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lunes, 9 de junio de 2014

Compota de Manatí #1

Se abre la veda de reseñas de fanzines (si no era suficientemente malo tener decenas de libros en casa sin leer y unos cuantos centenares de cómics sin abrir... solo me faltaba tener una montaña de fanzines pendientes). El elegido ha sido Compota de Manatí porque era relativamente corto, tenía muy buena pinta y contaba con historietas tanto de Luis como de Xulia.


Y el gran descubrimiento esta vez ha sido Yago García, autor de tres de las historias que conforman este número, entre ellas la primera, Toy Store, en la que nos presenta a un chaval un poco hijo de puta con ganas de amargarle el cumpleaños a un compañero; incluye perros sin ano y juguetes retirados de la circulación tras haberse usado de forma repetida como arma blanca. Después de una historia tremendamente grotesca e hilarante que me hizo comprender por qué Luis se refirió a Yago como "uno de los grandes", me quitó el hipo con Luz Cuadrada, que batalla arduamente con Fruit & Flesh para convertirse en mi historia favorita del fanzine. En tan solo cuatro páginas, Yago consigue dar un giro argumental magistral del que nada os puedo contar si quiero que os compréis el fanzine. Me parece una idea bri-llan-te tamizada con lo que llamaría humor negro si no fuera porque aún no os he hablado de Fruit & Flesh donde el autor se tira a la piscina con una arquitectura de viñetas muy poco convencional que junto a un siempre cambiante estilo gráfico de historia a historia, demuestra la genialidad de Yago, dispuesto a hacer desfilar todos sus recursos argumentales y visuales en las míseras once páginas que llevan su firma en todo el fanzine. Me quito el sombrero ante este esperpento que linda con el más monstruoso mal gusto y el ingenio más absoluto. Ni una viñeta, ni una palabra sobra en sus historias aunque eso sí, es muy probable que os revuelva el estómago con un humor negro que llega a ser escatológico.


Con un inicio como este, lo cierto es que ningún autor consigue igualar el nivel pero eso no significa que no haya varias historias que valgan mucho la pena. Como el humor desbordante de Rooster, que nos ofrece una breve entrevista con Manatí González a modo de introducción, un par de páginas para su sección Entropía y dos historias cortas. En Ejemplar de Muestra nos da la bienvenida con un catálogo de lo más particular, una protagonista poco usual y un final macabro que encajan a la perfección con ese cariz tan surrealista que caracteriza esta compota de manatí. Por otra parte, Mi bebé con canas se desmarca del resto de historias por una narración que oscila de personaje en personaje a cada nueva página, así el autor nos puede presentar una situación excesivamente bizarra desde tres puntos de vista con mucha atención a los detalles.


Tras Yago y Rooster le toca el turno a Yupiyeyo (María Álvarez) que cuenta con tres historias en este número. La primera de ellas, Doctor, todo empezó..., es mi favorita con sus detalles espeluznantes, su protagonista ligeramente maníaca y un dibujo esquemático pero a la vez personal y expresivo que creo que le pega mucho a esta historia. Le sigue De otra galaxia, una historia en la que creo que baja el listón con una trama muy simple que quizá pierde originalidad rodeada de tantas bizarradas. Por último, recupera mi interés con Noqueado donde conoceréis a una curiosa pareja. En estas dos últimas historias el dibujo pierde algo de personalidad y los fondos están menos trabajados.


Jorge Peral presenta, a su vez, otra triada de historias encabezada por Hogar, dulce hogar en que una rana deberá superar un ardua prueba si aspira a que le concedan una hipoteca... de nuevo una historia hilarante y cargada de humor negro. En El códice un joven deberá pasar una serie de pruebas (aunque parezca redundante no tiene que ver con la anterior historia) para conseguir el poder; con inesperadas consecuencias. Finalmente, en Plantado nos trasladamos a un planeta remoto donde un alienígena necesita ayuda con su nave. En línea con el resto del fanzine, las historias de Jorge se caracterizan por el humor y las situaciones absurdas. Esta vez, con un estilo más cartoon.


Finalmente, me paso a los autores con una sola historia en este volumen y empiezo de nuevo por mi favorita: Sin título porque a Luis no se le ocurrió ninguno. En realidad este cómic ya lo había leído porque lo subió Luis en alguna parte antes pero no por eso lo he disfrutado menos con la relectura. Que haya gatitos siempre es un plus pero ese tratamiento propagandístico de las minas te pone los pelos de punta. Espléndida ejecución.


Le sigue de cerca Xulia con una historia que me ha sorprendido por el tremendo cambio de registro respecto a sus cómics anteriores, mucho más... poéticos. En Negocios carnívoros Xulia se adapta a la apariencia oscura, sádica y humorística del fanzine con unos personajes antropomórficos muy logrados con los que demuestra que es capaz de usar los lápices para ilustrar cualquier cosa que se proponga.


Por último, la que para mí ha sido la piedra en el zapato de este número es Brújula y mapa, de Miguel Robledo en que parece que el autor ha reunido los conceptos que se le asignaron sin ton ni son. El dibujo me parece algo rígido, hay una ausencia casi total de fondos y, si hay algún argumento, yo no consigo entenderlo.


Para cerrar este número 1 de Compota de Manatí hay un par de páginas de sucesos y anuncios por palabras como si de un periódico se trata. Noticias desternillantes sobre peleas de bebés, referencias a las historietas de este o el anterior número del Compota y anuncios de lo más absurdos y originales. Por si no te habías reído suficiente ya a lo largo de todo el fanzine.


A pesar de tratarse del volumen #1, se trata de la segunda entrega de esta particular compota. El primer número o volumen #0 se puede descargar gratuitamente (¡pagando con un tweet!) desde el blog del fanzine. Yo, como soy de hacer las cosas al revés, he leído el segundo tomo antes que el primero pero ya lo tengo en el portátil para la próxima vez que quiera echar una carcajada macabra. En resumen, un fanzine MUY recomendable que compré totalmente a ciegas (o sea, porque participaban Luis y Xulia) y que ha resultado todo un descubrimiento.

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