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viernes, 24 de junio de 2016

Prophecy

Yo fui una de esas pocas personas que sabía de la existencia de Prophecy antes de que Planeta anunciase su flamante licencia. ¿Cómo? Su publicación en el mercado estadounidense coincidió con una época en que me daba por chequear los últimos lanzamientos de Vertical (tras grandes aciertos como Utsubora, uno de esos títulos que adquirí en inglés antes de que MW existiese siquiera, o In Clothes Called Fat) en bookdepository. De hecho, me planteé seriamente comprar este manga en inglés, sólo eran tres tomos... pero no me corría prisa y llegó el anuncio de su licencia en España. Esto me hizo entrar en mi clásico dilema entre gastarme el dineral que cuesta ahora hacerte con una edición USA de un manga o sucumbir al monstruo planetario hacia el que tanto odio profesaba (con tanto shôjo prometido para 2017 podría decirse que les he dado tregua). Y, finalmente, un año después os traigo mis opiniones sobre la lectura de su edición española.


Shinbunshi, o el hombre del periódico, ha comunicado su nueva profecía: darle su merecido a una empresa alimentaria que provocó una intoxicación masiva pero que salió ilesa del incidente debido a un vacío legal. No es ni la primera ni la última profecía de este cariz que sube Shinbunshi a la red y los internautas aguardan con expectación si cumplirá con lo prometido. Debido a la popularidad de este terrorista, el caso rápidamente se deriva al grupo de ciberdelincuencia de la policía metropolitana, liderado por la joven inspectora Yoshino que no acierta a comprender los motivos por los que los criminales atentan contra la ley.

Como quizá hayáis percibido en la sinopsis, por mucho que se trate de un manga de delitos informáticos que emulan el modus operandi de grupos terroristas, no puede decirse que Shinbunshi encaje realmente en ese perfil. En lugar de atacar a los causantes primeros de los problemas que azotan a la sociedad, se centra en los propios ciudadanos, aquellos que valiéndose de las redes y de la impunidad que ofrece el anonimato se dedican a predicar sus mensajes llenos de odio sabiéndose seguros en sus casas. Se recrea así el protagonista en un sentimiento de venganza casi pueril, y penaliza a inconscientes bravucones que no han hecho nada malo, yendo a por los perros ladradores en lugar de a por los mordedores. Es precisamente por este patrón que ni la policía, ni los seguidores ni el propio lector, comprenden cuál es el verdadero propósito del hombre del periódico hasta el final. 


En cuanto al desarrollo de la trama, ya he visto por ahí alguna comparación con Death Note. No porque aparezcan shinigamis ni otros seres sobrenaturales sino por la naturaleza del conflicto entre criminal que cree que su causa es la correcta aunque deba sumergirse en la ilegalidad para defenderla y policía brillante que le va a la zaga. Sí que es cierto que todo el peso de la trama recae en la batalla intelectual entre Shinbunshi y la inspectora Yoshino pero diría que la complejidad de sus estrategias no le llega ni a la suela del zapato a la que orquestó en su momento Tsugumi Ohba. De hecho, me parece que tiene demasiadas lagunas (algunas de las cuales comenta la propia Yoshino en el último tomo lo que no sé si calificar de acierto atrevido o más bien de un irreflexivo acto de tirarse piedras sobre el propio tejado). Evidentemente, la longitud de la obra (tres tomos) es un aviso muy explícito de que, en algún momento, la trama se va a suceder a un ritmo vertiginoso y, como era de esperar, ese momento es el final, en el que la trama se precipita a una conclusión forzada algo decepcionante aunque con un desenlace cerrado que no admite interpretaciones libres, lo cual se agradece.

En lo que respecta a los personajes, me parecen el aspecto menos trabajado de la obra, tirando en todo momento de clichés y de diseños que permitan gags humorísticos que no me han hecho ninguna gracia. Hay un único personaje femenino en toda la obra, una especie de súper mujer que, de alguna forma, se las ha apañado para ser inspectora de la policía a unos tiernos 26 años (que no aparenta), tiene tal determinación por hacer justicia y tal incapacidad para comprender o intentar imaginar qué motivos llevan a una persona a cometer un crimen que casi diría que es una personificación del honor japonés, más que un personaje real. Por supuesto, es muy atractiva (no os preocupéis que el resto del elenco, constituido únicamente por personajes masculinos ya sean otros policías, delincuentes o personas que pasaban por allí, nos lo recuerdan constantemente con comentarios del estilo "qué guapa es"), asertiva y algo kamikaze también presentando su renuncia varias veces por no haber desempeñado su trabajo como debiese (?). Vamos, un estereotipo con patas. A parte de ella, hay unos 6 o 7 personajes importantes entre los que destacar policías que pertenecen al grupo de ciberdelincuencia que parecen no tener ninguna clase de conocimiento informático y unos cuantos asociales sin trasfondo ninguno que no parecen tener ningún reparo en cometer actos atroces y desproporcionados liderados por un desequilibrado con ínfulas de grandeza. Ningún personaje tiene el más mínimo trasfondo así que es imposible establecer un vínculo emocional con nadie.


Sin embargo, le reconozco a Prophecy la acertada crítica social poniendo de manifiesto muchos de los efectos colaterales que ha tenido el acceso global a internet en la sociedad. Las viñetas se nutren de capturas de pantalla en las que tanto pueden aparecer una retahíla de tweets o un montón de comentarios en youtube. Se muestra cómo el anonimato y el efecto de grupo promueven que se digan verdaderas barbaridades llegando a desearle la muerte (literalmente) a personajes públicos. Vivimos en una sociedad en que lo normal es que cuando surge un terrorista o un asesino en serie haya un sector de la población que le ensalce como a un ídolo de masas aplaudiéndole todos sus crímenes. E incluso le da tiempo al autor a meterse con los políticos oportunistas y los medios de comunicación sensacionalistas que manipulan la opinión pública como quieren.

Prophecy tiene tanto virtudes como defectos pero, haciendo balance global, diría que es un manga más que recomendable, con una duración muy apetecible y una trama interesante que os hará pasar las páginas con interés.

5 comentarios:

  1. Como apuntas, acertada crítica a la tecnología y uso de las redes sociales como impulsor de la crítica a la sociedad. Un buen manga que, no obstante, no ha sabido cerrarse, a mí el final me resulta anticlimático.

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    1. Anticlimático es la palabra. Para escribir la reseña estuve hojeando de nuevo el primer tomo y la verdad es que no me acaba de resultar congruente con el final. Yo creo que en un afán de no querer dar pistas al lector se pasaron un poco demasiado... y la argumentación final/real roza la demagogia.

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  2. Pues parece que vamos sumando a la lista ya muy larga de "mangas que finales horribles"...

    Lo que más me llama la atención después de leer la reseña es que solo sean 3 tomos (aunque esto también tenga de negativo, como dices, que trasfondo)
    Toda la ficción que trata sobre el fenómeno Internet /anonimidad /etc me da un poco de miedo que me de vergüenza ajena, me alegro que este almenos lo haya reflejado bien ya que es un tema delicado

    A ver si tengo la oportunidad de leerlo!

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    1. Lo gracioso es que los manga demasiado largos tienen final malo porque se han estirado como un chicle y ya no hay nada que se pueda hacer para darles un buen final y en los que son demasiado cortos pasa lo mismo pero porque no ha dado tiempo de desarrollarlo... el propio sistema de publicación japonés capa las oportunidades de crear obras dignas U_U

      ¿Vergüenza ajena por qué? Ahora me dejas con la duda de si no será esta una de esas historias que te decepcionaría enormemente. Como siempre, mis nulos conocimientos de informática me permiten disfrutar de este tipo de obras pero no sé qué tal te parecerá a ti ^^u

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  3. A mi me pudieron mas los defectos que las virtudes, entre que los personajes no son más que unos peleles arrastrados por la historia y lo infantil que resulta el desarrollo de la misma, este manga me dejó bastante frío.

    Incluso la (a priori) interesante reflexión acerca de como la gente utiliza el anonimato que internet ofrece, el amarillismo de la prensa y el oportunismo de esos políticos populistas resulta superficial.

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