La carretera

Hace tres semanas de mi última reseña literaria. Y es que tres semanas es el tiempo que he tardado en leerme el libro que os traigo hoy. Pensaba que no lo acabaría nunca en la vida. Me ha costado dios y ayuda, de verdad. La carretera tiene 210 míseras páginas, no soy una de esas personas que lee a la velocidad de la luz pero tampoco de las que tardan meses en acabar un libro, la trilogía de LJDH me duró una semana teniendo clase. Haber tardado 3 semanas en leer un libro tan corto me hace sentir horriblemente lenta pero en fin, paso a la reseña.

Como me veo incapaz de hacer una sinopsis del argumento. Os copio la de la contraportada: La carretera, novela galardonada con el premio Pulitzer 2007 y best seller literario del año en Estados Unidos, transcurre en la inmensidad del territorio estadounidense norteamericano, un paisaje literalmente quemado por lo que parece haber sido un reciente holocausto nuclear. Un padre trata de salvar a su hijo emprendiendo un viaje con él. Rodeados de un paisaje baldío, amenazados por bandas de caníbales, empujando un carrito de la compra donde guardan sus escasas pertenencias, recorren los lugares donde el padre pasó una infancia recordada a veces en forma de breves bocetos del paraíso perdido, y avanzan hacia el sur, hacia el mar, huyendo de un frío <<capaz de romper las rocas>>.

La carretera es un libro muy triste; muy triste y muy desolador. A lo largo de todo el libro seguimos a dos personas, un hombre y su hijo, ambos sin nombre, a lo largo de un mundo que ha sido arrasado. Un mundo donde no queda nada, donde la civilización se ha perdido, los animales están muertos, las plantas quemadas, el sol oculto, el frío arreciando y la ceniza cubriéndolo todo con su manto grisáceo.

Despertó antes del alba y vio despuntar el día gris. Lento y medio opaco. Se levantó mientras el chico dormía y se puso los zapatos y envuelto en la manta caminó entre los árboles. Bajó a una grieta en la piedra caliza y se agachó para toser y tosió durante mucho rato. Luego permaneció de hinojos en las cenizas. Levantó la cara al pálido día. ¿Estás ahí?, susurró. ¿Te veré por fin? ¿Tienes cuello por el que estrangularte? ¿Tienes corazón? ¿Tienes alma maldito seas eternamente? Oh, Dios, susurró. Oh, Dios.

Desde una narración en tercera persona seguimos a los dos mientras arrastran su carrito, montan guardia continuamente, se esconden y luchan por sobrevivir. El libro se caracteriza por las frugales conversaciones entre padre e hijo (que por cierto, son lo único que agiliza la lectura) que dan a entender la desesperación y el abandono de ambos y los breves encuentros que tienen con otros supervivientes...

El hombre está convencido de que deben marchar hacia el sur, siempre por la carretera, orientándose con un viejo mapa hecho pedazos. El invierno se acerca y necesitan bajar a un lugar más cálido... antes de que sea demasiado tarde. Pero su marcha es muy peligrosa puesto que hay que protegerse de "los malos"

Casi se me olvida decirlo, hicieron  una peli basada en el libro

A ver, el mayor problema de este libro es que es DENSO. Denso y repetitivo. Por decirlo de alguna manera es como si no ocurriera nada, que sí que ocurren cosas y reitero que tienen encuentros con otras personas a lo largo de su travesía pero el cuerpo central del libro lo componen la soledad, la ceniza, el hambre, la enfermedad, el recuerdo de un mundo perdido y el miedo. Es una bofetada página tras página. Y en realidad creo que eso tiene mucho mérito porque creo que refleja muy bien lo que más probablemente pasaría en un mundo apocalíptico como el del libro... Se deben de haber escrito miles de libros describiendo mundos futuristas que se han venido abajo pero dudo mucho que haya muchos que reflejen la desesperación como este. La desesperación y lo que es capaz de hacer un ser humano con tal de sobrevivir... Porque se dejan entrever muchísimas atrocidades en este libro aunque casi todo se deja a la imaginación del lector pues el autor no disfruta explayándose en escenas sádicas, al contrario, le gusta más divagar con la mente del protagonista y llenar las páginas de este libro con su locura.

En un bolsillo de su mochila había encontrado medio paquete de cacao y se lo preparó al chico y luego él se sirvió agua caliente en su taza y se quedó sentado soplando sobre el borde.

Me prometiste que no harías eso, dijo el chico.

¿El qué?

Ya sabes qué, papá.

Tiró el agua caliente al cazo y cogió la taza del chico y se sirvió un poco y luego le devolvió la taza.

Tengo que vigilarte todo el rato, dijo el chico.
Ya lo sé.

Si no cumples una promesa pequeña tampoco cumplirás una grande. Es lo que tú me dijiste.

Lo sé. Descuida.

Y, como espero comprenderéis, aunque reconozco que es un buen libro (de alguna manera) su lectura es farragosa y dura y estoy desacostumbrada a este tipo de narración. Es como si todo fuera una gran gran descripción del mundo. E insisto en la ceniza porque es lo que mejor transmite el autor, un mundo cubierto por mantos de ceniza, la nieve gris, el cielo gris, la neblina constante, mascarillas para evitar respirar demasiada ceniza... Un mundo totalmente quemado, abandonado y gris.

Ah, también me gustaría comentar que he tenido un grave problema de vocabulario (que me ha dificultado/ralentizado aun más la lectura). Es un libro con muchas descripciones, como ya he dicho, y eso conlleva un gran número de palabras que juro que no había oído ni visto en toda mi vida. Os regalo alguna de ellas a ver si vosotros las conocíais (mera curiosidad ya, quiero saber si soy yo la rara por no haberlas oído nunca): escorrentía, alabear, tabernáculo, pecio, derrelicto, palmatoria e ignoto por poner algunos ejemplos. También se detallan algunos procesos muy técnicos para conseguir encender un fuego y cosas sobre gasolina, aceite de motor, tubos y cables varios que he sido totalmente incapaz de seguir. Es un campo que no domino en lo más mínimo y había fragmentos en los que mis ojos se paseaban palabra por palabra sin captar el significado de absolutamente nada.

Dicho todo esto, creo que os podréis hacer una idea del tipo de libro del que estoy hablando y os ayudará a decidir si queréis probar suerte o no. Eso sí, si sois capaces de empezarlo y leer las diez primeras páginas del tirón (que ya es cien veces más de lo que yo conseguí) os animo a seguir hasta el final porque es un buen libro.