Como no quiero seguir saturando el blog con rachas de entradas con la misma etiqueta (como llevo haciendo todo el año) he decidido rescatar uno de los pocos títulos de animación japonesa que he visto este año. ACCA es un anime sobre repostería basado en el manga homónimo de Natsume Ono, publicado en la Big Gangan, de Square Enix.
El isleño reino de Dōwā está dividido en trece estados que, a pesar de estar gobernados por un rey común, poseen sendos folklores que les son propios incluyendo tradiciones, costumbres, cultura, personalidad y, por supuesto, gastronomía. Jean Otus es un fumador empedernido e inspector interno de la ACCA, una organización que vela por la seguridad en los 13 distritos, por lo que, de forma excepcional, viaja de forma frecuente de uno a otro estado. De forma paralela a su trabajo como supervisor, aprovecha sus múltiples viajes pagados por la agencia para degustar las delicias culinarias de cada región y adquirir souvenirs para su golosa hermana pequeña, Lotta.
Tras haber leído los tomos únicos not simple y Ristorante Paradiso, que a pesar de compartir autora no podrían ser más distintos, me intriga cualquier obra de Natsume Ono por su forma peculiar de contar las cosas y por saber dotar a sus personajes con ese aura tan misteriosa pero cercana a la vez. Por eso, cuando supe que Selecta Visión iba a emitir su versión animada de forma totalmente gratuita vía simulcast en YouTube, empecé con su visionado de inmediato, intrigada por el ritmo que tendría la narración tan característica de esta mangaka al saltar de las viñetas a los fotogramas.
¡Lo que no me esperaba era encontrarme con otro manga gastronómico! Si Ristorante Paradiso podría parecer un manga de cocina por su título cuando en realidad era una tragicomedia familiar sazonada de romance, ACCA, que parecía una historia de intrigas palaciegas, ha resultado ser un manga (y anime) sobre repostería. Natsume Ono se ha despachado a gusto y se ha dedicado a mostrar todo un desfile de dulces y postres de todo el mundo apropiándoselos y adjudicándolos a cada uno de los estados del reino de Dōwā.
La gula es pues protagonista en una historia en que todos los personajes se relacionan a través de sus preferencias en materia de galletas, bombones, pastas, pasteles, e incluso tipos de pan. Jean aparece siempre como un mero emisario, como un pelele que utilizan unos y otros para conseguir degustar esos manjares que sólo conocen por las fotografías de las revistas. Su hermana Lotta es una aficionada a los distintos tipos de pan de cada distrito, su mejor amigo Nino (cuya única función en la trama parece ser dar pie a las fujoshis) adora el chocolate, sus compañeras de trabajo devoran cualquier tipo de especialidad gastronómica (sea dulce o no)...
Jean desarrolla su trabajo, principalmente, en reuniones que siempre van acompañadas de comida. Tanto es así, que la panadería de su barrio es punto de encuentro con su amor platónico y superior en el trabajo, Mauve, pero también entre otros personajes secundarios, como su hermana y uno de sus admiradores, Magie, que desobedecerá las órdenes directas del príncipe y heredero Schwann con tal de compartir con Lotta su pasión compartida por el pan del estado de Badon. Pero no penséis que ACCA es únicamente un manga sobre repostería ya que también aparecen múltiples platos característicos de cada distrito. ¡No sólo de dulces se puede vivir!
Siendo Natsume Ono la autora, era de esperar que desarrollase tramas paralelas abordando temas más delicados que un simple repaso culinario. Así, la adicción al tabaco de Jean en un mundo en que este producto es tan caro que apenas un puñado de afortunados se lo puede permitir toma especial relevancia hacia el desenlace de la obra, en que sus seres más allegados intentan por todos los medios protegerle de sí mismo. Desgraciadamente, por mucho que a lo largo de los episodios hayan intentado sustituir su tabaquismo por una renovada y más sana adicción a las distintas especialidades gastronómicas que uno puede encontrar a lo largo y ancho de Dōwā, el protagonista hace oídos sordos...
En un primer momento me desagradó que la autora se tomara la licencia de crear un reino tan exageradamente diverso en que ya no solo la gastronomía y la cultura sino incluso las etnias son radicalmente distintas entre distritos que son, en realidad, limítrofes pero comprendo que la mangaka se limitó a crear un mini-mundo a su medida con tal de mostrar los contrastes y desigualdades sin complicarse mucho la existencia. Eso sí, aunque la naturaleza isleña del reino pueda recordar al Japón nativo de la autora, la realidad es que toda la diversidad mostrada a lo largo de ACCA recuerda tiene una ambientación indiscutiblemente europea. Esta predilección por el extranjero ya estaba presente en muchas de sus obras anteriores.
ACCA es un anime extraño, con personajes difíciles de descifrar que pueden parecer tremendamente superficiales en muchas ocasiones, pero con un universo muy bien trabajado. Por lo que sé, la versión original (el manga) es mucho mejor así que es posible que le eche un vistazo para poder comparar. Es una lástima que Natsume Ono sea una autora que no haya cuajado en nuestro mercado porque tiene una voz propia que daría un poco más de diversidad a nuestro mercado.
Tras haber leído los tomos únicos not simple y Ristorante Paradiso, que a pesar de compartir autora no podrían ser más distintos, me intriga cualquier obra de Natsume Ono por su forma peculiar de contar las cosas y por saber dotar a sus personajes con ese aura tan misteriosa pero cercana a la vez. Por eso, cuando supe que Selecta Visión iba a emitir su versión animada de forma totalmente gratuita vía simulcast en YouTube, empecé con su visionado de inmediato, intrigada por el ritmo que tendría la narración tan característica de esta mangaka al saltar de las viñetas a los fotogramas.
¡Lo que no me esperaba era encontrarme con otro manga gastronómico! Si Ristorante Paradiso podría parecer un manga de cocina por su título cuando en realidad era una tragicomedia familiar sazonada de romance, ACCA, que parecía una historia de intrigas palaciegas, ha resultado ser un manga (y anime) sobre repostería. Natsume Ono se ha despachado a gusto y se ha dedicado a mostrar todo un desfile de dulces y postres de todo el mundo apropiándoselos y adjudicándolos a cada uno de los estados del reino de Dōwā.
La gula es pues protagonista en una historia en que todos los personajes se relacionan a través de sus preferencias en materia de galletas, bombones, pastas, pasteles, e incluso tipos de pan. Jean aparece siempre como un mero emisario, como un pelele que utilizan unos y otros para conseguir degustar esos manjares que sólo conocen por las fotografías de las revistas. Su hermana Lotta es una aficionada a los distintos tipos de pan de cada distrito, su mejor amigo Nino (cuya única función en la trama parece ser dar pie a las fujoshis) adora el chocolate, sus compañeras de trabajo devoran cualquier tipo de especialidad gastronómica (sea dulce o no)...
Jean desarrolla su trabajo, principalmente, en reuniones que siempre van acompañadas de comida. Tanto es así, que la panadería de su barrio es punto de encuentro con su amor platónico y superior en el trabajo, Mauve, pero también entre otros personajes secundarios, como su hermana y uno de sus admiradores, Magie, que desobedecerá las órdenes directas del príncipe y heredero Schwann con tal de compartir con Lotta su pasión compartida por el pan del estado de Badon. Pero no penséis que ACCA es únicamente un manga sobre repostería ya que también aparecen múltiples platos característicos de cada distrito. ¡No sólo de dulces se puede vivir!
Siendo Natsume Ono la autora, era de esperar que desarrollase tramas paralelas abordando temas más delicados que un simple repaso culinario. Así, la adicción al tabaco de Jean en un mundo en que este producto es tan caro que apenas un puñado de afortunados se lo puede permitir toma especial relevancia hacia el desenlace de la obra, en que sus seres más allegados intentan por todos los medios protegerle de sí mismo. Desgraciadamente, por mucho que a lo largo de los episodios hayan intentado sustituir su tabaquismo por una renovada y más sana adicción a las distintas especialidades gastronómicas que uno puede encontrar a lo largo y ancho de Dōwā, el protagonista hace oídos sordos...
En un primer momento me desagradó que la autora se tomara la licencia de crear un reino tan exageradamente diverso en que ya no solo la gastronomía y la cultura sino incluso las etnias son radicalmente distintas entre distritos que son, en realidad, limítrofes pero comprendo que la mangaka se limitó a crear un mini-mundo a su medida con tal de mostrar los contrastes y desigualdades sin complicarse mucho la existencia. Eso sí, aunque la naturaleza isleña del reino pueda recordar al Japón nativo de la autora, la realidad es que toda la diversidad mostrada a lo largo de ACCA recuerda tiene una ambientación indiscutiblemente europea. Esta predilección por el extranjero ya estaba presente en muchas de sus obras anteriores.
ACCA es un anime extraño, con personajes difíciles de descifrar que pueden parecer tremendamente superficiales en muchas ocasiones, pero con un universo muy bien trabajado. Por lo que sé, la versión original (el manga) es mucho mejor así que es posible que le eche un vistazo para poder comparar. Es una lástima que Natsume Ono sea una autora que no haya cuajado en nuestro mercado porque tiene una voz propia que daría un poco más de diversidad a nuestro mercado.