jueves, 3 de marzo de 2016

Sons of Anarchy (1st season)

Sí sí, pensaréis que qué hago con mi vida empezando SoA a estas alturas de mi vida pero es una serie que siempre me había llamado mucho la atención y, por mucho que fuese avisada de que empeoraba mucho hacia el final, el caso es que las primeras temporadas siguen siendo aclamadas por las redes y tiene buena nota en IMDb así que me tiré a la piscina sin apenas sentimiento de culpa (y peor que Heroes no iba a ser).


Los Sons of Anarchy, una banda de motoristas, controlan todo lo que ocurre en el pueblo de Charming. Tienen comprada a la policía y tras un negocio legal de reparación de coches, esconden todo un negocio de contrabando de armas de fuego, que venden a bandas de traficantes con las que tienen tratos de lo más inestables. Cuando una de sus bandas rivales elimine su principal fuente de ingresos, deberán apañárselas para conseguir los miles de dólares que deben a su proveedor a la par que se defienden de negros, mexicanos, neonazis, la policía local, los federales y algún ex acosador, que quieren aprovechar este momento de debilidad de los sons.

Si os digo la verdad los dos o tres primeros capítulos me dejaron bastante fría pero, sin darme cuenta, me fui enganchando a la violencia, a la locura y la avalancha de testosterona que supone cada capítulo. Ya en el piloto hay una cantidad de muerte y destrucción gratuitas que creo que jamás había visto en el primer capítulo de una serie (no, ni siquiera en Fargo). Quizá lo que más choca al principio es la normalidad con la que se trata toda esa violencia desmedida en la que todos los protagonistas son criminales socialmente aceptados. Al fin y al cabo, te acaban cayendo bien asesinos y maleantes de los que tanto se muestra su vena más violenta y sádica como su cara más amable y dulce.


De forma paralela a la odisea a la que se ve expuesta SAMCRO (Sons of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original), se desarrollan las distintas relaciones personales de cada uno de sus miembros. Gemma, la matriarca de la banda, mujer de Clay, afronta la menopausia y cuida del presidente de los sons, que es todo impasibilidad y crueldad de cara a sus subordinados pero que se muestra vulnerable y frágil ante su compañera; Tara, la primera ex-novia de Jax, que acaba de volver al pueblo después de diez años, sufre una dura lucha interna entre sentimientos y razón sin saber si salvaguardar su carrera o abandonarse a los brazos ensangrentados de su primer amor; Wendy, la ex-mujer drogadicta de Jax, lucha por desintoxicarse y así poder recuperar a la familia que nunca ha tenido; Donna, mujer de Opie, no puede aceptar que su marido pasase cinco años en la cárcel por culpa de la maldita banda de motoristas y sólo quiere que tenga un trabajo legal y cuide de sus hijos.

De hecho, una de las cosas que más estoy disfrutando de esta serie es a las mujeres que, a pesar de adoptar sus roles como madres, compañeras y cuidadoras, son las que realmente sustentan la comunidad y mantienen la salud mental de los motoristas enloquecidos. Y, además, son mujeres de armas tomar, en especial Gemma, que creo que es el personaje más complejo y mejor construido de toda la serie. Y una sorpresa inesperada, aparece mi queridísima Taryn Manning.



Aunque mientras la estás viendo no resulta tan obvio, una vez continuas con la siguiente temporada resulta evidente que esta primera no es más que una mera presentación de personajes, de bandas y de líos, que sienta los precedentes de, como mínimo, lo que será toda la segunda temporada. Tan compleja es la situación y tantos son los personajes involucrados que realmente hacen falta trece capítulos para que nos metamos en la historia y comprendamos la situación (de hecho, confieso que yo tardé varios capítulos en ubicarme al 100% porque los guionistas te tiran a la trama sin preámbulo ninguno). Podrían haber hecho un primer capítulo introductorio explicándolo todo para tontos pero eso hubiese sido mucho más aburrido. Y si no fuese por esa larga introducción, la finale no podría impactar de la forma en que lo hace ni podríamos empatizar de tal manera con casi todos los personajes ni podríamos entender lo que realmente significa pertenecer a los Sons of Anarchy.

Tal y como estoy enfocando la reseña quizá os penséis que SoA es una serie muy hardcore en la que no deja de correr la sangre (y el semen) y, aunque eso no deje de ser verdad, os aseguro que hay muchísimo humor y que las bromas están muy bien traídas. Y, por supuesto, hay un buen espacio para las temáticas puramente amorosas así que hay escenas para todos los gustos con personajes de lo más variopintos.


Por mucho que digan que empeore... yo me alegro de haberle dado una oportunidad.

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