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jueves, 9 de agosto de 2012

Metamorfosis en el cielo



Los pájaros se entierran en pleno cielo. Incluso la más elegante de las nubes está repleta de sus cuerpecitos yertos. Se dice que de cada 10.189 gotas de lluvia, 1 sería la lágrima de un pájaro muerto y que de cada 16.474 copos de nieve, 1 el fantasma de un pájaro descolgado de la placenta celeste.



Mathias Malzieu vuelve a sorprenderme gratamente con su nuevo cuento para adultos. Después de la tormentosa lectura de La carretera devoré este librito en un día (fue un día de burocracia y, por lo tanto, de muchas esperas).

Tom "Hematoma" Cloudman es el peor especialista de escenas arriesgadas de todo el mundo. Es extraordinariamente torpe pero aun así decide marcharse de su ciudad para enseñar su espectáculo fallido a todos los que pueda. Porque Tom adora volar y lo que más se le acerca es la caída. Es así como emprende su viaje con un ataúd con ruedas. Pero ese estilo de vida tan precario que insiste en continuar le acaba pasando factura muy pronto y no tarda en acabar en un hospital... donde le diagnostican un tumor en la médula. Parece que las aventuras de Tom han terminado para siempre pero nunca hay que perder la esperanza y es así como conoce a Endorfina, la pájara mujer, que le promete convertirlo en pájaro.

Pero la metamorfosis no es un regalo sino un intercambio y por mucho que Tom piense que no tiene nada que aportar, está muy equivocado...

De Mathias Malzieu ya había leído La mecánica del corazón y también me gustó mucho a pesar de lo raro que es. Pero con Metamorfosis en el Cielo esperaba un libro rebosante de magia (y lo cierto es que lo está) y no una historia de hospital. Por mucho que la metamorfosis de Tom sea de lo más fantasiosa la dura realidad de vivir en un hospital está patente de forma constante y es muy realista. Cuando Tom me explicaba lo que sentía al estar confinado en su blanca celda de hospital no podía evitar sentir una gran opresión en el pecho.


La inmovilidad siempre me ha producido pánico. Solo sé avanzar, caer y volver a levantarme. Si me obligan a aminorar la marcha me ahogaré. Necesito mi dosis de cielo, no puedo respirar correctamente si no inhalo aunque solo sea un poco de aire fresco. Las ventanas de las habitaciones aquí no pueden abrirse. Hasta la luz parece cansada de atravesarlas. Desde los televisores las risas enlatadas resuenan por los pasillos. Eso me produce ganas de llorar. Deberían organizar un gran concurso de lanzamiento de televisores contra las ventanas. Sería una actividad. ¡No puedo pasarme todo el día con un pijama de aprendiz de cadáver!

Quizá es que hace poco he estado de visita en un hospital y por eso me ha llegado más. Quién sabe. Pero leer de primera mano cómo alguien tan lleno de vida como Tom queda recluido y prácticamente inmovilizado con un tumor que no deja de crecer es cuánto menos conmovedor. También aparece un personaje secundario, un niño pequeño con leucemia, que ya te acaba de poner la piel de gallina del todo >_<


No obstante, lo peor es despertarse en pleno día en un cementerio de vivos. Nadie lee, todo el mundo bosteza delante de la tele. Es la época de las horas fofas, de los relojes flácidos al estilo Dalí. Los minutos se disfrazan de horas. Veo cómo lo hacen. Mi habitación es un horrible torno y las paredes se estrechan un poco más cada día. Unas jeringas crecen en el techo y me orinan éter en los ojos. Me ahogaré entre las sábanas. Conventirse en una sirena con pijama. Una sirena que ni siquiera sabe nadar.

Pero entonces conoces a Endorfina, la pájara mujer con su palacio escarlata rebosante de pajarillos en el tejado del hospital y Tom puede albergar de nuevo una esperanza... aunque nada es seguro y la metamorfosis quizá lo mate antes que la remolacha (que es como Tom ha bautizado a su propio tumor).


- Es usted de esa clase de persona testaruda... - dice, con la misma voz de tonos cálidos y no sé qué de sintético mientras se balancea.
- Tenía que darle las gracias por las alas - contesto, agitándolas torpemente.
- No hay de qué... Las lleva con una elegancia cómica.
- ¿Cómo debo tomarme eso?
- Como el comienzo de un cumplido.
- ¿Es decir...?
- Tendrá que aprender a convertir lo cómico en más elegante.

Varias descripciones ágiles y divertidas sobre el hospital, sus pacientes y los sueños surrealistas de Tom llevan a un final inesperado y predecible a la vez que me ha dejado buen sabor de boca por su imperfección. Con cosas así me pregunto que se le pasa por la cabeza a Mathias Malzieu...

En resumen, la metamorfosis de Tom es una historia de lo más curiosa y especial, repleta de frases simples pero bonitas y que merece mucho la pena. En este libro encontraréis una historia mágica y fascinante de lectura fácil y rápida. Un libro que cualquiera puede leer y que cualquiera puede disfrutar. Lo recomiendo.

3 comentarios:

  1. Pues no sé qué pensar... de él solo leí La mecánica del corazón y me dejó un poco igual. Era un libro raro y no pude conectar con los personajes...

    Pero por lo que cuentas de este pinta bastante bien y las citas que has puesto me han encantado.

    En fin, ya veremos. Si lo consigo de segunda mano genial, sino me esperaré.

    Besotes!

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  2. Yo estoy con Arse, este autor no me dice nada ^^U Y en cuanto al libro en sí, con la racha de moribundos que llevo en mis últimas lecturas será mejor que pase para mi salud mental XD

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  3. Me encantó tu reseña, tienes razón en la manera en cómo se aborda un libro como éste. Por mi parte, lo lei en 3 hrs; no estoy familiarizada con el estilo de escritura del autor pero me ha cautivado; el final me ha conmovido mucho y la historia en general me parece una invitación a reflexionar acerca de la vida, la muerte y la enfermedad; pero no de una manera pesimista, sino de una manera relajante...

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