De pretensiones y anhelos

La entrada de hoy va a ser una divagación personal. Nada de reseñas ni noticias. Veréis, no sé si recordáis la reseña que hice de Museo (espero que sí) pero, desde entonces, Gurrupurru decidió subirlo íntegramente a subcultura (aunque aún quedan ¡4! ejemplares impresos) y, al acabar, convocó un concurso. Al leerlo, enseguida empecé a barruntar ideas sobre qué musa podría crear... y se me ocurrieron algunas pero todas de forma difusa... y como soy una vaga, y no sé dibujar, y nunca sé sacar tiempo para hacer algo que valga la pena, lo dejé pasar. Eso sí, eso no impidió que me arrepintiera de forma infinita cuando supe que faltaban un par de horas para que acabara el plazo. Como que, por lo poco que le conozco, Gurrupurru es una persona fantástica, se ofreció a dibujar mi idea así sin más. Y nació esta pequeña maravilla.

A veces, cuando enseño dibujos suyos toda emocionada (como el de mi avatar) me choco contra un muro porque la gente no entiende de dónde viene tanto entusiasmo. No sé qué os parece a vosotros pero yo nunca me había topado con un estilo tan agradable. Claro que no es el dibujo más realista del universo pero, hasta donde he visto, tiene una versatilidad que ya les gustaría a muchos y dibuja cualquier cosa que se proponga o que se le proponga. Y valoro mucho el hecho de que cuando ves uno de sus dibujos o de sus viñetas, enseguida sabes quién lo firma. Os podría hablar ahora de que me gustan mucho sus ideas y su forma de llevarlas a cabo pero claro, la primera impresión siempre se centra en el dibujo así que, en esta entrada, no tiene sentido que me explaye sobre el fondo.

¿Qué os parece Dike? Pensando pensando se me ocurrió que una buena musa sería una que te animara a utilizar tu arte para contar algo más que una historia. Para quejarte. Para reivindicar algo. Muy poco después me di cuenta de que seguro que la idea me vino, inconscientemente, del proyecto Viñetas de Vida y quise darme cabezazos contra la pared pero en fin, dicen que está todo inventado. De todas formas, las moralejas y las críticas sutiles a nuestra sociedad son habituales en los libros/cómics desde siempre.

La primerísima imagen que se me vino a la mente tras la palabra reivindicación fue una mujer pequeña, sin apenas pecho, barrigona y sin depilar (los que me conocéis sabéis que no tiene NADA que ver conmigo... [/sarcasmo]) porque el concepto de belleza es un tema que me cabrea mucho últimamente. Y el de socialmente bien visto también. Después de muchos años quejándome del coñazo injusto que me parece tener que depilarme cada semana (cuando hace calor), al final me armé de valor y decidí dejar de hacerlo. Resultado: cada vez que levanto los brazos para quitarme un jersey o hacerme una coleta todo el mundo mira directamente hacia mi axila. Nadie dice nada pero miran. Y lo peor de todo es que ni siquiera me puedo enfadar porque es que yo hago lo mismo. Llama la atención. Y es normal que llame la atención. Pero no puedo evitar que me ponga de malhumor. Porque esta semana he tenido que ir a un congreso y me depilé antes de ir. Porque no quería llamar la atención. Y si voy a una entrevista de trabajo pues también me depilaré. Y todo este asunto sobre la depilación femenina da para hacer una tesis pero no deja de ser una tontería cuando la pones en contexto.

Porque entonces pensé en la violencia de género, en la ley del aborto que casi aprueban, en los indigentes, en la pobreza, en la guerra... y ya no me pareció que el vello de mi musa fuera tan importante. Y no sé cómo me di cuenta de que tenía un motivo ideal para quejarme delante de mis narices: ¡El papel de musa está restringido a la mujer! Es una palabra que ni siquiera acepta una declinación masculina. Tradicionalmente, la belleza se ha atribuido a las mujeres y la fuerza (y, a menudo, la inteligencia también) a los hombres. Igual de machista es una cosa que la otra. Y eso sí que es absurdo.

Y, dios mío, me podría pasar horas escribiendo sobre esto porque realmente se me pasaron muchas cosas por la cabeza con el tema del concurso pero creo que lo más importante ya lo he dicho aquí. Perdonad el desorden.