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domingo, 21 de junio de 2015

El Héroe

Hércules. Heracles. Héroe. Y me compré este cómic sin tener ni idea de qué iba, convencida de que me enfrentaría a uno de los héroes venidos a menos que tanto le gusta retratar a David Rubín y, aunque no me equivocaba (del todo), ¡nunca se me habría pasado por la cabeza que fuese una adaptación de la mitología grecorromana! Lo que, por cierto, ha sido una de las sorpresas más gratas que me he llevado con una lectura a ciegas.


A Euristeo y Heracles les une el destino. La suerte decidió que el primero en nacer gobernaría sobre el otro y así fue como Euristeo se convirtió en un rey déspota mientras que Heracles surgió como EL héroe. Aunque no hacía falta ninguna intervención divina para colmar de desgracia y miseria al desafortunado bastardo, Hera no podía asumir la desdicha y la vergüenza en las que la sumió Zeus... y así es como darán comienzo las doce pruebas.

Creo que El Héroe es un cómic que pueden disfrutar mucho y de formas muy distintas todo tipo de públicos: desde verdaderos amantes del cómic americano que asisten a una reinvención de su género predilecto, hasta amantes de la mitología grecorromana que no han abierto un tebeo en su vida, pasando por lectores menos especializados, como yo, que nos contentamos con aprender y esperar expectantes a ver cómo se desarrolla la historia. Irónicamente, a quien no se lo puedo recomendar es precisamente a los niños para los que se destinaron originalmente los cómics clásicos de superhéroes, porque la crueldad, violencia y sexo explícitos convierten El Héroe en una lectura adulta.


Hay centenares de cómics que adaptan otras historias, tanto basadas en hechos reales como en otras ficciones. Estoy casi segura de que debe de haber al menos otro cómic sobre la vida y milagros de Heracles pero dudo que haya ninguno tan brillante como este. David Rubín supo hacer suya la historia y no resulta ni arrogante ni descarado al tomarse ciertas licencias con una historia tan antigua y tantas veces versionada como esta.

Para los que no estéis familiarizados con el tema, la mitología grecorromana suele ser desproporcionadamente cruel. Y David Rubín no ha querido suavizar ni un poquito ese sadismo; al contrario, se ensaña con viñetas violentas y brutales que me revolvieron el estómago durante la lectura íntegra de los dos volúmenes, sobre todo del segundo. Me atrevo a aventurar que el bagaje del autor en el mundo del cómic ha potenciado un encarnizamiento que va más allá incluso de los mitos originales, puesto que el placer morboso de torturar a los propios personajes resulta frecuente en escritores de todos los géneros.


El principal hilo conductor de la historia son las doce pruebas que Euristeo debe imponer a Heracles a fin de que encuentre su muerte y Hera se dé por satisfecha. Pero, por supuesto, no es tan fácil acabar con el hijo de Zeus y, como todos sabemos, Heracles saldrá exitoso de todas ellas. En ese sentido, me sorprende no haber comparado nunca antes a los héroes clásicos con los "súper" héroes modernos, cuando lo comparten todo excepto el medio. Es por eso que el cómic me parece una herramienta inmejorable para volver a contar esta historia y acercarla al público general.

El autor traslada todos los elementos propios de la mitología a un entorno futuro, creando un ambiente de lo más anacrónico. Los monstruos a los que debe enfrentarse Heracles se convierten en cíborgs, las divinidades utilizan la tecnología para llevar a cabo sus milagrosos actos, tanto Heracles como Euristeo juegan desde pequeños con muñecos de Superman y otros superhéroes propios del cómic americano. No hay más que ver el atuendo de Heracles, que emula al traje del tan renombrado héroe en el mundo de los tebeos.


Rubín nos muestra primero un Heracles joven y bondadoso, que no le da muchas vueltas a las consecuencias de su obediencia ciega, ya que así lo decretó la suerte. Pero pronto empieza a ser más inconformista, rebelándose contra el yugo de su monarca e ingeniándoselas para desafiarle sin contradecirle directamente. Sin embargo, con el paso del tiempo no solo se acumulan los años sino también el rencor y la amargura que, una vez más, nos llevarán a uno de los temas principales desarrollados por el autor: la caída de los héroes; cuya reiteración, por cierto, no me cansa, más bien al contrario, me parece un tema de lo más interesante. Máxime cuando esta desazón no puede impedir las grandes hazañas de Heracles, al que siempre le mueve el amor por los demás revelando su naturaleza ineludible como héroe.

Además, ambos volúmenes rebosan de guiños y referencias a nuestra sociedad actual, con una representación hilarante de la acogida que tendría un héroe como Heracles hoy en día. Famoso, imagen favorita para promocionar todo tipo de productos de moda y belleza, con numerosas groupies, portada en todos los periódicos y centro de todos los programas del corazón. No conozco el mercado del cómic americano por lo que estoy segura de haberme perdido muchas referencias pero no se me escapan las más evidentes, como a Snoopy o una viñeta perfecta donde se nos revela la apariencia del temible cancerbero. Desde el mismísimo principio, El Héroe no deja de evocar la pasión que siente su autor por los tebeos, tanto americanos como europeos como japoneses. También a los videojuegos.


El arte es tan brutal como el guión, con ese trazo grueso y negro tan característico de Rubín. Las salpicaduras de sangre que te ponen la piel de gallina, las salvajes escenas de lucha, una representación gráfica y sin tabúes del sexo, ningún complejo ni censura respecto a la desnudez, una composición de viñetas funcional y dinámica que se adapta a las necesidades del guión y que hace que la lectura fluya, y un rescate de las onomatopeyas como elemento esencial integrado en el cómic.

Si el trazo de Rubín ya me encandiló con las aventuras de Aurora West, ahora me doy cuenta de que no era nada en comparación con lo que ya había logrado este autor con anterioridad y, por mucho que siempre se espera y se da por hecho que escritores y artistas evolucionen y mejoren con el paso de los años, me cuesta imaginar una obra más redonda que este Héroe de Rubín. Ojalá me equivoque.

2 comentarios:

  1. Lo estoy terminando de leer ahora y suscribo tus palabras, es una pasada.

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    1. Me alegra coincidir ^^ Eso sí, se me sigue revolviendo el estómago cuando recuerdo ciertas escenas... no sé si eso es bueno o malo =')

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