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domingo, 14 de febrero de 2016

Barcelona, los Vagabundos de la Chatarra

Tras ver este título en incontables listados de los mejores cómics publicados en España durante el 2015, tenía muy claro que tenía que darle al menos una oportunidad. En un primer momento no me sentí especialmente tentada a catar esta historia porque intuía que no iba a ser precisamente amena. Mi presentimiento se vio cumplido enseguida pero no por ello me ha decepcionado la lectura de esta novela gráfica, al contrario.


Al tratarse de una obra periodística, carece de sentido que escriba una sinopsis. Jorge Carrión y Sagar se recorrieron Barcelona en bicicleta durante un año, adentrándose en el puerto, en los barrios periféricos, en naves okupadas y también en los antiguos Encants que, durante la creación de esta obra, realizaron su mudanza definitiva, entrevistando a inmigrantes sin techo y, a veces, sin papeles, cuya única fuente de ingresos son el cobre y el aluminio que puede recuperarse de los contenedores.

Este cómic no deja de ser un reportaje a pesar de que el noveno arte no sea un medio que se asocie tradicionalmente ni a las obras de no ficción ni, mucho menos, al periodismo de investigación (aunque las autobiografías hace años que se van asentando en el mercado y hay varios autores que están abriendo el camino para hacer del cómic una vía más con la que informar). Sin embargo, guionista y dibujante juegan muy bien sus bazas y se apoyan en los recursos de este medio para acercarnos casi en primera persona al diálogo real de los implicados en el asunto, manteniéndoles en el necesario anonimato sin un esfuerzo consciente.


También se permiten muchas licencias, plasmando en las viñetas sus propias discusiones y cavilaciones entre entrevista y entrevista, llamando siempre a la reflexión objetiva de los hechos. Los Vagabundos de la Chatarra no nos cuentan una historia con introducción, nudo y desenlace, nada más lejos de la realidad, este cómic nos cuenta un problema, un problema que empezó mucho antes de que Jorge Carrión y Sagar empezaran su investigación y que, tristemente, perdurará mucho después de la publicación de la obra. Se trata de una de esas feas verdades que sabemos que están ahí pero en las que preferimos no pensar demasiado mientras no nos toquen directamente.

Si la crisis nos ha afectado a prácticamente todos los españoles, con sus despidos, sus EREs, sus recortes, ¿hasta qué punto puede verse perjudicado el día a día de los inmigrantes que vinieron a ganarse la vida con la construcción? ¿quién no ha visto a ninguno husmeando en un contenedor al lado de casa o del trabajo? Y, sin embargo, nunca van a recibir la atención mediática de la diada de Cataluña (que es, de hecho, el punto de partida de la historia), las elecciones se suceden (tal y como reflejan los carteles electorales plasmados en las viñetas del cómic) pero nunca nadie piensa en ellos.


No estamos hablando de los refugiados de Siria, de niños inocentes que han perdido su hogar sino de hombres que, aunque tampoco tienen techo, han venido aquí por voluntad propia, algunos de ellos cuentan con antecedentes penales en sus países de origen y otros no dudan en tener hijos que no pueden mantener y que, una vez aquí, se ven obligados a infringir la ley para poder subsistir. ¿Podemos increpar a un sin techo por okupar una nave abandonada? ¿Podemos increpar a la policía o al ayuntamiento por desalojarlos de una propiedad privada? La lectura de este volumen evoca todas estas cuestiones y más pero no arroja respuestas ni soluciones, porque tal y como están las cosas, no parece haberlas.

Sagar nos deleita con un grafismo personal y propio, anguloso y abocetado, jugando con el color y deformando la realidad libremente sin que por ello deje de reflejarla con autenticidad. Especial relevancia toman los fondos en un cómic en que el emplazamiento es parte de la historia, para los que conocemos Barcelona, es extremadamente fácil ubicarnos en cada una de las localizaciones a pesar de que, como digo, no se trata de un dibujante que pretenda representar la realidad fotográficamente (lo que se convierte en un soplo de aire fresco para mí).


En resumen, una lectura estimulante que llama a la reflexión y que nos obliga a recordar esa parte deliberadamente ignorada de nuestra sociedad. Sin duda, uno de los mejores álbumes editados a lo largo de 2015.

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