Desde que asistí a aquella charla con Zidrou en noviembre que tengo ganas de leer todas las obras que le ha editado Norma aquí. Sin embargo, había una en concreto que me llamaba más que las demás, y precisamente era la única que no tenía al alcance ya que tardó cuatro meses más en salir. El tema de los sueños me parecía prometedor, y el dibujo una monada. Además, me llamaba la atención que Mai fuera la primera (y única de momento) mujer con la que ha trabajado Benoît.
Barcelona es asolada por una extraña epidemia. No se trata de una nueva cepa del virus de la gripe ni tampoco del virulento resurgir de una bacteria que se creía erradicada. Napoleón Cavallo, uno de los primeros afectados, trastorna las noches de Linh con sus apariciones presuntamente sonámbulas. Desesperado, Nap asiste al médico con la esperanza de solucionar su problema pero no encuentra la respuesta que buscaba...
Solo con la portada y la sinopsis ya resulta evidente que esta obra se aleja un poco de la temática a la que Zidrou nos tiene acostumbrados. Nada de guerras, mafiosos y prostitutas, no esperéis esa tristeza sórdida que destilan muchos de los títulos firmados por Benoît. El Paseo de los Sueños es una obra con un aire muy despreocupado. Un poco demasiado quizá. O a lo mejor si no fuese por esa ligereza con la que ocurre todo, no tendría ningún encanto.
En cierta manera, se nota que era una idea descartada que estuvo en un cajón durante años. Quizá no esté a la altura de otras obras del mismo guionista, como si le faltase algo para ser redonda del todo, o como si el principio no diese para más y hubiera quedado mejor en una historia corta de menos de 10 páginas. Pero, por otro lado, si por algo resulta cercana y distinta esta historia es por lo "normales" que son sus personajes. Quizá después de años de vivir aquí, Benoît se ha decidido a crear personajes más campechanos que estén embebidos de su percepción de la población española.
Los protagonistas de esta historia son nada más y nada menos que un policía que solía trabajar en la aduana y una joven española de ascendencia china que trabaja en una tintorería (y yo leyendo sin poder dejar de pensar en Gazpacho Agridulce). El nombre de Napoleón y su diminutivo en Nap (siesta en inglés) es todo un chiste en sí mismo reafirmando el tono de humor que destila este tebeo. Otro guiño evidente es el nombre de una niña que observa insomne desde su ventana el avance de la epidemia: Morfea.
Los protagonistas de esta historia son nada más y nada menos que un policía que solía trabajar en la aduana y una joven española de ascendencia china que trabaja en una tintorería (y yo leyendo sin poder dejar de pensar en Gazpacho Agridulce). El nombre de Napoleón y su diminutivo en Nap (siesta en inglés) es todo un chiste en sí mismo reafirmando el tono de humor que destila este tebeo. Otro guiño evidente es el nombre de una niña que observa insomne desde su ventana el avance de la epidemia: Morfea.
Me divertí bastante leyendo la parte sobre las fases del sueño, sus trastornos asociados, los fármacos que se suelen recetar para poder conciliarlo y el peculiar origen que da lugar a la epidemia. Aunque, evidentemente, hay varias cosas inverosímiles inventadas para este cómic, el resto de información es verídica y está bastante bien resumido; se menciona como de pasada para que, si no te importa, no le hagas mucho caso pero se nota que Zidrou se documentó muy bien.
En general, creo que es un cómic con varios detalles sobresalientes pero que, en conjunto, se queda en una aspiración. Creo que se puede entender como una fábula más que como un cómic al uso, con su correspondiente moraleja: los adultos (pero no los niños) se limitan a soñar con ese paso que no se atreven a dar pensando que es sencillamente imposible pero, por supuesto, se equivocan. Uno de los mejores ejemplos es el caso de la anciana vecina de Linh, una mujer afable pero enfermiza a su vez.
En general, creo que es un cómic con varios detalles sobresalientes pero que, en conjunto, se queda en una aspiración. Creo que se puede entender como una fábula más que como un cómic al uso, con su correspondiente moraleja: los adultos (pero no los niños) se limitan a soñar con ese paso que no se atreven a dar pensando que es sencillamente imposible pero, por supuesto, se equivocan. Uno de los mejores ejemplos es el caso de la anciana vecina de Linh, una mujer afable pero enfermiza a su vez.
Si algo bueno he de alabar de este cómic sin ninguna clase de pero, se trata del dibujo. Creo que lo he ilustrado bastante en la entrada pero el estilo de Mai es sencillamente encantador. Sus personajes regordetes, expresivos y simpáticos recuerdan ligeramente a las grandes compañías de animación.
La edición es preciosa pero, sinceramente, pagar 17€ por 68 páginas me parece una locura. Yo caí como una tonta porque los autores asistieron al salón del cómic y me hacía ilusión tener mi original de Mai pero mi monedero aún llora la pérdida; máxime cuando no se tarda ni media hora en leer este tomo.
A mi la verdad es que me dejó bastante frío, no me gustó demasiado, no...
ResponderEliminarEso si, por los ojos entra bien!
Ha sido llegar al final, ver el precio y ya descartarlo definitivamente, porque tampoco es que me haya convencido mucho de lo que trata ^^U
ResponderEliminarSiempre ando ahorrándoos dinero eh?
EliminarSiempre. Se agradece ;D
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