Páginas

lunes, 12 de agosto de 2013

Divergente

Cerca de un año después, retomo la literatura juvenil y nada más y nada menos que con la por algunos considerada hermana menor de Los juegos del hambre. No voy a hacer spoilers abiertamente pero si no habéis leído el libro todavía mejor que resistáis la tentación de ver que pone entre los «».


Entiendo las similitudes porque Tris tiene 16 años, cuenta su historia en primera persona, se ve obligada a hacer cosas de las que no se creía capaz y todo en un mundo con tintes futuristas, post-apocalípticos y en los que se ha dividido a la población en factores. Las semejanzas están ahí y no las voy a negar pero creo que estas dos sagas son muy distintas.

El mundo de Divergente divide a la población en cinco facciones: Abnegación, Cordialidad, Erudición, Verdad y Osadía. Cada una de ellas nació para batallar un defecto distinto: el egoísmo, la agresividad, la ignorancia, el engaño y la cobardía respectivamente. Se trata de una sociedad utópica en la que todos sus individuos luchan por sus ideales de manera que la guerra no es una opción. Una comunidad autosuficiente en que los chicos y chicas de dieciséis años deben escoger a qué facción quieren pertenecer recordando siempre que «la facción antes que la sangre».
La simplicidad no se debe a que despreciemos la singularidad, como a veces interpretan las otras facciones. Todo (nuestras casas, nuestra ropa, nuestro corte de pelo) está pensado para que nos olvidemos de nosotros y nos protejamos de la vanidad, la codicia y la envidia, que no son más que distintas formas de egoísmo. Si tenemos poco, deseamos poco y todos somos iguales, no envidiaremos a nadie.
Esperaba mucho de esta primera entrega y no puedo decir otra cosa a parte de que estoy decepcionada. Los juegos del hambre son una saga interesante y Suzanne Collins puso tanto empeño en que pasaras sus páginas a la velocidad de la luz que no te da tiempo a darte cuenta de las incoherencias del guión. Quizás porque no son ni tantas ni tan exageradas ni tan visibles. El mundo que nos presenta Veronica Roth no se sostiene por ninguna parte. «Y, de hecho, se derrumba a lo largo de la saga, pero parece que había estado aguantando durante más tiempo del lógicamente posible.»


¡El abismo nos recuerda que la línea que separa la valentía de la idiotez es muy delgada! Esto es una frase del libro. Una frase de un instructor de Osadía. Es por eso que obligan a niños a subirse a un tren en marcha todos los días y también a saltar de él hacia los tejados de los edificios adyacentes. La división en facciones es tan eficiente que si adolescentes de 16 años no logran pasar la iniciación a la facción que han escogido se ven obligados a convertirse en abandonados por el resto de sus vidas. Los abandonados parecen ser vagabundos que se dedican a tareas que nadie más querría hacer como la limpieza o la construcción. «Ahora que he leído Insurgente no puedo evitar pensar que muchas de las cosas de las que me quejo en esta reseña adquieren algo de sentido después pero, aun así, reitero lo de antes, aguantaron demasiado tiempo con ese sistema»
El auténtico problema de Verdad es con Cordialidad. Según Verdad, los que buscan la paz por encima de todo siempre engañarán para mantener las aguas tranquilas.
Todos los habitantes de esta misteriosa ciudad, que no sabemos dónde está (bueno, en algún punto de la sinopsis pone que es Chicago pero en el libro en sí no se menciona ni se deja ver) ni cómo nació ni a raíz de qué acabó medio destruida, viven con sus familias en sus respectivas facciones durante los primeros dieciséis años de sus vidas. Entonces deben escoger a dónde pertenecen. Porque todos sabemos que con dieciséis años las prioridades se tienen muy claras y que nunca se toman decisiones por impulso de las que arrepentirse más tarde. Porque es normal que si no se supera la iniciación te condenen a vivir en la oscuridad por el resto de tu vida. Porque es justo que si decides cambiar de facción vayas con una incertidumbre absoluta sobre a dónde te diriges en realidad puesto que no se permite viajar a los complejos de las facciones ajenas si no se es miembro oficial de ninguna. Porque a nadie le extraña que una niña, apenas una chica, muera saltando de un tren en marcha antes siquiera de que dé comienzo el proceso de iniciación.

Me agarra por el pelo con una mano y me da un puñetazo en la nariz con la otra. Este dolor es distinto, es menos como una puñalada y más como un crujido, un crujido en el cerebro que me hace ver muchos colores: azul, verde, rojo... Intento apartarlo, le doy con las manos en los brazos y él vuelve a pegarme, esta vez en las costillas. Tengo la cara mojada. Me sangra la nariz. Más rojo, supongo, aunque estoy demasiado mareada para bajar la vista.
Sí, las escenas de brutalidad extrema, las palizas y el terror psicológico son pinceladas que hacen de esta historia algo que recordar. ¿Pero a qué precio? ¿Cómo puedes disfrutar de una realidad tan cruda si no te dan una explicación convincente para ella? No me gusta el sufrimiento por sufrimiento. No me gustan los instructores de 18 años presentados como miembros capaces y curtidos. No cuando son trasladados de otras facciones y apenas llevan dos años en Osadía. No cuando a veces se emborrachan y hacen cosas pueriles. Puedo entender que la iniciación entre facciones sea distinta ya que persiguen objetivos muy diferentes pero tampoco estaría de más algo de credibilidad y realismo. ¿Qué sentido tiene que un chiquillo de Cordialidad escoja Osadía y no tenga oportunidad siquiera de intentarlo por haber perdido un tren que nadie le enseñó a coger? ¿Y cómo es posible que un grandullón cobarde y asustado de su propia sombra mostrara aptitudes para Osadía? Si se presta algo de atención al libro más allá de la historia personal de Tris, se cazan incoherencias a montones con demasiada facilidad. Y eso me distrae mientras leo y me impide disfrutar de una historia tan trepidante como esta.


No me gusta que la autora encaje una historia de amor con la protagonista porque es un libro juvenil y tiene que haber una. Sobre todo porque, para variar, no es realista ni convincente... Y lo curioso es que describe muchas historias de amor que sí resultan creíbles pero precisamente la de Tris no la acabo de entender. Aunque está claro que Cuatro es el punto fuerte del libro. Parece que diseñar este personaje llevó tanto esfuerzo a la autora que no pudo perfilar mejor el mundo que quería crear. O quizá es que siempre es más fácil reunir todo lo que esperarías que tuviera tu príncipe azul y darle vida con un personaje ficticio. Por supuestísimamente ya estoy enamorada hasta las trancas de Cuatro y me da igual que su romance con Tris empezara de forma tan abrupta y sin sentido, si no acaban juntos al final del tercer libro, las fans lloraremos mucho.
Se quita las gafas, las dobla y las deja en el escritorio. Seguramente las lleva por vanidad y no por necesidad, porque cree que la hacen parecer más lista; eso decía mi padre.
Algo que comparte Divergente con Los Juegos del Hambre es que se lee deprisa porque no paran de ocurrir cosas. Además, el lenguaje es simplista en exceso  y todos los hechos se dan masticaditos al lector para que no tenga que romperse mucho la cabeza intentando entender nada. Vuelve a no haber espacio para descripciones o explicaciones. Solo importa la acción, la iniciación, el amor. Todo lo demás es superfluo. Esto le resta muchos puntos al libro ya que la idea de las facciones, si se hubiera desarrollado algo más, podría haber sido muy buena. De hecho, este primer libro pensé que sería introductorio pero lo cierto es que va muy al grano, en especial hacia el final y me cuesta imaginar qué más puede pasar en los próximos libros de la saga...


Y de eso precisamente quiero hablar: el precipitado final. Un frenesí de batalles y muertes estilo Sinsajo que no te da tiempo a asimilar y te deja medio atontado al pasar la última página y ver que no hay más. En especial me molesta esa incapacidad de sufrir cuando la protagonista está en peligro porque habiendo tres libro siempre tendrás la certeza de que no va a morir (al menos, no hasta el último libro). Leer un libro tan encasillado tiene un algo de aburrido porque solo te puede sorprender dentro de ciertos límites estipulados en la literatura juvenil actual.

Quizá me hubiera gustado más si tuviera seis años menos... quién sabe. Lo cierto es que el libro está tirando mucho y desde luego es una lectura entretenida y emocionante en la que, si eres capaz de desconectar de los sinsentidos de la ambientación, puedes dejarte llevar y emocionarte con todo lo que ocurre. La autora busca un final que te deje con la boca abierta en cada uno de los treinta y nueve capítulos de los que consta esta primera parte así que os podéis imaginar la cantidad de giros y revelaciones que os esperan tras las páginas de Divergente.

7 comentarios:

  1. Pues me sigue llamando la atención, a largo plazo sé que lo leeré, meramente por ser una distopía

    ResponderEliminar
  2. ahora que van a sacar la adaptación tenía la intención de leer la saga, pero si es tan trepidante...no sé

    ResponderEliminar
  3. ¿Te has dejado el argumento como tal a posta porque ya era muy larga la entrada? Es que no me conozco de qué va y me he perdido un poco... aunque leyendo la entrada me hago una idea bastante clara.

    Creo que saldrá en el próximo Círculo de Lectores y pensaba pedirlo pero con esta reseña... supongo que buscaré más opiniones para decidir ^^U

    ResponderEliminar
  4. Sí, creo que están empezando a hacer comparaciones demasiado rápidas, tiene similitudes con LJDH pero no son iguales. Hay gente que quiere clasificar las cosas todas en una bolsa y no, me molesta bastante.
    No se sostiene porque esta tecnicamente nuevecito xD

    A mi parecer el problema de este mundo es que cada uno va a su bola, se tiene que intentar conciliar todo aunque te vayas mas para un lado que a otro.

    "Porque todos sabemos que con dieciséis años las prioridades se tienen muy claras y que nunca se toman decisiones por impulso de las que arrepentirse más tarde" me encantan tus ironías xD

    A mi no me gusta este amor, surje así como así por que sí sin dar explicaciones y no tiene sentido. Y Cuatro no me gusta, se nota que es el típico que les va a gustar a todas y a mi no me convence xD Aunque tengan escenas muy monas...

    Pasan muchas cosas, demasiadas en muy poco tiempo, tiene que dar más tiempo a que nos asentemos. Yo después de la paliza que le metieron ya me insensibilizé de Tris.

    Por último deseo añadir que Tris me gusta, me recuerda a mi en algunas cosas. pero sobretodo em encanta que no sea guapa (qué mala persona soy) porque eso hace que no se pueda encasillar como en otros libros. Es fea y lo sabe, y hasta Cuatro se lo dice! xD

    ResponderEliminar
  5. Ostras, me parece un planteamiento demasiado absurdo. O quizá es que yo soy más de leer cosas con mundos mejor construidos (los clásicos 1984, Un mundo feliz… Dune…)

    Eso sí, lo de que la protagonista sea feúcha y se líe con un príncipe azul… ¡AY EL TARGET! Que se ve mucho :D

    ResponderEliminar