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martes, 8 de octubre de 2013

Niebla

Con Niebla acabo de leer al fin los seis libros que compré en un arrebato el pasado Sant Jordi. Eso no significa que no me queden más de una docena de libros por leer en casa pero al menos voy avanzando. Además, ha sido mi primera experiencia voluntaria con Miguel de Unamuno, autor que me llama la atención desde hace unos 7 u 8 años cuando nos hablaron de él en literatura. La idea de que un escritor hablara con sus propios personajes en su propia novela, que ni siquiera lo es, ya que prefiere bautizarla con la palabra nivola, era superior a mis fuerzas. Así que, como veis, he tardado pero al fin he cumplido. Y digo voluntaria porque en bachillerato nos hicieron leer Amor y Pedagogía pero no conseguí acabarlo por su profusión de aforismos y ausencia absoluta de trama (y, en general, cuando te obligan a leer algo para examinarte después de su lectura suele perder gran parte de su encanto). Aun así, era un libro curioso y tengo intención de retomar su lectura algún día, sin plazos ni examen final.


Augusto Pérez sale de su casa dispuesto a dar un paseo como hace todos los días solo que, esta vez, empieza a seguir sin darse cuenta a una muchacha que le ha hechizado con sus ojos. Es así como saldrá de la monotonía de su vida, del mundo estanco en el que siempre ha vivido encerrado y conocerá el amor y también a la Mujer, en mayúsculas. A partir de ese momento decisivo, Augusto comenzará a cortejar a Eugenia... o a intentarlo.

No sé ni por dónde empezar. Está claro que este libro es especial y lo es a muchos niveles. A pesar de ello, ha sido el último en caer de seis libros que compré hace medio año y ¿por qué? pues por culpa de su maldita introducción. No fueron pocas las veces que intenté empezar a leerlo pero yo y mi completismo decidimos que tenía que leer el libro entero, desde el principio hasta el final. Lo que incluye 32 señoras páginas de una aburrida introducción que finalmente no he leído. Es esa clase de texto escrito por alguna filóloga sobresaliente que, sin embargo, no interesa lo más mínimo al lector primerizo. Ni siquiera se pueden entender las referencias a otros autores u otras obras del autor, y mucho menos a la trama del libro en sí puesto que no se ha leído aún! Presuponer que el lector habrá leído ya el libro antes de comprarlo solo por tratarse de un clásico es un error.
Y menos mal que ese ingenuo público no parece haberse dado cuenta de alguna otra de las diabluras de don Miguel, a quien a menudo le pasa lo de pasarse de listo, como es aquello de escribir un artículo y luego subrayar al azar unas palabras cualesquiera de él, invirtiendo las cuartillas para no poder fijarse en cuales lo hacía. Cuando me lo contó, le pregunté por qué había hecho eso, y me dijo: «¡Qué sé yo..., por buen humor! ¡Por hacer una pirueta! ¡Y, además, porque me encocoran y ponen de mal humor los subrayados y las palabras en bastardilla! Eso es insultar al lector, llamarle torpe, es decirle: ¡fíjate, hombre, fíjate, que aquí hay intención! Y por eso le recomendaba yo a un señor que escribiese sus artículos todo en bastardilla para que el público se diese cuenta de que eran intencionadísimos desde la primera palabra hasta la última (...)».
Pero dejo ya el tema de la introducción y paso a hablar de los prólogos. Y digo prólogos en plural porque no hay ni más ni menos que tres, el genuino, el post-prólogo y el prólogo a la tercera edición. ¿Y sabéis lo maravilloso? Todos están escritos por Unamuno. Víctor Goti firma el primero pero él no es otro que uno de los personajes de Niebla con lo que Unamuno empieza a confundir a sus lectores desde la misma primera página. Y no solo eso, sino que se ríe de ellos y aprovecha la existencia de Víctor para poner en su boca sus propias palabras y hacerlas sonar todo lo crudas que quiera al nombrarlas en tercera persona. Este primer prólogo ya es en sí mismo una obra de arte por la que vale la pena darle una oportunidad a esta niebla tan particular.
Y debe andarse mi amigo y prologuista Goti con mucho tiento en discutir así mis decisiones, porque si me fastidia mucho acabaré por hacer con él lo que con su amigo Pérez hice, y es que le dejaré morir o le mataré a guisa de médico. Los cuales ya saben mis lectores que se mueven en este dilema: o dejan morir al enfermo por miedo a matarle, o le matan por miedo de que se les muera.
Pero, no satisfecho con poner sus palabras en boca de Goti, y de criticarse a sí mismo desde su persona, escribe un breve post-prólogo en el que lleva la contraria a Víctor creándose él a sí mismo un debate en el que Unamuno idea los argumentos a favor y en contra a la vez. En mi opinión, solo es buen orador aquel capaz de defender con vehemencia algo que no piensa de verdad. Todo esto queda rematado con un tercer prólogo que escribió veinte años después de la publicación del libro en el que narra la historia de Niebla y en cómo estuvo tentado de reescribirla pero al final se abstuvo.

Enhorabuena si habéis llegado hasta aquí. Empiezo ahora con la reseña de la nivola en cuestión. Debo decir que a pesar de que Niebla tiene una historia muy clara con su introducción, su nudo y su desenlace (a diferencia de libros más... descriptivos como lo son El guardián entre el centeno y After Dark), no es eso lo que la hace sobresalir. Es más, en el mismo prólogo se le cuenta al lector como el libro acaba con Augusto suicidándose por lo que el encanto del libro no recae en aproximarse incautos hacia el final del mismo. Su gracia consiste en los monólogos de Augusto, en sus divagaciones, en toda la filosofía que derrocha Unamuno en la boca de sus personajes.
¿O no es acaso que a medida que los corazones más se unen, más se separan las cabezas? Tal vez. Tal vez están en posiciones mutuamente adversas. Si dos amantes piensan lo mismo, sienten en contrario uno del otro; si comulgan en el mismo sentimiento amoroso, cada cual piensa otra cosa que el otro, tal vez lo contrario. La mujer sólo ama a su hombre mientras no piense como ella, es decir, mientras piense.
No quiero decir con esto que la historia no resulte interesante. Ya que sí lo es, una historia de amor y de despecho, de una época no tan distante pero sí muy distinta. Una historia que puede hacerse algo farragosa debido al vocabulario, a las maneras, a los tiempos verbales... Todo ello, inconvenientes que se solventan en cuanto se halla uno metido en la historia pero, sin embargo, el hecho es que se lee más despacio que los libros que traía leyendo últimamente.

Me encanta que Unamuno rompa todos los convencionalismos de las novelas y que se ría de sus personajes, que los haga dudar de su existencia, que aparezca él mismo como dios creador en su propia historia, que se muestre contrariado al ver como sus personajes le llevan la contraria. Me apasiona que sea tan tan tan diferente al resto.
Porque hasta que no llegue el día feliz en que el Esperanto sea la única lengua, ¡una sola para toda la humanidad!, hay que escribir el castellano con ortografía fonética. ¡Nada de ces!, ¡guerra a la ce! Za, ze, zi, zo, zu con zeta y ka, ke, ki, ko, ku con ka. ¡Y fuera las haches! ¡La hache es el absurdo, la reacción, la autoridad, la edad media, el retroceso! ¡Guerra a la hache!
Si algo me ha molestado en este libro es el machismo imperante que no sé si es reflejo de la sociedad de la época o si es una burla más de Unamuno que pone en boca de sus personajes cosas que no piensa de verdad pero, en fin, ya no se lo puedo preguntar.

A cualquiera que se considere a sí mismo lector, le recomiendo este libro, no sé si estará en una lista de n libros que leer antes de morir pero, si no lo está, ya lo pongo yo en la mía propia. Merece sobradamente la pena, os lo aseguro.

2 comentarios:

  1. Niebla es uno de mis libros preferidos. O lo fue cuando lo leí, porque ya casi ni me acuerdo de los detalles de la trama. Sí de la sensación de cerrarlo y pensar ¡qué buena lectura!
    Le debo un repasito, la idea de los distintos niveles de la ficción como metáfora metafísica (?) me encanta. Algún día iré también a ver a mi autor para cantarle las cuarenta.

    Los prefacios académicos yo suelo dejarlos para cuando he terminado de leer el libro o no me entero de nada de lo que dicen.

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  2. Sale en la lista de los 1001 libros (es el 252 XD), así que sólo por eso, entra en mis planes de leerlo algún día. Aunque creo que pasaré de todas esas introducciones y prólogos eternos @_@

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