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domingo, 20 de noviembre de 2016

Sorano y Hara, entre el cielo y el suelo

Hacía tres meses que no escribía en el blog una reseña de un manga licenciado en España. Sólo Asumiko Nakamura y el equipo editorial de Tomodomo podían conseguir tal proeza... bueno, eso, y los ánimos que me habéis dado todos últimamente recordándome que sí leéis mi blog y que sí que os gusta lo que escribo... ¡¡muchas gracias!!

Foto robada del tumblr de Tomodomo porque es muy bonita
Tras la graduación de Sajo y Kusakabe, Hara tiene que aceptar su derrota amorosa y se va a ahogar las penas a un bar de ambiente que frecuentaba con asiduidad hace años. Allí se encapricha de un chico bastante joven que le recuerda a Sajo... pero cuando se da cuenta de que lo ha escogido sólo por eso, se avergüenza y vuelve a casa sin hacer nada. Lo que sí que no esperaba es que dicho chico resultase ser uno de sus nuevos alumnos de primero con tan sólo quince años.

Como siempre, el argumento que nos plantea Asumiko Nakamura es sencillo a más no poder. Se nutre de una estructura tipicona, donde toda la trama está conducida por una casualidad poco probable (más de una en realidad) y, además, es protagonista una relación entre alumno y profesor, que es uno de los clichés que más rabia me han dado siempre. ¿De verdad puede un señor de 37 años enamorarse de un chaval de 15? Y no lo digo por la diferencia de edad en sí sino porque Sorano no es más que un adolescente impulsivo y me cuesta albergar esperanzas por una relación entre ambos.


Pero es esa una reflexión que no se me ha ocurrido hasta haber terminado el tomo y haberme planteado la redacción de esta reseña porque, mientras lo leía, me absorbió de tal forma a base de situaciones cotidianas con las que cualquiera se puede identificar que todo me pareció de lo más natural y fluido. Cosas como quedarte dormido y enfadarte un montón y negarlo cuando alguien señala la evidencia. Que un personaje tremendamente inmaduro e irresponsable tenga que hacer acopio de toda su sensatez al enfrentarse a alguien que actúa de forma excesivamente imprudente. ¡Es que es real como la vida misma!

En línea con lo del tema profesor-alumno, quizá lo que más me ha desagradado del volumen es su última parte en que, sin venir a cuenta, introduce dos personajes nuevos que protagonizan un nudo de lo más anticlimático con apenas desarrollo que sólo sirve para alcanzar el desenlace de los verdaderos protagonistas. Me ha parecido forzado e innecesario...


Como siempre, la autora reflexiona sobre las dificultades que deben encarar los hombres homosexuales, en especial en una sociedad tan retrógrada como la japonesa. En este sentido, los distintos personajes que aparecen le sirven para explorar distintas dimensiones de este problema como la obsesión por pretender ser lo que no se es y formar una familia heteronormativa (con las evidentes consecuencias catastróficas), los conflictos con unos padres que no te aceptan, o la incapacidad por relacionarte de forma normal con una pareja del mismo sexo.

Excepcionalmente he decidido ilustrar esta entrada con fotos de mi tomo en lugar de con viñetas sacadas de scans en inglés porque quiero que seáis testigos de la traducción y adaptación sublimes que ha realizado Ana. Creo que nunca me voy a cansar de alabarla por su labor (bueno, a no ser que se canse y deje de hacer su trabajo con tanto mimo). Además, la edición es una absoluta preciosidad, con las primeras páginas a color y sus casi 300 páginas por sólo 9€. Soy consciente de que parece que me paguen por hacer esta reseña pero es que estoy encantada con esta editorial ♥


Si no os convencí en su momento de darle una oportunidad a En la misma clase (manga cuyos tomos reseñé uno por uno porque cada uno de ellos es una joya en sí mismo), espero haberos picado con Sorano y Hara (aunque, en realidad, considero que En la misma clase es superior, quizá debería echarle una relectura pronto... o quizá me espere a tener O.B. en mis manos, el tiempo dirá, de momento aguanto con el cameo que hacen ambos en este volumen). Y, sobre todo, no olvidéis quitarle la sobrecubierta al tomo... ¡pero cuando hayáis acabado de leerlo!

2 comentarios:

  1. Sí, a mí también me pasó, que hasta que no se comentó lo de la diferencia de edad ni siquiera me lo había planteado. Me ha recordado a Emmanuel Macron. Este hombre es un ex-ministro de economía francés que se casó con su ex-profesora y parece que ya se enamoraron en el instituto. Me pregunto a que se debe la cantidad de mangas que hay donde un alumno se enamora de un profesor o profesora. A mí no me molesta, depende de como se explica.

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    1. Anda, pues no tenía ni idea de esto que comentas de Macron... Yo imagino que si es un cliché tan utilizado lo será porque es popular entre el público... por mucho que a mí me indigne la idea ^^u

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