Páginas

viernes, 26 de abril de 2013

Los muertos de París

Y es que hay muchos muchos muertos que visitar en París... tantos que quizá pretender reunir todos los que vimos en una sola entrada es hasta cruel por mi parte pero ya sabéis que me gusta haceros sufrir con entradas eternas.

Empezaré por el Panteón. Este edificio fue oscilando entre lugar de culto religioso y mausoleo para los hombres (y mujeres) ilustres de la República Francesa desde que acabó su construcción a finales del siglo XVIII. Desde 1885 y hasta la actualidad, se trata de un monumento laico en el que yacen muchas personas muy relevantes para la historia de Francia. Entre otros, se encuentran los escritores Victor Hugo y Émile Zola, la pionera Marie Curie (la primera mujer a la que le concedieron un Premio Nobel, la primera persona a la que le concedieron dos Premios Nobel en dos áreas distintas y la primera mujer que impartió clases en la universidad de París) y el inventor del sistema de lectura para ciegos, Louis Braille.


Como ya os adelanté en mi entrada sobre La balsa de la medusa, también fuimos al cementerio de Père-Lachaise. En este cementerio hay una cantidad impresionante de personas famosas enterradas, desde cantantes hasta escritores pasando por músicos, escultores, actores, pintores... Tuvimos muy mala suerte con esta visita porque el día que fuimos empezó a llover a cántaros y la lluvia y la tierra no son muy buenas amigas... y meternos en el barro no parecía una idea muy prometedora. Así que no pudimos pasear con la calma y ver todas las tumbas que nos habíamos marcado como objetivo pero sí que visitamos (y fotografiamos), entre otras, las de Frédéric Chopin (compositor), Eugène Delacroix (pintor) y Oscar Wilde (escritor). Ah, y también vimos alguna que otra tumba semiderruida que me hizo pensar en el Highgate Cemetery.

Cristal protector más vallas para evitar que las fans sigan besando la tumba
#extremefangirling
¿Y en qué otro sitio podría haber muchos cadáveres a parte de en un cementerio o en un mausoleo...? En las Catacumbas de París. La historia de estas catacumbas se remonta al año 1786 cuando, en resumidas cuentas, hubo overbooking de cadáveres y para frenar un poco la propagación de enfermedades decidieron amontonar los cuerpos en el subsuelo. Se dedicaron entonces a exhumar cadáveres de varios cementerios y un siglo después se calcula que ya había unos 6 millones de parisinos cuyos restos se acumulaban en las catacumbas. Pero no os penséis que se trata de un montón de cadáveres putrefactos amontonados de cualquier manera, los huesos están dispuestos a ambos lados de los pasillos subterráneos a modo de pared. Las catacumbas tienen una longitud de aproximadamente 300 km pero solo está abierto al público un pequeño recorrido de poco más de 1 kilómetro. Comparado con esto el osario de Kutná Hora me parece de lo más insignificante. Lo divertido del asunto es que ya se sabe que hay gente muy loca por el mundo y resulta que es/era práctica habitual colarse en la zona restringida de las catacumbas (ahora ya no tanto porque está más controlado pero hace unos años se ve que era un festival; se considera ilegal desde 1955 y hay una sanción estipulada para este delito concreto) para emborracharse, hacer grafitis, realizar rituales satánicos o, simplemente, explorar la zona. Os remito a la noticia más reciente que he encontrado de tres jóvenes de entre 22 y 25 años que se perdieron allí en 2011 y estuvieron vagando durante dos días.


Y aun me quedan un par de tumbas más puntuales que comentar: la de Louis Pasteur y la de Napoleón Bonaparte.

Creo que por bajo que sea el nivel de conocimientos científicos/biológicos de una persona a todo el mundo le suena el nombre de Pasteur, por mera cultura general. Louis Pasteur fue un químico con una larga carrera científica repleta de descubrimientos y avances sanitarios. Personalmente, le conocía por dos grandes motivos: refutar definitivamente la teoría de la generación espontánea y desarrollar una vacuna contra la rabia (no exenta de polémica al probarla directamente sobre un niño sin haber hecho suficientes estudios previos). Lo que yo no sabía es que inició sus estudios en el campo de la isomería óptica y descubrió que un mismo compuesto existe en dos formas distintas, de manera que cuando se encuentra cristalizado en forma de sal, uno polariza la luz hacia la derecha y el otro a la izquierda. Además, también inventó la pasteurización (de ahí su nombre), un proceso mediante el cual se consigue la esterilización parcial de líquidos normalmente destinados al consumo humano.

El puto amo
Como veis, se trata de un hombre de lo más prolífico que se ganó sobradamente su fama internacional. Es por todo esto que yo como estudiante de biología y Borja como estudiante de microbiología quisimos ir al Instituto Pasteur, que se encuentra en París, en el que se aloja la casa en la que vivió Pasteur los últimos años de su vida reconvertida en museo. Es allí donde se encuentra su fantabulosa cripta, a este científico tan brillante debieron enterrarlo en el Panteón pero su familia pidió expresamente que permitieran que sus restos reposaran allí mismo, dónde llevó a cabo varios de sus famosos hallazgos. Es una DESGRACIA que no se pudiera hacer fotos en el museo porque me quedé embelesada con la cripta, es la más bonita que recuerdo haber visto en mi vida y resulta de lo más personal y especial. Está decorada con varios mosaicos que reflejan los descubrimientos de Pasteur, todo un homenaje a la ciencia desde el suelo hasta el techo. OMG, es que me pasaría la vida hablando de este señor, le podría dedicar un blog entero. Así que mejor lo dejo aquí por hoy y salto al último muerto que fuimos a ver.


La tumba de Napoleón se encuentra en Les Invalides. Poco tengo que decir de Napoleón, historia sí que sé que todos habéis cursado así que doy por hecho que os sabéis su vida y batallas. Comentar que para lo pequeño que era tiene una tumba literalmente gigante, en proporción a su ego y no a su cuerpo supongo. Y no me enrollo más que creo que ya os podéis poner una medallita por haber leído hasta aquí.

7 comentarios:

  1. ¡Muy interesante! he estado por París un par de veces pero en plan visita fugaz, así que el tema de cementerios y demás lo tengo pendiente.

    ¡No sabía yo las pasiones que levanta el señor Wilde en su tumba!

    ResponderEliminar
  2. Qué guay que hayas podido presenciar todo esto *_* y hablas de las catacumbas y me acuerdo de Zac Bagans, esto es así xDDDD

    ResponderEliminar
  3. Yo cuando fui a Paris solo vi la tumba de Napoleón, y no has comentado la curiosidad de dicha tumba, y es que te tienes que agachar para verla y le haces una reverencia! (que cabrón el tio), almenos cuando entras, pero por lo que veo en la foto, luego bajas a los pisos de más abajo y la puedes ver de frente.

    A mi eso de las Catacumbas me da muy mal rollo, en Roma entramos en un museo que solo eran huesos y salí horrorizada...

    ResponderEliminar
  4. Interesantísima entrada, as always. De todos modos, me sigo quedando con la Sainte Chapelle ^^U

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Una vez leí un libro titula do "La lluvia de París" o whatever XD el caso es que salía una descripción de un cementerio en París, y desde entonces tengo como visita pendiente un cementerio de París X)
    "overbooking de cadáveres" XDD fan. Mira que hay gente tonta -.-

    Reitero que me das miedo en esa foto XD

    ResponderEliminar
  7. me ha gustado mucho esta entrada. La verdad es que me han entrado ganas de visitar la tumba de Louis Pasteur después de tu entrada.
    La verdad es que en París hay bastantes lugares relacionados con la muerte para visitar, el mismo Arco de Triunfo

    ResponderEliminar