Páginas

sábado, 31 de diciembre de 2016

Terminando manga

Qué mejor entrada para terminar el año que una en la que recopilo diversos títulos manga que he terminado de leer durante el 2016. Evidentemente, va a contener spoilers hardcore de todos los títulos que comento, ¡avisados estáis! Tristemente, dos de las cinco obras me decepcionaron tanto que decidí no conservarlas, espero que sus nuevas dueñas las disfruten más que yo...


El primer título que se fue directo al mercadillo fue Aoha Ride, lo cuál no creo que sea ninguna sorpresa para nadie porque hacía varios tomos que los personajes estaban empezando a cabrearme más de lo tolerable. De hecho, puede que este último tomo sea de los mejores del manga ya que no se centra en los insufribles protagonistas, cuya trama quedó zanjada en el penúltimo tomo, sino en secundarios como Murao y Kominato aunque tampoco es que estos dos lo arreglen mucho. Por supuesto, la autora se sentía culpable por lo que le hizo a Kikuchi y le buscó pretendiente rápidamente... aunque parece que Tanaka (senior) no se merecía esa deferencia (así siempre puede colar un capítulo extra de Aoha Ride en su próximo shôjo). Es la historia de siempre, sólo puedes ser feliz si tienes pareja potencial (aunque sea una niña que no conoces de nada). En realidad lo mejor del tomo es el capítulo extra donde la autora retoma a los protagonistas de Strobe Edge, que siguen tan adorables como siempre (lo cuál es un soplo de aire fresco después de tantos tejemanejes entre Futaba y Ko). Aoha Ride me ha dejado tan fría que no tengo nada más que comentar, ni bueno ni malo, así que no esperéis una reseña global de la serie porque no la habrá.

¡Y culpable tienes que sentirte!
Tres cuartos de lo mismo con Life. Desde que hice la primera maratón con este manga que había algo que no me acababa de encajar y, en lugar de solventarse con el paso de los tomos, ha ido a más. La propia autora lo reconoce al finalizar la obra en una especie de carta a los lectores: como su objetivo era llamar la atención sobre el bullying, decidió que su retrato del mismo en Life fuese deliberadamente exagerado, mostrando situaciones límite que no son, ni de lejos, las habituales en la mayoría de casos de acoso escolar. Si el secuestro, intento de violación y la huida del edificio en llamas ya me parecieron dramatizaciones innecesarias, el intento primero de asesinato y luego de suicidio de Manami convierten este falso retrato en una burda parodia. El acoso escolar per se ya es dramático cuando estudiantes de secundaria le hacen el vacío a otro por ser diferente, cuando lo humillan, lo insultan y le hacen la vida imposible por el puro placer de sentirse superiores. No hace falta alentar a unos gamberros a violar a una compañera para que sea algo peligroso y denunciable.


Por si esto no fuese poco, después de diecinueve malditos tomos de sufrimiento continuado de Ayumu parecía que la autora por fin le iba a dar algo de tregua y ¿qué se le ocurre? separarla de Miki de forma indefinida, de su único apoyo, de su mejor amiga, de su rayo de luz. Puedo entender que la autora quiera dar a entender que Ayumu ha madurado con todo lo que le ha pasado y que por fin es capaz de valerse por sí misma, se ha recuperado del acoso y está preparada para convertirse en la luz de otra persona. Pero no hacía ninguna falta separarla de Miki de esa forma, ya no porque sea cruel hacia la protagonista sino hacia la propia Miki, que a la pobre le ha pasado de todo también, ha llevado una vida incluso más dura que la de Ayumu y la autora nunca se ha apiadado realmente de ella, ni siquiera al final.

Encantada de haberse conocido
De traca me parece ya que sea Manami la que le tenga que pedir a Ayumu que la denuncie y, ENCIMA, Sako se va de rositas después de haber sido el personaje más rastrero y miserable del manga, incluso más que Manami. Otra cosa que me repatea es el papel que juegan los adultos en este manga; todos son desalmados o egoístas o incompetentes o irresponsables... o todo a la vez. Que vale que los adultos no son, ni mucho menos, perfectos pero es que en Life no hay ni uno medio decente como ser humano. De verdad, Life trata un tema muy serio y transmite una serie de mensajes muy importantes pero, por otro lado, la puesta en escena de la autora me parece tan desproporcionada que al final resulta ridícula. ¿Qué mensaje final quería transmitir Keiko Suenobu con un desenlace tan anticlimático? ¿Que la vida es una mierda? ¿Que la justicia no existe?


Pero no todo han sido decepciones, empezando por orange cuyo final me sorprendió muy gratamente ya que tenía mis reservas acerca de si la autora sería capaz de salir airosa del berenjenal en el que se había metido ella solita. Por supuesto, no hay una explicación plausible para la existencia de las cartas (creo que a estas alturas ya nadie esperaba una) y casi que agradezco que sea un tema que se obvie a que se intente inventar una (mala) razón pseudocientífica para un fenómeno sobrenatural. A cambio, nos ofrece por fin la visión del Kakeru que se suicidó, el que no fue capaz de sincerarse con Naho, ni con nadie, el que no supo soportar la carga de la muerte de su madre. Es más, el poso de esa tristeza patológica no se elimina por mucho que todo el grupo intente ayudar en ciertas cosas contando con las cartas como guía; no es tan sencillo, saberte querido no elimina un trastorno tan severo por arte de magia. De hecho, la depresión como tal raramente se representa con verosimilitud en la ficción y creo que Ichigo Takano está muy acertada en orange respecto a este tema. En otro orden de cosas, parece ser que la autora ha publicado algunos capítulos adicionales tras la finalización de la serie, ¡ojalá los recopilen en un tomo extra que sea susceptible de ser licenciado por Tomodomo en el futuro... (como el Bonus Track de Sakamichi)! La verdad es que hubiese preferido que vinieran de material extra en cada tomo en lugar de los capítulos de Astronauta en Primavera (soy consciente de que hubiese sido físicamente imposible por el ritmo de publicación japonés) que cada vez me han ido cansando más y más.


La que probablemente haya sido la mejor lectura manga del año, o una de ellas al menos, no es otra que Kids on the Slope. Como siempre, es un trágico accidente de tráfico el que precipita el final (no me canso de lamentarme repitiedo que este es uno de los tópicos más explotados en el manga y que es una lástima que no pueda escribir una entrada sobre el mismo sin incurrir en tantos y tan graves spoilers)Sen ha desaparecido dejando a Bon absolutamente bloqueado, tanto como para que se le crucen los cables y pretenda desahogarse con la santa de Ricchan. Que no lo estoy excusando, es que de todos los personajes que aparecen en este manga, del último que me hubiera esperado algo así es precisamente de Bon... En un claro proceso de duelo, decide distanciarse de todo y todos, se marcha a Tokio a estudiar medicina y corta casi de raíz con todos los amigos que tanto le había costado hacer. De hecho, me sorprendió un montón que al final siguiera con los designios de la familia porque en ningún momento muestra el más mínimo interés por dicha profesión... y esperaba el típico giro de guión tan manga de mandarlo todo a la mierda para haber acabado ejerciendo de músico de jazz o algo por el estilo. En ese sentido, el final es triste pero supongo que realista (para contrarrestar lo demás que no lo es tanto). Es esta época de distanciamiento la que le ayuda a valorar qué es lo realmente importante en su vida, haciendo gala del típico "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Yuki Kodama nos tenía reservado un final redondo, para poner punto y final a una historia que no ha decaído en ningún momento. Y, para todos los que nos quedamos con ganas de seguir leyendo las aventuras de este trío, nos queda todavía el compendio de historias cortas que también licenció y publicó Milky Way bajo el título de Bonus Track.

No sería un buen tomo si no viésemos llorar a Bon por última vez
La quinta obra en discordia es A silent voice, controvertida como pocas, de aquellos títulos que parece que sólo puedas adorar u odiar. Ishida despierta al fin del coma con lo que se ve obligado a enfrentarse a la realidad. En contraposición a lo que criticaba antes sobre Life, lo que me gusta de este manga es, precisamente, que encara situaciones que son moralmente ambiguas. Sin ir más lejos, Ishida fue acosador y acosado por lo que despierta animadversion y pena a la vez. La autora no tira por la vía fácil de estereotipar a sus personajes y hacerlos o malos (a los acosadores) o buenos (a las víctimas) sino que los hace humanos y complejos y eso nunca tiene una lectura fácil, especialmente en un tema tan peliagudo como es el acoso escolar. Pero el mensaje de este último tomo es muy claro: independientemente de las cosas malas que te hayan pasado o que hayas hecho tú mismo, la vida sigue y nadie puede permitirse el lujo de quedarse estancado en el pasado. Otro tema clave en A silent voice es el perdón. Ishida es un personaje de lo más errático, aunque fue él el que dio el paso de reencontrarse con Nishimiya en primer lugar, no es hasta este último tomo que reúne el valor para pedirle perdón por lo mal que se lo hizo pasar en el colegio. Porque disculparse de corazón implica reconocer los errores y ser consciente del daño provocado y esa es una verdad muy incómoda con la que vivir.


Como quizá hayáis deducido a estas alturas yo soy de esas personas a las que A Silent Voice les ha encantado de principio a fin. Lo único que lamento es que este tomo no vaya más allá, que no haya un epílogo para que podamos ver qué tal les ha ido a todos dentro de uno años pero en algún sitio hay que terminar la historia. ¡Y en algún momento tenía que terminar la entrada!

viernes, 23 de diciembre de 2016

Children of the Sea

The fact that I decided to write this review in English must seem ridiculous to most of you taking into account that Children of the Sea has been already published in Spanish by ECC. However, the Spanish edition is smaller than the English one, with poorer quality, printing mistakes and kinda expensive. Furthermore, the publisher has largely ignored their readers' complaints about the moiré effect and continues to print the volumes without any significant improvement. Thus, I've decided to buy it, read it and, of course, review it in English. If you don't agree with me in this decision I am sure you will find plenty of Spanish reviews in other blogs. This said, I can't wait to share with you my impressions on this bizarre but marvelous manga. I am not going to write a synopsis though, since I think it is pointless for such a strange story.


Since I read Witches (Majo or Hechiceras), I knew I would like everything or almost everything Daisuke Igarashi had ever created and it seems like I wasn't wrong. He has a very unique sensitivity which makes all his manga different from everything else I've read so far. Although this story is 100% supernatural, it has so many (accurate!) scientific information about topics ranging from marine biology to astronomy. I already knew several things but there were also a lot which I didn't! I just enjoy learning so much it was impossible I didn't like Children of the Sea. Biology simply fascinates me, the fact that every single being is necessary and has its own niche to colonize, that any (innatural) perturbation can be fatal for the whole ecosystem while the most (natural) violent event, such as a typhoon, is required to keep balance. And I am positive Daisuke Igarashi must love biology too judging by all his works (not just this one).

Actually, this manga appears as an incredibly rellevant read nowadays when there are so many signs that something's wrong in the ocean (well, also in the whole planet but the ocean covers most of it, so...). There are so many marine creatures that are massively dying with little or directly no explanation. Coral is going white everywhere. Chinese are chopping sharks' fins to make soup thus condemning amputated sharks to die in the bottom of the ocean. Marine biodiversity is decreasing dramatically and is expected to continue to do so in the next years. And, at the same time, new research efforts allow to unravel for the first time some of the secrets the ocean still keeps from us. A ghost shark has been filmed swimming for the first time ever, mysterious sea blobs have been genetically identified, underwater animal pollination has been described, submarine structures thought to be human-made have been now discovered to be the result of methane-consuming microbial activity and the the most recent new who directly resonates with Children of the Sea would be the identification of a really weird metallic sound accidentally recorded as a whale call.


Back to the actual manga, Children of the Sea is... just weird. As I said, it is a supernatural fiction where superhuman abilities, extinct creatures and atypical ghosts are its main protagonists. It is mystic, it is philosophical, do not expect a piece full of action and romance because you will not find (almost) any. It is more of an ensemble of monologues about life, and death, and what is in between. The duality formed by Sea and Sky (Umi and Sora), between Earth and Outer Space, marine creatures versus land creatures, how the role organs play within humans may be compared with the role humans play within the Earth and the one Earth plays within the galaxy. And then, it all goes semi-religious going back to the myths of creation, so different and so similar across cultures, with the ocean always playing a primordial role somehow.

As you may be suspecting at this point, Children of the Sea is not a conventional read at all, at first it seems like there is a plot, like that is a beginning, like it will develop following a somewhat predictable/logic/coherent manner. But don't let the author fool you, once you surpass volume two, it all goes so abstract and mystical, any shadow of a plot you could have thought you saw vanishes through the awesome panels depicting all sorts of marine fauna over and over and over again (the fifth and last volume has over 150 mute pages, you get the idea, right?). And that is one of the appeals of this manga, the countless animals the author bothers to draw in each and every one of the volumes, you'll see whales, killer whales, whale sharks, sharks, dugongs, turtles, dolphins, shrimps, nautilus, mantis shrimp, manta rays, krill, eels, and a ton of different species of fish.


Although the characters themselves are so in the background of the real story, that does not mean you won't absolutely fall in love with impetuous Ruka, a troubled girl with social issues who does not adjust with the other kids; sweet Umi, an ever-smiling boy who would rather do whatever he feels like doing before talking too much about it; and elusive Sora, an arrogant and spooky lad with no survival instinct who only seems to care about Umi. This childish trio is further complemented with weird old Dehdeh, crazy old Jim and crazy genius Anglade, who all have their own interests on the children of the sea... and their own personal views of humanity. The thing is that here is absolutely no character who you would rate as minimally sane; thus, empathy is difficult to be found across its pages but that alienation helps with the immersive experience to the fucked up world of Children of the Sea.


Children of the Sea is ultimately a philosophical piece; an essay about what does it mean to be born and what does it mean to die and whether they are so opposite as they seem or they are actually the exact same thing. Just keep in mind the author will only pose the questions, perhaps even develop them a bit, but he will never answer them.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Un Zoo en Invierno


Hamaguchi entró a trabajar a una empresa textil nada más acabar el instituto pero no acaba de sentirse cómodo. La escogió pensando que podría contribuir en el diseño de los motivos de las prendas pero su trabajo real dista mucho de lo que tenía en mente y después de que lo utilicen como perro guardián de la hija del jefe se acaba hartando y decide irse a Tokio a trabajar como ayudante de un reconocido dibujante de manga. Desde el momento en que entra por primera vez en la oficina se verá irremediablemente atraído por un nuevo mundo en la gran ciudad, rodeado de gente de todo tipo y de muchas maneras de entender la vida.

Con la mente en El almanaque de mi padre, iba con grandes expectativas para leer este tomo único pero la verdad es que Un zoo en invierno ni se ha acercado a cumplirlas. De hecho, no fui capaz de leerlo del tirón de lo aburrida que me resultó su lectura. Sin ir más lejos, el protagonista, Hamaguchi, es desesperadamente insulso, tiene siempre la misma cara de amargado, y parece que su única función en la trama sea limitarse a observar como desfila su vida ante sus ojos. En ese sentido, el guión es mucho más manido de lo que esperaba: un chico joven con grandes aspiraciones pero sin experiencia ninguna que descubre la vida adulta casi a golpes, una historia familiar suficientemente turbia y un primer amor idealizado. Es como un Bakuman versión reducida, versión seinen, versión costumbrista (ironías de la vida, ambos manga empezaron a publicarse en Japón el mismo año, 2008).

No me juzguéis por mi nula habilidad haciendo fotos
En su defensa reconozco sin embargo la verosimilitud con la que Taniguchi imprimió la naturaleza humana en sus emociones más reveladoras, en especial la envidia. Creo que es un pecado capital que se suele representar de forma caricaturesca, como si los autores pretendieran convencernos de que se trata de un sentimiento reservado a los villanos, en los que aparece de forma exacerbada. La envidia de Hamaguchi es tan real que casi duele sentirse tan identificado cuando se es incapaz de alegrarse por la felicidad ajena, todo lo contrario, no hace más que poner de manifiesto la propia mala fortuna (o ineptitud en este caso). Otro de esos pequeños detalles que siempre se agradecen es el momento en que Hamaguchi dibuja por primera vez un desnudo y no sólo siente vergüenza y le cuesta mirar fijamente a la modelo para tomar referencias sino que tiene una erección. De nuevo una verdad quizás incómoda que raramente queda reflejada en la ficción. 

Este manga me ha resultado dolorosamente encorsetado, repleto de clichés que me exasperan, como el de la japonesita delicada de salud (cuya supuesta enfermedad nunca se especifica) desde siempre. Muchas de las situaciones que se narran hacen gala de una mentalidad que me cuesta mucho comprender, ya no sé si porque es japonesa, porque es de los años sesenta o del tiempo de post-guerra o por qué. El caso es que no acierto a comprender la motivación de los personajes, todos se me antojan entre vacíos y balas perdidas. Tanto es así que por mucho dramatismo que Taniguchi pretendiese imprimir a sus personajes, no podría haberme dejado más fría.


No dejo de estar sorprendida ante mi decepción ya que he disfrutado mucho de obras con un corte similar. En El Gran Gatsby también es protagonista un joven pasivo que deja que la vida tome su rumbo, y no al revés, pero la narración no tiene nada que ver. En Solanin también se encuentra el dilema del joven adulto que debe incorporarse al mercado laboral rechazando aquello que realmente le llena, pero los personajes tienen muchísima más personalidad, el dibujo es una delicia y la narración evoca una barbaridad de emociones. Las encuentro alternativas mucho más disfrutables a este zoo invernal.

sábado, 10 de diciembre de 2016

¿Por qué me iba a enfadar que me dijeran lesbiana?

Como ya hiciera con One Punch-Man, al habérseme acumulado varios tomos de Flores Azules que, además, he leído del tirón, he pensado en centrar esta entrada de últimas lecturas sólo en este manga publicado en una revista de demografía ambigua como es la Manga Erotics F. Tan ambigua es que por sus páginas han desfilado títulos de calibre tan diverso como Utsubora y J no Subete (de Asumiko Nakamura), La chica a la orilla del mar (Inio Asano), Ristorante Paradiso y Gente (de Natsume Ono), Los carruajes de Bradherley (de Hiroaki Samura) e incluso El club del suicidio y Hikari Club (de Usamaru Furuya). De hecho, prácticamente todos los manga que acabo de nombrar son entre sádicos y siniestros y Flores Azules no podría distar más de dicho género... aunque sí parece reservarse una o dos sorpresas.


Mi opinión sobre Flores Azules cambia casi radicalmente a cada nuevo tomo que leo así que muchos altibajos he percibido en estos tres volúmenes. A partir del cuarto tomo se podría decir que la trama da un salto cualitativo hacia delante: aparecen nuevos personajes, las protagonistas cambian de curso, Sugimoto se va a continuar sus estudios en Reino Unido (y desbloquea así la encrucijada sentimental tanto con Fumi como con Kyoko), Moggy empieza a salir con Shinobu... Aunque, en realidad, todos estos no son más que detalles que contribuyen a construir un escenario en que desarrollar la sutil trama principal (tan sutil que puede pillar a más de uno por sorpresa al acercarse a su clímax). Entre las nuevas alumnas de primero destaca Haruka Ono, incluso más espontánea e inocente de lo que ya lo era Akira al entrar en el Fujigaya. Y, como no podía ser de otra forma en esta obra, acarrea consigo una nueva experiencia y, por lo tanto, punto de vista, respecto a la homosexualidad femenina.


Después de leer estos tomos siento cierta necesidad de leer también el Rokumeikan o, de al menos, buscar alguna sinopsis llena de spoilers de dicha obra porque no me he enterado de prácticamente ninguno de los paralelismos que se intentan trazar entre la obra y la historia personal de los personajes, en especial de Kyoko que parece muy tocada con este tema. Kyoko es un personaje que ha tenido poquísimo protagonismo a lo largo de los tomos a pesar de que parece que tiene una historia personal de lo más oscura que me gustaría que se desarrollase mucho más y me temo que en los dos tomos que me quedan por leer ya no va a dar tiempo... Necesitaría algo del estilo del Bonus Track de Kids on the Slope para ella.


Sin venir mucho a cuento, a Akira le da por empezar a salir con Fumi y diría que es de las decisiones más irreflexivas a este respecto que he leído en un manga de tinte romántico... porque Fumi encaja perfectamente en el rol de la típica amiga de la infancia que alberga sentimientos románticos (no mutuos) hacia la protagonista (estoy pensando, por ejemplo, en Ginta en Marmalade Boy) y no veo ningún sentimiento romántico palpable, y mucho menos sexual, en Akira hacia ella. Es más, a pesar de empezar a salir se siguen comportando la una con la otra como antes lo que me hace plantearme en que se diferencia su nueva relación de su amistad de largo recorrido. Es evidente que Fumi bebe los vientos por Akira pero ésta última se me antoja incluso más indiferente de lo que ya lo era Sugimoto y con unas meras ganas de experimentar "a ver qué pasa" después de haber comentado ya tantas veces que nunca se ha enamorado de nadie y que no le gusta nadie...


Las historias cortas a principio y/o final de tomo son una mezcla entre rizar el rizo y aprovechar para desarrollar nuevos romances entre alumnas de instituto saltando a otras épocas para no generar una falsa sobrerepresentación de la homosexualidad femenina en una clase de apenas treinta alumnas (la cifra me la invento pero vaya, me refiero a una única promoción). Son tan tan tan breves que no es que pueda decir que dé tiempo a que la autora desarrolle nada en profundidad (ni creo que sea éste su objetivo) pero algunas frases sueltas son para enmarcar, como la cita que he aprovechado para dar nombre a esta entrada, que creo que refleja muy bien el mensaje que quiere transmitir Takako Shimura con Flores Azules. Aunque os confieso que siempre me vuelvo loca buscando quién es quién dando por hecho que se trata siempre de personajes secundarios que ya han aparecido en la trama principal y a algunas de las chicas aún no las he ubicado...


A sólo dos tomos de su final, sigo sin haberme formado una opinión sólida sobre Flores Azules. De momento, sólo puedo deciros que tiene cosas que me gustan más (las pequeñas cosas que hacen que pueda empatizar con todos los personajes, que se haga mención explícita a la libido de una adolescente) y otras que menos (el cariz que está tomando la relación entre Fumi y Akira, la personalidad de Shinako) por lo que me cuesta posicionarme a favor o en contra de una recomendación formal... aunque estoy bastante convencida de que hará las delicias de aquellas personas que busquen una reflexión profunda pero a la vez natural sobre cómo se vive una orientación sexual no normativa en la adolescencia, tanto por la chica que la encarna como por las compañeras, amigas y familiares que la rodean.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Viajes exprés: Florencia

Los que me seguís en twitter ya sabréis que desde que empecé el doctorado he viajado bastante por trabajo para ir a congresos, cursos y así. En todos los viajes intento hacer un poquito de turismo, por poco que sea, para no quedarme con esa sensación de haber ido tan lejos para no ver nada y de todas esas mini escapadas quería empezar a hablaros en la entrada de hoy. No sé si sería mejor haber hecho una gran entrada donde hablase brevemente de todos pero al final he decidido continuar con mi naturaleza clasificadora creando una "nueva categoría de entrada". Que tenía en mente que tendría muy poco que decir de cada viaje por separado pero al empezar con el primero me he dado cuenta de que le he sacado más jugo del que esperaba (quién lo hubiese adivinado eh).

De verdad os digo que no tenía ángulo para hacer una foto mejor
El primero de estos viajes del que os quería hablar fue a Florencia, en abril de este año (que a mí me parece que haga una eternidad pero sólo han pasado 7 meses...), una ciudad en la que no había estado nunca antes así que iba con muchas ganas. Si os soy sincera, el congreso al que asistí me limitó muchísimo y apenas pude disfrutar de la ciudad. Por un mero tema de horarios, ya tuve que renunciar a muchos museos a los que me hubiese gustado ir porque se solapaban con los horarios del congreso. Además, como al fin y al cabo no era un viaje de vacaciones, tampoco estaba yo como para dejarme un dineral en ver monumentos con lo que me tuve que conformar con las opciones gratuitas que ofrece la ciudad.

Il duomo visto desde la Biblioteca delle Oblate
Firenze es una ciudad bastante pequeñita y muy turística, el casco antiguo es impresionante y acabamos pasando por la Piazza del Duomo todos los días a admirar (por fuera) la Cattedrale di Santa Maria del Fiore y el Battisterio di San Giovanni. La anécdota aquí es que aunque tenía en la cabeza la imagen de la famosa cúpula del Duomo, ¡no tenía ni idea de que la decoración de la catedral en sí es verde!

ñam (motivo #1 para querer volver a Firenze)
La suerte que tuvimos es que un chico fiorentino (benditos erasmus ajenos) nos hizo de guía por las tardes-noches al terminar el congreso y descubrimos algunos rincones muy bonitos. Nos llevó a ver la ciudad de noche desde el mirador que hay en la Piazzale Michelangelo (que menos mal que fuimos en coche porque la subida a pie tiene pinta de ser hermosa), a comer en un pequeño bar embutido/queso típico de la ciudad/región (y allí me enamoré del lardo que tiene que ser una de las cosas más poco sanas que te puedas meter en el cuerpo pero estaba de rico...), nos habló sobre el salvaje calcio fiorentino mientras paseábamos por la Piazza Santa Croce y admirábamos la fachada de la catedral, y nos descubrió la Biblioteca delle Oblate que, a parte de ser muy bonita en sí misma, ofrece unas vistas inigualables (y gratuitas por supuesto) del Duomo desde bien cerquita.

Vistas de Florencia desde Piazzale Michelangelo
La única escapada, breve, que me permití del congreso en horario de apertura de museos fue el Palazzo Davanzati porque era una visita rápida y barata pero que se convirtió en una triste decepción. Se trata de un antiguo palacio en el que han preservado bastante el interior de las estancias, el problema es que con la entrada normal sólo se puede acceder al patio inferior y al primer piso. Yo iba porque me habían dicho que había un mural muy bonito en una de las habitaciones pero para acceder había que ir con una visita guiada que se tenía que reservar online con no sé cuántos días de antelación así que me quedé con las ganas.

Esta es la mejor foto que tengo del sitio, imaginad
Lo gracioso es que el propio congreso al que fui tenía lugar en un recinto... histórico, por llamarlo de alguna forma. En realidad, las conferencias y simposios eran en el típico edificio de congresos estándar pero los pósters y la comida estaban en la Fortezza da Basso así que teníamos que entrar en dicha fortaleza cada día en uno u otro momento. Inesperado y original... como la numeración de las casas en Florencia (en realidad nos explicaron por qué no era correlativa, se ve que hay dos numeraciones independientes que cumplen funciones distintas pero ahora no me acuerdo...).


Y, por supuesto por supuestísimo, no podía volverme a España sin haber ido, al menos, a una tienda de cómics italiana... y fui a dos. A una fui específicamente porque en su catálogo online tenían un montón de packs de series manga completas a precio rebajado y había varias cosas que quería (y me ahorraba los gastos de envío) pero, una vez allí, al final no me animé con ninguna... pero como estuve tantísimo rato en la tienda me sentía culpable por no comprar nada (sin comentarios) y acabé decantándome por Moyashimon #1 porque es una serie que siempre me ha llamado mucho la atención (¡microorganismos que hablan! qué más puede pedirle una bióloga al manga) compra de la que por supuesto me arrepiento porque no sé italiano y no, no me parece un idioma fácil ni deducible (ahí están mis cinco tomos de Sukitte ii na yo pudriéndose desde hace años porque nadie me los quiere comprar y yo no me los voy a leer...) pero ahí queda el souvenir.


Y hasta aquí mi "mini" entrada sintetizando todo lo que hice en Florencia los cinco días que estuve allí. Me quedo con muchísimas ganas de volver y poder ver tanto Santa Maria del Fiore por dentro, subir al Duomo, ver la Galleria degli Uffizi, la Galleria dell'Accademia, entrar a los jardines de Boboli... vamos, un montón de cosas de las que espero poder hablar por aquí dentro de unos años.

domingo, 27 de noviembre de 2016

¿Quién es el 11º pasajero?

Los que me seguís en twitter puede que vierais (¡o participarais!) en una encuesta que hice hace unos días respecto a qué llevarme para leer en el AVE en mi último viaje a Madrid. No contenta con decir que os haría caso con vuestras sugerencias...


...solté la bravuconada de que haría reseña de la lectura elegida este mismo fin de semana...


Pues bien, yo solita me metí en el entuerto, yo solita tendré que salir de él. Aunque desde ya os digo que ni leí el tomo (íntegramente) en el AVE (al contrario de lo esperado, no me aislé así que apenas tuve tiempo de leer en el viaje) ni estoy muy segura de poder escribir algo decente en tan poco tiempo porque por muy tomo único que sea, es denso, denso, denso.


Los candidatos para entrar en la universidad estelar se enfrentan a la última prueba de acceso que es a la vez la más difícil pero la que mayor porcentaje de éxito tiene debido a las preselecciones previas. Los candidatos son agrupados de diez en diez para llevar a cabo este último examen. En el caso de los protagonistas, deberán trasladarse a una nave medio averiada y sobrevivir en ella durante 53 días. Sin embargo, una vez en ella se dan cuenta de que no son diez navegantes, ¡sino once! ¿Quién es el intruso y cuáles son sus planes? 

Por mucho que la sinopsis que os presento haga referencia, precisamente, a quién es en realidad ese 11º pasajero, la mayor parte del tomo la ocupa una segunda historia titulada Al horizonte del este, eternamente el oeste que tiene lugar tras lo acontecido en esta primera parte. Estas dos partes se diferencian tanto por su trama, protagonistas como género por lo que creo que merecen reseñas por separado. Por un lado, ¿Quién es el 11º pasajero? plantea una historia de intriga y misterio que bien podría estar guionizada por Agatha Christie si se hubiese animado con la ciencia ficción en sus tiempos. Hagio aprovecha para explorar el universo que ella misma ha creado, en un space opera en el que, además de la intriga por saber cuál será el siguiente obstáculo que encuentren los once en discordia, explora la psicología de los humanos (o alienígenas de hecho) ante el confinamiento y la incertidumbre. Está muy acertada sobre cómo determinadas situaciones pueden sacar lo peor de nosotros.


Aunque, en realidad, lo que más me ha gustado con diferencia de esta primera parte es la exploración que hace la mangaka de la identidad y la orientación sexuales gracias al maravilloso personaje que es Frol. Cuando pienso que esta obra se publicó en 1975 me da la sensación de que vamos hacia atrás en cuanto a la amplitud de miras. Moto Hagio estuvo tremendamente acertada mostrando cómo los prejuicios que hay hacia las mujeres condicionan la forma de tratarlas independientemente de sus capacidades y habilidades y lleva esto al extremo dotando de una profunda misoginia a uno de los personajes principales de la obra. No contenta con esto, también trata el amor como la mezcla entre sentimiento romántico y deseo pasional que es enfrentando ambas partes de forma directa (y con una resolución brillante).

En Al horizonte del este, eternamente al oeste vira hacia una trama de intrigas palaciegas y políticas que poco tiene que ver con el arco anterior y donde más he notado la influencia de Asimov. Aquí el rol de Tada y Frol se vuelve secundario y el protagonista pasa a ser Baseska que ya no me había caído muy bien en ¿Quién es el 11º pasajero? y que aquí me confirma que le falta un hervor. Ha sido en esta parte que, a pesar de su longitud, he notado más una aceleración que ya empezaba a percibirse al principio. Apenas se nos ha presentado la nueva situación que ya nos vemos inmersos en un complot que se desarrolla a marchas forzadas, con grandes dosis de dramatismo (demasiado y exagerado). El status quo cambia radicalmente de una página a la siguiente y eso hace que la lectura sea algo confusa a ratos. Fiel a sus principios, la mangaka introduce dos personajes femeninos en este arco que serán de lo más relevantes para el desarrollo de la trama y que se salen de los roles predefinidos que se suele asignar a las mujeres.


Después de la sorpresa al darse una cuenta de que ¿Quién es el 11º pasajero? no es más que la primera mitad escasa del tomo, sí que ya no me esperaba que a unas treinta páginas del final empezase la última parte real de esta obra consistiendo en una serie de mini capítulos humorísticos protagonizados por Frol (como no podía ser de otra manera) donde la autora explora un batiburrillo de ideas disparatadas que cabalgan entre la más pura comedia y la divagación metafísica. Tras el batacazo que, a mi parecer, sufre la trama en su segunda parte, estas historietas son como agua de mayo y confieso haberlas releído ya porque son hilarantes.

Aunque haya descuartizado un poco el tomo para su reseña, es evidente que hay ciertos elementos constantes a lo largo de este volumen único que son comunes a los dos arcos principales como son el dibujo, el humor o la precipitación de los actos. A riesgo de resultar repetitiva, os recuerdo que estoy hablando de una obra con más de 40 años a sus espaldas, caracterizada por lo tanto por un ritmo narrativo peculiar y un dramatismo pragmático (¿herencia de la post-guerra?) en que los continuos dilemas existenciales de los personajes se resuelven en dos viñetas y que, evidentemente, no se encuentran en el manga moderno (al que estoy acostumbrada). El dibujo... es especial. Abres el tomo y enseguida te das cuenta de que es distinto a los demás, que es un estilo que te transporta a otra época, con unas expresiones faciales de lo más exageradas, y unos diseños de personajes que oscilan entre la delgadez máxima y el marcado sobrepeso. Es un estilo de dibujo espléndido, con muchísima personalidad, los personajes destilan sentimientos por todos los poros del papel. Creo que esta obra ha envejecido increíblemente bien.


Dicho todo esto, ¿no os parece mentira que hayan tenido que pasar tantísimos años para que una editorial española le diese una oportunidad a Moto Hagio? Después de leer ¿Quién es el 11º pasajero? no dejo de pensar que fue una visionaria, una adelantada a su tiempo, integrando un género de novela predominantemente masculino como ha sido la ciencia ficción desde sus orígenes en una obra destinada a japonesas adolescentes del siglo pasado. Lo he estado pensando estos días y juraría que los únicos shôjo de ciencia ficción que había leído/conocía antes que este son Please save my Earth (súper recomendado por cierto; eso sí, suerte buscando los tomos de Mangaline) y Global Garden (que lo considero más fantasía que sci-fi pero bueno y en el que, curiosamente, también se aborda como parte central de la trama la identidad de género)... así que me reitero en que es una combinación de lo más inusual que, por cierto, funciona de maravilla.

Por supuesto, no voy a terminar la reseña sin alabar antes la edición cuyo perfeccionismo fue el culpable del retraso del tomo pero que creo que todos hemos agradecido ya que es sencillamente magnífica. ¿Quién es el 11º pasajero? es un tomo único de más de 300 páginas, con (muchas) páginas a color, la habitual traducción sin un error, un inesperado prólogo de Marc Bernabé y una nota de su traductora al final de todo acerca de la extensa biografía de Moto Hagio que permite entender cuáles han sido sus ambiciones y obsesiones desde que dibujó su primera viñeta.

Espero que, a estas alturas, os haya ya convencido de ir corriendo a la librería mañana mismo a comprar esta joya.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Sorano y Hara, entre el cielo y el suelo

Hacía tres meses que no escribía en el blog una reseña de un manga licenciado en España. Sólo Asumiko Nakamura y el equipo editorial de Tomodomo podían conseguir tal proeza... bueno, eso, y los ánimos que me habéis dado todos últimamente recordándome que sí leéis mi blog y que sí que os gusta lo que escribo... ¡¡muchas gracias!!

Foto robada del tumblr de Tomodomo porque es muy bonita
Tras la graduación de Sajo y Kusakabe, Hara tiene que aceptar su derrota amorosa y se va a ahogar las penas a un bar de ambiente que frecuentaba con asiduidad hace años. Allí se encapricha de un chico bastante joven que le recuerda a Sajo... pero cuando se da cuenta de que lo ha escogido sólo por eso, se avergüenza y vuelve a casa sin hacer nada. Lo que sí que no esperaba es que dicho chico resultase ser uno de sus nuevos alumnos de primero con tan sólo quince años.

Como siempre, el argumento que nos plantea Asumiko Nakamura es sencillo a más no poder. Se nutre de una estructura tipicona, donde toda la trama está conducida por una casualidad poco probable (más de una en realidad) y, además, es protagonista una relación entre alumno y profesor, que es uno de los clichés que más rabia me han dado siempre. ¿De verdad puede un señor de 37 años enamorarse de un chaval de 15? Y no lo digo por la diferencia de edad en sí sino porque Sorano no es más que un adolescente impulsivo y me cuesta albergar esperanzas por una relación entre ambos.


Pero es esa una reflexión que no se me ha ocurrido hasta haber terminado el tomo y haberme planteado la redacción de esta reseña porque, mientras lo leía, me absorbió de tal forma a base de situaciones cotidianas con las que cualquiera se puede identificar que todo me pareció de lo más natural y fluido. Cosas como quedarte dormido y enfadarte un montón y negarlo cuando alguien señala la evidencia. Que un personaje tremendamente inmaduro e irresponsable tenga que hacer acopio de toda su sensatez al enfrentarse a alguien que actúa de forma excesivamente imprudente. ¡Es que es real como la vida misma!

En línea con lo del tema profesor-alumno, quizá lo que más me ha desagradado del volumen es su última parte en que, sin venir a cuenta, introduce dos personajes nuevos que protagonizan un nudo de lo más anticlimático con apenas desarrollo que sólo sirve para alcanzar el desenlace de los verdaderos protagonistas. Me ha parecido forzado e innecesario...


Como siempre, la autora reflexiona sobre las dificultades que deben encarar los hombres homosexuales, en especial en una sociedad tan retrógrada como la japonesa. En este sentido, los distintos personajes que aparecen le sirven para explorar distintas dimensiones de este problema como la obsesión por pretender ser lo que no se es y formar una familia heteronormativa (con las evidentes consecuencias catastróficas), los conflictos con unos padres que no te aceptan, o la incapacidad por relacionarte de forma normal con una pareja del mismo sexo.

Excepcionalmente he decidido ilustrar esta entrada con fotos de mi tomo en lugar de con viñetas sacadas de scans en inglés porque quiero que seáis testigos de la traducción y adaptación sublimes que ha realizado Ana. Creo que nunca me voy a cansar de alabarla por su labor (bueno, a no ser que se canse y deje de hacer su trabajo con tanto mimo). Además, la edición es una absoluta preciosidad, con las primeras páginas a color y sus casi 300 páginas por sólo 9€. Soy consciente de que parece que me paguen por hacer esta reseña pero es que estoy encantada con esta editorial ♥


Si no os convencí en su momento de darle una oportunidad a En la misma clase (manga cuyos tomos reseñé uno por uno porque cada uno de ellos es una joya en sí mismo), espero haberos picado con Sorano y Hara (aunque, en realidad, considero que En la misma clase es superior, quizá debería echarle una relectura pronto... o quizá me espere a tener O.B. en mis manos, el tiempo dirá, de momento aguanto con el cameo que hacen ambos en este volumen). Y, sobre todo, no olvidéis quitarle la sobrecubierta al tomo... ¡pero cuando hayáis acabado de leerlo!

lunes, 14 de noviembre de 2016

Crónica salonera (III): Lunes 31

He aquí la tercera y última crónica de este XXII Salón del Manga de Barcelona. Puesto que el lunes fue día laborable (no, ¡no hice puente!) no podía ir al salón a primera hora pero sí salí algo (bastante) antes de trabajar para poder aprovechar la tarde y ver las exposiciones que tenía pendientes (de firmas iba ya servida aunque parezca mentira). Lo primero fue ir a comer macarrones a la boloñesa en una pizzería cerca del recinto, donde ya me esperaban Fran, Raúl, Nagore, Deirdre, Ashita y Manu.

Y, de ahí, para el salón, que quería pasar por fin por fin POR FIN por la zona de fanzines  a comprar algo. Sabrina agente espacial, como ya adelanté en la última crónica, agotado. Mocca Café, agotado también. Estuve pululando entre el stand de NEUH y el de Pussy Crazy un buen rato (que estaban casi al lado además) y en estas me encontré con Lewis que me confirmó que varios de los cómics que se llevaron al salón se agotaron en las primeras horas de salón el sábado. Sus títulos de estética más "manga" como Go! Nana volaron. Estando a lunes por la tarde me comentó que estaba muy satisfecho con las ventas y la verdad es que me alegré un montón, como parte (pequeñita) del colectivo que soy. De hecho, aunque mi colaboración hasta ahora ha sido más bien (muy) penosa, Lewis no me echó la bronca ni nada, al contrario: me animó a tomármelo con calma... se nota que le preocupa que un día de estos me brote y me tire por la ventana de verdad. Y bueno, tras rajar lo justo de indeseables y regalarnos un poco el humor negro, se fue a seguir atendiendo a su público en los múltiples stands en los que había material de NEUH.


Al fin me decidí por las compras del día. Por un lado, As long as I fall, de Noiry. Sí, es un fanzine BL +18 de Levi y Erwyn. Sí, es algo que siempre he criticado o, al menos, de lo que me he mantenido alejada... Pero me gustan demasiado tanto el arte como los guiones de Noiry y sé lo fan que es ella de Ataque a los Titanes así que sólo me faltaba ver lo bonita que es la edición que se ha marcado para caer de cuatro patas. Ya os contaré si reniego definitivamente de este tipo de fanzines cuyo motor es la obsesión de hacer gays a personajes que no lo son o si me acabo volviendo una fujoshi. La única pena es que no estaba allí Noiry para firmármelo... ya se lo llevaré a la próxima habiéndolo leído.


Como no tenían lo que hubiese comprado sin dudar, decidí no aprovechar para ahorrar y acabé comprándome las ediciones impresas de Hey Sister! #1 y Agnossiene, ambas de Jessica Mars, en el stand de NEUH. Además, Caryanna, que estaba atendiendo en ese momento, me convenció para comprarme su relato corto Sueños Rotos (que de hecho hace ya varios eventos que le tengo echado el ojo...) y me regaló cinco puntos de libro con sendos microrrelatos impresos en el reverso.


Después de someter a Fran a la tortura de estar tantísimo rato en la zona de fanzines, fuimos al fin a ver la exposición pendiente que más ganas teníamos de ver: Los orígenes del manga. Aunque me gustaron las piezas expuestas no acabé de entender la lógica intrínseca de la exposición, como ya me pasó el día anterior con la de literatura. La muestra comprendía (en este orden): una especie de arte secuencial primitivo, varios dibujos de Hokusai (incluyendo la famosa Gran Ola de Kanagawa en su colección de 36 vistas del Monte Fuji), ilustraciones de yokai (cuya incorporación a la exposición se había justificado en base a que Shigeru Mizuki fue uno de los precursores del manga moderno centrándose en estas figuras de la mitología y folklore japoneses) y algunas viñetas caricaturescas de finales del siglo XIX - principios del XX relacionadas con Japón. 


Y, cuando pensaba que el salón ya había terminado para mí, va y encontramos un stand comercial dónde vendían tomos rebajados. Después de darle muchas vueltas (tengo demasiados títulos a medio completar) terminé por comprarme los tomos #21 al #24 de Pandora Hearts por 25€ los cuatro (está muy bien porque los últimos tomos cuestan 8,50€, ya que son más gruesos de lo normal; ¡sobretodo porque el último venía con el cofre!).


Y acabé cayendo también en el stand de Ponent Mon comprándome un poco a lo loco Emanon Vagabunda (el primero no lo tenían), En este rincón del mundo (aunque un pajarito me ha dicho que la traducción no es para tirar cohetes precisamente) y Un zoo en invierno (aprovechando que me gusta más la portada de la reedición y que Fran me lo lleva recomendando desde tiempos inmemoriales). Como veis, aquí aniquilé toda mi contención consumista de un plumazo. 


A estas alturas del salón, las redes sociales ya se habían hecho eco de la novedad de esta edición: la clausura de stands por parte de la organización, tanto de la zona comercial como uno de fanzines, por plagio y piratería. Especialmente sangrante me parece el caso de Xiomi en que la autora que había dibujado la ilustración original fue a pedirles, en persona, que retiraran de la venta las imágenes plagiadas... y no le hicieron caso, más bien al contrario, parece ser que se ofendieron ante la acusación alegando que se trataba de un homenaje y que la autora debería estar orgullosa... así que ésta trasladó su queja a Ficomic que intentó, por segunda vez, disuadir a los integrantes de dicho stand pero, ante la negativa, tomaron medidas drásticas y los echaron a la calle. Me parece magnífico la verdad.


Y no, no me quedé a la happy hour esta vez (que se hace el último día de salón, que este año no fui). Siento defraudaros porque sé que os gustan mis batallitas de muerta de hambre pero he decidido que empiezo a estar mayor para pasarme mínimo una hora de pie apretujada contra el stand para ahorrarme máximo veinte euros... Quizá el año que viene me lo replanteo, que el salón volverá a caer de jueves a domingo y puede que me dé menos pereza. De todas formas, como había adelantado en la crónica anterior y como podéis ver en la foto, ya me hice con una buena tanda de tomos de Norma (que, además, no creo que estuvieran expuestos en el stand): ni más ni menos que con los veintiún primeros tomos de Nura, el señor de los yokai, que le compré de segunda mano a Nagore. Hacía un año exacto que me hacía especial tilín el título a raíz del XXI Salón del Manga y una charla sobre yokai de Daruma a la que asistí. Estos días he estado leyendo los tomos (¡voy por el #14 ya!) y la verdad es que estoy encantada con la compra y su lectura, ¡espero poder escribir alguna reseña pronto! Y hasta aquí las crónicas del salón, quizá me anime a volver a hacer entradas de compras... cuando vuelva a comprar algo que ahora toca portarse un poco bien y ahorrar un poquitín por un tiempo. ¡Muchas gracias por leer!

domingo, 6 de noviembre de 2016

Crónica salonera (II): Domingo 30

Aún de resaca post-viajera, el domingo decidí ir al salón después de comer tranquilamente en casa con lo que llegué a las cuatro de la tarde. Como ya adelanté en la última entrada, este salón he reducido considerablemente las horas pasadas en la Fira. A pesar de esto, seguí más o menos la actualidad salonera vía redes sociales por la mañana e iba hacia Barcelona con ciertas reservas en vista del colapso (la foto que ha puesto Filigrana en su blog es bastante más impactante que la mía) que hubo para acceder al Palacio 2 (en el que están tanto los expositores como las salas de actos). Me encontré con Fran a la entrada del recinto y pasamos la cola sin problemas gracias a la acreditación (bendita prensa).

Cola para entrar en el Palacio 2 (stands comerciales)
Mi gran objetivo del día era asistir a la presentación de novedades de Tomodomo (que sí, que es absurdo porque lo podría haber seguido vía streaming gracias a Mision Tokyo pero me hacía ilusión) a las cinco de la tarde así que teníamos una horita para darnos una vuelta para seguir viendo el salón a parches. ¿Y a dónde fuimos? ¡A Tomodomo! Por fin me compré tanto Sorano y Hara (♥) como ¿Quién es el 11º pasajero? (♥♥) como los tomos #3 y #5 de Shonen Note (no había sido capaz de encontrar el #3 decente en ninguna tienda por aquí y tampoco me corría prisa).


Aproveché también para hablar un ratito con Hanaoka que me obsequió con un nuevo extra de José y el encargado (es superior a ella, no importa el trabajo que tenga, al final no puede resistirse a seguir dando vida a esta pareja tan encantadora). Además, me dijo que no se olvida de Correr es de cobardes, que es todo lo que necesito saber para estar contenta.


Y, como aún faltaba un rato para la presentación, pues vimos algunos stands aleatorios que había por esa zona del pabellón. Muchos peluches de gatos, llamas, hamsters, pokemons... y figuras cuquis de One Piece versión peques (me las hubiese llevado todas a casa si tuviera espacio y dinero).

Y por fin llegaron las cinco de la tarde, cogimos buen sitio en la sala de actos y esperamos a que comenzase la presentación de Tomodomo. Debido al overbooking de tomos por sacar y al reducido personal de la editorial, ya anunciaron desde el principio que "sólo" revelarían dos licencias. Como es una editorial imprevisible, no esperaba conocer los nuevos títulos pero menudo sorpresón cuando anunciaron nada más y nada menos que:

  • Su licencia "OBvia" (muchas risas aquí): O.B. u Occupation to Beloved, la secuela de En la misma clase, de Asumiko Nakamura, que esperaba (y espero) como si no hubiese mañana (me dio tal abstinencia al terminar el tercer tomo que lo primero que hice fue buscar scans de esta... qué GANAS de tener la secuela en mis manos).
  • Y la que para mí ha sido LA licencia del salón, precedida por la siguiente pista «La historia de una niña destinada a ser la bruja más poderosa del universo», es decir: Ran to Haiiro no Sekai, de Aki Irie, un manga que estuve a punto a puntísimo de comprarme en francés, ¡suerte que tuve paciencia! (y poco dinero). Se trata de un seinen publicado en la misma revista que Bride Stories (por si esto os dice algo, que debería).
Después de estos anuncios que se llevaron mis más sinceros aplausos (con la de Ran me quedé sola... pensé que la conocería más gente) vino la rica ronda de preguntas en la que se comentaron varias cosas interesantes. Como quizá ya sepáis, Tomodomo ha recibido muchos palos de parte de los lectores por sus periodicidades aperiódicas y por la muy limitada cantidad de lanzamientos al mes. Respecto a este tema, dejaron muy claro que Tomodomo es y será una editorial pequeña, con una plantilla limitada que no va a crecer, lo que permite a las editoras libertad para licenciar lo que quieran sin miedo a tener que dejar de pagar un local o un sueldo. Las integrantes de la editorial trabajan cada una desde su casa, tienen una sola traductora que se encarga de todo el catálogo de la editorial (y a la que adoramos). Su objetivo siempre ha sido abrir el mercado trayendo a España autores inéditos aunque se trate de apuestas arriesgadas.

Todas "retransmitiendo" la presentación vía twitter
Respecto a posibles nuevos títulos, reiteraron que no tienen intención ni de traer obras muy largas (Kuragehime), ni de Shueisha (Kakukaku Shikajika), ni de autores de los que ellas u otras editoriales ya hayan traído algún manga. La única excepción a esa regla ha sido Asumiko Nakamura por la sencilla razón de que tanto En la misma clase como Sorano y Hara como O.B. son obras continuistas con los mismos personajes. En cualquier caso, no hay que temer con esto porque MW ya ha tomado el relevo con dicha mangaka y parece que pronto anunciara algo jugoso (!). Les preguntaron también si había algún título que hubiese vendido menos de lo esperado y nos hicieron reír una vez más confesando que había sido más bien al revés, que a cada nueva licencia son de lo más pesimistas pensando que nadie lo va a comprar y siempre acaban sorprendidas de la buena acogida en el mercado.

Recién comprados
Para la satisfacción de las editoras y los asistentes, la presentación se alargó hasta las 18h, hora en la que yo tenía que ir al stand de Norma a recoger el número para la firma de Skizocrilian Studio (que comenzaban a las 18:30h). Puede que fuera este el primer momento del salón en que estaba sola sin nadie cerca para hacerme de pepito grillo... y pasó lo que tenía que pasar, que me cogí número también para Isabel Terol y acabé comprándome allí mismo el tercer y último tomo de A través del Khamsin (como estaba previsto) pero también el tomo único ganador del concurso manga de Norma de hace dos años Delete (a pesar de que me lo habían desaconsejado varios amigos que ya lo habían leído...).


Compartí cola con Nagore (también quería su firma en Delete) y Fran y, milagrosamente, no hubo ningún altercado. Hasta en esto el salón de este año ha sido distinto (para mí, que problemas con las colas sí ha habido con otros autores). Como, evidentemente, no había leído todavía Delete, hojeé el tomo tratando de no spoilearme in situ y le pedí un personaje cuyo diseño me llamó la atención... ¡a ver qué tal me cae cuando lo lea! Isaky fue muy amable mientras me firmaba, dándome tema de conversación y mostrándose muy agradecida con los lectores... un encanto de persona vaya ♥


Marta y Misha habían decidido dividirse el trabajo y, por primera vez desde que asisto a una de sus sesiones, "sólo" uno de los dos firmaba un mismo tomo. A mí me tocó Misha que me dibujó una Ryuki monísima, es una pasada lo que ha evolucionado su dibujo desde que los conocí como tándem creativo. Les intenté sonsacar si tenían pensado sacar algo nuevo ahora que ha terminado A través del Khamsin pero parece que después de estar tantos años sin parar, prefieren tomarse un descanso...


Y bueno, como para cuando tuve las firmas aún era pronto, nos fuimos Fran y yo a ver algunas de las exposiciones del salón empezando por la que teníamos más a mano: Yôkai, Kaijû, Mecha, que rebautizo a «las tallas de lenguas». Estuvimos nuestro buen rato admirando las distintas obras, muy curiosas en su composición (no sé si se aprecia en las fotos pero no se trata ni de pintura ni de escultura, son relieves). Como siempre, además de disfrutar de las imágenes en sí, disfruté leyendo los cartelitos, con información detallada sobre cada tipo de yokai... y descubrí que la mayoría tenían aficiones linguales perturbadoras. Si os llama la atención esta exposición y no pudisteis asistir al salón, os animo a visitar las crónicas de Belit donde ha subido un montón de fotos de dicha exposición.


Para terminar el día subimos a la segunda planta del Palacio, donde se aloja el espacio El espíritu de Japón con un montón de exposiciones individuales que indagan sobre distintos aspectos de la cultura japonesa como su historia, vestimenta y distintas artes como la cerámica, el sumi-e o los bonsai. A mí la exposición que más me atraía era la de literatura japonesa. Aunque la idea me pareció buenísima desde el principio, no acabé muy convencida con la puesta en escena. Se trataba de una mezcla entre obras manga que adaptan directamente light novels, las de clásicos de La otra h, algunos títulos con referencias más o menos evidentes a personajes literarios (Genji, Musashi Miyamoto) y un anime que no conocía pero que ahora tengo bastantes ganas de ver.


A eso de las ocho de la tarde decidí marcharme pero eso no quita que quiera comentar un par de cosas de las que no fui testigo. La primera, la presentación de novedades de Fandogamia en la que creo que sorprendieron a todo el mundo licenciando el tomo único shôjo Amakute Zurui Wana no Naka de Mai Andou. Y, siguiendo también con su línea europea, publicarán Hello Fucktopia, de Souillon, en tan solo unas semanas.

La segunda, la entrega de los premios del salón. A destacar orange que ha ganado en la categoría de mejor shôjo (no me extraña nada, se lo merece por mucho que su demografía sea dudosa), Buenas noches Punpun en la categoría de seinen (estaba cantadísimo, por mucho que haya gente crítica con esta obra, es indudable que a todos nos remueve algo) y Abogada Soltera: Sin contratos y a lo loco como mejor fanzine (y yo encantada porque estoy de acuerdo). ¿Incidencias? Bueno, el premio a mejor """manga de autor español""" se lo llevó la parodia Dragon Fall y uno de sus autores, Nacho Fernández, que estaba en el salón, no se enteró hasta un buen rato después...


Aunque en favor de Ficomic hay que reconocer que luego se enmendaron permitiéndole hacerse la foto "recogiendo" el premio después de que cerrara el salón el martes:

Espero que se lo apunten para próximas ediciones que, ya que ganas un premio, ¡qué mínimo que poder estar ahí cuando todo el mundo te aplaude!

Y hasta aquí mi segundo día de salón. Quizá alguien se pregunte ¿y no fuiste a la zona de fanzines el domingo tampoco? Pues no, no fui... porque me enteré de que el fanzine que más ganas tenía de comprar (Sabrina, agente espacial) se agotó el sábado y, por segundo día consecutivo ya tenía que cargar con muchas cosas (las compras en Tomodomo más once tomos de un manga que hacía meses que quería y que le compré a Belit de segunda mano... en dos tandas, ¡en la próxima crónica sabréis cuál es! aunque en realidad ya lo puse en twitter) así que pensé que ya daba lo mismo comprarlos el domingo o el lunes. ¡En cuanto pueda escribo la crónica del tercer (y último para mí) día de salón! Muchas gracias por leer y comentar mis crónicas ^_^