regalándonos dos Otaku Bunka en el stand de El Corte Inglés. La gracia es que ya el ¿viernes? (imagino...) me compré expresamente el tomo #19 de Billy Bat allí mismo porque con cualquier compra regalaban un número aleatorio de la revista. Resumiendo, que sin comerlo ni beberlo he acabado con tres números de esta publicación de forma gratuita (me va de perlas porque es otra cosa que tenía en la wish list desde hacía tiempo pero iba priorizando la compra de cómics).
Además, encontré un stand donde, milagrosamente, tenían de oferta varios tomos de Handsome Girl (todos los que han salido hasta la fecha, de hecho) así que me compré los tomos #3 y #4 que se sumaron a los dos que ya me había vendido Flors justo el día anterior. Desde que Planeta anunció la licencia de la obra más antigua de Wataru Yoshizumi que estaba muy tentada de echarle un ojo, incluso más que con sus obras más recientes como Chitose etc. y Marmalade Boy Little que, de momento, estoy consiguiendo evitar. Y ahora que ya he terminado de leer el primer arco del manga (que abarca más o menos los primeros dos tomos y medio) estoy más que satisfecha con mi compra, hacía tiempo que no disfrutaba de un shôjo sencillo así. Como estaba el salón súper vacío, acabamos charlando un rato con los trabajadores del stand. El propietario estaba bastante cabreado porque mientras que los visitantes nos beneficiamos de una notable mejoría respecto al acceso y movilidad en los pabellones, la afluencia fue quizá demasiado fluida para el gusto de los libreros, que vieron ostensiblemente mermado el tamaño de ventas hasta el punto de que no amortizaron el coste del stand. En la misma línea, el propio Leandro comentó durante la presentación de novedades de Ivrea que había sido el peor salón del manga en diez años. Está claro que nunca llueve a gusto de todos.
PRE- |
Con mis escasas pero bien escogidas compras en la mochila, fuimos al fin a coger sitio en el stand de Norma... para descubrir con horror que con tanta parada y tanta compra de última hora ¡la primera fila de la trinchera andaba ocupada y en posición! Total, que Fran tuvo que renunciar a la edición kanzenban de FullMetal Alchemist porque la esquina donde estaban los tomos era la jungla y yo me hice un hueco en una zona conflictiva a medio camino entre los tomos de The Ancient Magus Bride, Buenas Noches, Punpun (que no me interesaban porque ya tengo el manga completo pero dificultaba el acceso a oxígeno) y Desaparecido (que era el manga que, idóneamente, hubiese querido pillar). Otro de mis objetivos era Noragami pero renuncié enseguida porque había pocas posibilidades de conseguirlos a esa hora ya. Mi mala suerte quiso que hubiese un interesado en Desaparecido así que entre que no estaban todos los tomos, que de los pocos que había había un par en muy mal estado y que, de los que quedaban, hubiese tenido que competir con el otro chico, acabé por renunciar también a ellos y centrarme únicamente en dos míseros tomos de Magus Bride.
POST- |
Como siempre, en el momento en que "dieron la señal", hubo una avalancha de manos y empujones de la que salí más o menos ilesa. Me quedé quietecita con mis dos tomos de Magus Bride esperando mi turno para pagar y admirando los montones de más de diez tomos de alguna gente. Encima, como siempre me pasa, tardaron una eternidad en cobrarme porque mi montoncito de sólo dos tomos no llamaba demasiado la atención de ninguno de los dependientes. ¿Conclusión? Me he hecho mayor para la happy hour así que, sintiéndolo mucho, creo que esta es la última crónica en la que podréis leer mi experiencia bélica. Diría que me retiro en lo más alto pero... mirad qué pena de botín después de tanto rato comprimida por la gente contra el stand:
Y después de esta entrada tan y tan y tan larga (que hasta a mí me da pereza releer en busca de errores) os doy las gracias por leer, espero que os haya gustado (aunque no creo que la espera de más de un mes haya valido la pena) y, para los vagos/gente sin tiempo resumiré este XXIII Salón del Manga en dos aspectos:
Lo mejor: mucho más espacio (¡para todo! acceso, descanso, movilidad) y, aunque las licencias no fueron muy espectaculares en general, sí hubo un par de títulos que se pedían desde hace una eternidad y que daba ya por perdidos que me hicieron mucha ilusión (mención especial a Yona)
Lo peor: invitados totalmente indiferentes y muy mala gestión de la única que me interesaba, espero que Planeta no repita tal locura el año que viene porque como traigan a alguien que me guste de verdad tendré que llevar la tienda de campaña
Parece que soy la única a quien le ha gustado yajirobee, no me ha molestado los saltos temporales, y a mi me encanta la relación entre el "padre" y la chiquilla. Para gustos, ;)
ResponderEliminarOstras, los stands que no amortizaron el coste me parece terrible. Veremos como afecta el año que viene y si habrá menos librerías...
No he ido nunca a una happyhour, verlo sin participar debe ser muy curioso. Al menos conseguiste dos tomos y saliste entera.
Bueno bueno, ahora tengo más esperanzas, al ser sólo dos tomos planeo leer Yajirobee estas navidades a mucho tardar.
EliminarAl ritmo que vamos el salón del manga se convertirá, definitivamente, en el salón del merchandising, es una pena pero si ni siquiera a las editoriales les sale rentable...
Siempre puedo ir el año que viene a no participar, sino a documentarla (para el blog) xD
la culpabilidad de que por culpa de mi epicpal no conseguiste(mos) apenas nada en la happy hour :(
ResponderEliminarLa happy hour del salón del manga es demasiada locura, la del cómic es - o la recuerdo - más tranquila.
magus bride es una buena compra!! no hace falta autoconvencerse XD
Con la entrada kilométrica que he hecho y lo que he tardado en publicarla y sólo mencionas la happy hour? T^T
EliminarAnyway, más que sentirte culpable por lo que no pudimos comprar, piensa en lo que me ahorré! ='D
¡Pues tenía muchas ganas de la nueva entrada salonera!
ResponderEliminarMe emociona mucho que te alegre que vaya a salir Reboot ♥
Sobre la Happy Hour, me da mucha pena que no vayas a participar en más. Me encantaba ver cómo te había ido cada año! Yo nunca he podido ir, así que es una de esas cosas que tengo pendientes.
Y bueno, este año hay muchas licencias que me interesan. No sé cómo voy a poder hacer frente a todas ellas, pero se hará lo que se pueda con las más imprescindibles y ya iré poco a poco con el resto @_@
Así da gusto publicar entradas en el blog eh =)
EliminarBueno Manu a ver, como el año que viene estarás en el salón (♥♥♥), si tú me lo pides, yo me vuelvo a apuntar... ¡si te vienes conmigo! =P ((aunque tú, al ser VIP, a lo mejor consigues el descuento sin necesidad de pasar por las trincheras))
Ya te veo diciendo que no hace falta que te paguen en metálico el premio del concurso, que ya si eso mejor que te den un vale por el mismo importe para gastar en Norma Comics =')