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jueves, 21 de enero de 2016

Haru Hana

Haru Hana es la obra más longeva de Yuana Kazumi publicada en España; Planeta sacó sus tres tomos de forma mensual en 2006, junto con otras tres obras de la mangaka, en el punto álgido de publicación manga previo a la crisis y a las cancelaciones masivas. Quizá porque se publicó tan rápidamente en medio de todo un boom del mercado manga en España, se trata de un título que ha pasado bastante desapercibido.


Hana es una alumna de instituto originaria de Osaka que acaba de llegar a Tokyo, donde convivirá con su tiránica hermana mayor. A pesar de tratarse de una chica de lo más vivaz, sufre de una terrible afección que le impide interaccionar de forma natural con sus compañeros de clase: cada vez que toca a un chico le sale una terrible urticaria que solo se le pasa cuando bebe té japonés. Nada más llegar a su nuevo instituto tendrá un encontronazo con Haru, un compañero de clase algo déspota y aparentemente mujeriego. Y, cuando pensaba que ya nada podía ir a peor, su hermana le revela que mientras viva en Tokyo deberá trabajar, lo quiera o no, en un negocio algo dudoso regentado por un veinteañero y nada más ni nada menos que Haru. En cuanto descubre su enfermedad, Haru no duda en abalanzarse sobre Hana cada vez que está molesto con ella o que quiere hacerle de rabiar, ¡el infierno de Hana acaba de comenzar!

Como veis, el punto de partida es ridículo como poco. La alergia de Hana se presenta como una de las particularidades principales de la trama a pesar de que no contribuye en ningún momento ni en el punto de partida ni en el desarrollo ni en el desenlace de la misma. Al contrario, es la amnesia de Haru, totalmente absurda también, el motor de la historia, aunque no la desarrolle verdaderamente hasta el último tomo, a toda prisa, desaprovechando los primeros con capítulos autoconclusivos en los que predomina el tono humorístico.


Esta decisión referente al guión se me antoja todo un desperdicio puesto que la posibilidad de que una persona pudiese somatizar su ansiedad ante el sexo opuesto mediante síntomas físicos como la urticaria no me parece descabellada en exceso. De hecho, la autora desarrolla esta alergia relativamente bien: Hana es especialmente alérgica a los chicos guapos (que le generarían más ansiedad), si la tocan estando dormida los síntomas no se manifiestan e incluso cuando consigue mitigarla, hay una persona muy concreta que le provoca respuestas especialmente exageradas. Sin embargo, la autora prefiere utilizar este recurso de forma humorística, no profundiza en el origen de la misma y, encima, acribilla a la pobre Hana con terapia de exposición constante, siendo Haru el torturador por excelencia, como si hacer enfermar a una persona, por muy psicológico que sea su problema, pudiese ser divertido o algo que tomarse a broma.

Por otro lado, no me creo ni a un solo personaje. Que ante un acontecimiento traumático se pierdan ciertos recuerdos es algo normal y diría que hasta habitual, pero el caso de Haru es completamente atípico ya que dependiendo del capítulo no recuerda nada de su infancia o sabe muy bien qué le hizo perder la memoria. Además, sabe dar masajes de forma innata (que, en realidad, esto de los masajes es casi el tema principal de Haru Hana), aparentemente sin que nadie le haya enseñado y lo que es mejor, se dedica a transmitir energía positiva a sus clientes y a hacerles darse cuenta de cuáles son sus verdaderos anhelos y sentimientos así que en realidad, parece que también es un poco psicólogo (todo innato, recuerdo). Todo este asunto es entre psicodélico y homeopático y me ha enervado sobremanera de principio a fin.


Pero, volviendo a la amnesia, aunque es algo que sabemos desde el primer capítulo, no se hace especial énfasis en ello hasta el último tomo en el que, como comentaba, concluye todo de forma precipitada y muy poco realista. Las relaciones entre los personajes no me parecen nada creíbles, ni tampoco sus reacciones ni sus decisiones.

En general, me da la sensación de que se trata de una autora descuidada que se preocupa muy poco de la congruencia de aquello que cuenta. Hana toca esplendorosamente el violín y la incorporan como parte del salón de masajes, como si no les fuese bien antes de que ella llegara o como si ya no necesitasen alguien que limpie; cuando deciden improvisar y ponerse a dar un masaje en cualquier lado, Hana siempre tiene a mano un violín y Shinnosuke aparece con pastel en mano como si surgieran del aire por generación espontánea; aparece sin comerlo ni beberlo un violinista famoso que resulta ser hermano de Shinnosuke y se queda a no hacer nada durante los tres tomos a parte de generar unos celos innecesarios; cuando Haru desaparece, Shinnosuke sabe inmediatamente dónde tienen que ir a buscarlo sin explicación aparente (ni en ese momento ni más adelante). Y así podría seguir toda la entrada pero creo que os hacéis a la idea.


Por si todo esto fuera poco, la trama romántica es previsible casi desde la primera página. Es evidente qué pareja se va a formar, es evidente en qué momento ambos personajes empiezan a sentir "algo más" y es sencillamente desesperante que la protagonista sea incapaz de reconocer sus propios sentimientos hasta el último momento en un movimiento muy típico del shôjo en que la protagonista dedica varios capítulos a preguntarse a sí misma si está o deja de estar enamorada del guaperas borde de turno.

Dicho todo esto, puede que sea el dibujo lo que más me ha gustado de esta obra. Yuana Kazumi tiene un estilo bastante personal que se sale de los cánones habituales del shôjo. Sus dibujos resultan simpáticos y aunque los fondos no son la octava maravilla, diría que están por encima de la media a la que nos tiene acostumbrados esta demografía. Me han gustado también las ropas y los peinados y, en especial, el diseño del personaje de Hana que es una verdadera chica del montón (y no un patito feo que se convierte en cisne).

En resumen, estoy bastante decepcionada con la lectura de manga y no recomiendo su lectura a nadie porque no la considero enriquecedora ni entretenida en ningún sentido. Quizá si lo hubiese leído cuando me inicié en el mundillo hubiese podido disfrutar más su lectura pero a estas alturas no le veo el atractivo y me sorprende sobremanera su licencia.

4 comentarios:

  1. Recuerdo que compré este manga justo cuando salió y como era una cría me gustó bastante. Tal vez tenga que volver a leerlo después de ver tu entrada y recapacitar un poco XD

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    1. A mí me gusta pensar que si releyese ahora mangas como Somos chicos de menta o MÄR (que leí hace más de diez años) me seguirían gustando a pesar de su relativa mediocridad porque el efecto nostalgia ya no puede disociarse pero una parte de mí prefiere no arriesgarse a comprobarlo...

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  2. No he leído este manga, pero tampoco me quedaron muchas ganas después de leer La Canción del Sueño y Un Millón de Lágrimas, de la misma autora. ¡Pero qué cosas más caóticas y más mal contadas! Yo suelo acordarme bastante bien de los argumentos de las historias, pero de esas dos casi no recuerdo nada; todo es muy vago.

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    1. Exacto, caótica es la palabra. Mira que te diría que Haru Hana es mucho más fácil de seguir que, por ejemplo, La canción del sueño (que yo también leí hace tiempo pero que tampoco sabría relatar el argumento) al estar ambientada la primera en el mundo real en un instituto, que viene siendo el escenario más acostumbrado en el shôjo pero es que es todo tan aleatorio... que me sorprende que no le cortaran la serie antes.

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