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viernes, 29 de agosto de 2014

Principales cambios en el XX Salón del Manga de Barcelona

Con ocasión de la vigésima edición del Salón del Manga de Barcelona y debido a la creciente afluencia de público a este evento, en esta edición se realizarán algunos cambios que no cabe de más recordar:


El cambio que, para mí, es más significativo es la ampliación tanto del horario como del espacio. Los palacios 1 y 2 de la Fira de Montjuïc junto con la plaza Univers suman un total de 50.000 metros cuadrados en comparación con los 35.000 del año pasado. Por otro lado, y por primera vez desde que asisto al salón, este abrirá, todos los días, a las nueve de la mañana en lugar de a las diez. Con esto, del jueves 30 de octubre al domingo 2 de noviembre, el salón estará abierto al público durante un total de 46 horas.

Otro cambio significativo es la necesidad de registro en la web si se quiere entrar el viernes de forma gratuita por llevar cosplay. Durante las pasadas ediciones no era necesario este paso por lo que los asistentes hacían directamente la cola para entrar y los encargados dejaban pasar a todos aquellos con un disfraz reconocible. En su dossier correspondiente, Ficomic especifica que aquellos asistentes que se inscriban para entrar disfrazados el viernes de forma gratuita deberán ir caracterizados de forma integral (y no parcial) de personajes manga, anime o videojuegos japoneses.


Además, y como motivo de esta XX edición, el cartel del salón del manga no se ha sometido a concurso sino que su diseño fue expresamente encargado a Ken Niimura, mangaka de nacionalidad hispano-japonesa que resulta una elección idónea en el Año Dual España Japón en que se conmemoran los 400 años de relaciones entre ambos países.

De hecho, Ken Niimura es uno de los artistas invitados al salón, Norma anunció recientemente las licencias de Henshin (ya publicado) y Traveling (cuyo lanzamiento coincide con las fechas del salón) y contará con una exposición, Chez Niimura, que repasa toda su obra hasta ahora con más de cincuenta originales.

Para más información sobre el salón, los horarios, accesos, precios, autores invitados, etcétera, os recomiendo que le echéis un vistazo a la web de ficomic.

jueves, 28 de agosto de 2014

El hogar de los juguetes rotos

El hogar de los juguetes rotos es una historia corta a todo color guionizada e ilustrada por Lolita Aldea, autora que quizá os suene por ser la dibujante de El síndrome del hilo enredado.


Alan es el dueño de una juguetería artesanal en bancarrota que está a punto de dar por perdido su sueño. Ante el inminente cierre de la tienda, decide arreglar los últimos juguetes que le quedan pendientes. Es entonces cuando Valerie, una de las muñecas rotas, se levanta como por arte de magia e insta a Alan a seguirla al mundo de los juguetes...

El hogar de los juguetes rotos es un cuento agridulce. Como muchos cuentos tiene un inicio abrupto y un protagonista voluble que tiene tan poco apego por su vida que ni siquiera duda a la hora de atravesar un espejo sin ninguna clase de explicación previa (no bromeo, Valerie ni siquiera se digna a decirle a dónde van).


Una vez en el mundo de los juguetes, Alan se reencontrará con todos los juguetes rotos que le quedaban por arreglar en la juguetería (que, pensándolo bien, no tiene demasiado sentido que se fueran voluntariamente a un lugar donde ya sabían de antemano que estarían en peligro) y no tardará mucho en descubrir las intenciones ocultas de Valerie al arrastrarlo allí.

Mientras que Alan me resulta cargante por su indecisión y su prácticamente nulo carácter, Valerie es un personaje fuerte y adorable a la vez con claroscuros que la hacen mucho más interesante que su compañero juguetero. Esta pareja debe cargar con todo el peso de la historia ya que los secundarios son tremendamente prescindibles por lo que quizá un protagonista más carismático que Alan le hubiera dado más chispa al cómic.

Al margen de que esté más o menos en desacuerdo con el desarrollo de la historia, la moraleja final es una preciosidad porque concluye que todas nuestras imperfecciones son las que nos hacen ser quienes somos, las que nos confieren una identidad, de la misma manera que nuestras grandes vivencias dejan una marca imborrable en nuestra personalidad. Sin embargo, esto mismo resulta atroz ya que Alan se ha pasado su vida arreglando juguetes y, por lo tanto, destruyendo sus identidades.


El hogar de los juguetes rotos es un cuento original, con un diseño de personajes alucinante, un dibujo precioso y un coloreado de lo más vívido; sin embargo, peca de simplista y se lee en un suspiro. Creo que esta brevedad no le beneficia en absoluto ya que, a mi parecer, quedan demasiados cabos sueltos que requerirían de una mayor explicación para hacer la historia más redonda. 

miércoles, 27 de agosto de 2014

Infinidad de películas (I)

Agárrense a sus asientos. Para hacer esto de la forma más indolora posible voy a intentar ser breve. En esta primera tanda tengo la intención de sintetizar mis opiniones sobre las ocho películas que vi entre los meses de mayo y junio (en la próxima irán las de julio y agosto).


Como esperaba, la versión animada de Divergente me gustó mucho más que el libro ya que, teniendo las mismas carencias argumentales, goza de mucho más dinamismo en las peleas. Lo que me sorprendió de veras es que los detalles que modificaron tienen mucho más sentido en la versión inventada de la película que en el libro original (el tema de las simulaciones). Por lo general, se trata de una adaptación muy fiel que disfruté mucho. Si tenéis curiosidad por esta saga pero os da pereza leer los libros (gracias, en parte, a mis reseñas) os recomiendo que le echéis un vistazo a la película.


Yo... no había visto todavía La vida es bella... y... aunque la vi hace ya tres meses... todavía tengo el corazón hecho añicos... Por lo general, soy muy reacia a ver películas antiguas, definiendo como antigua cualquier película producida durante el siglo XX con lo que estoy segura de que me pierdo muchísimas obras de arte pero, aún así, me siguen dando mucha pereza. Pero si suelo evitar ver películas viejas, les tengo verdadero pavor a las películas sobre la guerra y, muy especialmente, a las películas sobre la segunda guerra mundial. Fue horrible, sí. Se cometieron muchas atrocidades, sí. Es algo que debemos recordar ya que forma parte de nuestra historia y que no puede repetirse. Pero de ahí a dejar los ojos secos a base de ver historias personales totalmente descorazonadoras hay unos cuantos pasos. Pero aquí estoy, he visto La vida es bella, he llorado como nunca, se me ha puesto la piel de gallina y admito que es una película preciosa que se merece toda la fama que tiene y más. La manera de enfocar tantísima miseria con tanto humor es sencillamente brillante.


Hace años que prometí que vería Resident Evil y su visionado fue inmediatamente posterior al de La vida es bella. Qué puedo decir. No me gustó nada de nada en ningún aspecto y no pienso volver a verla ni tengo intención de dar una oportunidad a sus múltiples secuelas. Muerte y destrucción, sangre por todas partes, monstruos y bichos desagradables, sustos, dolor y una desesperanza absoluta. Es que no salvo nada de la película. 


Cambiando de tercio, revisioné El ilusionista, un filme que me dejó muy buen sabor de boca cuando lo vi por primera vez hace siete años. Aunque para mí ha perdido un poco al verla por segunda vez y se me hizo algo más lenta de lo que recordaba, la trama me sigue pareciendo fascinante. Una trama que es una historia de amor y de misterio al mismo tiempo, ambientada en la Viena de hace un siglo, con Edward Norton atrapando toda nuestra atención con sus trucos. Es de esas películas con un encanto especial y un final redondo (y no muchos títulos pueden presumir de contar con un buen desenlace). 


Y aun me quedaba otro clásico por ver: Pearl Harbor. No tenía ni idea de los derroteros que tomaba esta película al margen de contar, con lo que parece una gran veracidad, una pequeña parte de la historia mundial reciente. Por un lado, es entretenida, informativa y con un triángulo amoroso interesante. Por el otro, es endemoniadamente larga y demasiado hinchada de patriotismo estadounidense por lo que no pasará a la posteridad, al menos no en mi lista personal de películas que valen la pena.


Todos sabemos que Quicksilver es lo mejor de toda la película. X-Men: Days of Future Past vincula la trilogía original de X-Men con la reciente precuela First Class. Sinceramente, la película es una gozada, entretenida, espectacular y con unos efectos especiales inmejorables pero es mejor no pensar demasiado si uno quiere disfrutar de ella. La tecnología de los centinelas es totalmente irreal para ser un proyecto iniciado en los años sesenta teniendo en cuenta que Watson y Crick, gracias a los datos proporcionados por Rosalind Franklin, describieron la estructura del ADN en 1953. Y digo solo esto porque si me pongo a discutir todos los avances científicos conseguidos a raíz de experimentar con mutantes esta entrada no tendría fin. Por otra parte, las historias que juegan con viajes en el tiempo no suelen acabar muy bien y siempre fallan en la coherencia interna. De momento, tengo mis esperanzas puestas en Apocalypse.


Y ahí va otro revisionado. Es la tercera vez que veo Wall·E y sigue pareciéndome una de las mejores (si no la mejor) películas de Pixar. El equipo de producción se cubrió de gloria tanto con la idea como con el desarrollo. Teniendo en cuenta que se trata de una supuesta película infantil introduce infinitos conceptos muy serios que creo que puede disfrutar mucho más un público adulto: la Tierra destruida por culpa de la actividad humana, una capa de basura cubriendo el planeta, la dominación de los robots, la obesidad mórbida en el lejano espacio, la ley del mínimo esfuerzo... Y todo esto por no hablar del apartado gráfico donde consiguen dotar de expresividad a dos robots y hacer que una cucaracha resulte mona. De mis favoritas de Pixar.


Por último, si empecé con un estreno acabo con (casi) otro. Pude ir al cine a ver Her gracias a la promoción ¿Te la perdiste? de Cinesa. Her es perfecta en tanto que siendo una película intimista y a la vez de ciencia ficción, nunca da detalles sobre el mundo o la tecnología en que se basa el argumento. Así no puedo indignarme por idas de olla o avances imposibles porque, simplemente, no explican nada y así se aseguran no decir ninguna tontería. Ya que la coprotagonista, Samantha, es una inteligencia artificial, casi todo el peso recae en Theodore, que resulta un hombre de lo más interesante. Her es un largo diálogo, un debate, una discusión, una reflexión continua. Sobre la importancia que le damos (o no) a lo tangible, sobre la soledad, sobre las aspiraciones, sobre el creciente aislamiento en el que nosotros mismos nos adentramos cada vez más en esta sociedad. Y en un futuro próximo en que puedes encargarle a alguien que escriba una carta de amor por ti, el caso es que existe al menos una persona capaz de hacer que revoloteen las mariposas de tu estómago y otra persona capaz de conmoverse con ello. Muy muy bonita, tengo ganas de volver a verla.

martes, 26 de agosto de 2014

Fundación

Con tanto máster, tanto salón del manga y tanto viaje a Madrid parecía imposible sacar algo de tiempo para leer. Tras hacer mis pinitos con Ursula K. Le Guin y Orson Scott Card, ya iba siendo hora de conocer a Isaac Asimov. Y aquí os traigo la reseña de la primera parte de su trilogía de La fundación. Es terriblemente difícil hacer una sinopsis de este libro ya que es bastante cambiante a lo largo de los capítulos (y para cuando redacto esta reseña ya hace mucho que acabé de leer la trilogía entera) así que me limito a hacer un pequeño preámbulo al primer capítulo, el de los psicohistoriadores.


Hari Seldon predice la caída del imperio gracias a la ciencia de la psicohistoria. Desde ese momento, pondrá en marcha un complejo plan para reducir todo lo posible el periodo de caos y oscuridad que sucederá inevitablemente entre la destrucción del primer imperio y la creación del siguiente. Para ello, cree necesaria la redacción de una Enciclopedia Galáctica que recopile toda la información relevante del progreso científico efectuado durante el Imperio para su posterior uso por los habitantes de todos los planetas.

Quizá uno de los aspectos que más llama la atención de Fundación es la poca continuidad temporal. El libro contiene cinco partes que tanto pueden estar separadas entre ellas por setenta años como siete. Dentro de cada parte hay varios capítulos que pueden suceder minutos unos después de los otros o bien meses enteros y hasta años. A Asimov no le gusta recrearse en detalles sin importancia sino que va saltando de acontecimiento en acontecimiento para que el lector conozca solo la parte más imprescindible de una historia que, claramente, es demasiado compleja y que, explicada en detalle, podría ocupar miles y miles de páginas.

Pero eso no quita que no haya muchísimos detalles. De hecho, me imagino a su autor creando primero una galaxia (vasta e inconmensurable) y luego contando su historia sobre ella mencionando solo de pasada aquellos detalles que resulten relevantes o necesarios para explicar una escena en concreto. Como si la elección de qué cuenta y qué no fuera totalmente accidental o azarosa. Y así nos va hablando de la energía atómica o los campos de protección conforme la historia así lo demanda.
La apariencia de fuerza no es más que una ilusión. Parece tener que durar siempre. No obstante, señor abogado, el tronco del árbol podrido, hasta el mismo momento en que la tormenta lo parte en dos, tiene toda la apariencia de sólido que ha tenido siempre. Ahora la tormenta se cierne sobre las ramas del imperio. Escuche con los oídos de la psicohistoria, y oirá el crujido.
Sin embargo, lo que creo que me dejó más patidifusa de esta primera entrega de la trilogía sci-fi más famosa de todos los tiempos es la idea de crear una religión cimentada sobre descubrimientos científicos maquillados de milagros sagrados. Es que ¿qué clase de mente maquiavélica daría con la idea de usar la ciencia para sumir a la gente en la ignorancia y la fe ciega en algo que no existe? Es decir, nuestra historia demuestra que las religiones siempre se han inventado para explicar aquello que "no se puede explicar", en otros tiempos fue que lloviera o tronara, ahora es cuál es el propósito de nuestra existencia. La sola idea de pensar que es más práctico inventarse una religión a explicar al pueblo los principios que rigen la ciencia es... en fin, una maravilla argumental en sí misma. Asimov fue, sin lugar a dudas, un escritor fuera de serie que diría que debería ser lectura obligada en los colegios sino fuera porque así solo conseguiría el odio de millones de alumnos desmotivados.

A la zaga de la religión inventada está el concepto de la psicohistoria que me parece una idea fascinante. Que un libro escrito hace más de medio siglo me sorprenda de esta manera (es decir, en un aspecto más... científico) es, cuanto menos, asombroso. Está repleto de ideas brillantes y encima es extremadamente denso en ese sentido: Asimov no aprovecha una buena idea para darle un desarrollo eterno, te la explica y pasa a la siguiente, no fuera a ser que te cansases de ella.
Si has nacido en un cubículo y crecido en un pasillo, y trabajado en una celda, y pasado tus vacaciones en una habitación solar llena de gente, es lógico que la salida al aire libre y el panorama del cielo por encima de tu cabeza te ponga nervioso. Obligan a los niños a subir aquí una vez al año, desde que cumplen los cinco. No sé si les hace algún bien. En realidad, no disfrutan mucho de ello y las primeras veces gritan como histéricos. Tendrían que empezar en cuanto aprenden a andar y venir aquí una vez por semana. 
Coruscant me va como anillo al dedo porque está inspirada en Trántor
Algo que me gusta mucho de Fundación es que Asimov no se anda con preámbulos, no te lo da todo masticadito y te introduce con calma en su universo. Al contrario, te deja caer en Trántor y confía en que te las sabrás apañar. Bien pensado, este estilo narrativo es quizá algo típico de la ciencia ficción o de las novelas de hace cincuenta años ya que recuerdo que al empezar a leer La mano izquierda de la oscuridad (libro que os recomiendo MUCHO y que tengo que releer y reseñar debidamente) tuve la misma sensación de desorientación momentánea. O quizá es solo casualidad.

Y luego están los personajes (infinitos) y sus reacciones (genuinamente humanas para que puedan incluirse en algoritmos psicohistóricos). Por supuesto, dando saltos de varias décadas de capítulo a capítulo o de parte a parte son muchos los personajes que Asimov se ve obligado a ir presentando para luego retirar para siempre en apenas un puñado de páginas. Y a todos dota de una mezcla entre personalidad (que los identifique) y humanidad (que los haga creíbles) aunque solo vayan a aparecer en una o dos páginas debido a su minoritario rol. Le da igual que tal sacerdote o tal reina vayan a quedar sumidos en el olvido para siempre por su nula importancia, él los construye de forma concienzuda.
Cuando Holk, después de dos días de trabajo ininterrumpido, logró eliminar las declaraciones sin sentido, las monsergas vagas, las salvedades inútiles, en resumen, todas las lisonjas y la paja, vio que no había quedado nada. Todo había sido eliminado. Lord Dorwin, caballeros, en cinco días de conversaciones, no dijo absolutamente nada, y lo hizo sin que ustedes se dieran cuenta. Éstas son las seguridades que han recibido de su precioso imperio.
Por supuesto, tratándose de una historia tan poco íntima (en el sentido de que los sentimientos de los personajes, aunque existen, no suelen aportar nada a la trama) sino más bien descriptiva y trepidante, Asimov no muestra apego por ninguno de sus personajes y dispone de ellos tal y como se lo exige cada nuevo giro en el argumento. Quizá una nueva muerte deje al lector bastante indiferente pero le satisfará en tanto que será coherente, necesaria y justificada. Porque en Fundación hay una dosis de realismo insospechada en una historia de ciencia ficción.

Sinceramente, me podría pasar horas y horas hablando de este libro y, en especial, de la trilogía pero lo resumiré en que Fundación es una lectura imprescindible para los amantes ya no de la ciencia ficción sino de la buena lectura. Encontraréis naves especiales y un sinfín de mundos pero también intrigas político-religiosas en una trama que se sostiene sobre diálogos engañosos y una mezcla de mentiras y verdades a medias que no se descubren hasta el último momento.

sábado, 23 de agosto de 2014

Pandora Hearts #1-8

Medio año y un máster después, al fin me pongo con parte de la lectura de mi reto. Recuerdo múltiples comentarios de lo lioso que resulta leer este manga de forma bimestral, al ritmo de su publicación en España, así que esperé más o menos deliberadamente a acumular varios tomos para poder leerlos del tirón y reconozco que, aunque lo he seguido todo bien, tiene que ser difícil con una lectura más pausada (y una tortura capítulo a capítulo...).


En la ceremonia de mayoría de edad del conde Oz Vessalius, varios miembros de la familia Baskerville le condenan por su mera existencia a caer en el abismo. Para salir de allí hará un contrato ilegal con una cadena, Alice, sin saber las consecuencias a largo plazo de dicho trato... Al volver al mundo real, Oz deberá lidiar con Pandora, una organización que regula el acceso al Abismo y que desea controlar su voluntad.

Pandora Hearts introduce una cantidad de personajes, parentescos, conceptos, intrigas, bandos, líneas temporales que se entrecruzan y ambigüedades que la convierten en una historia más que entretenida. La lectura de este manga es trepidante a la vez que densa y el nulo carisma de los protagonistas o el humor absurdo que parece inherente al cómic de origen japonés se suplen con la complejidad de la trama.


Oz es el típico adolescente demasiado maduro para su edad, inteligente pero débil, sin ninguna cualidad más especial que su apellido y su sangre que lo hacen el recipiente de la voluntad de un antiguo héroe; es un zalamero que pretende que nada le importa y su preocupación vital es no causar molestias a nadie. Alice es una niña malcriada con un agujero negro en el estómago que se pasa el día gritando, pataleando y comiendo (en cualquier orden) cuyo supuesto objetivo es recuperar sus recuerdos (a qué me recuerda esto, a qué). Gilbert es un lacayo leal, obsesionado con su lealtad en realidad, cuya única misión en la vida es proteger a su amo (Oz) a cualquier precio y con un pasado bastante turbio. Como veis, el trío protagonista es terriblemente plano y carente de carisma, lo que da lugar a varias situaciones tópicas y aburridas sin más.


Por otra parte, hay un sinfín de personajes misteriosos pertenecientes a todos los bandos como Fye Xerxes Break, Vincent Nightray o el conde Rufus Barma, todos los cuales gozan de sendas miradas taimadas e incontables secretos en su haber. Tampoco faltan ni la clásica lolita desprovista de voluntad, Echo, ni la clásica lolita psicópata, Lotti. Además, en estos primeros ocho tomos (un tercio del total) aparecen tres de los tópicos que he comentado en el blog: tuertos, huérfanos y gemelos. Tres en uno.

A pesar de la absoluta falta de originalidad en el diseño de los personajes, la historia, su trasfondo y la compleja trama de ambiciones, venganzas e identidades ocultas convierten la lectura de este manga en algo sobresaliente. Por una vez, me da la sensación de que el autor sí ha explorado todas las posibilidades que le ofrece el universo que ha creado proporcionando misterios, respuestas y nuevos misterios a buen ritmo mientras la trama se retuerce cada vez más.

De momento, tengo muchas ganas de llegar al obligado flashback de cómo se conocieron Jack y Glen y qué pasó exactamente en Sabrie. Y eso por no hablar de Alice... quién fue, quién es y quién será. En estos ocho tomos se han sucedido unos seis arcos argumentales completos: los primeros se centraban en la presentación de personajes, conceptos y trama principal con el hecho desencadenante de toda la historia y algo de ambientación; los posteriores se adentran rápidamente en multitud de flashbacks, secretos y revelaciones que van ensanchando el panorama general con una cantidad de matices que no se apreciaban al principio. Con un tercio leído es demasiado pronto para una sentencia definitiva pero, a priori, recomiendo la lectura de Pandora Hearts. 

jueves, 21 de agosto de 2014

Imaginoterapia

Hoy vengo a haceros publicidad de un proyecto que sigo desde que se propuso su creación en octubre del año pasado. Imaginoterapia será un libro de ilustraciones en el que participan 41 artistas españoles bajo la coordinación del staff de Revista Inari cuya recaudación será destinada a la Asociación Juegaterapia, una fundación benéfica cuyo objetivo es distraer a los niños con cáncer mediante la donación de consolas, portátiles, tablets, videojuegos y, desde el año pasado, con la construcción de parques infantiles en las azoteas de los hospitales (aquellos con áreas de oncología infantil).


Ayer mismo dio comienzo la campaña de crowdfunding mediante la plataforma Verkami para que este libro de ilustraciones salga adelante. Podéis encontrar información sobre este proyecto mediante la etiqueta "Proyecto Juegaterapia" en el blog de la Revista Inari. Aquí os dejo el listado (creo que definitivo) de autores que participan:

Angye Fernández
Arhiee
AT Studio
Blanca Lieuttenant
Brighan Cernunnos
CharlieArt
Dark Musli
Elypsia Project
Ernest Sala
Eva Trullà
HarTCoco
Helarte
Irina Hirondelle
Isabella A.M.
Isaky
Juan Pablo Jara
Kaoru Okino
KawaiiDream
Laura Kjoge
Lolita Aldea
Manu López
Mer Hidalgo
Mintonia
Miriam Barea
Miriam Bonastre
Mónica N. Galván
Natakoes
Nessa Ninona
Pablo Kitten
Palo Stark
Rikku Hanari
Sara Cuervo
Sebas Riera
Sha
Studio Kawaii
Susy Broullón
Vampirneko
Vargasni
Yshiara Lohein
Yuzuki
♥ Unicornias que enamoran ♥
No me alargo más en esta entrada porque creo que tanto el elenco de dibujantes participantes como el objetivo benéfico de la creación de este artbook son argumentos más que suficientes para animaros a participar. Yo me muero de ganas de tener mi ejemplar en las manos. 

domingo, 17 de agosto de 2014

True Detective

Tengo unas tres series españolas más bien malillas por reseñar, a parte de temporadas varias de True Blood, El mentalista, Sherlock, el final de How I met your mother... pero que les den. No puedo esperar a reseñar la mejor serie que he visto desde Breaking Bad.


Rustin Cohle y Marty Hart son los agentes de policía encargados de lidiar con el asesinato de una mujer en Erath. Lo que convierte este caso en algo inusual es el aparente ritual seguido por el asesino que, de acuerdo a Cohle, ha asesinado antes a juzgar por lo meticuloso de la puesta en escena. Rust y Marty deberán encontrar al culpable, siguiendo las pistas poco a poco, con una investigación que se prolongará durante semanas y que, como sabemos de antemano, será la más importante de sus respectivas carreras.

La trama de la serie tiene lugar en dos líneas temporales diferentes: la primera se sitúa en los noventa, cuando Rust y Marty investigaron el asesinato de Erath; la segunda, en la actualidad, cuando, por un motivo que no se da a conocer hasta avanzada la temporada, tanto Rust como Marty son investigados y deben relatar todos los pasos que dieron en su investigación, casi veinte años atrás.


Por lo tanto, en un primer momento, la mayor parte de cada capítulo se dedica al pasado, a la investigación. Una investigación lenta y tediosa que poco tiene que ver con lo que acostumbran a mostrarnos en series como Castle, El mentalista o CSI en que cada homicidio suele solucionarse en un par de días. Este es solo el primer motivo por el que True Detective sobresale notoriamente entre un puñado infinito de series policíacas. Es esto por lo que parece ser que hay gente a la que no le ha gustado nada la serie, encontrándola demasiado lenta. A mí esta lentitud me fascina. Ya no solo porque me gusta el realismo sino porque este ritmo pausado permite un montón de reflexiones de Rust de esas que pasarán a la historia.

En lo que respecta a la trama principal (la policíaca) creo que lo que más me gusta es lo predecible que es. A lo largo de la serie te van mostrando las pistas que encuentran ambos policías y es fácil seguir el camino que les lleva de un sospechoso a otro. No son superhombres, no se fijan en el desgaste de un anillo o en la composición de la grava para seguir con la investigación. Y es por eso que el espectador avanza con ellos, puede seguir sus razonamientos y puede adivinar muy pronto quién está detrás de tantas desapariciones y asesinatos. No hay ningún giro argumental inesperado que te deje con la boca abierta. No hace falta.


Porque para eso están los personajes, los diálogos y todo lo que no tiene que ver con la investigación per se. Rust es total y completamente fascinante. Marty es total y completamente odioso. La crueldad humana, nuestra estupidez, la necesidad por creer en algo, religión y filosofía, sexo, la muerte. Muchos son los temas en los que indagan los guionistas, haciéndote reflexionar. Además, las vidas personales de Marty y Rust dan para muchos minutos de metraje y no sobran para nada. No es algo accesorio, no se trata de rellenar. Las niñas de Marty, cómo van creciendo, el pasado de Rust...


Por último, True Detective es una serie llena de simbolismo. Como esto no es mi especialidad, os enlazo una reseña muy interesante con teorías retorcidas pero factibles sobre varios detalles de la puesta en escena. Parece mentira la cantidad de cosas que pueden pasar desapercibidas cuando no sabes qué es lo que estás buscando.

Tanto Matthew McConaughey como Woody Harrelson son unos actorazos como la copa de un pino y es una gozada disfrutar de su interpretación. Es más, como comentaba al principio, hay dos líneas temporales que se van mostrando de forma más o menos paralela en cada capítulo en que los actores deben aparentar una diferencia de casi 20 años de edad. Y lo consiguen. Porque en esta serie hay que alabar la trama, las subtramas, los diálogos, los actores, los cámaras, la puesta en escena y cualquier otra cosa evaluable en una serie de televisión.

El opening es la leche también
Os podría decir que lo mejor de la serie es el final pero no es así. Lo mejor de la serie es la serie en sí. Al principio podéis morir de satisfacción con los monólogos sobre la humanidad de Rust. En el nudo podéis disfrutar con las escenas de acción, que son muy pocas pero son impresionantes. En el desenlace podéis alucinar con el final, que es de diez, con lo raro que es que una buena serie tenga un buen final. Sé que habrá una segunda temporada con personajes distintos y me sabe mal porque creo que es imposible que aguante el nivel. Esta serie es imprescindible.

domingo, 10 de agosto de 2014

Enjambre

Unos cuantos meses tarde pero por fin he acabado mi reseña de Enjambre. Como me obligué a mí misma a dedicarle un espacio (por corto que fuera) a cada una de las dieciocho historias que conforman este recopilatorio, digamos que la cosa se me fue un poco de las manos y pensaba que jamás publicaría esta reseña pero aquí está.

Portada de María Herreros
Enjambre es una antología de cómics y relatos cortos cuyo único nexo es que están escritos y dibujados íntegramente por mujeres. Así a priori y sin más explicación, el proyecto puede parecer absurdamente discriminatorio hacia el género masculino porque la manera de responder a la discriminación de género (femenino) no es marginando a los hombres; no se soluciona nada así. Pero no es ese el objetivo de Enjambre. El cómic empezó como una forma de expresarse creada por hombres, destinada a hombres y cuyos protagonistas eran hombres. Pero, con los años, se ha ido volviendo una forma artística que las mujeres también disfrutamos. Por lo que actualmente hay mujeres guionistas y dibujantes de cómic, lectoras de cómic y, por supuesto, protagonistas femeninas (¡y no todas necesitan enseñar las tetas para serlo!). Sin embargo, si bien creo que ya nadie se extraña de ver a una mujer en una tienda de cómics o en un evento como el salón del cómic, parece que aún sorprende el número de autoras que se van haciendo un hueco en el mundillo y, en entrevistas o reportajes, parece que aún es relevante comentar que la autora de cierto cómic es una mujer. Quizá es porque aún son menos si las comparamos con los hombres, pero el hecho es que están ahí y, en Enjambre, su único objetivo es zumbar un poquito y recordarnos a todos y todas que catalogar cualquier cosa solo por el sexo de su autor es ABSURDO. Así es como en Enjambre se encuentra una miríada de estilos tanto narrativos como artísticos que nada tienen que ver unos con otros. De hecho, tan diferentes son unas historias de otras que es difícil que os gusten todas a la par que muy fácil que como mínimo una os enamore.

Como siempre, paso al análisis individual y subjetivo de cada aportación aunque debido a la brevedad de muchas de ellas, a veces se me hará difícil hacer un análisis mínimamente extenso/profundo.

La Conferencia, de Ana Galvañ

Primer cómic de esta antología y ya me dejó totalmente descolocada. Desde la primera página captó mi atención: una mujer científica, matemática, la mejor en su campo que, de pronto, sufre un problema de afasia (esto es una alteración en la elaboración y/o la comprensión del habla) por lo que comienza a oír palabras extrañas que no tienen ningún significado para ella. Pobrecilla ¿no? Aquí iba a empezar una divagación terriblemente extensa sobre la importancia del lenguaje (inspirada en el epílogo de Marika Vila, no os voy a mentir) pero lo cierto es que tras hablar con Ana Galvañ en el pasado Salón del Cómic me confesó que su historieta no tiene ningún mensaje oculto: simplemente se encargó de dejar a sus lectores preguntándose qué coño acaban de leer (como hace siempre). Que no por ello deja de ser interesante la reflexión de Marika sobre lo que nos condicionan las palabras y lo sesgado de nuestro lenguaje, que se moldea por la cultura y los movimientos sociales por lo que se convierte en algo igual de discriminatorio que estos.

Históricas, de la Srta. M (Manoli)

En esta historieta me reencuentro con la Srta. M, una de las participantes del webcómic de verano Caniculadas que descubrí hace poco (hacía poco cuando empecé a escribir la reseña hace medio año) y del que aún no he tenido tiempo de hablaros (ya lo haré ya). Ella ha aprovechado la ocasión para recordarnos que aunque históricamente el papel de las mujeres nunca ha sido muy relevante, sí que ha habido algunas que han dejado una huella muy importante en la historia (porque todas podemos dejar nuestra huella, aunque chiquitita y en las personas de nuestro entorno): Jane Austen, Mary Shelley, Ada Lovelace, Lavinia Fontana, Amelia Bloomer, María Antonieta, May French Seldon y Mary Leakey. Es toda una lección que, personalmente, agradezco ya que si bien es imposible no conocer a Jane Austen o a María Antonieta, otras de las mujeres que aparecen en este cómic no son tan conocidas. La misma Srta. M dijo que, si tuviera que volver a decidir si participar o no en este enjambre tan especial, lo haría sin dudar pero qué escogería a otras mujeres. Y es que aún y en una sociedad en la que el machismo ha prevalecido durante milenios el género femenino ha demostrado en incontables ocasiones que los hombres no son ni más inteligentes, ni más creativos, ni más valientes ni más talentosos que las mujeres. A título personal me alegro muchísimo de que la Srta. M finalmente haya dado el salto al papel y espero poder comprar más cositas suyas pronto.

Enjambre, de Sonia Pulido

En esta ocasión, este cómic homónimo de la antología, nos presenta un circuito cerrado de mujeres que cuando se ven sin sitio en su casa, se marchan y se construyen una nueva entre todas. Colaborando. Como las abejas. Es increíble que sin ninguna clase de diálogos ni de comunicación verbal de ningún tipo, la historia se explique por sí sola. El estilo gráfico de Sonia es bastante llamativo y difiere de todo lo que había visto ahora, quizá no sea "bonito" pero sí atrayente. Me recuerda un poco al pop art.

Domingo, de Miriam Muñoz

Miriam nos transporta a otra dimensión, a un mundo interior al que su protagonista puede evadirse: algo así como cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Al igual que Sonia, Miriam se vale de una historia muda para transmitir su idea con éxito. En muy pocas páginas ilustra uno de los mayores dilemas de la vida contemporánea, el sentirse vacío al crecer y querer recular a la infancia/adolescencia cuando parecía mucho más fácil vivir. Hace reflexionar aunque el final es algo estremecedor.

La Fe Paradise, de Lola Lorente

En La Fe Paradise, Bertha está asqueada con su vida y decide interrogar a una desconocida con sobrepeso que se encuentra por la calle. Esta historia es especialmente extraña ya que, por un lado, retrata una especie de futuro echado a perder (o esa es la impresión que me da) pero, por el otro, tiene una conversación de lo más normal (algo que me resulta fidedigno); y es aquí donde Lola ataca nuestra forma de entender la vida, con creencias absurdas y esperanzas vanas que nosotros mismos tiramos por tierra con nuestro conformismo. Se trata del único cómic en blanco y negro de la antología.

Zángano Cimarrón, de Txus García y Gally

Aquí va el primer relato de la antología, escrito por Txus e ilustrado muy acertadamente por Gally. Con grandes dosis de humor negro, Txus nos relata cómo Laura se deja la piel todos los días en su trabajo como esteticién (muy femenino) hasta que no soporta más la tiranía de Maika, su jefa, es decir, la abeja reina. A mi parecer, Txus es la autora que mejor ha sabido introducir a las abejas en su historia. Original e hilarante a partes iguales.

Cándida, de Paulapé

Paula hace un juego de palabras con tres acepciones de la palabra cándida: 1) una actitud, 2) un hongo que puede o bien convivir con su organismo huésped (los humanos) o bien crecer demasiado hasta generarnos una infección patológica y 3) un nombre propio de persona. Así, esta Cándida se ve totalmente atrapada en su actitud, que repercute en todos los aspectos de su vida pero, sobre todo, en su salud. Con esta historia, Paula nos anima a no resignarnos a nuestras circunstancias ni tampoco a los prejuicios (ni los nuestros ni los de los demás). Uno de mis cómics favoritos de la antología, tanto por la estética como por la simbología.

Outing Friki, de María Castrejón y Susanna Martín

Outing Friki es una historia más desenfadada, una conversación entre dos frikis en el lavabo de una discoteca sobre Star Wars. Todo el mundo conoce esta franquicia, hay una amplia generación que se ha criado con la trilogía original y, aun así, parece que sea algo friki (con connotaciones negativas) hablar de ella cuando prácticamente forma parte de la cultura general. Y María Castrejón pone esto de relevancia con una mención muy simple: las niñas pueden jugar desde pequeñas a ser novias o madres pero si te pones ensaimadas en el pelo para parecerte a la princesa Leia parece que algo tenga que ir mal. El dibujo de Susanna Martín, veterana ilustrando historias ajenas mediante el tebeo, le va que ni pintado a este cómic tan jovial.

Superstición, de Pupi Herrera

A pesar de tratarse del cómic más corto de toda la antología con tan solo 4 páginas, a pesar de no utilizar ni un solo diálogo y a pesar de estructurar sus viñetas con prácticamente la misma disposición de personajes todo el tiempo, Pupi Herrera logra transmitir un tremendo desasosiego y un concepto inquietante: la capacidad de las personas para convertir a otras en auténticos monstruos.

Un día en el Camping Sol, de Clara-Tanit Arqué

Un día en el Camping Sol es un cómic muy visual, con un estilo gráfico rompedor donde Clara demuestra que no necesita líneas para delimitar contornos y reivindica los colores primarios. Cuarto y último cómic mudo de la antología en que Clara nos muestra cómo ve el mundo un bebé.

Súperpoderes, de Mamen Moreu

Volviendo a una historia más humorística, Mamen nos hace soltar alguna que otra carcajada con el superpoder de su protagonista: adquirir todo el conocimiento de cualquier persona con la que mantenga relaciones sexuales. Y no es una simple "adquisición" sino más bien un robo ya que los chicos con los que se acuesta pierden automáticamente todo conocimiento que pudieran poseer. Con esta premisa, Marina opta por la promiscuidad con tal de ahorrarse tiempo, dinero y esfuerzo. Muy divertida.

Érase una vez, de Elisa McCausland y Alejandra Alarcón

Y aquí está el segundo y último relato, a Elisa McCausland la he vuelto a probar hace poco en el epílogo de Todas Putas y encuentro que su escritura tiene demasiadas florituras. Tantas que al final pierdes el hilo de lo que estás leyendo... De hecho no sé si calificar esto de prosa o poesía, tiene varias referencias interesantes pero supongo que no es mi género predilecto. Las ilustraciones de Alejandra adaptan sorprendentemente bien el texto ambiguo al que acompañan.

24 Horas, de Ana García y Raquel GU

Esta es quizá la historia más cotidiana y real de todo el cómic por lo que aunque no es la única que denuncia la situación actual ni tampoco la que lo hace de una forma más directa (como lo hace Cristina Durán en su historieta), sí es la que golpea con más fuerza. No se trata más que de un día completo en la vida de una mujer: una mujer que es madre, es arquitecta, es estudiante, es trabajadora y es esposa. Y Ana y Raquel han sabido retratarlo de una forma tan cercana que es muy fácil ponerse en el lugar de la protagonista.

#post-it, de Lydia Sánchez

Os presento la única historia de amor de toda la antología. La cual es original, divertida y bonita a partes iguales remarcando el talento de Lydia para crear un idílico romance en tan solo 6 páginas pero que, en el contexto de esta antología, te recuerda de golpe que se suele asociar el género femenino a las historias románticas cuando está claro que podemos escribir sobre muchas (¡muchas!) otras cosas. Y es que con esto creo que se refuerza la idea de que Enjambre quiere romper con las etiquetas: claro que hay mujeres que escriben y dibujan romances, y lo hacen requetebién, pero, de la misma manera, hay mujeres que crean historias de ficción, fantasía, humor, costumbristas, de suspense, de denuncia o de lo que se os pase por la cabeza, no llevamos un chip que nos obliga a hablar solo de cosas cursis. Y a partir de ahora, a cualquiera que piense así, le puedes plantar este Enjambre en la cara como prueba física y genuina de que se equivoca.

Pero me vuelvo a #post-it porque ya me veis divagando por los cerros de úveda a la mínima. Como decía, en solo 6 páginas su autora nos presenta una historia de lo más completa y mona que resalta aún más por detalles como que la protagonista trabaje en algo relacionado con las redes sociales pero luego se dedique a conocer gente poniendo post-its en un semáforo. Por otra parte, el dibujo es encantador, no conocía a Lydia pero la seguiré de cerca.

Odio, de MP5

Y nos volvemos a los estilos rarunos, tenemos aquí otra de las autoras internacionales del enjambre, italiana esta vez y quizá es por eso que la narración me ha parecido un poco aparatosa, quizá por la traducción. MP5 se queja de abusos, se queja de quejas rutinarias y se queja de modas absurdas para cerrar su ciclo de odio. Vivimos en una sociedad fácil de odiar.

Las frikis esas, de Carla Berrocal

En este caso creo que la imagen lo dice todo. Carla retrata con humor la discriminación de la mujer en el mundo del cómic (que no deja de ser el motivo por el cual nació este enjambre) basándose en experiencias tan surrealistas como personales.

La horca, de María Herreros

Este ha sido mi primer encuentro con María Herreros. Su estilo gráfico es muy personal y característico alejándose de estéticas más suaves o dulces con lo que al principio sorprende bastante (como con la portada). María nos hace retroceder un poco en el tiempo, a una época en que la opresión sobre el pueblo era más obvia que ahora y donde la única forma de avanzar fue unirse contra un enemigo común a pesar de estar espoleados por motivos egoístas, personales y singulares.

Obreras, de Cristina Durán

Como comenté un poco más arriba, Cristina Durán aprovecha su aportación a la antología para hacer una crítica muy directa (metáforas a parte) de la sociedad actual. Prácticamente todas las historias de esta antología critican la sociedad pero creo que ninguna es tan evidente como la de Cristina, que exige un cambio político integral haciendo referencia al movimiento indignado con varias metáforas sobre los peligros más inminentes de la situación en España (como el proyecto de ley contra el aborto).

No menos importantes son el prólogo y el epílogo de la mano de Ana Miralles y Marika Vila, que introducen y despiden esta antología desde su dilatada experiencia en el mundo del cómic español.

En resumen, creo que lo he dejado claro durante la entrada pero os lo repito una última vez, Enjambre es un catálogo de artistas donde encontraréis todo tipo de relatos y cómics, con estéticas de lo más opuestas y temáticas de lo más diversas, con historias más poéticas y otras más convencionales, unas más inocentes y otras cargadas de furia, algunas alegres, otras tristes y otras sencillamente hilarantes. Para todos los gustos.

martes, 5 de agosto de 2014

This is 40

Pues tengo 14 películas por reseñar antes que esta pero me tengo que desfogar a lo Man of steel. Veréis, ayer vi esta película (lo peor de todo es que la elegí yo y sin haber visto el trailer siquiera porque YOLO) y digamos que lo que podría haber sido una comedia romántica sobre como es la vida real cuando te casas y tienes hijos (un punto al que muchas comedias románticas no suelen llegar) resulta en un despiporre de adultos irresponsables, inmaduros e inconscientes que se destrozan la vida los unos a los otros.


Para empezar tenemos una pareja, Debbie y Pete, que no sé por qué coño se casaron en primer lugar porque son como el agua y el aceite, se odian, imaginan cómo matarse mutuamente, les gustan estilos musicales totalmente opuestos (lo cual es un agravante teniendo en cuenta que Pete se dedica a la música) y no se ponen de acuerdo nunca en nada.


Debbie es una amargada que miente sobre su edad porque no acepta haber cumplido los cuarenta y está asqueada porque acaba de descubrir que Pete ha empezado a tomar viagra. Está obsesionada con comer sano, cuando su hija enferma la lleva a una especie de curandero que le dice que no coma ni trigo ni lácteos ni azúcar (¡bravo!), tras enterarse de que está embarazada por tercera vez (gran recurso argumental) el mismo día en que descubre que están arruinados, se va de fiesta con una empleada que cree que le ha robado doce mil dólares (ahí es nada) y al encararse con un chico que ha insultado a su hija adolescente lo humilla y amenaza en un colegio.


Pete es un irresponsable que evita enfrentarse a su mujer cada vez que huele un conflicto, que decidió crear una discográfica porque quería dedicarse a la música y nadie le contrataba y apostó todo su dinero por una vieja gloria que, lógicamente, no fue ningún éxito, a pesar de saber que está en la ruina le pasa ochenta mil dólares (AHÍ ES NADA) a su padre (que es aún más irresponsable que él) en dos años y se lo oculta a su mujer (que nunca pensó en hablar con su contable porque, supongo, es una mujer y, claro, las mujeres no nos preocupamos de esas cosas) y, aunque trata como el culo a su mujer (mintiéndole y diciéndole sin venir a cuento que por qué no se dan un tiempo), cuando la madre del chico que insultó a su hija se mete con Debbie se vuelve loco y amenaza con atropellarla porque esto ya se ha convertido en una competición a ver cuál de los dos está peor de la cabeza.


Las hijas de ambos han salido milagrosamente bien teniendo en cuenta la mierda de padres que tienen aunque la mayor (13 años) está obsesionada con Lost, lo que, por cierto, aprovechan para destripar el final (¡bravo!). De tanto en tanto hay alguna escena aleatoria sobre ellas pero la verdad es que cayeron en el olvido de los guionistas.


No me olvido de la aparición estelar de Megan Fox que sale en ropa interior, en bikini, follando y cuyo papel consiste en ser una chica bonita pero estúpida que trabaja como acompañante-prostituta y que se mete los diente postizos de otra persona en la boca (URG).


Por lo demás, la película no tiene trama argumental. Debbie y Pete están casados, sus hijas se pelean, sus trabajos no son especialmente exitosos, Debbie no se habla con su padre, Pete se habla demasiado con el suyo, a pesar que desde el principio es bastante obvio que están al borde de la bancarrota ambos gastan un dineral constantemente en tonterías que no necesitan, discuten entre ellos, discuten con sus hijas, tienen un fin de semana fantástico celebrando no sé el qué, vuelven a discutir, Debbie se entera de que está embarazada, Pete descubre que las ventas del último disco de su empresa han sido un desastre, no se comunican, sus hijas cada vez están más amargadas, el padre de Pete es un imbécil aprovechado odioso, en la majestuosa celebración del cumpleaños de Pete todo explota, Pete sale a lo loco con la bici para que lo maten, tiene un accidente estúpido, se reconcilian (porque los accidentes siempre propician reconciliaciones), el amor es maravilloso, todos se quieren mucho y se acaba la película. Una obra maestra vamos.

En resumen, a no ser que queráis ver una sucesión de escenas aleatorias que por lo general no siguen ninguna clase de hilo conductor, un par de coñas bizarras, mucha gente insultándose y unos diez tópicos mezclados, os podéis ahorrar los infernales 134 minutos (más de dos horas) que dura esta (mierda de) película.