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domingo, 28 de febrero de 2016

Últimas lecturas


Ya os dije que Kids on the Slope me gustó desde prácticamente la primera página pero es que se suceden los tomos y no deja de mejorar. Si os decía que se trata de una lectura reposada, en estos dos tomos ha pasado de todo. Kaoru se ha puesto las pilas, se ha declarado a la chica que le gusta, le ha contado a Sentaro lo que le carcomía por dentro y hasta ha hecho avances en lo que respecta a su situación familiar. Lo mismo aplica para Sentaro, que ha decidido sincerarse con su mejor amigo respecto a sus secretos más íntimos. Con cada tomo que pasa me reafirmo más en que Kids on the Slope es, en esencia, un manga de amistad y autosuperación, mucho más que de amor o de música. En esta historia, los secundarios no se añaden para poner trabas al amor de los protagonistas sino a su amistad. No deja de hacerse hincapié en que, más que Ritsuko, es Sentaro el que pone la vida de Kaoru del revés. Veremos cómo sigue el tema del chico nuevo, algo maquiavélico, y de Jun en el próximo tomo, que todavía queda mucha tela por cortar.


Ya comenté que el quinto tomo de A Silent Voice acababa con un importante punto de inflexión, que se ha hecho patente a lo largo de todo el volumen #6. Por primera vez, la autora deja a Ishida en un segundo plano (por motivos evidentes) y se detiene a mostrarnos las reflexiones de cada uno de los personajes de la historia. Así, Nagatsuka, Ueno, Kawai, Mashiba, Yuzuru y, por supuesto, Nishimiya, revelan sus sentimientos al lector. Me ha gustado mucho saber por fin a santo de qué se dedicaba Yuzuru a hacerle fotos a animales muertos o por qué Mashiba decidió acercarse a Ishida.


Aunque sigo sin poder reconciliarme con los personajes de Kawai y Ueno. La primera es egocéntrica, prepotente y tóxica hasta decir basta mientras que la segunda es un pozo sin fondo de envidia, frustración y arrepentimiento, que sólo sabe desahogarse a base de violencia. Este penúltimo tomo funciona muy bien como unidad, con una especie de círculo cerrado que conecta principio y final casi poéticamente. Con muchas ganas del desenlace.


One Punch Man fue la licencia estrella del pasado salón del manga y aunque no tenía mucha idea de su argumento, gusta tanto y tantos tipos de lectores que la verdad es que no tuve muchas reservas a la hora de probar suerte con el primer tomo. Pero es que menuda genialidad, de principio a fin, cada página es una burla a los shonen de toda la vida. Saitama es sencillamente inmejorable, le da igual todo y se aleja de cualquier canon de superhéroe al uso. Es más, está frustrado porque no hay enemigo que se le resista, vence a todos con un solo puñetazo (de ahí el título del manga) por lo que no puede disfrutar de una buena lucha. No tiene enemigos ancestrales, no quiere discípulos, está amargado por haberse quedado calvo de tanto entrenar y sus mayores preocupaciones son acordarse de qué día hay que tirar la basura y cuándo hay ofertas en el súper.



Los villanos son absolutamente anecdóticos, el guionista no pretende convertirlos en contrincantes carismáticos sino que no deja de presentar morralla con absurdas motivaciones megalómanas, haciendo referencia a los antagonistas que suelen plagar las páginas de otras obras del género: el científico loco, el demonio que quiere exterminar a la humanidad para salvaguardar la Tierra, el grupo radical que quiere instaurar un nuevo orden en en la sociedad... Todo esto con un dibujo espectacular, con un dibujante que tan pronto te construye una lucha impresionante como te presenta la cara indiferente de Saitama, caricaturesca, ajeno a la grandiosidad de lo que se está contando. Nunca había visto en cómic una manera similar de representar tanto la diferencia entre primeros y segundos planos (difuminando uno de los dos tal y como hace el ojo humano cuando desenfoca una parte de la imagen) como en las escenas de movimiento que casi parece que estés viendo el anime. Increíble a todos los niveles, muy muy divertido, me arrepiento ahora de haberme leído los dos tomos del tirón porque ¡seguiría leyendo esta historia durante horas...!


A pesar de la dura competencia, Silver Spoon #12 sigue siendo una de mis lecturas favoritas, además de la más densa (siempre siento que amortizo muy bien mi dinero con sus tomos, que no me da tiempo a terminar en un solo viaje). Hachiken se está tomando muy en serio lo de montar una empresa y, en un arrebato, nombra al normalmente impresentable Okawa como presidente. Mientras tanto, Aki sigue su dura preparación para los exámenes de ingreso a la universidad y Komaba por fin sale de su ensimismamiento y parece convencido a cambiar las cosas y empezar a labrarse un futuro. Como de costumbre, no puedo decir que haya ocurrido nada especial pero sigo aprendiendo mucho (sobre todo sobre ganadería) con este manga, además de reírme con todas las coñas que mete Arakawa.


Como todos los mangas ambientados en Japón, el machismo social es muy patente en algunas escenas (el rol de la mujer en el mundo laboral) y la autora no puede dejar que sus personajes no tengan prejuicios machistas porque no sería realista pero sí que sabe darle una vuelca de tuerca que, como siempre, te hace soltar una carcajada. Para los que hayáis leído el tomo y no tengáis ni idea de qué estoy hablando, me refiero al momento en que la señorita Fuji les anuncia que va a dejar la escuela de Yezo porque ya tiene una cierta edad y todos asumen automáticamente (¡sin dudar!) que se va a casar (porque lo común en Japón es que una mujer, independientemente de su formación, abandone cualquier puesto de trabajo que pueda tener por bueno que sea para dedicarse en exclusiva a las tareas del hogar y a cuidar de los niños).


Por un lado me alegro de que Silver Spoon no vaya a eternizarse (según tengo entendido sólo le quedan tres tomos) pero, como siempre, que disfruto tantísimo de una obra no puedo evitar entristecerme un poquito cuando pienso que se acerca un final que, encima, auguro de lo más abierto. Que por cierto, este tomo me ha confundido respecto a la edad de los protagonistas... Hachiken y compañía acaban de empezar segundo, ¿no?

2 comentarios:

  1. Tomazo de Silver Spoon, y como bien dices tú, cundientes, pero se me pasan volando a pesar de su cantidad de texto. Ay, penita que se vaya a terminar

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    1. Vamos a tener que hacer terapia de grupo. Espero que Hiromu Arakawa siga sorprendiéndonos gratamente con nuevos títulos durante muchos años...! Al fin y al cabo es ella misma el mejor ejemplo de que una mujer japonesa adulta puede seguir trabajando y ser reconocida por ello ^^

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